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DANIEL ORTEGA

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El Gobierno de Nicaragua anunció este martes que realizará el IX Censo Nacional de Población, el V Censo Nacional de Vivienda y el V Censo Nacional Agropecuario, los cuales declaró de “interés nacional”, tras 18 años de la última medición de este tipo.

A través de un decreto presidencial, el Ejecutivo que preside Daniel Ortega, indicó que los censos serán realizados por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide) en 2024.

Nicaragua realizó el VIII Censo Nacional de Población y el IV Censo Nacional de Vivienda del 28 de mayo al 11 de junio de 2005, es decir hace 18 años.

Desde que Daniel Ortega retornó al poder en 2007, tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, es la primera vez que ordena elaborar un censo sobre población y uno de vivienda.

En tanto, la información del IV Censo Nacional Agropecuario fue recolectada del 15 de mayo al 16 de junio de 2011 por el Inide, hace 12 años.

En el decreto, el Gobierno de Nicaragua instruyó a todas las instituciones del Ejecutivo, y exhortó a las alcaldías municipales, “a colaborar con las autoridades del Inide en las tareas de preparación y ejecución del IX Censo Nacional de Población, V Censo Nacional de Vivienda y V Censo Nacional Agropecuario”.

El Ejecutivo exhortó “al sector privado, organismos internacionales y ciudadanía en general a colaborar con las autoridades del Inide en las tareas de preparación y ejecución” de esos tres censos.

Además, Ortega creó la Comisión Nacional de Censos, que estará integrada por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, que la presidirá; Inide; Banco Central de Nicaragua; Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal; Instituto de la Vivienda Urbana y Rural; Ministerio Agropecuario; Ministerio de Educación; Ministerio de Salud, Policía Nacional y Ejército de Nicaragua.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) señaló que México ofreció asilo y nacionalidad a los opositores nicaragüenses desde hace unas semanas, previo a que fueran expulsados de su país por el gobierno de Daniel Ortega.

Sin embargo, el mandatario invitó a resolver la crisis política  del país mediante el “diálogo”, y evitó una vez más condenar las medidas de su homólogo nicaragüense, que incluyen la retirada de la nacionalidad a centenares de ellos.

López Obrador presentó una carta que envió a Ortega el pasado 1 de diciembre, donde manifestó su apertura a recibir a los opositores entonces encarcelados.

“Asilo, nacionalidad, lo que ellos quieran”, dijo López Obrador tras anunciar que varios de los nicaragüenses desterrados recientemente a Estados Unidos han solicitado “estar en México”.

Con esto, México se suma a países como España, Argentina, Chile y Colombia, que ya han ofrecido apoyo a los opositores.

“Todos los que quieran estar en nuestro país tienen las puertas abiertas y son bien recibidos”, añadió López Obrador.

Señaló que esa fue la instrucción que le dio al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, cuando éste le informó que “personas de Nicaragua” habían “pedido estar en México”. Además, López Obrador afirmó que “la nacionalidad no se puede perder por decreto”.

Y es que en las últimas semanas, el régimen de Ortega despojó de la nacionalidad nicaragüense a 316 disidentes: a 222 que estaban presos y a quienes liberó y expulsó a Estados Unidos, y a otros 94, la mayoría exiliados.

López Obrador insistió en que México aspira a que las diferencias en Nicaragua se resuelvan mediante el diálogo. Dijo que desde tiempo atrás, su gobierno buscó que se llegara a un acuerdo y que se liberara a los presos políticos.

El Gobierno de Chile informó este martes que ofrece la residencia y la nacionalidad chilenas a los más de 300 opositores “injustamente expatriados” en Nicaragua, entre los que se encuentran los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli.

“El Gobierno de Chile arbitrará los medios legales necesarios para ofrecerles la debida protección internacional, que les permita residir en el país y obtener la nacionalidad chilena, según las normas constitucionales y legales que la regulan”, indicó la cancillería chilena en un comunicado.

Chile es el país de la región que ha condenado con más contundencia el régimen liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Se suma así a España y se convierte en el segundo país en ofrecer formalmente la naturalización a los opositores nicaragüenses.

“El Gobierno de Chile pone a disposición esta alternativa para quienes han sido injustamente expatriados de Nicaragua y voluntariamente decidan tomarla”, añade el comunicado.

