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ESTADO DE LA UNIÓN

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El presidente Joe Biden ofreció la noche de ayer su discurso anual sobre el Estado de la Unión, el primero que se da con un gobierno dividido, pues la Cámara Baja está bajo control republicano.

Biden comenzó su mensaje hablando del tema económico; recordó que hace dos años, la economía de los Estados Unidos se encontraba en un punto delicado, luego de la pandemia de COVID-19 que afectó todos los sectores.

Sobre la pandemia, afirmó que el COVID ya no controla la vida de los estadounidenses, y reiteró que en breve se declarara fin a la emergencia de salud pública que se decretó;

Sin mencionar al expresidente Donald Trump, Biden hizo referencia a las amenazas contra la democracia, la cual señaló, hoy permanece intacta.

Destacó que los últimos años, demócratas y republicanos han trabajado juntos en diferentes temas, como en el respaldo y defensa de Europa, esto en referencia a la guerra en Ucrania. También mencionó la aprobación de la ley de infraestructura. Resumió que ha firmado más de 300 leyes bipartidistas desde que asumió la presidencia.

Al retomar el tema económico, Biden sostuvo que desde que llegó al poder, se ha asegurado de que la economía funcione para todos los estadounidenses, especialmente de las clases medias que quedaron olvidadas en los últimos años.

“Mi plan económico es invertir en lugares y personas que han sido olvidados”, que “se han quedado atrás o han sido tratadas como si fueran invisibles”, sostuvo.

Destacó que una tasa de desempleo récord, en los niveles más bajos e los últimos 50 años; el mayor crecimiento en generación de empleos en los últimos 40 años. También mencionó el tema de la inflación, que dijo, está bajando, tanto en energéticos como en alimentos.

Hizo mención especial a los esfuerzos que su gobierno ha hecho para asegurar que todas las comunidades tengan acceso a Internet.

En el tema de la salud, recordó que el gobierno está asumiendo una gran cantidad de intereses para reducir los costos de la atención médica, especialmente contra padecimientos como el cáncer o la diabetes.

Indicó que se ha apostado al medicare, para que negocie los precios de los medicamentos. Precisó que reducir los costos de los medicamentos no solo ahorra dinero a las personas, sino que reduce el déficit federal. Sobre los costos a los medicamentos, lanzó una advertencia a los republicanos.

Biden abordó otros temas  como la crisis climática; las energía limpia; la respuesta a incendios o inundaciones; el impuesto del 15% a las empresas multimillonarias; educación, y los problemas de salud mental.

Reconoció que la pandemia provocó el aumento de la violencia. Ante ello, propuso capacitar a las fuerzas del orden público, con el fin de garantizar la protección de todos los ciudadanos. Recordó la aprobación de la ley de seguridad de armas, que implementó requisitos que “mantengan las armas” fuera del alcance de las personas que representan un peligro para la sociedad.

En el tema de inmigración, Biden afirmó que su gobierno trabaja todos los días para asegurar la frontera, mediante el arresto de traficantes de personas e incautando drogas que llegan a las calles de su país, tales como el fentanilo.

En ese sentido, volvió a abogar por la reforma migratoria que propuso al Congreso.

Finalmente, habló sobre los riesgos internacionales que Estados Unidos enfrenta: la guerra en Ucrania y la amenaza que China representa a su país.

“No se equivoquen al respecto: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger nuestro país. Y lo hicimos”, dijo refiriéndose al derribo de un globo chino que Washington aseguró que servía para espiar.

 

En respuesta a su mensaje, los republicanos acusaron al presidente Biden de desinteresarse de la “dura realidad” a la que se enfrenta la ciudadanía y lamentaron que su Administración esté “secuestrada” por la izquierda radical.

“La Administración de Biden parece más interesada en fantasías ‘woke’ (políticamente correctas) que en la dura realidad que los estadounidenses afrontan cada día”, dijo la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, en su réplica al discurso sobre el Estado de la Unión.

Para la republicana, “la mayoría de estadounidenses solo quieren vivir sus vidas en paz y libertad, pero estamos bajo ataque en una guerra cultural de izquierdas que no empezamos y nunca quisimos librar”.

Sanders, exportavoz de La Casa Blanca durante el mandato de Donald Trump, subrayó que su partido cree en un país donde las familias “prosperan en comunidades seguras, el trabajo abunda y los salarios aumentan”.

