En el marco del primer aniversario de que entrara en vigor el acuerdo presidencial que dispone la participación de las fuerzas armadas en tareas policiales hasta 2024, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) advirtió que a 15 años del recrudecimiento de la guerra contra la delincuencia en nuestro país, situación que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha criticado constantemente, con su llegada al poder la desmilitarización no llegó, y por el contrario se han profundizado diversos aspectos de un modelo militarizado.

Desde diciembre de 2006 a la fecha, México registra aproximadamente 350,000 homicidios, además de los 85 mil desaparecidos o personas no localizadas que el propio gobierno reconoce.

WOLA recuerda que el ahora presidente afirmó en 2012 que, en caso de llegar al poder, sacaría al Ejército de las calles, mientras que en 2016 criticó el modelo de seguridad propuesto por el presidente Felipe Calderón al asegurar que no se resolvía nada con medidas coercitivas y militarizadas. Incluso en 2018 reiteró en campaña que reorientaría la estrategia de seguridad.

El análisis que realiza Stephanie Brewer apunta que también se cumplen dos años de la Ley que creó la Guardia Nacional, el cuerpo de seguridad que López Obrador impulsó.

A pesar de depender orgánicamente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la Guardia Nacional opera bajo la coordinación de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); si el gobierno retirara a las fuerzas armadas de las tareas policiales para el fin del sexenio, las tareas de seguridad quedarían en manos de una  institución militarizada.

“Con variaciones, la militarización se ha convertido de supuesta medida transitoria en estrategia de largo plazo”, advierte la especialista de WOLA.

El análisis realizado a la situación en México, enfatiza que el actuar de las fuerzas federales han dado paso a una disminución en la estrategia de combate frontal a los grupos criminales, aunque no se ha acompañado de medidas idóneas y suficientes para hacer frente a la violencia, lo que ha provocado que los grupos criminales sian victimizando a la población.

Otro punto que destaca WOLA, es que López Obrador no sólo consolidó el papel de las fuerzas armadas como pilar de la estrategia de seguridad, sino también les ha asignado otras funciones; y es que si bien las fuerzas armadas habían participado en proyectos de infraestructura en sexenios pasados, ahora son responsables de obras como la construcción de las sucursales del Banco del Bienestar, el aeropuerto de Santa Lucia y otros más, el Tren Maya, el Corredor Interoceánico (Transístmico), por mencionar algunas.

Un punto que llama la atención, es lo que señala sobre los golpes de Estado. El análisis refiere si bien a lo largo de la ola de dictaduras en la región, México no ha sufrido ningún golpe militar, dado el peso de las fuerzas armadas dentro y fuera del ámbito de la seguridad, puede no hacer falta un golpe de Estado para que las instituciones militares ejerzan altos niveles de poder sin constituir un gobierno militar.

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos concluye indicando que el modelo militarizado que ha instaurado el gobierno de la Cuarta Transformación, ha detonado más violencia sin dar paso a estrategias efectivas de seguridad.

“Mientras no se priorice la reforma de las corporaciones civiles de seguridad; mientras las instituciones del país no avancen de manera trascendental en la investigación de los fenómenos delictivos; y mientras se toleren violaciones de derechos humanos por parte de las instituciones encargadas de velar por el estado de derecho”, remata WOLA.

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Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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