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Jacob Chansley, el hombre que participó en el asalto al Capitolio de Estados Unidos disfrazado de bisonte, fue condenado este miércoles a 41 meses de prisión, tres años y cinco meses de cárcel, en un tribunal federal del país.

“Lo que usted hizo fue terrible”, afirmó este miércoles el juez Royce Lamberth, de una corte federal del Distrito de Columbia, durante la vista para leer la sentencia.

Pese a opinar que el arrepentimiento expresado por Chansley es genuino, Lamberth subrayó que el delito cometido es tan “grave” que no justifica una sentencia menor.

En la audiencia, Chansley le dijo al juez que se equivocó al entrar al Capitolio. “No tengo excusas”, indicó este hombre, quien agregó que su comportamiento de ese día es “indefendible”.

Recordemos que en septiembre Chansley se declaró culpable por el cargo de haber obstruido un procedimiento oficial durante una sesión del Congreso el pasado 6 de enero, cuando tuvo lugar el asalto al Capitolio. Mediante dicha declaración de culpabilidad, que formó parte de un acuerdo con la Fiscalía, Chansley aceptó una pena recomendada de entre 41 y 51 meses de prisión, aunque se le descontará el tiempo que lleva en la cárcel desde el 9 de enero pasado.

Chansley, un adepto a las teorías conspirativas del movimiento QAnon, se convirtió en el asaltante más mediático del Capitolio ya que lo hizo disfrazado de bisonte y llegó a sentarse en la silla del presidente del Senado.

Fue detenido tres días después y desde entonces ha permanecido tras las rejas, aunque el interés mediático siguió activo por él después de exigir que le ofrecieran comida orgánica en la cárcel y negarse a comer durante nueve días hasta lograrlo.

Durante la audiencia de este miércoles, el fiscal mostró un vídeo del acusado gritando dentro de la sede del Congreso e insultando a los legisladores. El Departamento de Justicia sostiene que Chansley fue una de las primeras 30 personas que entraron al Capitolio y que luego fueron seguidas por cientos.

Hasta ahora, más de 600 personas han sido imputadas en tribunales federales por el asalto al Capitolio. La sentencia contra Chansley sigue a la dictada la semana pasada por el mismo juez contra un hombre que golpeó a un policía durante el asalto al Capitolio y quien también fue condenado a 3 años y 5 meses de prisión. Estas dos son las penas más altas ordenadas hasta el momento contra imputados por ese suceso

Un padre de familia estadounidense acusado de asesinar a sus dos hijos en nuestro país permanece detenido en California tras declarar a agentes del FBI que tenía que matarlos porque habían sido infectados con ADN de serpiente.

El hombre, de nombre Matthew Taylor Coleman, de 40 años, es seguidor del movimiento QAnon.

El ciudadano estadounidense habría asesinado a su hijo de 2 años y a su bebé de 10 meses el lunes en Rosarito, Baja California, de acuerdo con la denuncia penal federal presentada en el Tribunal de Distrito del Centro de California en Los Ángeles.

El hombre fue acusado de asesinato de ciudadanos estadounidenses en el extranjero ayer por la tarde. La ley estadounidense permite el enjuiciamiento de un asesinato cometido en otro país, siempre que tanto el acusado como la víctima sean ciudadanos estadounidenses y el acusado haya abandonado el país donde se cometió el delito.

Coleman, residente de la ciudad de Santa Bárbara, dijo a los agentes del FBI que mató a sus hijos incrustando un arpón de pesca en el pecho de los niños, según detalla la acusación.

El hombre argumentó que había sido “iluminado por las teorías de conspiración de QAnon e Illuminati” y “creía que estaba salvando al mundo de los monstruos” porque su esposa “poseía ADN de serpiente y se lo había transmitido a sus hijos”, según la denuncia del Departamento de Justicia (DOJ).

Según la investigación, el sábado pasado, la esposa de Coleman se comunicó con la Policía de Santa Bárbara para informar que su esposo había salido con los niños y no sabía a dónde habían ido. Gracias al GPS del teléfono, se pudo determinar que el hombre había estado en Rosarito el domingo por la tarde, mientras que el lunes estaba cerca de San Ysidro, frontera entre Estados Unidos y México.

