Cuando no existe una explicación lógica, la explicación es metálica. Eso me decía un colega esta semana cuando tratábamos de entender por qué el gobierno de Peña Nieto decidió poner a tres fiscales de tan baja preparación a litigar el caso de Javier Duarte frente a los abogados defensores del ex gobernador de Veracruz que son unos tiburones en la materia.

 

Al frente del equipo que lleva el caso Duarte se encuentra Marco Antonio del Toro, del despacho Del Toro Carazo Abogados. El señor ha litigado varios casos de alta notoriedad, como el Pemexgate; el del ex lider sindical, Napoleón Gómez Urrutia; o el de Elba Esther Gordillo.

 

¿Cómo defiendes a fulano de tal si es un pillo? Dice del Toro que le hacen esa pregunta de forma constante. La respuesta del abogado de Javier Duarte a una entrevista para Líderes Mexicanos es que las percepciones públicas muchas veces no corresponden con las acusaciones formales que se encuentran en el expediente.

 

“Mi papel no es el de ser juez sino el de ser un equilibrio en donde hay un Ministerio Público que acusa, un defensor y un juez que resuelve. Y creo que debe prevalecer la verdad ante todo. Lo que no puede hacer un abogado defensor es inventar pruebas o testigos, eso es de un pillo. Un buen abogado analiza el expediente y si hay deficiencias en la acusación las hace valer. Si el Ministerio Público se equivocó lo deberá llevar él en su conciencia, no yo”.

 

 

Texto completo en El Universal 

Foto: Archivo APO

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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