“Su administración está completamente secuestrada por la izquierda radical. La línea divisoria en Estados Unidos ya no está entre derecha o izquierda, sino entre normalidad y locura. Es el momento de una nueva generación de liderazgo republicano”, sostuvo.

Sanders, de 40 años, fue elegida gobernadora en las elecciones de medio término de noviembre. Hija del exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, fue la primera mujer en llegar a la gobernación en su estado y la persona más joven de todo el país en ocupar ese cargo.

El congresista Juan Ciscomani, representante de Arizona, originario de México y elegido también en esos comicios, se encargó a su vez de dar la réplica a Biden en español.

“Hoy estamos en un punto crítico en la historia de nuestra nación. Ahora, más que nunca, necesitamos luchar agresivamente por los valores que han hecho posible el sueño americano para tantos. Pero, como podemos ver, el presidente Biden y su administración continúan impulsando políticas que lastiman a nuestras familias”, acusó.

El republicano, que emigró de niño con su familia a Estados Unidos, subrayó que el país necesita un gobierno que rinda cuentas a sus ciudadanos.

“No uno con líderes que siempre tengan excusas y se enfoquen más en criticar al otro lado y al otro partido que en buscar soluciones reales. Podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor. Por eso es importante seguir luchando por nuestro país y mis colegas republicanos y yo nos comprometemos a proteger y fortalecer el sueño americano para todos”, añadió.

En su crítica a Biden le reprochó además una falta de liderazgo, alegando que “sigue sin ejercerlo al no presentar ningún remedio viable”.

Sin embargo la sorpresa la dio el expresidente Trump. “No estoy de acuerdo con él en la mayoría de sus políticas, pero expresó en palabras lo que sentía y terminó la noche mucho más fuerte de lo que comenzó. Denle crédito por eso”, escribió Trump en su plataforma Truth Social.

Convencer a Estados Unidos de que él es el arquitecto de la recuperación económica y el garante de su éxito futuro:

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien evalúa buscar la reelección en 2024, pronuncia esta noche su discurso anual del Estado dela Unión, que según diversos especialistas, en esta ocasión tiene mucho en juego.

El discurso del estado de la Unión, programado para las 21:00 locales, es la larga alocución anual mediante la cual, desde hace décadas, en enero o febrero cada presidente estadounidense describe sus logros y revela sus planes ante el Congreso.

La Constitución exige al inquilino de la Casa Blanca informar a los legisladores “de vez en cuando”. Esta obligación se ha convertido en un gran ritual de la vida política estadounidense.

A sus 80 años, el mandatario demócrata tendrá mucho que hacer para convencer a sus compatriotas de que él es su mejor opción, ahora y potencialmente para las elecciones presidenciales de 2024, frente a su antecesor republicano Donald Trump, quien ya está en campaña.

Ante un Congreso en el que una de las cámaras, la de representantes, está ahora en manos de la oposición republicana, el “principal mensaje (será) que todavía tenemos que avanzar, pero que la gente se tiene que sentir optimista”, dijo ayer el principal asesor económico de Biden, Brian Deese.

El presidente tiene las cifras a su favor: un crecimiento robusto, un riesgo de recesión a la baja; un desempleo bajo y una inflación que se desacelera tras haber golpeado duramente a los hogares el año pasado.

Sin embargo, Biden se enfrenta al hecho de que las estadísticas no se reflejan en el sentir ciudadano: a pesar de las enormes inversiones y reformas votadas por Biden, el 62% de los estadounidenses cree que “no ha hecho mucho” o “casi nada” desde que asumió en enero de 2021, según una encuesta del Washington Post/ABC.

Incluso en el terreno demócrata no muestra entusiasmo por una nueva campaña de Biden. La misma encuesta revela que el 58% de los votantes demócratas quiere a otro candidato.

A medida que se acerca el primer aniversario de la invasión rusa en Ucrania, se espera que Biden dedique buena parte de su mensaje a elogiar el papel de liderazgo de Estados Unidos en la respuesta occidental a Rusia y, más ampliamente, su visión de “líder del mundo libre” frente a las autocracias.

En particular frente a China, a la que Estados Unidos acusa de haber enviado un globo espía sobre su territorio, finalmente derribado el sábado pasado.

Más allá de la economía y la geopolítica, Biden también buscará, como es costumbre, abarcar un amplio abanico de temas.