Y es que recordemos que las autoridades nicaragüenses retiraron la nacionalidad en los últimos días a por lo menos 317 personas por sus críticas hacia Ortega, quien además ordenó el destierro de 222 exprisioneros políticos, que fueron excarcelados y enviados en un avión a Estados Unidos el pasado 9 de febrero, acusados de “traición a la patria”.

A excepción de Chile, los gobiernos progresistas latinoamericanos no han condenado de forma unánime hasta ahora el caso de los apátridas nicaragüenses.

En el caso de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), eludió esta mañana pronunciarse sobre el caso de Nicaragua,

En su conferencia de prensa matutina, un periodista cuestionó al mandatario: “¿Condena usted la violación a los derechos humanos de los 222 nicaragüenses (desterrados) y les ofrecería la nacionalidad mexicana?”.

A lo que el mandatario prefirió decir que era tiempo de “irse a desayunar”. “Vamos a desayunar ya y mañana hablamos, contestamos, sobre ese tema”, respondió López Obrador.

Apenas ayer una veintena de exjefes de Estado y de Gobierno integrantes de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) denunciaron el silencio de López Obrador ante el destierro y retirada de nacionalidad a los 222 presos políticos de Nicaragua.

La policía de Nicaragua ingresó este viernes a la residencia de un obispo católico y aparentemente lo detuvo junto a varias personas que lo acompañaban después de que los agentes sitiaran el lugar durante dos semanas.

La operación, que se produjo antes del amanecer, ocurrió luego de que las autoridades nicaragüenses acusaran el 5 de agosto al obispo de la diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, un abierto crítico del gobierno del presidente Daniel Ortega, de presuntamente “organizar grupos violentos” e incitarlos “a realizar actos de odio contra la población”.

A primera hora del viernes la diócesis de Matagalpa publicó en las redes sociales el mensaje: “#SOS #Urgente. A esta hora la Policía Nacional ha ingresado a la Curia episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”.

“La Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa y se ha llevado” a monseñor lvarez; “aún no se conoce su paradero (…) alertamos a la comunidad internacional y nos sumamos a la cadena de oración”, dijo en Twitter el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

En tanto, Vilma Núñez, presidenta del Centro nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), en declaraciones a la agencia AFP, dijo que “lo sacaron con violencia y no se sabe para donde se lo llevaron”.

Hasta el momento no existe información oficial sobre el caso. Ni la Policía Nacional ni el gobierno han confirmado el allanamiento y las detenciones.

Y es que el gobierno de Ortega ha perseguido sistemáticamente a las voces disidentes. Decenas de líderes políticos de la oposición fueron arrestados el año pasado, incluidos siete posibles candidatos para desafiarlo a la presidencia, y fueron condenados a prisión en juicios rápidos y cerrados al público.

A su vez el Congreso, dominado por el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional, ordenó el cierre de más de 1,000 organizaciones no gubernamentales, incluida la organización benéfica de la Madre Teresa.

En un mensaje de vídeo, Pablo Cuevas, abogado del no gubernamental Comité Permanente de Derechos Humanos, condenó la detención de Álvarez pero dijo que no era inesperada. “Ha ocurrido lo que evidentemente iba a ocurrir, la detención arbitraria y abusiva de Monseñor Álvarez”, afirmó.

Álvarez ha sido una voz clave en las discusiones sobre el futuro de Nicaragua desde 2018, cuando una ola de protestas contra el gobierno de Ortega llevó a una represión que dejó 355 muertos, más de 2,000 heridos y al menos 100,000 exiliados, de acuerdo con organismos de derechos humanos.

Según Ortega la revuelta social fue un “fallido golpe de Estado” con apoyo extranjero y de la Iglesia católica nicaragüense. La oposición sostiene que en el país hay al menos 190 “presos políticos”, pero Ortega asegura que son “delincuentes y terroristas”.

Un mes después del estallido de las protestas Álvarez reclamó reformas electorales que garantizaran elecciones libres, justas y transparentes con observación internacional.

El obispo ha mantenido esos llamados a la democracia durante los últimos cuatro años, lo que enfureció a Ortega y a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

La persecución contra los religiosos se ha venido intensificando en las últimas semanas. La policía dijo la semana pasada que la investigación al obispo de Matagalpa incluía a varias personas y advirtió que no se les permitiría salir de sus casas mientras se realizaban las indagaciones.

