JUAN IGNACIO ZAVALA

EL FINANCIERO

 

 

 

Cuando se piensa que ya no se puede estar peor, llega alguien a recordarte que la decadencia no tiene límites, que siempre se pude estar más abajo. Es el caso del secretario Ruiz Esparza. Todo alrededor de él huele a corrupción y desprecio hacia los demás. En medio del escándalo, el hombre tiene una actitud que deja en evidencia por qué este gobierno es el peor calificado de la historia. A la falta de sensibilidad del presidente –que protege a su gente sin ninguna consideración del daño político que le ocasionan–, se suma la patanería propia del secretario.

 

Ya era indignante el manejo de la comunicación promoviendo las carreteras cuando la recién inaugurada no sólo era un fracaso, sino un peligro mortal para los usuarios, o el mensaje de que habían rescatado un coche, pero que lamentablemente los usuarios habían muerto, cuando al secretario se le ocurre decir que indemnizarán a la familia por el “mal rato” que pasaron. Se necesita ser estúpido para expresarse de esa manera cuando se representa a un gobierno.

 

Pasar un mal rato dice el secretario. Es la tontería, la indolencia de un gobierno que el único esfuerzo que hace es para alejarse de los ciudadanos. La muerte como un “mal rato”. La corrupción como actividad para pasar “buenos ratos”. Es el sentido que tienen de la vida: un rato. Puede ser un mal rato, como la muerte en un accidente o un buen rato como la es la certeza de la impunidad. 

 

Si para ese gobierno la tragedia se resume en pasar un mal rato, este sexenio ha sido uno de los peores ratos que hemos pasado. Por eso la renuncia de Ruiz Esparza es un asunto de importancia: se trata de que nos eviten pasar más malos ratos con malas caras y tener que soportar la insolencia de un individuo corrupto y prepotente como es el secretario de Comunicaciones y Transportes. Nada lo conmueve, nada le sorprende. De la misma manera en que se burla de un padre y un hijo que mueren por la negligencia de quienes no atendieron las quejas de los vecinos, defendió a capa y espada la licitación de la construcción y puesta en marcha de un tren a Toluca –lugar del que salieron la bola de rufianes que nos gobierna–, pero le dio lo mismo cancelar esa construcción el mismo día que la defendió. 

 

El gobierno del presidente Peña puede caer más –aunque ellos no lo crean–. Están generando un ambiente de repudio y de rabia. Anuncian investigaciones que no irán a ningún lado, piden la renuncia de funcionarios menores y creen que con eso convencen a los demás. ¿Cómo va a investigar la autoridad si el principal encubridor es el secretario? Tan sólo para poder tener una investigación transparente es necesaria la renuncia de Ruiz Esparza. Nadie lo culpa de haber hecho el hoyo, pero sí de no tener la vergüenza pública de retirarse. Al contrario, el tipo sigue exhibiendo su capacidad para decir babosadas. 

 

Que se vaya Ruiz Esparza. Es necesario, deseable, exigible, justo. Si este gobierno pasará a la historia como uno de los más corruptos de la historia, el titular de SCT es la cara de esa corrupción. Atrás de ese rostro indolente está OHL, Higa, la ‘casa blanca’, las licitaciones amañadas, la falta de transparencia. Eso quedará para la historia, aunque se quede en su puesto. Por eso tiene razón el monero Magú cuando dice que Ruiz Esparza es un So-cabrón.

 

Twitter: @JuanIZavala

 

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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