La lista de invitados de la Casa Blanca, publicada el martes, da una idea. Estarán presentes los padres de Tyre Nichols, un joven negro víctima de la violencia policial en Memphis; la embajadora de Ucrania; el cantante y activista Bono; personas que han superado el cáncer; una pareja de lesbianas; el padre de una víctima de una sobredosis de fentanilo, por mencionar a algunos.

El discurso del Estado de la Unión es un gran escaparate. En 2022 de Biden atrajo a más de 38 millones de espectadores, que no se comparta con lo que el Super Bowl de ese año reunió: 112 millones de espectadores. Sin embargo, no hay evento anual en el calendario político que se le acerque.

El presidente Joe Biden dará el discurso del Estado de la Unión el próximo 7 de febrero, tras recibir este viernes, como marca el protocolo, la invitación del líder de la mayoría en la Cámara Baja, el republicano Kevin McCarthy.

La portavoz de La Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, informó en su conferencia de prensa diaria de que el mandatario aceptó la invitación de McCarthy de ofrecer el discurso en dicha fecha.

En su carta, el presidente de la Cámara de Representantes recordó que este año se ha inaugurado un nuevo Congreso, esto tras las elecciones de medio término llevadas a cabo en noviembre pasado, en las que los republicanos recuperaron el control de dicho poder.

“Este año trae un nuevo Congreso, y con ello, la responsabilidad de trabajar por una economía que sea fuerte, que sea segura, por un futuro que se construya sobre la libertad y por un gobierno que rinda cuentas”, dijo McCarthy.

Aseguró que el pueblo estadounidense les ha mandado a Washington para “dar una nueva dirección al país, para hallar los puntos en común y debatir sus prioridades”.

Con ese fin, agregó en la carta, invitó a Biden a pronunciar el discurso el 7 de febrero en una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para que pueda cumplir con su deber constitucional de informar sobre el estado de la nación y “de los esfuerzos para abordar las prioridades del pueblo estadounidense”.

Recordemos que el discurso del Estado de la Unión es una de las ceremonias más importantes de la política estadounidense.

Según marca la tradición, el presidente se dirige a las dos cámaras del Congreso reunidas en el mismo hemiciclo, junto a los miembros del Tribunal Supremo, para establecer cuáles son sus prioridades para el año entrante y pedir la colaboración del Legislativo.

El presidente Joe Biden prometió ayer, durante su primer mensaje del Estado de la Unión, que hará “pagar un precio” por la invasión de Ucrania a su homólogo ruso, Vladímir Putin, y que conseguirá “salvar la democracia” de los retos que enfrenta dentro y fuera de Estados Unidos.

La guerra en Ucrania ocupó la apertura del discurso de Biden, en el confirmó su decisión de cerrar el espacio aéreo de Estados Unidos a las aerolíneas rusas, como han hecho Canadá y la Unión Europea (UE).

“Putin está más aislado que nunca del resto del mundo”, proclamó el mandatario ante los legisladores de ambas cámaras del Congreso estadounidense, quienes en este tema lo ovacionaron de pie sin importar la bancada a la que pertenecían.

Biden defendió que sus medidas y las de los aliados de Estados Unidos conseguirán “asfixiar la economía rusa”, y anunció que el Departamento de Justicia estadounidense tomará más medidas para acorralar a los oligarcas que permiten al Kremlin financiar su guerra.

“Encontraremos y decomisaremos sus yates, sus apartamentos de lujo, sus aviones privados”, recalcó dirigiéndose a los oligarcas rusos.

El presidente suele describir las relaciones internacionales como un pulso entre democracias y autocracias, y en su discurso opinó que las primeras han logrado estar “a la altura del momento” en lo relativo a Ucrania. “El mundo está eligiendo claramente el lado de la paz y la seguridad”, subrayó Biden.

Admitió que puede que Putin “siga haciendo avances” en Ucrania y que, aunque rodee Kiev con tanques, “nunca se ganará los corazones y las almas del pueblo ucraniano” ni cumplirá su objetivo de derribar “los cimientos del mundo libre”.

“(Putin) calculó muy mal las cosas. Creyó que podía entrar en Ucrania y que el mundo se rendiría. Y en cambio se ha encontrado con un muro de fuerza que nunca imaginó”, sostuvo.

El demócrata aseguró además que ha tratado de minimizar el impacto de la guerra en Estados Unidos con medidas como la liberación de 30 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas, e hizo una promesa a los estadounidenses: “Vamos a estar bien”.

