Tag

DEDAZO

Browsing

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró este miércoles que se garantizará que las elecciones sean limpias y libres, sin fraude, como ha sucedido en otras ocasiones.

Pese a su declaración, defendió y respaldó a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien dijo, está haciendo sometida a fuertes presiones, esto en torno al tema del informe de la empresa DNV sobre el derrumbe de la Línea 12.

“La jefa de Gobierno tiene todo nuestro apoyo. Es una mujer íntegra, recta, honesta y que también está haciendo sometida a fuertes presiones. Pero es la temporada, es lo que tendrá que venir y pues natural que esto suceda”, sostuvo.

López Obrador retomó el tema de los “tapados” para el 2024.  Insistió en que todo aquel que desee participar lo pueda hacer, aunque si por el momento tienen otras responsabilidades, siga haciendo su trabajo, sirviéndole al pueblo, pues insistió en que eso es lo más importante.

“Entonces, todos tienen posibilidad de participar, todos tienen posibilidad de participar y nosotros tenemos mujeres, hombres, de primer orden; y ayer, antier, hablaban ustedes hasta de empresarios, que también podrían ser, y todos tienen derecho a participar. ¿Y quién va a decidir? El pueblo”, añadió.

Aseguró que los tiempos han cambiado, y ahora el Presidente no es quien decide quién lo sucederá. Dijo que ya no hay el famoso dedazo.

En ese sentido, recordó que los expresidentes del PAN recurrieron al “veto”, para luego dar paso a que el dinero de los llamados poderes fácticos dominaran y tuvieran la decisión de quién llegaría al poder.

“Ya estamos en un tiempo en que no hay candidato preferido, va a ser la gente la que va a decidir quién va a ser el candidato de nuestro movimiento. Yo lo que he propuesto es que se haga una encuesta, el que salga mejor evaluado por el pueblo, ese sea, mujer u hombre, y a ese voy a apoyar, el que quiera la gente. Así de claro”, reiteró.

Al final, dijo, será el pueblo quien elegirá a quién quieren para que llegue a la Presidencia, por lo que dijo, a su gobierno le corresponderá garantizar que las elecciones sean limpias y libres, sin fraude. Sostuvo que en las pasadas elecciones intermedias por primera vez no se compró votos.

Margarita Zavala, aspirante a candidata independiente, utilizó sus redes sociales para hacer un llamado a todos los panistas y “revelarse” ante la imposición de Anaya a la candidatura presidencial de la coalición “Por México al Frente”.

 

 

“Hablar de modernidad cuando se utilizan prácticas del pasado como la cargada y el dedazo es no tener vergüenza” dijo la ex primera dama luego de que Ricardo Anaya confirmara que buscará la candidatura presidencial.

 

“Nos costó setenta años sacar la PRI y en menos de 5 han convertido al PAN en una mala copia. Panista rebélate. Únete a la oposición. Dame tu firma” sentenció Zavala.

 

El dedazo demócrata

El partido gobernante se convierte en un tecnócrata

 

 

Una de las costumbres en la era del gobierno de partido único en México era el dedazo (dedo gordo), la elección del presidente de su sucesor, que inevitablemente sería elegido para un mandato de seis años. El gobierno autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) terminó en 2000, pero el dedazo regresó el 27 de noviembre de este año, cuando Enrique Peña Nieto, el presidente, eligió a su secretario de finanzas, José Antonio Meade, como candidato del PRI en las elecciones presidenciales que se celebrarán en julio próximo. Esta vez, sin embargo, el dedazo que contará pertenece a los votantes.

 

La selección de Meade comienza una carrera de siete meses por un trabajo difícil. El próximo presidente tendrá que lidiar con una creciente tasa de criminalidad, enojo por la corrupción, una economía débil y Donald Trump, que para entonces puede haber decidido acabar o cambiar drásticamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, el Estados Unidos y Canadá. El sucesor de Peña también tendrá que decidir si continúa con las reformas económicas, energéticas y educativas que se han puesto en marcha.

 

Meade no está garantizado de ninguna manera para ganar. Por el contrario, Andrés Manuel López Obrador, un populista de izquierda que se postuló dos veces para presidente, está por delante en la mayoría de las encuestas. Si su ventaja se mantiene, él ganará la elección. Un tercer contendiente es Ricardo Anaya, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN) de centroderecha, que se espera que sea nombrado como candidato en diciembre.

