Mi único anhelo es servir a mi país. Fueron las palabras de José Antonio Meade cuando anunció que buscaría la candidatura a la presidencia por el PRI. Y Meade sí se ha dedicado a ser eso: un servidor público por 26 años, desde que fue analista en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas en 1991. Pero, aun así, el reto que tiene frente a sí para llegar a la presidencia y seguir sirviendo desde esa trinchera a México es enorme.

A pesar de que a un día de hacerse pública su aspiración, la primera encuesta que fue de Gabinete de Comunicación Estratégica lo puso en segundo lugar y a tan solo 5 puntos de Andrés Manuel López Obrador (28.7% AMLO vs 23.2% JAMK; 11.5% Zavala; 8.1% Anaya).

Y a pesar de que Meade le tumba a AMLO la posibilidad de señalarlo a él en lo personal como corrupto. Y ni modo que AMLO le achaque a Meade ser cómplice de los corruptos cuando el propio López Obrador ha abrazado a Eva Cadena, Claudia Sheinbaum, René Bejarano, el liderazgo del PT y sus escándalos con los recursos de los CENDIs…por mencionar algunos de sus cercanos.

Para Meade, su primer gran problema es cómo alejarse de la marca PRI. De todo lo que éste partido implica. De saque debe alejarse de lo que el presidente Peña Nieto calificó con orgullo (¡agh!) como la liturgia del partido. Que arrancó con el dedazo, con quitarle la capucha al tapado, seguido de la cargada de priístas que hicieron patente su apoyo hasta en las redes sociales.

Fue un primer día en el que este distanciamiento falló por completo. Lo que vimos fueron las porras de los CNOPistas; CNCistas y CTMistas, además de los priístas en las oficinas de Insurgentes que fueron a apoyar al gallo del partido. ¡Horror ver esa procesión tan arcaica!

La mano izquierda de Meade, que hasta ahora ha sido tan buena que le permitió trabajar en el sexenio del PANista Felipe Calderón como del PRIísta, Enrique Peña Nieto, está a prueba a partir de ya.

 

 

Columna completa en El Universal

Foto: Archivo APO

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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