La invasión rusa de Ucrania obligó a Biden a reescribir parte de su discurso sobre el Estado de la Unión, y el tema suscitó los únicos aplausos bipartidistas de la noche, incluido uno para la embajadora ucraniana en Estados Unidos, Oskana Markarova, que estaba presente en el recinto.

De las sancione económicas, pasó a abordar el tema de la economía en el país y el aumento de inflación que tanto ha preocupado a los estadounidenses. Biden les aseguró que tiene un plan para atajar la inflación “reduciendo los costos y no los sueldos”.

“Mi mayor prioridad es poner los precios bajo control”, aseguró Biden sobre la inflación, que está disparada en Estados Unidos hasta niveles inéditos en más de 40 años.

Biden insistió en la necesidad de reducir los precios de la energía, los de los medicamentos y del cuidado de los niños, además de fabricar más productos en Estados Unidos y conseguir que esta sea “la década de la infraestructura” en el país.

Sin embargo, no pidió expresamente que el Congreso apruebe su plan de gasto social, valorado en 1.75 billones de dólares, que muchos en el Senado ya dan por muerto. Mencionó rápidamente la competencia estratégica con China, a la vez que recordó la cooperación con México y Guatemala para disminuir el flujo de inmigrantes indocumentados a la frontera sur estadounidense.

Pidió al Congreso que apruebe “de una vez por todas” la reforma migratoria que incluya un camino a la ciudadanía para los “dreamers”, jóvenes que llegaron a Estados Unidos siendo niños, y a los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), entre otros.

“No solo es lo correcto, sino que también es inteligente a nivel económico”, subrayó Biden, a pesar de que ese proyecto de reforma está completamente estancado en el Congreso.

Ante la expectativa de que la Corte Supremo limite este año el derecho a abortar en Estados Unidos, Biden abogó por “preservar el derecho de una mujer a decidir”, aunque de nuevo evitó usar la palabra “aborto”, algo por lo que le han criticado muchas activistas. Llamó a defender los derechos LGBTQ y a atender la crisis de salud mental.

Tras hablar sobre las amenazas al derecho al voto en Estados Unidos, Biden pidió a los estadounidenses unirse y cumplir su responsabilidad a nivel interno y global. “Salvaremos la democracia”, prometió Biden.

Su discurso se produjo el primer día en que las mascarillas dejaron de ser obligatorias en Washington debido al descenso de contagios, por lo que se pudo ver una Cámara con personas sin mascarillas, algo que no sucedía en los últimos años. El mandatario celebró que el país “avanza de forma segura hacia rutinas más normales”.

También fue el primer mensaje del Estado de la Nación en la historia, donde el presidente estuvo acompañado por dos mujeres: Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y Kamala Harris, vicepresidenta.

El presidente Joe Biden pronuncia esta noche su primer discurso sobre el Estado de la Unión, con la atención puesta en la inflación, uno de los temas que más preocupa a los estadounidenses, y en la guerra en Ucrania, lo que conlleva un enfriamiento en las relaciones con Rusia.

El discurso anual ante la sesión plenaria del Congreso llega en un momento difícil para el demócrata. Tras catorce meses en el cargo, los índices de confianza entre la opinión pública se sitúan en torno al 40%. Según el último sondeo publicado por la cadena ABC y el diario The Washington Post, el 55% de los estadounidenses desaprueban el trabajo de Biden y sólo el 37% lo aprueba.

Una encuesta de NPR señala que más de la mitad del país considera que el primer año de Biden fue un fracaso.

Además, se pronostica que los republicanos, muchos todavía bajo la influencia de Donald Trump, tomen el control del Congreso en las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre próximo.

Sobre el conflicto armado en Ucrania, Biden abordará su papel en unir a Occidente en apoyo a este país frente a Rusia de su homólogo Vladimir Putin. Su portavoz, Jen Psaki, dijo a los periodistas que hablará sobre sus esfuerzos para “unir al mundo” y la importancia de Estados Unidos como líder “que defiende los valores”.

Al respecto, se informó que la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oskana Markarova, será invitada especial en el discurso del Estado de la Unión.

Otro de los temas que se tocarán será la pandemia. Se tiene previsto que Biden señale que el país se encamina hacia un futuro post-pandemia lleno de optimismo.

Su discurso llega en un momento de fuerte caída de los contagios y solo unos días después de que los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) relajaran las recomendaciones de uso de mascarilla para la mayoría de los estadounidenses.

