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REBELIÓN

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Un avión privado Embraer se estrelló hoy en la región rusa de Tver con diez pasajeros a bordo, entre los que se encuentra el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, quien lideró una rebelión contra el gobierno de Vladímir Putin hace unos meses.

“Se ha abierto una investigación sobre la catástrofe del avión Embraer ocurrida esta tarde en la región de Tver. Según la lista de pasajeros, entre ellos se encuentra el nombre y apellidos de Yevgueni Prigozhin”, informó la agencia de aviación civil, Rossaviatsia, a agencias locales.

Por su parte, el Ministerio para Situaciones de Emergencia confirmó que el siniestro tuvo lugar cerca de la localidad de Kuzhenkino y que tres de las diez personas que viajaban a bordo del aparato eran tripulantes.

“Según datos preliminares, todos los que iban a bordo han muerto”, informó el Ministerio para Situaciones de Emergencia.

El avión se estrelló en Tver, que se encuentra a menos de 200 kilómetros de Moscú, cuando efectuaba un vuelo entre la ciudad de San Petersburgo y la capital rusa.

Efectivos de Emergencias se han desplazado a la zona del accidente para iniciar las labores de búsqueda y rescate .

En tanto, el gobernador de Tver, Ígor Rudenia, asumió el control personal de la investigación de lo ocurrido con el avión civil.

Los servicios de emergencia rusos rescataron ocho cadáveres en el lugar del siniestro. Por ahora, según informa la agencia oficial RIA Nóvosti, los servicios de salvamento no han confirmado la identidad de los cadáveres hallados cerca de la localidad de Kuzhenkino.

Según la prensa, los cuerpos están totalmente carbonizados, así que será probablemente necesario realizar una prueba de ADN para confirmar su identidad.El portal Baza asegura que uno de los pasajeros resultó decapitado en el accidente.

Prigozhin, de 62 años, protagonizó hace dos meses una fallida rebelión militar contra el Kremlin en la que llegó a tomar una de las ciudades más importantes del sur de Rusia, Rostov del Don.

Tras la mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, Prigozhin aceptó replegar a sus mercenarios y trasladar su base a territorio de esa antigua república soviética.

Después de acusarle de traición, el presidente ruso, Vladímir Putin, lo recibió en el Kremlin, tras lo que Prigozhin anunció el reinicio de las operaciones de Wagner en África.

Prigozhin apareció este lunes por primera vez desde el motín en vídeo, en el que sugirió que había vuelto a África para hacer que Rusia sea “aún más grande en todos los continentes”.

“El Grupo Wagner hace que Rusia sea aún más grande en todos los continentes y que África sea aún más libre”, dice Prigozhin en la grabación, difundida por canales de Telegram próximos a la milicia rusa.

El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aseguró este jueves que el jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, que recientemente se rebeló contra los mandos militares del presidente Vladimir Putin, estaba en Rusia.

“En cuanto a Prigozhin, está en San Petersburgo. ¿Dónde está esta mañana? Puede haber partido a Moscú o a otro lado, pero no está en territorio bielorruso”, dijo Lukashenko en una rueda de prensa con medios extranjeros en Minsk.

Recordemos que fue Lukashenko quien medió el acuerdo que puso fin a la revuelta del 23 y 24 de junio de Prigozhin, cuyas milicias tuvieron un papel preponderante en la ofensiva rusa en Ucrania. Ese pacto incluía que el mercenario se exiliara en Bielorrusia, un país aliado y vecino de Rusia.

En ese sentido, Lukashenko había asegurado el pasado 27 de junio que Prigozhin había llegado a Bielorrusia.

“Sé con certeza que está en libertad”, añadió Lukashenko, afirmando que en una llamada que sostuvo con Prigozhin éste le aseguró que continuaría “trabajando para Rusia”.

Sin embargo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al ser interrogado sobre el paradero de Prigozhin, respondió: “No seguimos sus movimientos”.

Putin, que denunció a Prigozhin como “traidor”, dio a los combatientes de Wagner la opción de unirse al ejército regular, irse a Bielorrusia o regresar a la vida civil. Pero según Lukashenko, los combatientes de Wagner también están “en sus campamentos permanentes” en Ucrania y no en Bielorrusia, “por el momento”.

