Tag

feminicidas

Browsing

Los feminicidas de Ecatepec, que fueron detenidos en la colonia Jardines de Morelos, Juan Carlos Hernández Bejar y Patricia Martínez Bernal, recibieron su quinta sentencia luego de que un juez les impuso 70 años de prisión por el delito de feminicidio.

Con la nueva condena que les fue impuesta por un juez, por los asesinatos de una mujer y su hija, quien tenía apenas 7 años de edad, el par de delincuentes suman ya una pena acumulada de 184 años de cárcel.

Al respecto, el titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), Alejandro Gómez Sánchez informó que los feminicidas ya han sido sentenciados por 5 casos. Sin embargo, destacó que aún restan cuatro procesos más en su contra por el delito de feminicidio, así como uno más por desaparición forzada cometida por particulares.

Cabe recordar que Hernández Bejar y Martínez Bernal, fueron detenidos el día 4 de octubre de 2018 en calles de la colonia Jardines de Morelos, cuando llevaban consigo una carriola en la que transportaban los restos de una de sus víctimas.

Por los feminicidios de una mujer y su hija de siete años de edad, fue cumplimentada la quinta orden de aprehensión en contra de los ‘monstruos’ de Ecatepec.

Actualmente Juan Carlos ‘N’ y Patricia ‘N’ suman ya siete procesos en su contra, cuatro por feminicidio, uno por delitos contra el respeto a los muertos y violaciones a las leyes de inhumación y exhumación; así como por trata de personas, en la modalidad de adopción ilegal y desaparición forzada cometida por particulares.

Esta pareja de multihomicidas fue detenida el 4 de octubre del 2018 en la colonia Jardines de Morelos, en Ecatepec, cuando transportaban en una carreola restos humanos.

“Derivado de su detención fueron realizados cateos en dos domicilios ubicados en el municipio de Ecatepec. En estos inmuebles, de igual forma, fueron hallados más restos humanos, de los cuales, luego de llevar a cabo diversas pruebas periciales, han sido identificadas varias víctimas mujeres”, afirmó la Fiscalía estatal.

Esta nueva orden de aprehensión por feminicidio, igual que las anteriores, fue cumplimentada al interior del reclusorio Chiconautla, donde se encuentran recluidos.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) acreditó la probable participación de Juan Carlos ‘N’ y Patricia ‘N’ por el delito de desaparición forzada cometida por particulares, por el que fueron vinculados a proceso.

A través de un comunicado, la Fiscalía indicó que los elementos de prueba recabados y aportados por el Agente del Ministerio Público fueron determinantes para que un Juez del Distrito Judicial de Ecatepec iniciara un proceso legal en contra de los feminicidas y fijara un plazo de cuatro meses para el cierre de la investigación, además de que se mantiene la medida cautelar de prisión preventiva para la pareja.

Juan Carlos “N” y Patricia “N” fueron detenidos el 4 de octubre en calles de la colonia Jardines de Morelos, cuando llevaban una carriola que contenía restos humanos.

Desde que los sujetos fueron detenidos y presentados ante el Ministerio Público, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México ha acreditado su probable participación en cuatro delitos: Contra el Respeto a los Muertos y Violaciones a las Leyes de Inhumación y Exhumación; Trata de Personas, en la modalidad de adopción ilegal; Feminicidio y Desaparición Forzada Cometida por Particulares.

Para conseguir la vinculación a proceso por desaparición forzada, la FGJEM presentó las pruebas suficientes ante la Autoridad Judicial, para señalar la presunta participación de Juan Carlos “N” y Patricia “N” en la desaparición de una mujer de 28 años de edad y su hija, de entonces dos meses de edad, en la colonia Jardines de Morelos, el 6 de septiembre.

Con esta vinculación a proceso los detenidos suman cuatro procesos legales en su contra, sin embargo, se les debe considerar inocentes hasta que les sea dictada una sentencia condenatoria, señaló la Fiscalía.

De acuerdo con la criminóloga Mónica Ramírez Cano, Patricia ‘N’, la pareja del ‘Monstruo de Ecatepec’ es más perversa que él, no están locos y tampoco son psicópatas, es la primera conclusión a la que ha llegado acerca de los presuntos feminicidas de Ecatepec.

La especialista, que cuenta con más de 20 años de experiencia analizando asesinos seriales, considera que hasta ahora no se ha analizado la importancia que tiene Patricia en esta relación, pues toda la atención se ha centrado en él, a quien se le dio el mote de ‘El Monstruo de Ecatepec’.

“Parte fundamental para entender el comportamiento de él, es el de ella que quizá es aún más perverso que el de él, porque él lo actúa, él lo ejecuta. Pero ella es fundamental y es abismalmente más perversa que él”, enfatizó la experta.

La criminóloga sostiene que ambos son conscientes de sus actos y que la victimización que vivieron en su infancia no justifica las decisiones que tomaron como adultos.

“Ellos no están locos bajo los cánones ni legales ni clínicos, no hay una locura, no están enfermos mentales, a nosotros nos parece o nos sería mucho más cómodo pensar que están locos porque nos veríamos alejados de todo ese concepto de maldad”, reiteró la especialista en asesinos seriales.

Y es que, de acuerdo con el análisis, Patricia y Juan Carlos encajan con otros casos de parejas criminales: la mujer es mayor que el hombre, ella muestra un papel pasivo cuando en realidad puede ser quién aliente los crímenes. La motivación de Patricia, dice la especialista, puede ser tan simple como no perderlo.

