JORGE SUÁREZ-VÉLEZ

REFORMA

 

En una democracia, las elecciones permiten que el pueblo legitime a las élites en el poder. Los electores podrían aprovechar las de 2018 para castigarlas. Motivos sobran.

La XXII Asamblea Nacional del PRI dio el marco para que miles de militantes “doblaran la rodilla” ante Peña Nieto quien elegirá a su sucesor, cuya divina unción le ratificará lealtad incondicional. Se inicia “La Cargada”, el acuerdo tácito en la lealtad estructural priista. Doblar la rodilla garantiza absolución de todo pecado, hacerlo implica abstenerse de cualquier crítica o alianza contra colegas y partido. AMLO replica precisamente ese ritual. Él decide, él escoge, nadie critica y, a cambio de lealtad incondicional, él absuelve. AMLO es el epítome del priismo, su manifestación más pura.

Al día siguiente, se supo más sobre los pagos de la empresa brasileña Odebrecht a Emilio Lozoya. Éstos son una pequeña parte de los 450 millones de dólares de coimas repartidas por la constructora a gobiernos en la región, a cambio de contratos. A diferencia de la expedita reacción en Perú, Colombia y otros países, en México ha habido mínima reacción. ¿Será que parte de esos recursos financiaron la campaña de EPN? ¿Será otra investigación como la de Duarte en Veracruz donde el salvoconducto proviene del incómodo destino de parte de lo malversado? Éste es sólo un caso más en el que Lozoya intermedió para transas como las de OHL, Fertinal, Fertimex y Oceanografía. Otro compinche “leal” como Ruiz Esparza.

La élite de los partidos de oposición brilla por su ausencia. Han hecho todo menos oponerse. No han sido el contrapeso indispensable. A cambio de moches y de margen de maniobra para sus propias corruptelas, dejan de hacer lo que les toca.

Los empresarios son otra élite que claudicó. Los más poderosos aplauden y guardan silencio, ante el riesgo de que denunciar o exigir ponga sus privilegios en riesgo. Cuando nos preguntamos por qué no hay grandes empresas nuevas en México y por qué emprendemos tan poco, la respuesta empieza aquí. Demasiados empresarios están más consternados por hacer alianzas para mantener lo que tienen, que por realizar nuevos emprendimientos. Además, corrompen sin ambages si se requiere.

Pero la vida cotidiana de la gente se deteriora. Sufren de inseguridad, mal transporte público, mala infraestructura, basura, pésima educación, extorsión, trámites engorrosos, etcétera. La prosperidad es un distante espejismo para la mayoría, quien ve los grotescos desplantes de élites que restriegan el producto de la impunidad en sus caras.

Las élites cometen un error de cálculo. En la narrativa de Enrique Ochoa, presidente del PRI, el populismo de AMLO es el enemigo. Es cierto que su Presidencia sería la puntilla para México, llevándonos a un subdesarrollo perenne, en el mejor de los casos. Los empresarios prefieren no hacer olas ni exigir demasiado, porque cualquier crítica fortalece al mesías tabasqueño. Ambos se equivocan, su principal enemigo no es AMLO sino la impunidad flagrante.

Chávez no surgió solo, la élite empresarial venezolana y los partidos (AD, COPEI) le pusieron la mesa. La única forma honesta de bloquearle el acceso a cualquier populista es exigiéndole a quien contienda por la Presidencia que presente una propuesta detallada y realista de gobierno. Ésta tiene que incluir con precisión cómo va a crear un sistema de procuración de justicia profesional, eficiente, bien fondeado, con dientes, y claramente autónomo del Poder Ejecutivo. Esa fortaleza institucional, no la promulgación de leyes que nadie cumplirá, es la única forma para empezar a vencer una impunidad grotesca que ofende cada día más.

Si las élites no lo entienden y no lo exigen, los electores votarán sólo para castigarlas, aunque al hacerlo se acaben haciendo más daño. Al menos, tendrán compañía en su desdicha.

 

 

@jorgesuarezv

 

 

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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