El presidente bielorruso aseguró también que la cuestión de la “reubicación” de Wagner en Bielorrusia “no está resuelta”, al tiempo que dijo estar convencido de que el grupo paramilitar ruso no se rebelará ni usará sus armas contra su gobierno.

Tras su motín de 24 horas que sacudió el Kremlin, Prigozhin aseguró que no quería tomar el poder sino proteger a Wagner del riesgo de ser desmantelado por el Estado Mayor ruso, al que acusa de incompetencia en el conflicto de Ucrania.

En medio de esto, medios rusos difundieron la noche de ayer imágenes del cateo a la casa en San Petersburgo de Prigozhin, realizado durante su intento de rebelión de finales de junio.

Las imágenes muestran una enorme y lujosa mansión, con un helicóptero en el jardín.

Durante el registro, según estas grabaciones, los agentes descubrieron fajos de dólares y de rublos, lingotes de oro, numerosas armas, varios pasaportes con distintos nombres y un armario repleto de pelucas.

La web de noticias Fontanka, con sede en San Petersburgo, indicó también que los investigadores encontraron una fotografía con “cabezas cortadas” en el domicilio. Los mercenarios de su organización a menudo son acusados de abusos.

Esta página también publicó una fotografía que muestra un enorme mazo en una habitación de la casa, cuya cabeza metálica lleva inscrito el mensaje: “En caso de negociaciones importantes”.

El mazo es uno de los símbolos del grupo Wagner, que se jacta de presumir este arma para ejecutar o torturar a sus enemigos.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó que la respuesta de Vladímir Putin al intento de rebelión del Grupo Wagner fue débil y aseguró que el líder ruso está perdiendo el control de su propio pueblo.

En una entrevista con CNN, el mandatario ucraniano declaró que “todo ese poder vertical” que Putin solía tener “se está desmoronando”.

“Vemos la reacción de Putin. Es débil”, dijo Zelensky a la periodista Erin Burnett de CNN en Odesa, en una entrevista que se publicará completa el próximo miércoles y de la que ya se han emitido algunos fragmentos.

Recordemos que el pasado 24 de junio, algunos militares del grupo Wagner, liderados por Yevgueni Prigozhin, iniciaron una sublevación y tras declararse en rebeldía ocuparon la ciudad de Rostov en el Don y enviaron cuatro columnas hacia Moscú.

Un día después, el propio líder del grupo Wagner anunciaba su retirada, tras la mediación del líder bielorruso Alekandr Lukashenko, y el retorno de sus combatientes a las bases permanentes. Tras un acuerdo con el Kremlin, Prigozhin se trasladó a Bielorrusia y no podrá haber cargos contra él.

El objetivo declarado de Prigozhin, que no consiguió, era la destitución del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y del jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, Valeri Guerásimov, a quienes desde hace meses responsabiliza de los reveses militares en Ucrania y del elevado número de bajas entre las fuerzas rusas.

En opinión de Zelenski, lo sucedido demuestra que Putin “no controla todo”. “El hecho de que Wagner se adentra profundamente en Rusia y toma ciertas regiones muestra lo fácil que es hacerlo. Putin no controla la situación en las regiones”, afirmó Zelenski.

El mandatario ucraniano declaró que aunque los esfuerzos de Kiev se han centrado en recuperar territorio en el sur y el este de Ucrania, su objetivo final es liberar Crimea, la península anexada por Rusia en 2014. “No podemos imaginar Ucrania sin Crimea. Y mientras Crimea está bajo la ocupación rusa, solo significa una cosa: la guerra aún no ha terminado”, dijo.

Si no se consigue liberar el territorio, añadió, no podrá ser considerada una victoria.

El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, planeaba capturar a líderes militares rusos como parte de la rebelión que puso en marcha el pasado fin de semana y que adelantó después de que la inteligencia rusa descubriese su plan, según The Wall Street Journal (WSJ).

Citando a fuentes occidentales, el diario informa que originalmente Prigozhin preveía capturar al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor General, Valeri Guerásimov, durante una visita que iban a hacer a una zona fronteriza con Ucrania, pero los servicios secretos rusos descubrieron el plan dos días antes de su ejecución.

Agencias de inteligencia occidentales, apunta el periódico, también tuvieron conocimiento de los planes del líder de Wagner y consideraban que tenía posibilidades de éxito, que se desmoronaron al filtrarse la conspiración y forzar a improvisar una alternativa.

