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La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció este jueves que no tiene “más fuerzas” para seguir al frente del país, por lo que renunciaba a su cargo y que no se presentaría a la reelección.

Ardern, conteniendo las lágrimas, dijo que habían sido cinco años y medio difíciles como primera ministra y que era humana y necesitaba dar un paso al lado.

“Esperaba encontrar la manera de prepararme no sólo para otro año, sino para otro mandato, porque eso es lo que requiere este año. No he sido capaz de hacerlo”, dijo Ardern en conferencia de prensa.

“Sé que tras esta decisión se debatirá mucho sobre cuál ha sido la llamada ‘verdadera’ razón (…) Lo único interesante es que, después de seis años de grandes desafíos, soy humana”, continuó. “Los políticos somos humanos. Damos todo lo que podemos, durante todo el tiempo que podemos, y luego llega el momento. Y para mí, es el momento”, sostuvo.

Ardern irrumpió en la escena mundial en 2017 cuando se convirtió en la jefa de gobierno más joven del mundo a los 37 años. Llevó adelante una apasionada campaña por los derechos de la mujer y por el fin de la pobreza infantil y la desigualdad económica en su país.

Líderes mundiales expresaron su aprecio por Ardern, que se convirtió en una de las figuras mundiales más reconocibles durante la pandemia del COVID-19 y tras los tiroteos masivos en dos mezquitas en 2019.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo: “La diferencia que ha marcado es inconmensurable”. El primer ministro holandés, Mark Rutte, sostuvo que habían intercambiado mensajes este jueves y agregó: “Creo que es una líder formidable, en Nueva Zelanda, pero también en la región y en la ONU”.

Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, señaló que entendía la decisión de Ardern de dimitir: Creo que es una líder brillante y una mujer muy valiente”.

Ardern declaró que no dejaba el cargo porque fuera difícil, sino porque creía que otros podían hacerlo mejor.

Ahora, la votación del Partido Laborista neozelandés para elegir a su nuevo líder tendrá lugar el domingo, y el ganador será primer ministro hasta las próximas elecciones generales. El mandato de Ardern como líder concluirá a más tardar el 7 de febrero y se celebrarán elecciones nacionales el 14 de octubre.

Analistas apuntan a varios ministros de Ardern como posibles candidatos, entre ellos el ministro de Educación y Policía, Chris Hipkins, y la ministra de Justicia, Kiri Allen.

Tras contener la pandemia con éxito durante más de un año, los últimos bastiones de la estrategia de erradicación de la COVID-19, como Vietnam, Australia y Nueva Zelanda, se resignaron a convivir con el coronavirus ante la dificultad para frenar la variante Delta, el cansancio de las poblaciones y los estragos económicos.

La última en reconocer la inviabilidad de esa estrategia ha sido Nueva Zelanda, cuya primera ministra, Jacinda Ardern, anunció este lunes un nuevo modelo que tiene en cuenta las tasas de vacunación para relajar las restricciones de movimiento.

Es la primera vez que el gobierno neozelandés reconoce públicamente que abandona su estrategia de eliminación cero del coronavirus, que le valió ser considerado como el país más exitoso en la lucha contra la pandemia, con 4,352 contagios y 27 muertes hasta el momento.

China queda ahora prácticamente como el único país decidido a erradicar el virus en su territorio, una estrategia de test masivos, cierre de ciudades y confinamientos, que permanece inalterada desde el comienzo de la pandemia en Wuhan.

La decisión de Nueva Zelanda ha venido forzada por la situación en Auckland, que desde agosto sufre el peor brote conocido en el país hasta el momento, con 1,314 contagios, 29 de ellos este lunes, pese al confinamiento en vigor desde hace siete semanas.

Según Ardern, los cierres estrictos podrán terminar cuando el 90% de la población vacunable tenga la pauta completa, una cifra todavía lejana en un país donde solo un 46% de los mayores de 12 años ha recibido las dos dosis y el 76% tiene al menos una.