Otros de los invitados especiales de Biden son: Frances Haugen, la mujer que filtró el año pasado los documentos en los que Facebook admitía que sus redes sociales potencian la desinformación y dañan la salud mental de los jóvenes, y el director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger. Una enfermera que atiende pacientes de COVID-19; un trabajador de la industria siderúrgica; un adolescente activista sobre la diabetes; un miembro de la comunidad indígena Saginaw Chippewa; a la viuda de un veterano de guerra y a una madre de dos hijas que estudia una carrera.

La reacción del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su discurso del Estado de la Unión que tanto se esperaba, por fin llegó, y fue a través de sus redes sociales que celebró los altos índices de audiencia que su mensaje generó la noche de este martes.

 

 

“Gracias a todos por los cumplidos y los comentarios del discurso sobre el Estado de la Unión”, dijo el republicano a través de su cuenta de Twitter. Y como se ha hecho costumbre, lo que resaltó fue el nivel de audiencia que su mensaje generó. “45.6 millones de personas lo vieron, la cifra más alta de la historia”.

 

Sin embargo rápidamente analistas han salido a cuestionar la afirmación de Trump, pues aseguran que cifras de la empresa Nielsen muestran que tres de sus predecesores tuvieron más audiencia que él en su primer discurso del Estado de la Unión.

 

En 1994, Bill Clinton registró 45.8 millones, mientras que en el 2002 George W. Bush marcó una audiencia de 51.8 millones de televidentes. Barack Obama en 2010 alcanzó 48 millones.

 

Además, el mandatario felicitó a la cadena Fox News, quien dijo, venció a todas las otras cadenas de televisión que transmitieron su mensaje, alcanzando 11.7 millones de personas sintonizando. Recordemos que Trump ha calificado a cadenas como CNN, ABC, NBC entre otras, de generar información falsa o de no tratarlo como se merece; mientras que a Fox siempre la ha alabado.

 

Con información de La Jornada / Foto: Archivo APO

 

El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó su discurso del Estado de la Unión recordando los desastres naturales que golpearon al país, como el huracán Harvey, los incendios de California; mencionó el tiroteo de Las Vegas, al que calificó como el tiroteo más mortal de la historia del país.

 

Reiteró que con la unidad y cooperación, el país siempre saldrá delante. “Un terreno en común y convocar a la unidad (…) esa es la clave. El mundo ha visto en este último año lo que siempre supimos, que ningún país es tan fuerte y grande como los Estados Unidos. Reconocemos que el Estado de nuestra Unión es fuerte, porque el país es fuerte, y juntos estamos construyendo un país, fuerte, orgulloso y seguro”.

 

Trump presumió que durante su primer año de Gobierno, se han creado 2.4 millones de empleos, además de que los salarios de los estadounidenses crecen día a día. Resaltó que las cifras de desempleo entre la comunidad negra e hispana, están en niveles históricamente bajos.

 

 

El mandatario enfatizó los beneficios que la reforma fiscal trajo al país, y que aprobó con ayuda de los republicano. Destacó que a partir del anuncio de su reforma, 3 millones de trabajadores han recibido bonos, pues la empresas reconocen los recortes de impuestos, los cuales seguirán creciendo en beneficio de los estadounidenses. “Jamás ha habido mejor momento para vivir el sueño americano. A todos los ciudadanos que me ven desde su casa les digo,  si se esfuerzan, si creen en sí mismos, si creen en Estados Unidos, juntos podemos lograr lo que nos propongamos”.

 

 

El magnate indicó que Estados Unidos debe actuar y caminar como una sola familia, pues será así como se alcance el futuro prometedor por el que él y su gobierno trabajan a favor del país. Afirmó que así como los ciudadanos aman a su país, merecen un gobierno que les muestre el mismo amor y lealtad. Trump pidió respetar y honrar a la bandera, además de “levantarse cuando suena el himno”, lo que pareció ser una respuesta al caso de algunos deportistas negros que decidieron arrodillarse durante el himno para protestar contra su gobierno.

 

El republicano dijo que las empresas están volviendo a confiar en su país, pues saben que el Gobierno está apostando por ellas. “Esto no pasaba hace mucho, todo está regresando. Muy pronto se abrirán nuevas plantas por todo nuestro país. Todas estas noticias los estadounidenses no estaban acostumbrados a oír, pues por muchos años las empresas se iban, ahora quieren estar en Estados Unidos, ahí quieren estar”.

