Las dosis de refuerzo de las vacunas contra el COVID-19 ofrecen una protección diferente en función de las diferentes marcas, aunque la inmunidad en general vuelve a mejorar, según un estudio publicado en la revista especializada The Lancet.

El estudio fue realizado en junio en el Reino Unido sobre un grupo de 3,000 personas, y comparó numerosas configuraciones, según la vacuna inyectada inicialmente y la escogida como refuerzo.

Los pacientes habían recibido una pauta completa de vacunación inicial, con AstraZeneca o Pfizer/BioNtech. En el caso de Pfizer recibieron una dosis de refuerzo como mínimo dos meses después de su pauta. En el caso de AstraZeneca recibieron la tercera inyección como mínimo tres meses después.

Dicha dosis podía ser de la misma marca, o una combinación con CureVac, Moderna, Novavax, Valneva o Janssen. A otros pacientes se les inyectó un placebo.

En prácticamente todas las configuraciones de refuerzo (excepto las que contenían un placebo), los participantes generaron nuevas dosis de anticuerpos, aunque la combinación Pfizer/Valneva no aportó ningún cambio sustancial.

“Todas las vacunas que reforzaron la inmunidad dieron resultado con gente joven y mayor, pero hay grandes diferencias de respuesta según la vacuna”, explicaron los autores del estudio. Además, el análisis mostró varias limitaciones.

Por un lado, la dosis de refuerzo fue administrada con un lapso de tiempo corto respecto a la segunda dosis. Incluso en algunos casos el tiempo transcurrido entre la tercera dosis y la segunda fue inferior que el periodo entre la primera y la segunda inyección.

Al respecto, autoridades sanitarias europeas. dieron a conocer que la administración de una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 distinta a la recibida en las primeras dosis puede provocar, en algunos casos, una mayor respuesta inmunitaria.

Los mejores resultados se obtuvieron usando primero una vacuna de vector viral como la de AstraZeneca o la de Johnson & Johnson, seguida de una inyección de una vacuna de ARN mensajero (ARNm) como la de Pfizer y Moderna, dijeron.

La combinación “puede ser usada tanto para las inyecciones iniciales como para los refuerzos”, según un comunicado común de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

También permite a los países ser más flexibles cuando se enfrentan a un pico de contagios, especialmente si se agotan las existencias de una vacuna concreta, continuaron.

“Los resultados de estudios de vacunación heteróloga sugieren que la combinación de vacunas de vector viral y ARNm produce buenos niveles de anticuerpos (…) y una mayor respuesta de células T que el uso de la misma vacuna”, explicaron las autoridades sanitarias europeas.

Los anticuerpos son solo una parte de la respuesta inmunitaria, en la que también intervienen unas células denominadas células T. Aunque es más difícil de medir, esta “inmunidad celular” desempeña un papel muy importante, especialmente contra las formas graves de la enfermedad.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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