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PRODUCTIVIDAD

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El Banco Mundial (BM) alertó este miércoles del “lastre” del “estancamiento” de la productividad en México, que ha impactado en el crecimiento anual de la economía nacional en los últimos 30 años.

“La productividad del país ha crecido en cámara lenta, entre 1990 y 2019 ha sido negativa, por debajo de la de los países de la OCDE y en contraste con otros países similares de América Latina que han tenido un mejor desempeño”, declaró Mark R. Thomas, director del BM para México, Colombia y Venezuela.

Thomas presentó ante la Secretaría de Economía (SE) el informe “Crecimiento de la productividad en México” basado en datos de más de 20 millones de empresas encuestadas en los últimos seis censos económicos del país, de 1994 a 2019.

El estudio encontró que el PIB por trabajador solo ha crecido 0.1% en ese periodo, por debajo del promedio de 0.8% de Latinoamérica y del 1.1% de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Por la baja productividad, el crecimiento económico de México promedió solo el 2.2% anual de 1990 a 2019, cuando a inicios de los años 80 del siglo pasado crecía con una media de 7% anual, indicó el informe.

“En México el principal lastre para el crecimiento de la economía del producto bruto, ergo del bienestar de las personas, es la productividad total de los factores”, añadió Eduardo Olaberria, economista sénior del Banco Mundial y responsable del reporte.

El PIB per cápita de México era 30% el de Estados Unidos en 1990, pero esa proporción ha caído a 20%, por debajo de economías como Corea del Sur, Malasia y Chile, que México antes superaba.

La economía de México no creció a su potencial por perder el nivel de productividad que tuvo durante la época del desarrollo estabilizador, de 1954 a 1970, lamentó Jorge Arreola, director general de Competitividad y Competencia de la SE.

“El producto interno bruto sería dos y media o tres veces más grande que el que hoy tenemos. Nuestra realidad sería totalmente otra”, manifestó el funcionario mexicano.

La llamada de alerta ocurre después del crecimiento de 4.8% del PIB de México en 2021, por debajo de la expectativa del 6% que esperaba el Gobierno.

Además de los contagios y muertes, la pandemia dejó en México una contracción histórica de 8.2% del PIB en 2020, una caída de la que el país no se ha recuperado. “El crecimiento sostenible e inclusivo del país no ha podido darse en toda su capacidad”, advirtió Thomas.

Entre las factores que limitan la productividad de las empresas, el BM destacó la falta de acceso al crédito privado de las empresas en México.

El crédito privado es solo 39% del PIB de México mientras que el promedio de Latinoamérica es 60%, indicó el reporte, que señaló como problema que solo tres bancos concentran el 50% de los activos.

También está la falta de empresas integradas a las cadenas globales, pues apenas el 25% del valor de las exportaciones son de insumos intermedios con origen nacional.

Mientras que los estados del norte tienen niveles de productividad similares a los de países como Corea del Sur, los estados del sur son más parecidos a las naciones de Centroamérica. Por ello, la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, aseguró que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO9 aplica políticas como la subida del salario mínimo y proyectos de infraestructura en el sureste, como el corredor interocéanico que conectará el Pacífico con el Atlántico.

“Es curioso cuando vemos los números, son aproximadamente de ocho a 10 estados de la república que cargan al resto del país. No es una novedad y tampoco viene a ser sorpresa que el presidente de México esté volteando a ver a parte de esos estados que estaban en la cola de la gráfica”, manifestó.

Thomas urgió a las empresas y al Gobierno incrementar la inversión en innovación y desarrollo, que ahora es menor a la de Brasil.

Una de las frases más conocidas del autor de Alicia en el País de las Maravillas, Lewis C Caroll, es: “Aquí, tienes que correr a toda velocidad para poder permanecer en el mismo lugar, y si quieres desplazarte a otro… ¡entonces debes correr el doble de rápido!”

Eso mismo debería hacer México: correr para no seguir perdiendo posición en el mundo globalizado de hoy. Y correr más rápido si queremos avanzar y ser un país próspero y desarrollado.

Pero cuando tendríamos que estar corriendo simplemente para no quedarnos atrás, estamos frenando la marcha de manera abrupta. Tan radical, que si el gobierno presenta un presupuesto que no se enfoca en reactivar la economía; en aumentar la productividad sino en regalar dinero a través de programas sociales y en meterle dinero bueno al malo a través de proyectos que sabemos desde ahora no redituarán, éste es recibido con un gran suspiro de alivio. ¡Fiu! No hubo sorpresas desagradables. Los números parecen realistas y hacen sentido. Esa ha sido la reacción ante la propuesta presupuestal que presentó hacienda para el año próximo.

La inversión para la competitividad y el crecimiento regional del país es todo menos eso. Implica invertir dinero en Santa Lucía y el Tren Maya, ambos proyectos destinados al fracaso. Pero como la inyección de capital es menor a la anticipada, ¡fiu! hay un respiro de alivio.

Los recursos para los programas sociales (Bienestar de las Personas Adultas Mayores, el de las personas con discapacidad, Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, becas escolares, crédito agrícola y ganadero, por mencionar algunos) será dinero de los contribuyentes para generar una clientela política para el presidente y para Morena. Tomó mucho tiempo quitarle esa cartera que el PRI utilizó durante décadas a su antojo para que ahora, con el argumento de que ellos son distintos, otra vez el dinero se reparta de manera directa, sin intermediarios.

En otro de los grandes pilares del presupuesto, la producción petrolera, se prevé que ésta aumente un 13 por ciento. ¿Cómo vamos a producir 13 por ciento más sin el hallazgo de un nuevo yacimiento; sin fracking y sin atraer inversiones nuevas porque el presidente repite una y otra vez que éstas no han servido para nada? Se ve poco probable. Pero como el presupuesto para la construcción de ese elefante blanco que será Dos Bocas fue 17 por ciento menor al esperado, entonces ¡fiu! hay un respiro de alivio. Aunque de todas formas se le asignaron 41.3 mil millones de pesos.

El crecimiento que pronostica Hacienda va de 1.5 a 2.5 por ciento. Éste dato es demasiado bajo para una economía como la mexicana, pero como se anticipa más realista que el 4 por ciento en promedio que viene prometiendo el presidente alcanzaremos en el sexenio, entonces ¡fiu! no está tan grave ese pronóstico tan bajo porque es realista.

Sí, qué bueno que se pronostique una inflación controlada; un tipo de cambio razonable y un superávit primario. Es una lógica responsable de Hacienda que al parecer palomeó el presidente López Obrador. Pero eso es un primer escalón. México tienen enormes carencias. Regalar poco dinero a muchos mexicanos podrá ser, no nada más un motor del consumo interno, también un catalizador de mayor informalidad. Tirar dinero en un tren y un aeropuerto que no van a resolver la conectividad y sentirnos tranquilos porque será poco dinero, sigue siendo dinero de los mexicanos tirado a la basura.

No estamos corriendo a la velocidad que requerimos. Estamos ante un gobierno que ha puesto freno de mano y ahora, al presentarse un presupuesto sensato pero pobre, hay una normalización de un presente y un futuro mediocre para México.

 

Columna completa en EL UNIVERSAL