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Una de las grandes promesas de la campaña de Andrés Manuel López Obrador fue que vendería el avión presidencial que “ni Obama tenía”. Así lo repitió en varias ocasiones durante su campaña y, apenas llegó a la Presidencia, se ha rehusado a volar en él. Muy rápido, la Secretaría de la Defensa contactó a Boeing, la empresa que le arrendó el TP-01 a Banobras, para mandarle el avión de regreso para estacionarlo en uno de sus hangares, en lo que se vende.

Recordemos que este avión no es propiedad del gobierno federal aún porque el contrato entre Boeing y Banobras se firmó en noviembre de 2012 a un costo de 2 mil 952 millones de pesos que se deberían pagar en 15 años. Así, la factura del avión presidencial aún no es del gobierno mexicano, es de Boeing.

Pero aún sin ser dueño del avión, el presidente ha dicho que lo venderá y que el dinero del TP-01 lo destinará al Plan de Desarrollo Integral de Centroamérica. En la Conferencia Mañanera del 12 de junio, el presidente dijo textual: “Acerca de cuánto nos va a costar este plan, decirles que tenemos presupuesto, lo dije ayer y lo repito, donde comen uno comen 10, 100 y un millón. Además, miren, ayer recibí el avalúo de la ONU sobre el avión presidencial, mínimo 150 millones de dólares y de ahí para arriba, me quedé con la duda de 130 o 150; pero este dinero saldría de lo que vamos a recibir del lujoso avión presidencial de nombre, como burla, José María Morelos y Pavón, el que buscaba que se acabara la opulencia, que se viviera en la justa medianía”.

Quizás valdría la pena que el presidente revise sus números… o, más bien, los números de los mexicanos, que somos quienes estamos financiando mediante nuestros impuestos el arrendamiento del hangar en el que está el avión presidencial y las mensualidades que se siguen pagando mientras el avión está estacionado en Victorville, California.

El contrato entre Boeing y la Sedena al que tuve acceso y que está firmado el 27 de diciembre del 2018 por el General de División Manuel de Jesús Hernández González, muestra que el primer año de tener el avión estacionado está costando $719 mil 321 dólares, solamente por el espacio y por la vigilancia del avión. Esto no incluye los daños que pueda sufrir el TP-01 que está estacionado a la intemperie y de cuyo deterioro no es responsable Boeing sino el gobierno mexicano.

¿Por qué se quiso enviar el avión a California a dejarlo estacionado a la intemperie en lugar de tenerlo igual, estacionado, en el hangar presidencial que se construyó específicamente para este TP-01? Quién sabe.

Pero este costo tampoco incluye arreglos extras ni partes que se le tengan que comprar al avión. Si se llega a requerir trabajos de alguna empresa o trabajador externo a Boeing, por ejemplo, el costo por día es de 2 mil 750 dólares más horas extras. Todo este costo le ha estado llegando al gobierno mexicano cada tres meses para que lo vaya liquidando puntualmente.

A este costo de tener estacionado el avión en California, que en el hangar presidencial de México sería cercano a cero, hay que sumarle los pagos mensuales que debe hacer Banobras que todavía debe liquidar poco más de 2 mil millones de pesos.

Así, entre los vuelos comerciales; las mensualidades de Banobras, y el costo de tener el avión estacionado, está saliendo bastante caro esto de vender el avión que ni Obama tuvo.

 

Columna completa en El Universal

Más de un centenar de altos mandos del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) y la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) renunciaron a sus cargos debidos las políticas de austeridad impulsadas por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que incluyen un tope salarial de 108 mil pesos mensuales.

De acuerdo con una nota publicada por el periódico El Universal, renunciaron en días pasados 75 funcionarios de Banobras, lo que representa el 18 por ciento de todo su personal de mando, mientras que en la SHF se separaron de su cargo 36 altos mandos, 27 por ciento del total.

Las renuncias han causado afectaciones en la operación de ambas instituciones, en especial en el otorgamiento de crédito, de acuerdo con miembros del sindicato de Banobras consultados por el diario.

Sin embargo, la institución respondió a esas acusaciones afirmando que su operación y áreas de negocios se desarrollan con normalidad y su actividad crediticia está garantizada.

En los meses de diciembre de 2018 y enero de este año, detallan, se dieron créditos por casi 27 mil millones de pesos, una cifra que contrasta con los 6 mil 992 millones de pesos prestados entre diciembre de 2017 y enero de 2018.

En el caso de la SHF, el crédito a la vivienda en el periodo arriba citado ascendió a 15 mil 812 millones de pesos.

Luego de que la tarde de ayer el representante de Morena ante el INE, Horacio Duarte, exhibiera la relación entre el titular de la Unidad Técnica de Fiscalización (UTF), Eduardo Gurza, este rechazó que existiera algún conflicto de interés por haber participado en el Consejo Directivo de Banobras cuando Alfredo del Mazo estaba al frente de la institución.

 

Guza afirmó que en su paso por Banobras, su labor fue la de supervisor, en su calidad de Comisario Público Propietario del sector Hacienda nombrado por la Secretaría de la Función Pública (SFP), misma labor que desempeño ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

 

“Yo era el Comisario de todo el sector Hacienda. Obviamente, era yo el Comisario de toda la banca de desarrollo, era yo Comisario del SAT, de la Secretaría de Hacienda, etcétera, de todo el sector Hacienda (…) ésa era mi función, yo nunca fui empleado de Banobras, nunca”.

 

Pese a las relaciones familiares que fueron exhibidas la tarde de ayer, Gurza insistió en que no existe conflicto de interés pues todos los consejeros electorales tienen vínculos con parientes que desempeñan o han desempeñado cargos públicos. “¿Por qué va a haber conflicto de intereses? Pregúntele usted a todos los consejeros si tienen parientes que son, han sido pertenecientes a algún partido político o han sido legisladores o han sido funcionarios. Todos, todos, tienen algún pariente al respecto. Mi hija es una persona y ella toma sus decisiones, yo no influyo en sus decisiones, como mis padres no influyeron en mis decisiones”, sostuvo.

 

Con información de Reforma / Foto: Twitter