El WSJ señala que fuentes occidentales creen que Prigozhin había comunicado sus intenciones al general ruso Serguéi Surovikin, una información también publicada por The New York Times y que ha sido calificada de “especulación” por el Kremlin.

Según las fuentes del diario, Prigozhin había acumulado armamento y munición y esperaba que parte de las Fuerzas Armadas rusas se sumasen al motín y se rebelasen contra sus comandantes.

Tras saber que su plan se había filtrado, el jefe del grupo de los mercenarios adelantó sus movimientos y capturó la ciudad de Rostov, para luego enviar una columna en dirección a Moscú, que se detuvo tras las negociaciones en las que medió el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko.

El acuerdo alcanzado entre el Kremlin y Prigozhin para detener el motín preveía la anulación del cargo penal por rebelión armada contra el jefe de Wagner a cambio de que se marchara a Bielorrusia.

El presidente ruso, Vladímir Putin, también ofreció a los mercenarios que se sublevaron junto a Prigozhin irse al país vecino o suscribir un contrato con el Ministerio ruso de Defensa u otras agencias de seguridad de Rusia para subordinarse a las estructuras legales y oficiales.

En sus mensajes de los últimos días, Prigozhin dijo públicamente que su rebelión tenía como objetivo desbancar a Shoigú y Guerásimov, como responsables de los problemas en la invasión de Ucrania, pero que no buscaba derrocar el Gobierno de Putin.

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, confirmó hoy que el jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, ha llegado al país, donde debe vivir exiliado tras la rebelión armada que encabezó el fin de semana en Rusia.

“Se proporcionaron garantías de seguridad, como prometió ayer (el presidente Vladímir Putin) (..) Sí, de hecho, hoy está en Bielorrusia”, indicó Lukashenko en una ceremonia de entrega del grado de general.

Lukashenko, que ejerció de mediador, defendió este martes que Prigozhin ha recibido “garantías de seguridad”, horas después de que las autoridades de Rusia anunciaran el archivo de todas las causas penales abiertas contra el Grupo Wagner, según informó la agencia de noticias oficial BelTA.

El presidente bielorruso había reconocido previamente que dio orden a su Ejército de estar listo para el combate ante la posible escalada de las tensiones que afectaban a su estrecho aliado.

Asimismo, advirtió del potencial beneficio para Occidente de este tipo de crisis y del riesgo de una crisis en el país vecino: “Si Rusia colapsa, todos moriremos”, señaló.

Lukashenko sugirió hoy que los mercenarios del Grupo Wagner que se exilien en su país podrían “ayudar” a la antigua república soviética con su experiencia como fuerza de asalto, técnicas de combate y el manejo de armas.

“Si sus comandantes vienen y nos ayudan… Es experiencia. Eran grupos de asalto en la vanguardia. Nos contarán lo que es importante ahora. Porque pasaron por todo esto (…) Sobre táctica, armamento, cómo avanzar y cómo defenderse. Es algo que no tiene precio. Esto es lo que debemos coger de los wagneritas”, afirmó.

Recordemos que tras la fracasada sublevación del Grupo Wagner, el presidente ruso, Vladímir Putin, propuso a los wagneritas sumarse a las Fuerzas Armadas de Rusia u agencias de seguridad del país, regresar a sus casas o irse al exilio en Bielorrusia, junto a su jefe, Yevgueni Prigozhin.

Según el mandatario bielorruso, supo de la rebelión desde el sábado pasado a primera hora, y casi inmediatamente, conversó con su homólogo ruso, Vladímir Putin, quien le informó “del modo más detallado” sobre la situación.

“Lo más peligroso, según comprendí, no era la situación en ese momento, sino cómo podía desarrollarse y su consecuencias (…) y también comprendí que se había tomada la decisión cruel de machacarlos. Propuse a Putin que no se apurara”, dijo Lukashenko.

El presidente bielorruso añadió que Putin no tenía muchas esperanzas en la posibilidad de un diálogo con Prigozhin, ya que el jefe de Wagner “no respondía al teléfono y no quería hablar con nadie”.

Tras recibir del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia el teléfono de Prigozhin, Lukashenko contactó con él y lo notó “muy alterado”: “la primera ronda de conversaciones duró 30 minutos entre palabrotas exclusivamente”, recordó.