 

 

Con información de Noticieros Televisa

HÉCTOR DE MAULEÓN

EL UNIVERSAL

 

Nunca había leído algo como esto. Las declaraciones de Patricia “N” no se parecen a nada con lo que me haya encontrado antes. Ni siquiera hace falta calificarlas: su simple peso muestra una realidad profunda, y sin embargo, mal atendida. Algo que está ocurriendo, que puede estar ocurriendo ahora mismo en otras partes de México.

Juan Carlos y Patricia “N” se conocieron hace diez años en un bar en el que ella trabajaba de mesera. Él era cliente frecuente, iba con amigos, gastaba mucho dinero. Un día la invitó a salir. Le confesó que mataba gente por encargo. Que trabajaba “para un señor Charly de Tepito”.

Terminaron viviendo juntos en una vecindad de Ecatepec. Un día, él pegó un anuncio en la Central de Abastos, solicitando empleada doméstica. Era una estratagema, dijo ella, para “jalar” y violar a las muchachas que le gustaran.

Una mañana de 2012, una joven de 22 años tocó la puerta. Juan Carlos le abrió y le explicó que necesitaba que alguien auxiliara a su mujer en los quehaceres —pues Patricia estaba embarazada de su tercer hijo. La joven aceptó. Él la envió a buscar la ropa sucia al baño. La joven ya no salió.

Juan Carlos la sujetó por la espalda, le dijo que si hacía lo que le ordenaba no le pasaría nada, y podría irse. Luego asomó la cabeza y le ordenó a su mujer que se saliera a la calle con el niño más pequeño. Patricia obedeció.

Media hora más tarde Juan Carlos abrió la puerta. La muchacha estaba degollada en el piso del baño. “Me espanté y le dije que lo iba a denunciar, pero me dijo que no fuera pendeja, que nos iban a encerrar a los dos, y yo le creí”, recordó ella.

Detenida años después, a fines de septiembre de 2018 (cuando según la versión oficial la sorprendieron al lado de Juan Carlos empujando una carreola en la que transportaban el torso de una mujer, así como otros restos que se disponían a tirar en un baldío cercano), Patricia narró así el primer asesinato.

“Juan Carlos le cortó un cacho de carne de la pierna derecha, filetéandola, sacando cuatro bisteces y yo hice carne asada y comimos de ahí mi esposo Juan Carlos y yo, metiendo el resto del cuerpo de ella en un bote de cartón y en la noche la fuimos a tirar a un terreno baldío de la calle Lázaro Cárdenas, sobre las vías, en un diablito. Como la gente sabía que éramos basureros, no se les hacía raro que tiráramos basura en la noche”.

La segunda víctima fue la hija de un vecino que iba frecuentemente a la vivienda de la pareja a inhalar solventes. La muchacha, prácticamente una niña, fue atraída por la misma Patricia. Juan Carlos “se le acercó y le comenzó a decir que estaba muy bonita”.  La amarró y la tumbó en el colchón. Luego le pidió a Patricia que “la besara y la tocara sexualmente”. Ella se negó y se salió con su hijo.

Cuando regresó, encontró a la muchacha degollada “y partida a la mitad”. Patricia protestó porque el baño había quedado lleno de sangre. Juan Carlos dijo: “¿Qué quieres? El baño está chiquito”.

Taparon el cuerpo con un cartón, porque el padre de la víctima fue a visitarlos y se puso a “monear” en la vivienda durante un buen rato. Cuando el hombre se fue, “porque estaba muy pasado”, Juan Carlos “fileteó” a la muchacha “y le sacó un kilo de bisteces”.

“Hice carne asada que acompañamos con una salsa que compré en la tienda de doña Lupita, también compré costales de azúcar o harina, y cuando regresé, los brazos ya los tenía cortados en dos partes, también le quitó las piernas… también le quitó la cabeza, dejando nada más el torso y la rabadilla”.

Metieron los restos en los costales y los fueron a tirar al baldío de Lázaro Cárdenas. La pareja se mudó a otra vivienda, pero como la dueña siempre estaba presente, “no se podía hacer nada”. Probaron en dos vecindades más. En la primera, la dueña de la casa “estaba más al pendiente”, y en la segunda había cámaras de seguridad. En este último sitio, sin embargo, conocieron y ubicaron a tres de sus futuras víctimas.

En diciembre de 2015 ambos vivían en una vecindad de la calle Monte Blanco. “Las oportunidades que teníamos para matar eran cuando (la casera) se iba a ver a su hermana que estaba enferma”, dijo Patricia. Ese mes, una de las mujeres que habían ubicado en la vecindad anterior visitó su domicilio para venderles una licuadora.

La invitaron a entrar, le dieron tequila Rancho Viejo. “Cuando ya estaba muy tomada”, la acostaron en la cama. Los dos la tocaron y la besaron. La mujer se negaba. Pero Juan Carlos la violó y luego la llevó al baño. Patricia se salió con sus hijos, “para que no vieran lo que estábamos haciendo”. Regresó 30 minutos después.

Juan Carlos escuchaba música con los audífonos puestos mientras cortaba el cuerpo con unas tijeras de pollero.

“El tórax y un pedazo de grasa lo puso en una maceta… Esa la freí en aceite. Su carne estaba muy buena porque tenía mucho vino, y nos la comimos… Los huesos los echó en una bolsa de mandado rosa, para irlos a tirar al baldío”. Mañana, el resto de la historia.