 

Meade considerará que el respaldo del Presidente Peña es una bendición mixta. El presidente es el menos popular registrado, con una calificación de aprobación del 26% (aunque eso es más del doble de lo que era a principios de este año). Los votantes creen que ha hecho muy poco por combatir el crimen y la corrupción y, después de un escándalo de conflicto de intereses, dudan de su honestidad. Cinco de cada seis votantes dicen que los líderes corruptos son un “gran problema”. En octubre, 2.371 personas fueron asesinadas en México, el número más alto registrado en un solo mes. Eso hace una burla a la promesa de Peña en 2012 de reducir a la mitad la tasa de homicidios.

 

La economía se redujo en el tercer trimestre de este año después de que los terremotos de septiembre mataran a más de 450 personas. Un colapso del TLCAN causaría más daño. Solo uno de cada ocho mexicanos piensa que el país está en el camino correcto y casi la mitad dice que nunca votarán por el PRI. Hace unos meses, algunos analistas especularon que el partido tal vez ni siquiera se molestaría en presentar un candidato serio para la presidencia.

 

Los tecnócratas en la cuerda floja

 

Meade es sin duda eso. Al elegirlo, Peña fue a buscar a alguien con poco equipaje político y mucho peso intelectual. Meade es el primer candidato para un partido político importante que no pertenece a ningún partido. Economista con un doctorado de la Universidad de Yale, ha ocupado más puestos en el gabinete que cualquier político vivo, incluido el gobierno de Felipe Calderón, que fue presidente de 2006 hasta 2012 por el PAN. Se cree que Meade es honesto. Según una encuesta rápida después de su nombramiento de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), el 23% de los votantes lo respaldan, lo que lo coloca seis puntos porcentuales detrás de López Obrador. No es un mal comienzo, teniendo en cuenta que un tercio de los votantes nunca han oído hablar de él.

 

Sin embargo, para ganar tendrá que realizar un acto de equilibrio político complicado. Debe atraer a los votantes del PAN, el enemigo del PRI desde hace mucho tiempo. Al mismo tiempo, debe convencer a los partidarios del PRI y hacer un uso de la formidable maquinaria electoral del partido. Sólo el 11% de los miembros del PRI nombraron a Meade como su primera opción para ser el candidato presidencial del partido.

 

Si Meade se sale con la suya, la elección será un referéndum no sobre la decisión de Peña, sino sobre López Obrador, a quien los oponentes interpretan como una versión mexicana del venezolano Nicolás Maduro. AMLO, como se conoce a menudo a López Obrador, mezcla el enojo justificado contra el establishment político corrupto con ideas populistas, como hacer que México sea autosuficiente en energía y alimentos.

 

Apela principalmente a la mitad de los mexicanos considerados pobres; es decir, que gana menos de $79 pesos por mes si viven en ciudad (o $56 pesos si vive en una zona rural). El hábito de Trump de insultar a México ayuda a López Obrador, ya que es el nacionalista más vociferante entre los principales candidatos. El trasfondo multipartidista de Meade refuerza la afirmación de López Obrador de que no hay diferencia entre los grandes partidos, y que solo él puede rescatar a México de la “mafia del poder”.

 

Últimamente, López Obrador prácticamente ha descartado las políticas populistas. El 22 de noviembre, su partido, Morena, publicó un manifiesto de 415 páginas que no promete nada más aterrador que un mayor gasto en infraestructura y programas sociales (y no hay aumento de impuestos para pagarlo). Su equipo ha lanzado un documental hábilmente producido llamado “Esto Soy”, en la que visita su ciudad natal en Tabasco y cuenta la historia de su vida en melodías evocadoras de piano.

 

El principal rival de Meade para el voto anti-AMLO será probablemente Anaya, cuyo partido se ha aliado con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de izquierda, el ex partido de López Obrador y un partido pequeño, Movimiento Ciudadano. Anaya espera que el Frente Ciudadano detenga el apoyo de López Obrador mientras sigue apelando al núcleo de votantes pro empresarial del PAN. La semana pasada, el PAN anunció que luchará por un ingreso universal básico para todos los mexicanos, una medida diseñada para atraer a los votantes de López Obrador.