Lukashenko señaló que los combatientes de Wagner “recién venían del frente en Ucrania, donde vieron la muerte de miles de los suyos”. “Los muchachos estaban muy ofendidos, especialmente los comandantes. Y según comprendí, ellos influyeron mucho en Prigozhin”.

Prigozhin, según el presidente bielorruso, insistía en marchar a Moscú, ante lo cual Lukashenko le aseguró que nadie le entregaría ni al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ni al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, contra los cuales lanzó Wagner su rebelión armada.

“Conoces a Putin tan bien como yo”, le dijo Lukashenko al jefe de Wagner, al señalar que aún si los mercenarios llegaban a Moscú el jefe del Kremlin jamás accedería a recibirle “en estas circunstancias”.

“Te aplastarán como a una chinche por el camino, pese a que el Ejército ruso está ocupado en el frente. Piensa en eso”, advirtió Lukashenko, quien aseguró a Prigozhin que estaba dispuesto a enviar una brigada bielorrusa “a defender Moscú, como en 1941”, en referencia a la Segunda Guerra Mundial.

En Broojula, Ana Paula Ordorica conversa con Brenda Estefan, analista internacional, sobre el enfrentamiento entre Prigozhin y Putin, y las consecuencias que tendrá para Moscú y sus efectos en el conflicto armando en Ucrania.

El Kremlin publicó hoy un mensaje del presidente Vladímir Putin, dos días después de que se abortara una rebelión armada de los mercenarios de Wagner, aunque se desconoce si estas imágenes fueron grabadas días atrás.

El mandatario suele dejar grabado este tipo de saludos a participantes de foros y conferencias, al igual que hace incluso con discursos que dirige a la nación.

En el vídeo Putin lleva aparentemente la misma corbata y el mismo traje que en un videomensaje publicado por el Kremlin la medianoche del pasado sábado con motivo del Día de la Juventud, fecha del motín protagonizado por el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, contra la cúpula militar rusa.

Ayer, el periodista ruso Pavel Zarubin publicó un vídeo de una entrevista con el mandatario para el programa de televisión “Moscú. Kremlin. Putin”, en el que el mandatario aparece con la misma corbata, un programa que se graba previamente y se difunde el fin de semana.

En esa entrevista Putin calificó la operación militar rusa en Ucrania como su máxima prioridad, a la que se dedica desde que se levanta hasta que se acuesta.

El 24 de junio por la mañana el presidente ruso, con una corbata más oscura, se dirigió a la nación para calificar de traidores a los sublevados y prometer que serán castigados.

Tras llegar el Kremlin a un acuerdo con Wagner con la mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, en principio serán anulados los cargos penales por organización y participación en rebelión armada, y Prigozhin enviado al exilio.

Prigozhin lanzó su insurrección armada días después de que Putin anunciara que los combatientes de Wagner tenían que firmar contratos con el ejército. “Quieren desmantelar el grupo”, denunció el sábado Prigozhin.

Wagner afirmó este lunes que su principal sede, en San Petersburgo, funcionaba “con normalidad de acuerdo con la legislación de la Federación Rusa”.

El objetivo oficial de la rebelión de Prigozhin era el reemplazo del ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, y del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov. Por el momento, Putin no ha anunciado ningún cambio en la cúpula militar.

Sin embargo, el grupo paramilitar ruso continuará sus operaciones en Malí y en República Centroafricana (RCA) pese a la rebelión abortada en Rusia el pasado fin de semana, indicó el lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.

Recordemos que para los occidentales, Wagner es un instrumento de influencia rusa destinado a hacer avanzar los intereses de Moscú y competir con los europeos. El grupo armado está acusado de cometer abusos o expoliar recursos naturales allá donde opera.

Lavrov aseguró que la tentativa de rebelión armada en Rusia del jefe de Wagner, Yvegueni Prigozhin, no afectará a las relaciones de Rusia con “socios y amigos”.

Al respecto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reiterado este lunes que el presidente Putin, cometió un “error estratégico” con la invasión de Ucrania, en sus primeras declaraciones tras la revuelta del Grupo Wagner que obligó a Moscú a poner a sus fuerzas en estado de alerta.

En unas declaraciones desde Lituania, donde se reúne con el presidente Gitanas Nauseda, para preparar la cumbre de líderes del próximo 11 y 12 de julio, el ex primer ministro noruego se ha referido a los acontecimientos vividos en Rusia el pasado fin de semana como “asuntos internos”, aunque ha insistido en que evidencian que la guerra “ilegal” contra Ucrania se ha demostrado como un “gran error estratégico” de Putin.