Pese al anuncio de esta nueva estrategia, Nueva Zelanda no tiene aún fecha para reabrir sus fronteras, cerradas con excepciones mínimas desde marzo de 2020, una medida compartida por su vecino, Australia, que sí ha anunciado una reapertura a partir de noviembre.

El plan gubernamental, que no da detalles sobre la entrada de turistas, contempla que los australianos y residentes que hayan completado la pauta de vacunación hagan una cuarentena de siete días en sus viviendas y puedan viajar sin cuarentena a países seguros.

Vietnam, otro de los bastiones de la política de COVID cero, también se ha replanteado la situación ante la fuerza de la variante Delta, que durante meses ha puesto en jaque a su capital económica, Ho Chi Minh, cuyo estricto confinamiento de casi tres meses ha hundido la economía del país.

Foto: Twitter @MallowNews

Este martes, el Parlamento de Nueva Zelanda aprobó en una primera votación la ley que busca prohibir la posesión de armas semiautomáticas de estilo militar y todos los rifles de asalto, luego de que este tipo de armamento se usara durante la masacre de 50 personas en dos mezquitas de Christchurch.

Un total de 119 parlamentarios votaron a favor de la iniciativa con un solo voto en contra en una sesión nocturna de la cámara.

El Parlamento neozelandés tiene previsto que este mismo mes quede refrendada la medida, que aún debe ser votada en dos ocasiones, y que busca prohibir la posesión de armas militares semiautomáticas y rifles de asalto, como las utilizadas para perpetrar la masacre.

El superintendente de la Policía, Mike McIlraith, hizo una demostración, en la sala y frente a los políticos, sobre lo sencillo que es manipular algunas armas para lograr que sean más potentes, detalló el New Zeland Herald.

Entre estas armas, mostró un AR-15, el tipo utilizado en el ataque terrorista de Christchurch, así como una variedad de AK-47 y algunas escopetas.

El ministro de policía, Stuart Nash, dijo que el proyecto de ley, si se aprueba como se espera, entrará en vigencia el 12 de abril, menos de un mes después de los ataques del 15 de marzo en los que murieron 50 personas.

El 15 de marzo, 50 personas murieron y otras 48 resultaron heridas de gravedad en el doble ataque perpetrado en dos mezquitas de Christchurch, la mayor ciudad de la Isla Sur del país, en el día del rezo musulmán del viernes.

Las dos mezquitas de la ciudad neozelandesa de Christchurch, donde un hombre armado mató a 50 fieles la semana pasada, volvieron a abrir sus puertas este sábado, por donde ingresaron muchos sobrevivientes para orar por las víctimas.

En la mezquita de Al Noor, donde más de 40 de las víctimas fueron asesinadas por un supremacista blanco, se reanudaron las oraciones con la presencia de policía armada, pero sin recordatorios gráficos del peor ataque en la historia de Nueva Zelanda.

Aden Diriye, quien perdió a su hijo de tres años en el atentado, regresó a la mezquita con sus amigos.

“Estoy muy feliz”, dijo después de orar. “Alá es lo máximo para nosotros”.

La mayoría de las víctimas del tiroteo, que la primera ministra Jacinda Ardern calificó rápidamente como un ataque terrorista, eran migrantes o refugiados y sus muertes reverberaron en todo el mundo islámico.

El príncipe jordano El Hassan bin Talal, quien visitó la mezquita de Al Noor, dijo que este atentado fue un ataque a la dignidad humana.

“Este es un momento de profunda angustia para todos nosotros, para toda la humanidad”, sostuvo.

La cercana mezquita de Linwood, la segunda atacada durante las oraciones del viernes de la semana pasada, también fue reabierta.

Nueva Zelanda ha estado bajo alerta de seguridad desde el ataque y Ardern incluso presentó una nueva ley que prohíbe algunas de las armas utilizadas en el tiroteo del 15 de marzo.