Agentes del FBI determinaron que había ingresado a Estados Unidos sin los niños. Tras comunicarse con la Policía de Rosarito supieron que la policía habían recuperado esa mañana los cuerpos de dos niños que coincidían con la descripción de sus hijos.

En su declaración, Coleman dijo que no tenía una silla de auto para bebés, por lo que puso a su hija en una caja y así manejo hasta nuestro país. Detalló cómo los asesinó y que trasladó los cuerpos hacia un matorral. La descripción coincide con el reporte de las autoridades de Baja California.

El acusado fue interrogado por los agentes sobre si sabía que lo que hizo estaba mal, a lo que contestó que “él sabía que estaba mal pero que esa era la única manera en que podría salvar el mundo”.

En 2019, el FBI etiquetó a QAnon como potencial amenaza de terrorismo interno tras incidentes como uno registrado en 2018 cuando un hombre cargado de armas y en un vehículo blindado bloqueó el paso en la presa Hoover, en el estado de Nevada, para desvelar “verdades ocultas”.

Un informe del FBI y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) publicado en junio pasado advirtió sobre una acción más violenta por parte de los seguidores de QAnon.

La Policía del Capitolio (United States Capitol Police) informó este miércoles que reforzó la seguridad en Washington luego de que los servicios de inteligencia descubrieran un “posible complot para irrumpir en el Capitolio” el día de mañana, casi dos meses después del asalto mortal por parte de simpatizante del expresidente Donald Trump.

Miembros del movimiento conspiracionista QAnon, que jamás aceptó la victoria electoral de Joe Biden, consideran que el 4 de marzo Trump deberá ser investido para un segundo mandato.

“Hemos obtenido información de inteligencia que muestra un posible complot para irrumpir en el Capitolio, por parte de una milicia identificada, el jueves 4 de marzo”, dijo en Twitter la policía del Capitolio. “Ya hemos realizado importantes mejoras de seguridad” después del ataque del 6 de enero, agregó la corporación.

El cuerpo de seguridad añadió además, que está “alerta” y preparada para cualquier amenaza potencial hacia los miembros del Congreso o hacia el complejo mismo. Señaló que toma los informes de inteligencia “seriamente”, y que está trabajando con las fuerzas locales, estatales y federales para “frenar cualquier amenaza”, aunque evitó proporcionar mayores detalles.

El jefe de los servicios de protocolo y seguridad en el Congreso, Timothy Blodgett, envió un mensaje a los congresistas el lunes informándoles que estaba trabajando con la policía para monitorear la información “relacionada con el 4 de marzo y las posibles manifestaciones en torno a lo que algunos llaman ‘el verdadero día de la investidura'”.

“La importancia de esta fecha aparentemente ha disminuido entre diferentes grupos en los últimos días”, subrayó el funcionario; y es que hasta 1933, los presidentes estadounidenses asumieron el poder el 4 de marzo, y no el 20 de enero como ocurre actualmente.

Durante la presidencia Trump, seguidores del grupo QAnon promulgaban, sin evidencias, que el republicano salvaría al mundo de las élites corruptas y pedófilas.

Miembros autoproclamados de esa organización estuvieron entre los manifestantes del 6 de enero, que protestaban por un supuesto fraude en la elección presidencial en la que Trump resultó derrotado por Joe Biden.  Aunque el demócrata Biden fue investido el 20 de enero, activistas de QAnon, cuya cantidad es difícil de estimar, creen que el republicano Trump volverá al poder el jueves.

Recordemos que cinco personas, incluido un policía del Capitolio, murieron durante al asalto del 6 de enero; más de 270 personas están siendo investigadas por su participación en esa asonada, según el FBI.

Al respecto, el estadounidense de origen cubano Enrique Tarrío, líder de los Proud Boys, dijo este miércoles que los “siete” miembros del grupo que están siendo enjuiciados por el asalto al Capitolio de saben que fue un “error” y aseguró que no son un grupo racista.

Tarrío subrayó que considera que les han presentado cargos criminales mayores a los que se merecen. Aseguró además que se salvó de participar en la toma de la sede del Congreso en Washington porque había sido detenido unos días antes en esa ciudad por cargos relacionados con la quema de una bandera con el lema “Black Lives Matter”.

