México pagará unos 600 millones de dólares para adquirir el 50% de participación de Shell en la refinería Deer Park cuya propiedad comparten cerca de Houston, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

La medida forma parte de las políticas de López Obrador de construir, adquirir o renovar refinerías en un momento en que la mayoría de los países intentan reducir su dependencia de los combustibles fósiles.

“Vamos a dejar de comprar combustibles en el extranjero. Vamos a ser autosuficientes para 2023”, dijo el mandatario en un mensaje compartido en sus redes sociales.

En un comunicado, Shell escribió que “Shell Chemical L.P. continuará operando la instalación adyacente Deer Park Chemicals, que posee al 100%”.

“Shell no tenía planeado vender su participación en la refinería de Deer Park”, declaró Huibert Vigeveno, director de refinación de la compañía. “Sin embargo, luego de una oferta no solicitada por parte de Pemex, hemos llegado a un acuerdo para transferirles nuestra participación”.

López Obrador se había quejado recientemente de que Deer Park no había rendido beneficios para el país desde 1993, aparentemente debido a que la mayoría de las ganancias se habían reinvertido. Sin embargo, también reconoció que la refinería procesa 340,000 barriles de crudo al día, la mayoría de ellos de origen mexicano.

Pemex se comprometió a operar la planta de manera responsable con el medio ambiente.

López Obrador considera que la industria petrolera es un sector clave para la soberanía del país y para su futuro económico, y ha promulgado reglas que limitan el uso de energías renovables como la solar o la eólica.

Aunque un pago de 600 millones de dólares por media refinería parece ser un buen acuerdo para México, también genera interrogantes sobre la decisión del país de invertir 9,000 millones de dólares en la construcción de una instalación nueva y similar a la recién adquirida, la de Dos Bocas.

El beneficio añadido de Deer Park es que puede refinar el crudo mexicano más pesado sin producir combustóleo como derivado. Las refinerías mexicanas actuales difícilmente pueden lograr eso, por lo que las reservas de combustóleo (combustible altamente contaminante con un mercado de exportación reducido) se han acumulado en el país, y el gobierno lo consume cada vez con mayor frecuencia en las plantas eléctricas del Estado.

La decisión de Shell parece formar parte de una estrategia internacional a gran escala para consolidar sus refinerías e iniciar una transición hacia los recursos energéticos renovables.

El objetivo es que las refinerías estén más integradas con los complejos químicos y produzcan más biocombustibles, hidrógeno y combustibles sintéticos.

La compra, que está sujeta a aprobaciones regulatorias, podría consolidarse hasta el cuarto trimestre del 2021.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



Escribe un comentario