“Seguimos de cerca la situación en Rusia. Los acontecimientos del fin de semana son un asunto interno de Rusia y una demostración más del gran error estratégico que cometió Putin con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania”, señaló.

El jefe político de la OTAN ha subrayado que la crisis en Rusia muestra la “fragilidad del régimen” y demuestra lo “peligroso” que es depender de mercenarios en las Fuerzas Armadas. “En última instancia han actuado contra Putin”, señaló.

Un juez peruano ordenó este jueves que el recién destituido presidente Pedro Castillo permanezca en prisión preventiva durante 18 meses, como lo había solicitado la fiscalía.

La decisión del juez se anunció un día después de que el gobierno declarara estado de emergencia para tratar de calmar las violentas protestas que se viven en el país.

Las protestas estallaron después de que Castillo fuera destituido la semana pasada, tras su intento de disolver el Congreso antes de un voto de revocación, lo que fue calificado por muchos, incluidos colaboradores suyos, como un intento de Golpe de Estado.

Castillo y su equipo legal se negaron a participar en la audiencia de este jueves, argumentando que carecía de las más “mínimas garantías”. Los delitos de los que se le acusa a Castillo es el de rebelión y conspiración.

Y mientras la audiencia se llevaba a cabo, se reportó que al menos seis manifestantes perdieron la vida en las primeras 20 horas del estado de emergencia que entró en vigor ayer. En total, suman 14 fallecidos desde el domingo que miles de ciudadanos han tomado las calles para pedir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y, en algunos casos, la liberación de Castillo.

Recordemos que el gobierno de Boluarte decretó este miércoles el estado de emergencia a nivel nacional por 30 días para controlar los actos de vandalismo y violencia cometidos en las manifestaciones de protesta en su contra, mientras que hoy declaró toque de queda en 15 provincias de Perú.

A través de sus redes sociales, Castillo insistió en sus acusaciones contra el gobierno de Boluarte.

Alertó sobre la visita de la embajadora de Estados Unidos en Perú a Palacio de Gobierno. Dijo que su intención era “dar la orden de sacar las tropas a las calles y masacrar a mi pueblo indefenso; y, de paso, dejar el camino libre para las explotaciones mineras, como el caso de Conga, Tía María y otros”.

Foto: Twitter @martinfiera

El expresidente catalán Carles Puigdemont celebró hoy la decisión de la Justicia alemana de autorizar su entrega a España por el delito de malversación y no por el de rebelión como pedía el Tribunal Supremo español.

“Hemos derrotado la principal mentira sostenida por el Estado (español)”, expresó en un videomensaje publicado en sus redes sociales.

“La Justicia alemana niega que el referéndum del 1 de octubre fuera rebelión”, añadió Puigdemont en alusión a la referéndum celebrado en esa fecha en Cataluña, que abrió una de las crisis institucionales más graves de la historia reciente de España.

El político catalán calificó como una “vergüenza” e “injusticia” la situación de los líderes y políticos independentistas catalanes que se encuentran en prisión provisional, investigados por el referéndum de octubre, por lo que pidió su inmediata liberación.

“Lucharemos hasta el final, y ganaremos”, concluyó en su mensaje.

El mensaje llegó luego de que el tribunal alemán de Schleswig-Holstein consideró hoy procedente la entrega de Puigdemont a España por malversación de fondos públicos y rechazara así el cargo de rebelión. La extradición sólo se hará efectiva si lo aprueba la Fiscalía General.

 

Con información de DPA / Foto: Archivo APO

LUIS RUBIO

REFORMA

 

 

 

Todo mundo supone que el presidente tendrá la posibilidad de imponer al candidato de su preferencia, como si nada hubiera cambiado en las últimas décadas, pero especialmente desde la derrota del PRI en 2000. El viejo sistema se fue deteriorando -y produjo repetidas crisis- no por la capacidad o incapacidad de personas en lo individual, sino porque el sistema concebido luego de la Revolución ya era incompatible con un mundo cambiante y un país moderno, grande y demandante. Ahora, luego de patéticos resultados electorales -con calzador y, en el mejor de los casos, de panzazo y con conflicto subsecuente-, la mera pretensión de poder imponer a un candidato desde el zenit presidencial parece absurda. Como dijo Marx, la historia se repite, la primera vez como tragedia, luego como una farsa. Ante este escenario, quizá no haya pregunta más importante para el próximo año -y, quizá, para la próxima década- que la forma en que actuarán los priistas.