 

 

En uno de los temas que se esperaba abordara, Trump sostuvo que Estados Unidos ha dado la vuelta a los tratados de comercio que sacrificaban la prosperidad del país, que atentaban contra las empresas y los empleos. Afirmó que la era de la rendición económica de su país se acabó, y adelantó que ahora las relaciones de comercio serán justas y recíprocas. Dijo que compondrá los acuerdos malos, y extenderá nuevos acuerdos siempre y cuando sean justos y que velen por los intereses de los trabajadores nacionales.

 

Al referirse al tema de la seguridad, Trump dijo que las fronteras abiertas que han permitido los gobiernos anteriores, han provocado el ingreso de drogas y pandillas a los Estados Unidos, además de que trabajadores de bajos sueldos le arrebatan los trabajos a millones de estadounidenses; además de que han provocado múltiples muertes de ciudadanos inocentes a manos de pandillas que cruzan las fronteras y que encuentran en los huecos legales una oportunidad para delinquir.

 

Como se esperaba, Trump hizo un llamado al Congreso para componer las leyes migratorias y dar mayor apoyo a los agentes migratorios, pues aseguró, son quienes cuidan las fronteras para salvaguardar la vida de todos los estadounidenses. Fue en ese punto cuando tal como se había adelantado, Trump “extendió su mano” a los demócratas para trabajar en beneficio de todos los ciudadanos sin importar su origen o credo, aunque insistió en que es su deber defender primero a los estadounidenses, “porque los estadounidenses también son soñadores”

 

 

En otro de los temas que más esperados, Trump detalló su plan migratorio, el cual se basa en cuatro pilares: dar protección a 1.8 millones de dreamers, casi el triple de beneficiados por el gobierno de Obama, y que busca que aquellos que cumplan con ciertos requisitos, puedan ser ciudadanos; asegurar la frontera, para lo que reiteró su deseo de la construcción de un muro en la frontera con México, para mantener a salvo a todas las comunidades. Dijo que su plan cerrará los vacíos que son aprovechados por los delincuentes para ingresar al país; acabar con la lotería de visas, ya que actualmente el gobierno entrega papeles sin ninguna consideración, y lo que el país necesita, dijo Trump, es gente que aporte a la sociedad y que quiera y respete a  los Estados Unidos; el último punto es proteger a la familia nuclear, con lo que se pondría fin a la migración en cadena.

 

Dijo que su plan migratorio, el cual es necesario y urgente, garantizará estabilidad y crecimiento económico, además de que garantizaría la seguridad y el futuro del país.

 

 

Trump se refirió a su política de defensa y pidió reconstruir y modernizar el arsenal nuclear. “Espero que nunca tengamos que utilizarlo pero en caso de hacerlo se hará de manera fuerte, para permitir disuadir cualquier acto de agresión”. Fue ahí donde calificó a Rusia como un rival. “En todo el mundo enfrentamos a regímenes sin control, grupos terroristas, y rivales como China y Rusia que amenazan nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores”.

 

Sobre la lucha contra el terrorismo, el mandatario insistió en que las fuerzas armadas de su país seguirán luchando hasta derrotar por completo a ISIS, e insistió en que los terroristas no son criminales, sino combatientes enemigos que se saltan las reglas. “Cuando son detenidos deben ser tratados como terroristas que son”, y por ello anunció que firmó una orden ejecutiva para mantener abierta la prisión de Guantánamo en Cuba.

 

 

No dejó pasar el tema de Corea del Norte, y dijo, no repetirá los errores de la administración de Barack Obama. “Estamos ejerciendo una campaña de máxima presión” para prevenir que el régimen norcoreano se haga de un arma nuclear que represente una amenaza al mundo. Dijo que lo que más teme el régimen de Kim Jong-un es la verdad, que se sepa el trato y las condiciones en que sus habitantes viven.

 

“El pueblo soñó este país, construyó este ´país, y será el pueblo el que haga de nuevo grande este país. No hay nada que no podamos lograr. Con confianza en los ciudadanos, en el país, en los valores, nunca fallaremos. Nuestra nación será fuerte, orgullosa y libre”, finalizó el mandatario en medio de aplausos y gritos de ¡Estados Unidos!, ¡Estados Unidos!, ¡Estados Unidos!