 

Los aliados de Anaya insisten en que está en mejores condiciones que Meade para derrotar a AMLO. Meade será visto como un “cómplice” de la corrupción por no denunciarla en el gobierno de Peña, dicen. Su estilo de voz suave no logrará movilizar a los votantes. “Meade es un buen técnico, pero no es un político”, dice un asesor de Anaya.

 

Pero Anaya tiene desventajas severas. Él representa un peso peso político menor que Meade y menor que López Obrador. Muchos mexicanos ven el Frente de Ciudadanos un matrimonio de conveniencia en lugar de uno de convicción. Podría representarle menos votos a Margarita Zavala, la esposa de Calderón, quien renunció al PAN en octubre para postularse a la presidencia como independiente. Zavala critica el proceso de selección de candidatos del Frente como “antidemocrático” (el Frente dice que aún no ha acordado un proceso). Ella tiene una buena relación con Meade que data de su servicio en el gabinete de su marido; algunos analistas creen que eventualmente puede abandonar su aspiración y respaldarlo.

 

Si eso sucede, la carrera puede ser entre el señor Meade, un miembro no político del PRI, y López Obrador, un político antisistema. Peña mantendrá sus dedos cruzados.

 

Texto publicado en The Economist

Al visitar Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la aspirante a candidata independiente a la Presidencia de la República, Margarita Zavala, indicó que a diferencia de otros contendientes, ella depende únicamente del apoyo ciudadano.

 

 

“Yo no dependo ni del dedazo del Presidente por el cual el del PRI va a ser candidato, ni del autodedazo de López Obrador; dependo de ustedes, y no hay nada más profundamente democrático que depender de los ciudadanos”, aseguró la ex panista.

 

Zavala puntualizó que va a buen paso para lograr la meta de firmas que la autoridad electoral le solicita para hacerse de la candidatura, pues dijo, “esa es la fuerza que no midieron cuando hicieron una ley para que no lográramos las firmas”. Reconoció que aún quedan un par de meses por delante para lograr el objetivo.

 

La ex primera dama aseguró que “hice todo lo posible para ser candidata del PAN porque es un partido al que quiero”, pero acusó que Ricardo Anaya se empeño en secuestrar la vida democrática del partido

 

Con información de Reforma / Foto: Archivo APO

El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y quien aspira a la candidatura presidencial por el Frente Ciudadano por México que conforma el PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, restó importancia al destape de José Antonio Meade.

 

Mnacera indicó que el registro de Meade como precandidato del PRI no le resta fuerza del Frente Ciudadano por México, y señaló que desde que era niño, se ha venido dando “el dedazo”, lo que indica que el PRI no ha cambiad.

 

El mandatario capitalino criticó las declaraciones que el ex titular de Hacienda ha hecho en los últimos días, pues indicó que al pedir que los priístas “lo hagan suyo”, “entonces está planteando que no vean cómo un priista, en el caso mío yo no plantearía eso, si tu carácter es ciudadano es siempre ciudadano, no tienes porque negar una fuerza política que te ayuda, que te apoya”.

 

Con información de Político.mx / Foto: Archivo APO

Luego de confirmarse que José Antonio Meade será el elegido para abanderar al PRI en la elección presidencial en 2018, la aspirante a candidata independiente, Margarta Zavala, aseguró que la noticia representa “el regreso del dedazo en su máximo esplendor”.

 

 

La ex panista añadió que “el ritual tapado nos retrasa 25 años en el tiempo. En pleno siglo 21 es una vergüenza”, y es que la que se presume fue decisión del Presidente Peña Nieto, ya había sido adelantada desde semanas atrás.

 

 

Uno de los principales actores políticos que auguraron que José Antonio Meade sería el “elegido” por la cúpula del PRI, específicamente por el jefe del ejecutivo, fue el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien aseguró desde octubre pasado, que “EPN quiere a Meade”.

 

Durante su gira por Pueblo Nuevo, Guanajuato, el dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aseguró que las denuncias que ha hecho la priísta Ivonne Ortega, sobre ser una simulación la elección del candidato del PRI a la Presidencia de la República son ciertas, e indicó que habrá que prepararse para ver un “destape” como era antes.

 

AMLO afirmo que Enrique Peña Nieto será el que decidida al candidato del partido, “un destape como fue en la época de Miguel Alemán a Adolfo Ruiz Cortines o en con Gustavo Díaz Ordaz a Luis Echeverría, lo mismo, solo que ya no está el líder sindical Fidel Velázquez”.