Anteriormente, el gobierno había cerrado ocho radioemisoras y un canal de televisión en la provincia de Matagalpa, 130 kilómetros al norte de Managua. Siete de las emisoras eran gestionadas por la Iglesia católica.

Días atrás la Arquidiócesis de Managua expresó su apoyo a Álvarez. La Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) denunció lo que llamó un “asedio” a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas y el “acoso constante” al pueblo y a la Iglesia nicaragüense.

Sin embargo, el Vaticano guardó silencio público durante casi dos semanas, lo que provocó las críticas de intelectuales latinoamericanos y activistas de derechos humanos. El viernes pasado monseñor Juan Antonio Cruz, observador permanente del Vaticano ante la Organización de Estados Americanos, expresó su preocupación por la situación y pidió a las partes que “busquen vías de entendimiento”.

Ortega ha tenido una relación complicada con la religión predominante de Nicaragua y sus líderes durante más de cuatro décadas. El exguerrillero marxista enfureció al Vaticano en la década de 1980 pero gradualmente forjó una alianza con la Iglesia mientras intentaba recuperar la presidencia en 2007 después de un largo período fuera del poder.

Ortega inicialmente invitó a la Iglesia a mediar en las conversaciones con los manifestantes en 2018, pero desde entonces ha tomado una posición más agresiva.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reveló este lunes que contempla realizar una gira por Centroamérica, visitando distintos países de la región, aunque no ofreció detalles o fechas.

“Estoy pensando hacer una gira este año a Centroamérica, la iría a visitar, todavía no tengo el tiempo definido pero sí tengo interés (…) he salido tres veces y las tres a Estados Unidos, una a Nueva York y dos a Washington, entonces, me falta el sur”, dijo AMLO.

López Obrador hizo este comentario tras confirmar que se reunirá el próximo 15 de enero, en la Ciudad de México, con la presidenta electa de Honduras, la izquierdista Xiomara Castro. AMLO aprovechó para reiterar en que le alegran las victorias de los candidatos progresistas en el continente.

“Afortunadamente, con democracia, ha ido avanzando el movimiento progresista, y eso es muy bueno”, continuó.

Sobre la posibilidad de que dentro de su gira visite Nicaragua, gobernada por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, que este lunes inicia su quinto periodo presidencial bajo acusaciones de fraude, López Obrador prefirió no opinar.

“No queremos pleito con nadie, México siempre ha buscado la conciliación y por eso nos tienen confianza, por eso hasta se le pide a México que actúe como intermediario en conflictos internacionales”, dijo el mandatario.

En este tema, dijo “desconocer” la decisión de la cancillería de mandar una delegación mexicana al acto de investidura de Ortega. Sin embargo, rápidamente pidió ver “si daba tiempo” de que alguien asistiera, pues dijo, México no tiene pleitos con ningún país.

Así, en cuestión de minutos, revirtió la decisión del canciller Marcelo Ebrard; y anunció que sería Ramiro Ayala, jefe de la cancillería en la embajada de México en Nicaragua, quien estaría presente en el acto. Explicó que el funcionario es el encargado de negocios de México en dicho país, pues no hay embajador por el momento.

AMLO calificó la decisión de no enviar a un representante como una “imprudencia”.

“Nosotros tenemos buenas relaciones con todos y no queremos ser imprudentes. Sí (sería una imprudencia), porque nosotros no podemos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia”, respondió al ser cuestionado sobre el tema.

Incluso aprovechó para reiterar que su administración no se conduce como el gobierno de Peña Nieto, cuando, por quedar bien con otro gobierno, expulsó al embajador de Corea del Norte. “México es libre y soberano, la política de México está bien definida en el artículo 89 de la constitución, tenemos muchísimos antecedentes”, añadió.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, enfrenta este lunes amenazas de nuevas sanciones de Estados Unidos y críticas de la Unión Europea (UE), así como de diversos países latinoamericanos, tras ganar sin sorpresas un cuarto mandato consecutivo en las elecciones celebradas ayer.

Ortega, quien llegó al poder por las urnas en 2007, fue reelegido con un 75% de los votos, con la mitad de las mesas escrutadas, anunció esta madrugada el Consejo Supremo Electoral (CSE).