 

La historia del PRI es la historia del dedazo, la concentración del poder -del poder unipersonal-, de la paz impuesta desde el centro y del control político vertical. Ese es el modelo que ha intentado recrear el presidente Peña en estos años, pero su inviabilidad ha sido el resultado de la nueva realidad política -y social, económica y tecnológica- que caracteriza al país y al siglo XXI. El PRI de hoy ya no es el de antes y los sistemas de control de antaño sólo producen confusión y, luego, caos.

 

El nuevo panorama, justo a un año de los próximos comicios para la presidencia, no es alentador para un gobierno tan impopular y, sobre todo, para un momento tan sensible y delicado, tanto en lo interno como en lo externo. No es sólo el enojo popular, la inseguridad que ignoran y desdeñan los políticos o el pobre desempeño económico para un enorme número de mexicanos, sino también la evidencia de corrupción y la flagrante impunidad. No es obvio que estas circunstancias sean distintas al pasado, pero sí lo son las percepciones y el amplio acceso a la información. Como dice David Konzevik, “los pobres de hoy son ricos en información y millonarios en expectativas”. Cualquiera que sea la causa, el PRI que hoy se perfila a la próxima justa presidencial no vive sus mejores días.

 

El problema del PRI ciertamente no es novedoso, pero el gobierno actual lo ha agudizado; ha enajenado a los propios priistas: su administración incluye esencialmente a políticos del Edomex y excluye a prácticamente todos los demás, circunstancia que ha enardecido al partido en todos los rincones del país. En segundo lugar, desapareció la quizá más impactante de las características que hacían distintivo al PRI: su disciplina casi leninista en la búsqueda del poder. En las elecciones de 2015, por ejemplo, el gobierno jugó contra el PRI en una jugarreta de palacio pero con desastrosas consecuencias para el PRI. Tercero, tan distante de la realidad se ha vuelto que se ha perdido en estratagemas de fragmentación del electorado que lo han convertido en el principal promotor de Morena.

 

Por donde uno lo vea, el gobierno se ha convertido en un dolor de cabeza para los propios priistas. Es en estas condiciones que se avecina la asamblea del PRI de agosto próximo. Dado el desempeño del gobierno y del partido, todo anuncia que habrá una enorme rebelión entre los priistas, rebelión contra el gobierno o, más concretamente, sobre cómo se nominará al próximo candidato presidencial y con qué mecanismo o criterio. Es decir, una rebelión contra el dedazo.

 

Una rebelión no tiene por qué implicar gritos o golpes, pero sí puede entrañar una transformación radical del sistema político mexicano y ahí yace su trascendencia y complejidad. Trascendencia porque el sistema de gobierno que tenemos, el que construyó Plutarco Elías Calles empleando como modelo -diría Roger Hansen- al porfiriato, sigue siendo el mismo en su esencia a pesar de la enorme transformación que ha experimentado el país (y el mundo) en el último siglo, o sea, un anacronismo. Por otro lado, la complejidad de una rebelión como la que anticipo radica en que algunos de los “alzados” buscarían preservar los privilegios pero sin la disfuncionalidad del dedazo (o sea, la tía y la bicicleta), en tanto que algunos otros, quizá los menos, promoverían una reforma radical del sistema.

 

Vienen, en consecuencia, meses complejos en los que se podrían sentar las bases para la reconfiguración del viejo sistema político o para su colapso final. Cualquier cosa es posible, sobre todo porque lo fácil es iniciar una rebelión; mucho más difícil es controlar su resultado: una vez que ésta inicia, nadie sabe cómo termina. En un escenario así, los priistas tendrían en sus manos la oportunidad de crear condiciones para la construcción de un nuevo sistema político (y darle sepultura al disfuncional sistema de hoy), o para generar caos al pretender preservar los privilegios sin darle viabilidad económica o política. La diferencia radicaría en quién o, más bien, qué gana: la construcción del nuevo entramado institucional que le urge al país o el intento de preservar, bajo nuevas reglas, el mundo de corrupción, privilegios e impunidad que han sido el sello de la casa desde su inicio.

 
@lrubiof