En un ambiente de gran tensión, los chilenos intentan retomar sus actividades este lunes, en el primer día laboral tras las violentas protestas que dejaron 11 muertos el fin de semana.

El número de fallecidos aumentó a 11, al sumar las ocho personas que murieron el domingo, en su mayoría en medio de los múltiples saqueos e incendios que estallaron en varios puntos de Santiago.

“La cifra de fallecidos oficiales que tenemos que lamentar en estos últimos dos días es 11”, dijo a periodistas Karla Rubilar, intendenta de la Región Metropolitana.

Después de un fin de semana de gran violencia, en el que ardieron varias estaciones del metro de Santiago, supermercados, fábricas y diversos locales comerciales, los chilenos enfrentan este lunes bajo estado de emergencia y resguardo militar.

En Santiago, muchos empleadores cancelaron las jornadas de trabajo y las clases estaban suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades.

“La ciudad está en paz y en calma”, afirmó a primera hora el jefe militar a cargo de la seguridad, Javier Iturriaga, tras hacer un sobrevuelo por la capital chilena, y en contraposición a la sonada frase que lanzó el presidente Sebastián Piñera la noche del domingo, cuando afirmó: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”.

En el centro de Santiago se observa gran presencia de militares y policías. La violencia de las protestas, que se iniciaron con fuerza el viernes tras el alza en el pasaje del metro que después derivaron en un furioso estallido social, tiene a muchos ciudadanos con miedo. Pero también expectantes de los cambios que se pueden venir a un modelo económico, al extremo liberal, que ha remarcado las desigualdades.

Con dos noches consecutivas de toque de queda tras ser decretado el estado de emergencia en varias ciudades de Chile y cuando imperaban los saqueos y robo en todo el país, vecinos se organizaron para evitar ataques a sus hogares.

Si el detonante del conflicto fue el aumento de la tarifa del metro, las protestas se hicieron eco de otras reivindicaciones en una sociedad que incuba desde hace años descontento con un modelo económico cuyo acceso a la salud y a la educación es prácticamente privado, con una alta desigualdad social, bajas pensiones y alza de los servicios básicos.

Las movilizaciones de este fin de semana no se veían desde el retorno a la democracia en 1990.

Foto: Twitter @e_kammerath

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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