Nueva Zelanda prohibirá las armas semiautomáticas tipo militar y los rifles de asalto y establecerá una recompra de armas a nivel nacional luego del ataque terrorista registrado en dos mezquitas la semana pasada, que dejó un saldo de 50 muertos.

La prohibición tiene efecto inmediato para evitar el almacenamiento de armas mientras se está redactando la legislación al respecto, dijo este jueves la primera ministra, Jacinda Ardern, en una conferencia de prensa.

“Anuncio que Nueva Zelanda prohibirá todas las armas semiautomáticas de estilo militar. También prohibiremos todos los fusiles de asalto”, dijo la primera ministra.

Y añadió: “Creo firmemente que la gran mayoría de los propietarios legítimos de armas en Nueva Zelanda entenderán que estos movimientos son de interés nacional, y tomarán estos cambios con calma”.

El anuncio de Ardern se produce pocos días después del peor tiroteo masivo en la historia moderna de Nueva Zelanda. El 15 de marzo, un hombre atacó a musulmanes en la ciudad de Christchurch, mientras transmitía el ataque en vivo a través de Facebook.

La policía recuperó dos armas semiautomáticas, dos escopetas y un arma de acción de palanca, que el atacante poseía legalmente porque tenía una licencia de categoría A. Una brecha en la ley facilita convertir armas semiautomáticos estándar, que contienen hasta siete balas, en armas de estilo militar al insertar un cargador de gran capacidad no regulado.

La recompra podría costarle al gobierno entre 100 millones y 200 millones de dólares neozelandeses ( 140 millones de dólares estadounidenses), dijo Ardern. Se harán excepciones para escopetas y rifles de calibre 0.22 para agricultores y cazadores.

 

Este miércoles, los cuerpos de las víctimas de los ataques a las mezquitas en Nueva Zelanda fueron trasladados en ataúdes abiertos sobre los hombros de los dolientes hacia una gran carpa en el cementerio Memorial Park de Christchurch, en los primeros entierros de las 50 víctimas del atentado terrorista.

La mayoría de las víctimas del ataque perpetrado el viernes en la ciudad de la isla sur eran migrantes o refugiados de países como Pakistán, India, Malasia, Indonesia, Turquía, Somalia, Afganistán y Bangladesh.

El más joven era un niño de tres años, nacido en Nueva Zelanda e hijo de refugiados somalíes.

Las primeras dos víctimas enterradas, un padre e hijo llamados Khaled y Hamza Mustafa, llegaron al país oceánico huyendo de la guerra en Siria.

“Una familia vino aquí por seguridad y debería haber estado aquí a salvo”, dijo la primera ministra Jacinda Ardern, quien visitó la ciudad por segunda vez desde la masacre.

En medio de una fuerte presencia policial, cientos de personas acudieron a la ceremonia, algunos hombres con taqiyah (gorro), otros vistiendo shalwar kameez (túnica larga y pantalones). Las mujeres, por su parte, llevaban hiyabs y pañuelos.

En total, seis víctimas fueron enterradas este miércoles y se esperan más ceremonias durante la semana.

Ardern indicó que el próximo viernes, el tradicional llamado a orar que realizan los musulmanes ese día de la semana se transmitirá en toda Nueva Zelanda. También habrá dos minutos de silencio.

“Hay un deseo de mostrar apoyo a la comunidad musulmana cuando regresen a las mezquitas el viernes”, agregó la primera ministra.

La mezquita de Al Noor, donde más de 40 personas murieron, estaba siendo limpiada y reparada para las oraciones del viernes. Cerca del lugar, miembros de pandillas rivales hicieron un haka maorí y una multitud cantó el himno nacional con la puesta de sol.

Un adolescente rompió un huevo crudo en la cabeza de un senador australiano, quien además enfrenta una moción de censura por parte de sus colegas luego de provocar indignación tras culpar a la inmigración de musulmanes de la masacre en dos mezquitas de Nueva Zelanda.

El senador Fraser Anning enfrentó críticas luego de unos tuits publicados el viernes, incluido uno en el que escribió: “¿Alguien todavía disputa el vínculo entre la inmigración musulmana y la violencia?”.

