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Enrique Quintana 

El Financiero

Hace poco más de un mes el INEGI convocó a la formación de un grupo de expertos que definan la formación de un llamado Comité para el Fechado de los ciclos económicos en México.

Dicho de manera simple, se trata de la conformación de un grupo que defina claramente cuándo hay recesión y cuándo hay expansión. Tan simple como eso.

Ese grupo de expertos analiza en este momento las mejores prácticas en el mundo a este respecto.

Aunque parece algo accesorio, el calificar una circunstancia como “recesión” y otra como “expansión”, puede tener efectos sicológicos relevantes, que influya en las decisiones de inversionistas y consumidores, y además en el diseño de las políticas públicas en México.

El punto de referencia obligado en el mundo –como aquí ya le comentamos– es el llamado National Bureau of Economic Research, que fue fundado en Estados Unidos desde 1920.

Este Comité integra, entre otros, a 29 premios Nobel de Economía y 13 economistas que han sido Consejeros Económicos de presidentes de EU. Hay cerca de 1 mil 400 investigadores asociados y están representadas las principales universidades de EU.

Entre otras actividades, el NBER es la institución que define oficialmente cuando hay recesión en los Estados Unidos.

Lo primero que este grupo ha establecido es que una recesión no es un periodo en el que el PIB baja por dos trimestres consecutivos.

El ejemplo más claro corresponde al 2001, año en el que no hubo dos trimestres consecutivos con caídas del PIB y, sin embargo, ese periodo fue catalogado como recesión.

En la definición de recesión del NBER, que es la más aceptada internacionalmente, se señala que esta condición es cuando se presenta una declinación significativa y generalizada de la actividad económica. Esa es la condición. Por eso es incorrecto hablar de “recesión industrial”, por ejemplo, pues no hay recesiones sectoriales.

Las variables que se consideran en EU son el PIB, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y las ventas.

Ayer, Citibanamex ajustó su pronóstico de variación trimestral del PIB del segundo trimestre a -0.2 por ciento que luego de una caída trimestral de -0.1 por ciento, en el primero, inducirá a algunos a decir que hay recesión en México.

Si nos atenemos a la definición señalada arriba, pese a que el PIB hubiera caído a tasas trimestrales en dos periodos consecutivos, no lo ha hecho el ingreso real. Los salarios reales han crecido y la caída del empleo hasta ahora fue de un solo mes. Por otra parte, en las ventas minoristas no hay una caída sistemática.

Esto no significa que no pueda haber recesión en México en este año. Sí podría haberla.

Pero las circunstancias actuales más bien nos hacen percibir un estancamiento, con el propio Citibanamex califica a esta condición en su reporte.

Lo más grave en el análisis de Citibanamex no es tanto que en el segundo trimestre vayamos a tener un -0.2 por ciento (si resulta correcta la previsión), sino la consideración que señala que el crecimiento débil llegó para quedarse. Para 2020, la estimación de esta institución es un crecimiento de 1.2 por ciento, lo que implica un par de años de virtual estancamiento.

Aunque el presidente López Obrador ha usado la narrativa de que lo importante es el desarrollo y el bienestar y no el crecimiento del PIB, esto no es sostenible.

El crecimiento no es suficiente para que haya desarrollo y bienestar, pero sí es necesario. Y sin crecimiento, el sexenio no pinta bien.