En un aparente cambio de ruta, el canciller alemán, Olaf Scholz, garantizó este martes su pleno apoyo “financiero y militar” a Ucrania, ante la ofensiva desplegada por Rusia.

“El objetivo es fortalecer al ejército ucraniano para que pueda hacer frente al ataque ruso”, dijo Scholz, tras la conferencia virtual con los líderes de Estados Unidos, Joe Biden; de Francia, Emmanuel Macron, y Polonia, Andrzej Duda, entre otros, así como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen.

El ejército de Alemania no dispone “de las reservas necesarias” para responder a los suministros que reclama Kiev, admitió. Actualmente su gobierno trabaja “con la industria alemana y con el gobierno ucraniano” para tratar de establecer de qué material se dispone y como puede entregarse, añadió.

Scholz aludió ahí al gran paquete de inversiones, de 100,000 millones de euros, anunciado por su coalición de gobierno para “poner al día” el ejército de su país, tras décadas de ahorrar en las partidas de Defensa.

El socialdemócrata Scholz se encuentra bajo fuertes presiones, tanto de la oposición conservadora como de sus propios socios de coalición, verdes y liberales, que insisten en la necesidad de suministrar a Ucrania armas pesadas.

Kiev, por lo demás, ha reprochado al canciller pasividad y escasa capacidad de reacción frente a la ofensiva rusa, por encima de las promesas de solidaridad y compromiso expresadas desde su gobierno.

En el cruce de reproches del gobierno ucraniano en dirección al de Scholz se han mezclado acusaciones de “tibieza” respecto a Putin, atribuidas a la cercanía que tradicionalmente ha practicado el Partido Socialdemócrata (SPD) con el líder del Kremlin, así como a la dependencia energética de Rusia.

Los dos co-presidentes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Saskia Esken y Lars Klingbeil, se reunieron con el embajador ucraniano en Berlín, Andij Melnyk, para intentar rebajar la tensión entre las autoridades ucranianas y el partido mayoritario de Gobierno en Alemania.

Olaf Scholz también responsabilizó este martes al presidente ruso Vladimir Putin por los “crímenes de guerra” cometidos desde el inicio de la invasión de Ucrania.

“La invasión rusa de Ucrania sigue siendo una flagrante violación de la legislación internacional. El asesinato de miles de civiles al que hemos asistido es un crimen de guerra del cual el presidente ruso carga la responsabilidad”, dijo Scholz a periodistas.

Y mientras Alemania anunció esto, Rusia informó este martes la segunda fase de su guerra en Ucrania, centrada en la “liberación completa” del Donbás prorruso, en el este del país, una operación que incluye el asalto final a la acería de Azovstal, en Mariúpol, último reducto de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria.

“La operación en el este de Ucrania tiene como objetivo, como ya se anunció, la liberación completa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Esta operación continuará, la siguiente fase de esta operación especial está comenzando”, dijo el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.

Para Ucrania la gran ofensiva rusa por el Donbás comenzó ya el lunes, tal y como señalaron por la mañana el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai, y poco antes de la medianoche el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Pero en medio del silencio ruso, que da escasos detalles de la llamada “operación militar especial”, Lavrov fue el primer alto cargo en confirmar por parte de Rusia la gran ofensiva justo 21 días después de la retirada de las tropas del norte y noreste de Ucrania.

Rusia ha necesitado todo este tiempo para reagrupar sus fuerzas y enviar nuevos grupos tácticos de batallón al este ucraniano, así como equipamiento de artillería, apoyo aéreo y sistemas de mando y control.

En la región de Lugansk hay ataques masivos y más bombardeos aéreos que antes “en toda la línea de defensa”, dijo hoy el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai.

“Váyanse a regiones seguras de Ucrania. Ahora tienen la oportunidad de escapar. Cada día que pase las posibilidades se reducirán”, instó a los habitantes, después de que miles de los 20,000 habitantes de la ciudad de Kreminna no lograran huir antes de que ayer los rusos tomaran la urbe.

Este martes algo más de cien civiles fueron evacuados de la región de Lugansk, pero aún quedan unos 70,000 habitantes que no lo han hecho, sostuvo el gobernador.

En la región de Donetsk, el gobernador, Pavlo Kyrylenko, afirmó que “los rusos continúan bombardeando constantemente” en las direcciones de Marinka, Ocheretyne, Toretsk y Avdiivka, ciudad esta última en la que los rusos intentaron dos veces pasar a la ofensiva. Como resultado del bombardeo murió un civil y varias casas resultaron dañadas, además de un gasoducto.

Antes del anunciado asalto final, Rusia dio a los “batallones nacionalistas” del regimiento de Azov y a los supuestos mercenarios dos horas para rendirse, “teniendo en cuenta la situación catastrófica que se ha producido en la planta metalúrgica, además de guiarse por principios puramente humanitarios”.

“A todos los que depongan las armas se les garantiza la conservación de la vida”, afirmó el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa, coronel general Mijaíl Mizíntsev, quien consideró “información falsa” diseminada por Kiev que haya civiles en la fábrica.

Por contra, recordó que “la detención forzosa de la población civil como ‘escudo humano’ es terrorismo” y sus autores en Azovstal son “criminales de guerra y terroristas”.

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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