“La verdadera causa de la masacre en las calles de Nueva Zelanda hoy es el programa de inmigración que permitió a los fanáticos musulmanes migrar a Nueva Zelanda en primer lugar”, señaló en un comunicado.

Las cámaras de televisión captaron el momento en el que un joven de 17 años estrelló un huevo en la cabeza de Anning mientras daba una conferencia de prensa el sábado en Melbourne, tras lo cual el legislador se lanzó contra el jóven golpeándolo.

La policía dijo que el joven fue detenido, pero posteriormente liberado sin cargos y con una investigación pendiente.

El gobierno y el partido de oposición acordaron aprobar una moción de censura contra Anning por su postura sobre los tiroteos de la ciudad de Christchurch, una vez que el Parlamento reanude sus sesiones en abril.

Aunque una reprimenda de ese tipo es una acción simbólica, los partidos importantes del país esperan demostrar lo aisladas que son las opiniones de Anning entre los 226 legisladores federales de Australia. El apoyo de los principales partidos políticos asegura que la moción de censura será aprobada por las dos cámaras.

El hombre que este viernes atacó dos mezquitas de Nueva Zelanda, matando a tiros a 49 personas, hizo el signo de los supremacistas blancos ante el tribunal de la ciudad de Christchurch, que este sábado lo inculpó por asesinatos.

El australiano Brenton Tarrant, de 28 años, ex entrenador físico y “fascista” autoproclamado, escuchó la lectura de los cargos en su contra durante una breve audiencia a puerta cerrada, a la que solo asistió la prensa por razones de seguridad.

Sin embargo, fue este sábado cuando se conocieron más detalles sobre lo ocurrido la tarde ayer. Horas después de la matanza, la policía descubrió que el responsable había transmitido en directo el ataque con una cámara colocada en un casco. Las autoridades pidieron de inmediato que se evitara compartir dicho video.

Por su parte, las autoridades búlgaras y turcas anunciaron que investigaban sobre las visitas que el atacante hizo a sus países.

Previo al ataque, el hombre que se presentó como un blanco de clase obrera con pocos recursos, publicó en Twitter un manifiesto racista de 74 páginas titulado “El gran reemplazo”, en alusión a una teoría originada en Francia y que va ganando terreno entre los círculos de la ultraderecha según la cual los “pueblos europeos” son “reemplazados” por poblaciones no europeas inmigrantes.

El documento detalla dos años de radicalización y preparativos. Afirma que los momentos claves de su radicalización fueron el fracaso de la dirigente ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017 y la muerte de la pequeña Ebba Åkerlund de 11 años en un atentado con camión en abril de 2017 en Estocolmo.

En el documento también señala que era admirador del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien consideraba “un símbolo de una identidad blanca renovada”. Aclaró que su admiración no respondía a su papel de líder político.

Tarrant también manifestó tener a China como modelo de país, definiéndolo como “una nación con los valores políticos y sociales más cercanos a los míos”. Según analistas, el “odio que destila su texto” hacia el Islam y los inmigrantes resulta irónico, ya que muchas de las razones que argumentó para su ataque son las mismas que usó ISIS para defender sus brutales crímenes.

En su manifiesto confirma que comenzó a planificar el atentado hace dos años, tras inspirarse durante un viaje a Europa, a la que define como “invadida” por los inmigrantes. En el documento también expresa su odio radical hacia los inmigrantes: “Tenemos que aplastar a la inmigración. Soy un racista, creo en las diferencias raciales”, sostuvo.

 

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) expresó su solidaridad con el gobierno y pueblo de Nueva Zelanda, por los trágicos ataques en contra de mezquitas, en la ciudad de Christchurch, que han dejado hasta el momento 49 muertos y más de 20 heridos.

