“23 representantes diplomáticos de la embajada británica han sido declaradas ‘non gratas’ y les expulsaremos en una semana. Dada la disparidad en el número de instituciones consulares de los dos países, el consentimiento de la Federación Rusa para abrir y permitir funcionar el consulado británico en San Petesburgo será retirado“, sentenció María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso.
La premier británica, Theresa May, ha respondido con celeridad a la decisión: “Preveíamos una respuesta de este tipo y consideraremos nuestros siguientes pasos en los próximos días junto a nuestros aliados y socios”.
Ambas declaraciones se encuentran en el marco de una de las peores crisis del estado Ruso con el Reino Unido desde el final de la Guerra Fría. Situación desencadenada por el envenenamiento del espía ruso Serguéi Skripal y su hija, en territorio inglés. Cabe destacar que también se vio afectado un policía que trató de asistir a Skripal y su hija, fue hospitalizado y cambió su estado de grave a estable.
Las medidas del Kremlin incluyen el cierre del British Council, que impulsa los lazos culturales entre ambos países.
El representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, cuestionó la decisión de Londres de convocar una reunión urgente en el Consejo de Seguridad para tratar el caso. “¿Por qué el Reino Unido llevó este caso al CSNU en lugar de llevarlo a organizaciones pertinentes? La respuesta es obvia: los británicos saben que sus argumentos no convencerán a los expertos y temen un debate profesional sobre el tema”, dijo Nebenzia.
Con información de Euronews.com y telesurtv.net
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