De acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción 2018 (IPC2018), México cayó tres lugares respecto a la medición anterior, ubicándose en la posición 138 de 180 a nivel global.

México se ubica entre los países con mayores problemas de gobernabilidad y menores niveles de ingreso y desarrollo humano. Adicional se coloca en el último lugar entre los miembros de la OCDE, quedando por debajo de países como Grecia o Hungría, que en años recientes enfrentaron problemas severos de gobernabilidad y viabilidad económica.

En la región, Chile lo aventaja por 111 lugares; y Argentina por 53. México se ubica al final de la tabla de la región, apenas por encima de Guatemala y Nicaragua, países que enfrentan crisis de gobernabilidad democrática.

De acuerdo con el IPC2018, Dinamarca y Nueva Zelanda son calificados como lo países menos corruptos seguidos de Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza.  Por el contrario, Somalia, Siria son los más corruptos junto a Sudán del Sur, Yemen y Corea del Norte.

En un análisis elaborado por Transparencia Mexicana sobre la política anticorrupción de nuestro país, la organización identificó que el grueso de las medidas adoptadas son de carácter preventivo, y muchas de ellas han resultado ineficaces.

“Las medidas preventivas tomadas hasta ahora pierden efectividad cuando quienes participan en las redes de corrupción saben bien que no serán sentenciados y que podrán mantener los recursos desviados del erario público”, señaló Eduardo Bohórquez, director en México de Transparencia Internacional.

El análisis señala que mientras México siga careciendo de una política anticorrupción integral, los escándalos de los que la sociedad mexicana ha sido testigo por décadas seguirán sucediendo, y se mantendrá en los peores lugares del ranking.

Al respecto recordó que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha asumido el compromiso para “reducir significativamente los niveles de corrupción”, para ello, ofreció una serie de recomendaciones:

  • Consolidar el Sistema Nacional Anticorrupción, pasando de la etapa de nombramientos a generar primeros resultados.
  • Corregir las acciones preventivas que no logren resultados medibles y orientar la política anticorrupción hacia la sanción y la recuperación de activos.
  • Desmantelar las redes de corrupción que operan a nivel nacional y que gozan de protección política en los diferentes órdenes de gobierno.
  • Mantener un esfuerzo continuo y sistemático en la política anticorrupción.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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