A través de Twitter, la Cancillería mexicana precisó: “El GobiernoMX expresa su solidaridad al gobierno y pueblo de Nueva Zelandia por los trágicos ataques a mezquitas en Christchurch. La inclusión y el respeto a la diversidad son valores fundamentales de nuestros países”.

Y es que, un hombre identificado como Brenton Tarrant, de 28 años, entró armado en la mezquita Al Noor y abrió fuego en contra de al menos 300 feligreses que se encontraban en el interior.

Posteriormente se dirigió a otro templo ubicado a seis kilómetros de distancia, en donde asesinó a ocho personas más.

El atacante, originario de Australia, transmitió la masacre a través de Facebook Live, completamente en vivo, y argumentó que buscaba defender la supremacía blanca en el mundo.

Al menos tres personas han sido detenidas por los atentados, no obstante la ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha informado que se trata de extremistas de ultraderecha, quienes no estaban fichados, ni eran vigilados por la policía.

Empresas de internet informaron este viernes que están borrando el video filmado por el autor de la matanza en las mezquitas de Nueva Zelanda y que fue difundido ampliamente a través de las redes sociales horas después del terrible ataque.

Facebook anunció que eliminó una transmisión en vivo de las matanzas, así como las cuentas del agresor en esta red social e Instagram, tras recibir un aviso de la policía. Los muertos en las dos mezquitas sumaban más de 40.

El agresor transmitió 17 minutos del ataque, según informes. Google, dueña de Twitter y YouTube, dijo que estaba eliminando los videos de esos sitios.

La vocera de Facebook en Nueva Zelanda, Mia Garlick, dijo en un comunicado: “la empresa está eliminando cualquier elogio o apoyo al crimen y al agresor o los agresores apenas nos enteramos”.

Un total de 40 personas murieron en ataques a disparos en dos mezquitas en la ciudad neozelandesa de Christchurch, informó el viernes la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.

La mandataria precisó que cuatro personas han sido detenidas y que una de ellas es australiana.

La policía confirmó que varios explosivos improvisados, fueron localizados y desactivados.

Ardern agregó que más de 20 personas resultaron heridas de gravedad durante los tiroteos en las mezquitas, ocurrido durante las oraciones del viernes.

Treinta de los decesos ocurrieron en la mezquita Masjid Al Noor, en el centro de Christchurch. Siete de los muertos estaban dentro de la mezquita de Linwood Masjid y tres murieron fuera de la misma mezquita.

Un hombre que reivindicó los atentados dijo en un manifiesto que era un australiano blanco de 28 años que vino a Nueva Zelanda solo para planear y preparar el ataque.

El agresor transmitió en vivo, a través de redes sociales, el ataque. Se recomienda discreción, las imágenes son fuertes.

 

Al llevar a su bebé a la Asamblea General de la ONU, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, entró en la historia, sacudiendo a un mundo político todavía muy masculino.

Las fotos de Ardern, de 38 años, con su pareja Clarke Gayford y su hija de tres meses, Neve, en el amplio hemiciclo de la ONU en Nueva York en vísperas de la Asamblea General, dieron la vuelta al mundo.

“Es la primera vez que una líder mujer trae a su bebé a este hemiciclo creado hace 73 años y que supuestamente representa al mundo entero”, dijo Stephane Dujarric, portavoz de la ONU.

“Es algo muy bueno y estamos encantados de tener a Neve en el hemiciclo de la Asamblea General. Con sólo un 5% de mujeres dirigentes en el mundo, tenemos que hacer todo lo posible para que ellas se sientan acogidas de la mejor manera”, agregó el funcionario.

“Quiero normalizar esto”, dijo la Ministra neozelandesa a CNN para explicar la presencia del bebé en un lugar de trabajo.

El embarazo, la maternidad y la relación con el poder de Ardern la han convertido en una figura emblemática del feminismo en el contexto del movim iento #MeToo en Estados Unidos.

La pareja de la Ministra tuiteó una fotografía de la credencial diplomática de su hija ante la ONU, calificando a la bebé como “el primer bebé de Nueva Zelanda”.