 

El tabasqueño indicó que el PRI hará una “faramalla”, en la que reúna algunos “bien aleccionados” y luego saldrá Enrique Ochoa Reza o algún dirigente a realizar el destape. “El más idóneo, con el que podemos enfrentar al populismo y para que México no parezca como está sufriendo el pueblo de Venezuela, para que no tengamos un mesiánico, y para que se garantice que se mantengan las reformas estructurales, la reforma educativa, la reforma energética, la reforma fiscal, necesitamos un hombre como Meade”, indicó AMLO.

 

Sobre el papel de Margarita Zavala ahora que va por la vía independiente,  López Obrador afirmó que Morena está 15 puntos arriba e indicó que no se van a confiar, “porque son muy mafiosos los de la mafia del poder, son muy corruptos y no quieren dejar de robar, van a utilizar todas sus mañas, como dice Fox, para evitar un cambio”, aunque reconoció que ahora  es muy difícil que puedan hacer un fraude, pues indicó que la gente quiere un cambio.

 

 

La ex gobernadora de Quintana Roo, Ivonne Ortga aseguró que su partido se encuentra en manos de una cúpula que no escucha ni atiende las voces de su base militante y anunció que realizará una nueva gira nacional para buscar el apoyo de los verdaderos priístas y “justos recuperar al PRI”.

 

 

 

 

“El PRI es como una Madre: que quiere a todos sus hijos por igual, pero que protege al más débil; el PRI es como un padre: QUE HACE lo correcto aunque no sea lo popular; es como el joven que defiende lo que quiere con el corazón; como la gente madura que sabe ponerse de acuerdo y que sabe escuchar. El PRI sabe que como familia podemos hacer mucho y también sabe que separados no lograremos nada”, aseguró la yucatanense.

 

Recriminó que el PRI actual es el “de un presidente que por primera vez gobernó sin escuchar las voces de su propio partido, este es un PRI que gobernó como gobierno del PAN, escuchándose a sí mismo (..) es un PRI que se resiste a democratizarse, es un PRI del pasado que no se modernizó cuando México exigió cambios profundos a las cosas que estaban mal”.

 

Ortega aseguró que ahora en el PRI se “vota por orden y en bloque, donde parece que la voz de uno solo vale más que de millones que trabajamos para ganar elecciones”.

 

Indicó que es tiempo de acabar con las simulaciones, actuar y no conformarse con los aplausos. “Se acabó el PRI de los amigos, compadres y los improvisados (…) se acabó el PRI del dedazo (…) se acabo el PRI del Presidente de la República (…) Los priístas de verdad no vamos a permitir que nos impongan un candidato”.

 

 

Foto: Twitter

La encuesta que se realizó el fin de semana pasado en la Ciudad de México para definir al que será el candidato de Morena en la capital, ha levantado diversas interrogantes, pues no se conocen detalles de quién o cómo se realizó dicho ejercicio, por lo que todo indica que se puede vivir un dedazo por parte de su dirigente nacional. Otro de los temas que ocupan la agenda este martes es la visita de Donald Trump a Arizona, donde visitará por primera vez la frontera con México, una visita que incluso fue repudiada por el alcalde de Phoenix… ¿estrategia de Trump o cinismo político?

 

No te pierdas este análisis en voz de Ana Paula Ordorica.

 

 

Concluyó la Asamblea Nacional del PRI y las cúpulas del partido decidieron abrir los candados de los estatutos para que el partido se viera incluyente hacia el 2018 y el futuro, pero… ¿a quién beneficia tal apertura?

 

No te pierdas este análisis en voz de Ana Paula Ordorica.

 

 

LUIS RUBIO

REFORMA

 

 

 

Todo mundo supone que el presidente tendrá la posibilidad de imponer al candidato de su preferencia, como si nada hubiera cambiado en las últimas décadas, pero especialmente desde la derrota del PRI en 2000. El viejo sistema se fue deteriorando -y produjo repetidas crisis- no por la capacidad o incapacidad de personas en lo individual, sino porque el sistema concebido luego de la Revolución ya era incompatible con un mundo cambiante y un país moderno, grande y demandante. Ahora, luego de patéticos resultados electorales -con calzador y, en el mejor de los casos, de panzazo y con conflicto subsecuente-, la mera pretensión de poder imponer a un candidato desde el zenit presidencial parece absurda. Como dijo Marx, la historia se repite, la primera vez como tragedia, luego como una farsa. Ante este escenario, quizá no haya pregunta más importante para el próximo año -y, quizá, para la próxima década- que la forma en que actuarán los priistas.

