El primer ministro Boris Johnson de Reino Unido, sobrevivió ayer a un voto de confianza de su propio partido, activado por los diputados conservadores rebeldes debido a los escándalos como el “partygate”, las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos.

Aunque según las actuales reglas Johnson no puede ser objeto de otro voto de confianza interno durante un año, tiene la delicada tarea de recuperar a los integrantes de su partido, y a su electorado, indignado por los escándalos y estrangulado por la inflación, que está en su mayor nivel en 40 años.

Esta mañana, al comienzo de una reunión del consejo de ministros, Johnson aseguró que su gobierno puede por fin dejar de lado las polémicas y “seguir hablando de lo que la gente de este país quiere”. Su objetivo ahora, afirmó, es “hacer avanzar al país” apoyándose en medidas que beneficien a los británicos en plena crisis de poder adquisitivo.

Aunque ayer por la noche Johnson celebró el “convincente” resultado de la votación secreta, más del 40% de sus diputados (148 de 359) dijeron que no confían en él, lo que refleja la magnitud del malestar y el golpe a su autoridad entre sus filas.

En comparación, la ex primera ministra Theresa May sobrevivió a una moción de censura en 2018 por un margen más amplio, antes de verse obligada a dimitir unos meses después.

De haber sido Johnson derrotado, el partido habría convocado una elección interna para designar a un nuevo líder, que se convertiría automáticamente en jefe de gobierno. Pero aunque corren rumores sobre los posibles candidatos a sustituirle, ninguno de ellos destaca realmente, lo que beneficia a Johnson.

Johnson, que llegó al poder en 2019, debe ahora reconquistar el terreno perdido en un desplome de popularidad, subrayaban el martes los diarios. Un “Johnson herido está en peligro”, titulaba The i Paper mientras el periódico de izquierdas The Guardian calificaba el resultado del voto de “humillación” para el primer ministro. En el lado conservador, The Telegraph afirmaba que esta “victoria insignificante divide a los tories”.

A pesar del alivio que ha supuesto convencer a la mayoría de sus diputados, Johnson no ha terminado con las repercusiones del “partygate”. Tras las pesquisas de la policía y del informe interno de la alta funcionaria Sue Gray, está prevista otra investigación, esta vez parlamentaria. Si esta concluye que Johnson mintió a sabiendas a la Cámara de los Comunes al afirmar que no había infringido las normas, el código de conducta dicta que debería dimitir.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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