“Dios me salvó, Dios me estaba hablando”, dijo el cubano al detallar que él hubiera ingresado al Capitolio por la emoción del momento.

Señaló que el grupo de los Proud Boys “no es político”, que rechazan “políticas socialistas” como las de la congresista hispana Alexandria Ocasio Cortez y se identifican con los principios del conservadurismo. Explicó que el grupo considera “terroristas” a los grupos liberales Black Lives Matter y Antifa (antifacistas), un movimiento considerado anarquista, que está contra los fascistas, racistas y de extrema derecha al considerar que atacan a comunidades minoritarias y marginadas.

QAnon es su nombre. Entre sus seguidores ya están celebridades como Roseanne Barr; el ex pitcher de las Medias Rojas, Curt Schilling e incluso el conductor estrella de Fox News, Sean Hannity. Su teoría: Trump llegó al poder para ponerle punto final a la conspiración de las élites que están en el poder desde hace décadas.

El nombre proviene de la letra Q, utilizada en el gobierno de Estados Unidos para quienes tienen acceso a documentos de altísima seguridad. Q, por lo tanto, es alguien del gobierno con acceso a información clasificada. Anon es la abreviatura de anónimo y son los seguidores de Q.

La teoría de la conspiración que QAnon predica arranca en octubre 17 del 2016, a poco menos de un mes de la elección que ganó Trump. A partir de esa fecha, ciertas claves conocidas como ‘migajas’ han sido publicadas en internet en formato críptico por un Q que nadie sabe quien es pero que cada vez generan más adeptos que se suman a las discusiones de qué secreto o qué migaja les está aventando este anónimo funcionario del gobierno de Trump.

Estas migajas sirven para comprobar que tienen razón sobre su gran teoría de la conspiración: todos los presidentes de EUA desde antes de JFK hasta Barack Obama, son criminales que a su vez han conspirado con las élites del mundo; con las instituciones bancarias globales; con el Vaticano; con la corona Inglesa; con escuadrones de la muerte comandados por Hillary Clinton; con operadores de lo más oscuro y profundo del gobierno  que han estado manipulando a su favor los acontecimientos para quedarse con el poder y dinero, generando cantidad de males en el mundo. Todos los presidentes salvo Kohn F Kennedy, quien por no ser parte de la conspiración fue asesinado, lo mismo que Ronald Reagan, a quien intentaron asesinar durante su presidencia por la amenaza de que iba a desenmascarar esta conspiración. Ahora, Donald Trump es el elegido para llegar a frenarlos.

¿Quién eligió a Trump para esto? Algunos miembros del ejército estadounidense que quieren ayudar a Trump a enviar a toda esta mafia a prisión, a Guantánamo, en lo que denominan será ‘La Tormenta’ para poder salvar al mundo; para salvarnos a todos.

¿Suena loco? Totalmente. Pero sus seguidores han ido tomando fuerza al grado que ya hay miles de personas en los mítines de Trump que portan camisetas y/o gorras con la letra Q. En abril pasado organizaron una marcha en la capital estadounidense pidiendo transparencia. En junio, otro seguidor de QAnon se subió a un camión blindado de fabricación propia con armas y bloqueó la carretera que se encuentra a un costado de la Presa Hoover exigiendo la publicación de un documento gubernamental, que, por cierto, ya había sido hecho público al momento de esta loca exigencia.

A la fecha los seguidores de QAnon especulan que Q es alguien cercano a Trump que trabaja en La Casa Blanca y por ello intentan adivinar sobre su paradero y su influencia sobre el presidente de Estados Unidos.

Cada tuit de Trump es visto por los seguidores de QAnon como una confirmación de la lealtad del presidente a su causa. Cada vez que Trump escribe algo que menciona el número 17 – la letra Q en el abecedario es la 17 – creen que los está motivando. Lo increíble de esta teoría de la conspiración es que Trump utiliza en varias ocasiones este número 17 para referirse a fechas o al número de demócratas que bloquean sus iniciativas.

 

Columna completa en El Universal