 

La historia del PRI es la historia del dedazo, la concentración del poder -del poder unipersonal-, de la paz impuesta desde el centro y del control político vertical. Ese es el modelo que ha intentado recrear el presidente Peña en estos años, pero su inviabilidad ha sido el resultado de la nueva realidad política -y social, económica y tecnológica- que caracteriza al país y al siglo XXI. El PRI de hoy ya no es el de antes y los sistemas de control de antaño sólo producen confusión y, luego, caos.

 

El nuevo panorama, justo a un año de los próximos comicios para la presidencia, no es alentador para un gobierno tan impopular y, sobre todo, para un momento tan sensible y delicado, tanto en lo interno como en lo externo. No es sólo el enojo popular, la inseguridad que ignoran y desdeñan los políticos o el pobre desempeño económico para un enorme número de mexicanos, sino también la evidencia de corrupción y la flagrante impunidad. No es obvio que estas circunstancias sean distintas al pasado, pero sí lo son las percepciones y el amplio acceso a la información. Como dice David Konzevik, “los pobres de hoy son ricos en información y millonarios en expectativas”. Cualquiera que sea la causa, el PRI que hoy se perfila a la próxima justa presidencial no vive sus mejores días.

 

El problema del PRI ciertamente no es novedoso, pero el gobierno actual lo ha agudizado; ha enajenado a los propios priistas: su administración incluye esencialmente a políticos del Edomex y excluye a prácticamente todos los demás, circunstancia que ha enardecido al partido en todos los rincones del país. En segundo lugar, desapareció la quizá más impactante de las características que hacían distintivo al PRI: su disciplina casi leninista en la búsqueda del poder. En las elecciones de 2015, por ejemplo, el gobierno jugó contra el PRI en una jugarreta de palacio pero con desastrosas consecuencias para el PRI. Tercero, tan distante de la realidad se ha vuelto que se ha perdido en estratagemas de fragmentación del electorado que lo han convertido en el principal promotor de Morena.

 

Por donde uno lo vea, el gobierno se ha convertido en un dolor de cabeza para los propios priistas. Es en estas condiciones que se avecina la asamblea del PRI de agosto próximo. Dado el desempeño del gobierno y del partido, todo anuncia que habrá una enorme rebelión entre los priistas, rebelión contra el gobierno o, más concretamente, sobre cómo se nominará al próximo candidato presidencial y con qué mecanismo o criterio. Es decir, una rebelión contra el dedazo.

 

Una rebelión no tiene por qué implicar gritos o golpes, pero sí puede entrañar una transformación radical del sistema político mexicano y ahí yace su trascendencia y complejidad. Trascendencia porque el sistema de gobierno que tenemos, el que construyó Plutarco Elías Calles empleando como modelo -diría Roger Hansen- al porfiriato, sigue siendo el mismo en su esencia a pesar de la enorme transformación que ha experimentado el país (y el mundo) en el último siglo, o sea, un anacronismo. Por otro lado, la complejidad de una rebelión como la que anticipo radica en que algunos de los “alzados” buscarían preservar los privilegios pero sin la disfuncionalidad del dedazo (o sea, la tía y la bicicleta), en tanto que algunos otros, quizá los menos, promoverían una reforma radical del sistema.

 

Vienen, en consecuencia, meses complejos en los que se podrían sentar las bases para la reconfiguración del viejo sistema político o para su colapso final. Cualquier cosa es posible, sobre todo porque lo fácil es iniciar una rebelión; mucho más difícil es controlar su resultado: una vez que ésta inicia, nadie sabe cómo termina. En un escenario así, los priistas tendrían en sus manos la oportunidad de crear condiciones para la construcción de un nuevo sistema político (y darle sepultura al disfuncional sistema de hoy), o para generar caos al pretender preservar los privilegios sin darle viabilidad económica o política. La diferencia radicaría en quién o, más bien, qué gana: la construcción del nuevo entramado institucional que le urge al país o el intento de preservar, bajo nuevas reglas, el mundo de corrupción, privilegios e impunidad que han sido el sello de la casa desde su inicio.

 
@lrubiof