Las reacciones no se hicieron esperar. Incluso apenas cerradas las urnas, el presidente estadounidense, Joe Biden, calificó los comicios de “farsa”, y la UE aseguró que “carecen de legitimidad”. El gobierno español, en particular, se refirió al proceso como una “burla”.

Ortega, quien el próximo jueves cumplirá 76 años, asumirá otros cinco años como presidente a partir del 10 de enero, a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), junto a su esposa Rosario Murillo, de 70, que será vicepresidenta por segunda vez.

Ortega enfrentó a cinco candidatos derechistas, desconocidos y tachados de ser colaboradores del gobierno, quienes en total obtuvieron el restante 25% de los votos.

Tras 14 años en el poder, Ortega es acusado por sus críticos y opositores de “nepotismo” y de instaurar una dictadura. Pero él asegura que su gobierno es del “pueblo”. Los comicios “completan la conversión de Nicaragua en un régimen autocrático”, dijo la UE en un comunicado. “Fue una elección solo de nombre”, estimó el Reino Unido por su parte.

Ortega solo recibió la felicitación de sus aliados: Venezuela, Cuba, Bolivia y Rusia, que condenó la postura de Washington y consideró los comicios “en pleno respeto” de la ley. En Latinoamérica, Costa Rica, vecino de Nicaragua y que da refugio a decenas de miles de exiliados nicaragüenses, desconoció las elecciones, al igual que Chile.

Los comicios también designaron a 90 diputados de un Congreso que, al igual que todos los poderes del Estado, está bajo control del gobierno.

Los comicios se celebraron tres años y medio después de las protestas de 2018 que exigieron la renuncia de Ortega y cuya represión dejó al menos 328 muertos y más de 100,000 exiliados, sumiendo al país en una profunda crisis política.

Desde junio fueron desintegrados tres partidos y detenidos 39 activistas sociales, políticos, empresarios y periodistas, entre ellos siete aspirantes presidenciales, sumándose a unos 120 opositores que siguen presos desde 2018.

En virtud de leyes aprobadas a fines de 2020, bajo el gobierno de Ortega, los detenidos están acusados de atentar contra la soberanía, de promover sanciones internacionales, de traición a la patria y  de lavado de dinero.

Ayer, Ortega acusó a los opositores de conspirar contra la “paz” del país, al tiempo que los tildó de “terroristas”, pues los opositores habían llamado a la abstención.

El CSE estimó en un 65% la participación, aunque el observatorio independiente Urnas Abiertas, que denunció el “hostigamiento a trabajadores del Estado” para forzarlos a votar, aseguró que la abstención habría alcanzado un 81.5%.

Estados Unidos considera que Nicaragua consolidará una “dictadura” con el previsible triunfo de Daniel Ortega el próximo domingo en las elecciones que vivirá el país, las cuales señaló son “una farsa”.

“Estas elecciones no tendrán credibilidad, son una farsa”, dijo Patrick Ventrell, director de Asuntos Centroamericanos en el Departamento de Estado del gobierno de Joe Biden.

Al respecto, se anunció que el mandatario firmará la llamada ley Renacer, por la que su gobierno se compromete a ampliar las sanciones a Nicaragua, después de las elecciones de este domingo.

“El presidente emitirá un comunicado probablemente el domingo, y después el presidente firmará la ley Renacer que ha aprobado el Congreso”, dijo un funcionario en una rueda de prensa telefónica con un reducido grupo de medios.

Y es que Nicaragua celebra las elecciones en las que el presidente Daniel Ortega busca su cuarto mandato consecutivo tras 14 años en el poder.

Tres años y medio después de las protestas que exigían su renuncia y cuya represión dejó más de 300 muertos, Ortega, que cumple 76 años en una semana, tiene casi seguro otro gobierno de cinco años con su esposa Rosario Murillo, a quien ha decidido nombrar  “copresidenta”.

El triunfo de Ortega es casi un hecho, ya que se enfrenta a cinco candidatos desconocidos y señalados de colaborar con el gobierno, esto luego del arresto de siete aspirantes presidenciales y la anulación de tres partidos opositores, en una ofensiva que desde junio encarceló a 39 políticos, empresarios, campesinos, estudiantes y periodistas.

Los detenidos están acusados de atentar contra la soberanía, promover sanciones contra Nicaragua, traición a la patria o lavado de dinero, conforme a leyes aprobadas en 2020 por el Congreso, bajo control oficialista, al igual que el poder judicial y electoral.

