JORGE SUÁREZ-VÉLEZ

REFORMA

 

 

El PRI cree que ganó, pero México seguro perdió. Estas elecciones marcan un triste retroceso y sientan precedentes peligrosos. A juzgar por los abusos y excesos cometidos, queda claro que los linajes priistas en el Estado de México y Coahuila no iban a arriesgarse a lidiar con incómodos gobiernos de oposición. La victoria del PRI pudiera resultar pírrica si aprenden las lecciones equivocadas.

 

Habrá que ver qué hace la oposición. Sería vergonzoso que tantas irregularidades no hubieran quedado estrictamente documentadas. La diferencia de casi tres puntos porcentuales en la elección mexiquense complicará impugnar el resultado y AMLO tendrá que resistir su instinto de repetir errores. Sorprende que no haya aparecido el domingo junto a su candidata. En Coahuila la ventaja es mucho menor. La diferencia entre conteo rápido y PREP genera sospecha y haber detenido el conteo refleja, entre muchas otras barbaridades, que las boletas eran indescifrables tanto para votar como para contar.

 

Enrique Peña Nieto y Enrique Ochoa salen fortalecidos, pero más les vale asimilar pronto que Del Mazo recibió en esta elección la mitad del voto recibido por Eruviel. Su desplome en Veracruz también debería alarmarles. El triunfo avala por qué no quieren segunda vuelta. En una elección suficientemente dividida, el voto duro del PRI dio la victoria. EPN podría sucumbir a la tentación de elegir a un candidato presidencial leal y cercano (como Nuño o Narro), por encima de alguien menos convencional que pueda ganar, aun cargando con una marca tan desprestigiada (quizá Enrique de la Madrid, o de plano alguien de fuera).

 

Sería un grave error intentar repetir la receta en la elección presidencial. Buscarán que haya tantos candidatos como sea posible. Serán los primeros interesados en que más de un independiente logre las 800 mil firmas en 17 estados que la obtusa ley requiere para su candidatura. Promoverán también que el mayor número posible de votantes se abstengan de ejercer su derecho, como lo hicieron activamente con descaro en el Estado de México. Pero sería un error histórico pensar que funciona extrapolar una táctica con la que ganaron apenas por un pelito en un estado que es bastión del priismo y de donde proviene EPN.

 

Lo que más ofende es la falta de propuestas. Tanto Ochoa como Anaya han decidido que la táctica para 2018 consiste en asustar sobre la amenaza mesiánica, autoritaria y populista de AMLO. El entorno les ayuda. Conforme Venezuela se desmorona, y los badulaques pejistas insisten en sus loas a Maduro y Chávez, el peligro se vuelve creíble. Trump también nos recuerda cómo, a veces, un grave retroceso puede venir disfrazado de cambio.

 

Los peores enemigos de los partidos están en sus filas. Muchos priistas se sentirán invencibles ante el resultado del domingo, y le entrarán sin pudor al año de Hidalgo. Le echarán leña al fuego del hartazgo que amenaza con salirse de control. Morena replicará la esencia de su dirigente, quien en vez de desplegar pruebas que demuestren irregularidades y utilizar hasta el último recurso que la ley ofrece, sólo pedirá que se cuenten todas las casillas. ¿Por qué no demuestra lo evidente? El gasto del PRI fue varias veces el permitido. ¡La ley dice que la elección se anula si se gastó 5% más!

 

Y el PAN seguirá en un pleito de vecindario, cuando tiene una plataforma de gobiernos estatales que nunca soñaron. Si se pusieran de acuerdo y pusieran propuestas serias y fuertes en la mesa, ganarían con o sin PRD.

 

Por último, reconozcamos la candidatura de Juan Zepeda. Hizo una excelsa campaña y mostró lo que podría ser la narrativa de una izquierda sensata que tanta falta le hace al país. Muy merecido el millón de votos que logró.

 

Al final, la mayor perdedora fue la democracia. Estamos dejando que la mutilen en nuestras narices.

 
@jorgesuarezv

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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