El Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó que si bien la pandemia de Covid-19 está infligiendo enormes y crecientes costos humanos en todo el mundo, la crisis sanitaria también está repercutiendo gravemente en la actividad económica.

Como resultado de la pandemia, el FMI proyecta que la economía mundial sufra una brusca contracción del 3% en 2020, mucho peor que la registrada durante la crisis financiera de 2008–09.

Partiendo de un escenario en el que la pandemia se disipe en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de contención pueden ser levantadas gradualmente, se proyecta que la economía mundial crezca 5.8% en 2021, conforme la actividad económica se normalice gracias al apoyo brindado por las políticas.

En el caso de México, proyectó una contracción de 6.6% este año, y un repunto en 2021 de 3.0%. Dicho escenario vislumbrado por el FMI sería el segundo peor de la historia para el país, solo por debajo de lo sucedido en 1995 cuando el PIB cayó en  6.9%.

El organismo internacional enfatizó que el pronóstico de crecimiento mundial está sujeto a una extrema incertidumbre. Dijo que las secuelas económicas dependen de factores cuyas interacciones son difíciles de predecir, como por ejemplo la trayectoria de la pandemia, la intensidad y eficacia de los esfuerzos de contención, el grado de las perturbaciones en la oferta, las repercusiones del endurecimiento drástico de las condiciones en los mercados financieros mundiales, variaciones de los patrones de gasto, cambios de comportamiento (como una renuencia de las personas a visitar centros comerciales y utilizar transporte público), efectos en la confianza y volatilidad de los precios de las materias primas.

Advirtió que para evitar un fatal desenlace, es crucial adoptar políticas eficaces.

“Las medidas necesarias para reducir el contagio y proteger vidas harán mella a corto plazo en la actividad económica, pero también deben ser consideradas como una inversión importante para la salud humana y económica a largo plazo”, indicó el FMI.

Puntualizó que la prioridad inmediata es contener las secuelas del brote de Covid-19, sobre todo incrementando el gasto sanitario a fin de reforzar la capacidad y los recursos del sector de la salud mientras se adoptan medidas para reducir el contagio. Además señaló, las políticas económicas tendrán que amortiguar el impacto que la disminución de la actividad tendrá en las personas, las empresas y el sistema financiero; reducir los efectos persistentes y más permanentes derivados de la inevitable y fuerte desaceleración; y garantizar que la recuperación económica pueda empezar rápidamente una vez que se disipe la pandemia.

Indicó que las autoridades de cada gobierno tendrán que implementar importantes medidas focalizadas en los ámbitos fiscal, monetario y financiero para respaldar a los hogares y las empresas afectadas.

“Estas medidas ayudarán a preservar las relaciones económicas durante la paralización y son esenciales para permitir que la actividad se normalice gradualmente una vez que se disipe la pandemia y que se levanten las medidas de contención”. Detalló que la respuesta fiscal en los países afectados ha sido rápida y considerable en muchas economías avanzadas como Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido; aunque también dijo, muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo, han empezado a proporcionar o han anunciado importantes medidas de apoyo fiscal a favor de los sectores y trabajadores duramente afectados.

Finalizó indicando que será necesario reforzar las medidas fiscales si persisten las paralizaciones de la actividad económica, o si el repunte de la actividad cuando se levanten las restricciones es demasiado débil.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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