Más de 100,000 nicaragüenses se exiliaron, principalmente en Estados Unidos y Costa Rica, en medio de la crisis política. Para Ortega, los más de 150 opositores detenidos desde 2018 no son políticos, sino “golpistas” patrocinados por Washington.

El próximo domingo se elegirá al futuro presidente presidente y a un vicepresidente para el período que va del 10 de enero de 2022 al 10 de enero de 2027. También se elegirá a 90 de los 92 miembros de la Asamblea Nacional, pues un asiento está reservado para el presidente saliente y otro para el candidato presidencial perdedor del segundo lugar. Igualmente se elegirá a 20 diputados al Parlamento Centroamericano.

El Consejo Supremo Electoral (CSE) anunció que espera divulgar los primeros resultados de la votación alrededor de la medianoche del domingo 7 de noviembre, y que los resultados preliminares se publicarán el lunes 15.

Los centros de votación abrirán a las 07:00 hora local y cerrarán a las 19:00. Las personas que estén dentro de los centros de votación o en fila podrán emitir su voto después de la hora estipulada de cierre.

Unos 30,000 policías y miembros del Ejército serán movilizados en todo el país para resguardar el orden en la jornada. Destaca que el gobierno de Nicaragua no invitó a observadores internacionales reconocidos, como la OEA, la Unión Europea o el estadounidense Centro Carter, que habían cuestionado los comicios de 2011 y 2016, cuando Ortega se reeligió. En su lugar, el gobierno anunció la presencia de unos 200 “acompañantes electorales”, en su mayoría vinculados a partidos y gobiernos de izquierda.

La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, dijo hoy que su país está recuperando la paz y la seguridad, tras casi cuatro meses de protestas contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega, que han segado entre 317 y 448 vidas.

“Vamos logrando seguridad, normalidad, paz, recreación, derechos restituidos para todos en nuestro país”, afirmó Murillo, también  primera dama del país, a través de medios oficiales.

Destacó las actividades de recreación ocurridas el fin de semana en la que, según dijo, participaron miles de familias
nicaragüenses en todo el país. “Concluimos un buen fin de semana: mucha recreación, mucho deporte, mucho arte, cultura, ferias en todo el país”, recalcó.

“Y las familias movilizándose con absoluta libertad a los espacios de entretenimiento, de recreación, a las ferias que se realizaron también en una gran cantidad de ciudades de nuestro país”, agregó.

Aseguró que las familias se movilizaron a comprar, a abastecerse, visitaron las iglesias, “en fin, a todo lo que son las actividades propias de un fin de semana normal en nuestra Nicaragua”.

El mensaje llega en medio de una crisis que vive el país, la cual ha sido considerada la  más sangrienta desde la década de 1980, también con Daniel Ortega como presidente, y que ha dejado entre 317 y 448 muertos, según varios organismos humanitarios, cifra que el propio mandatario rebajó el pasado lunes a 195.

Las protestas contra Ortega comenzaron el pasado 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del líder, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

 

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

El presidente Daniel Ortega acusó hoy a la Iglesia católica de Nicaragua de ser parte de un “plan golpista” para derrocarlo, lo que según dijo “descalifica a los obispos” para mediar en el diálogo nacional que busca la salida a la peor crisis que vive el país en las últimas cuatro décadas.

“Yo pensaba que (los obispos) eran mediadores, pero estaban comprometidos con los golpistas, eran parte del plan golpista (…) era un golpe de Estado lo que querían provocar en Nicaragua”, dijo Ortega ante miles de simpatizantes.

La declaraciones de Ortega se produjeron la tarde de ayer en Managua durante el acto del 39 aniversario de la Revolución Sandinista, dos días después de que fuerzas gubernamentales tomaron control de la ciudad rebelde de Masaya, en un violento enfrentamiento que dejó al menos dos muertos.

Según Ortega, en las protestas opositoras “los templos fueron ocupados como cuarteles para guardar armamento, para guardar bombas y para salir a atacar y asesinar”.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), como mediadora del diálogo, propuso una agenda para democratizar el país y adelantar los comicios de 2021 a marzo del 2019, lo que Ortega rechazó varias semanas después.

 

Con información de AFP / Foto: @nicajs19