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Uno de los problemas a los que se enfrentaban muchos mexicanos que recibieron la vacuna contra el COVID-19 de CanSino era el no poder a ingresar a diversos países debido a que no estaba avalada por la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, el pasado 19 de mayo, la OMS aprobó el uso de emergencia de la vacuna Convidecia, producida por la farmacéutica china CanSino, tercera del gigante asiático que logra el visto bueno del organismo, tras las desarrolladas por Sinovac y Sinoharm.

Por eso, el gobierno de Estado Unidos, uno de los países que entre sus requisitos de acceso al país establecen la pauta de vacunación, actualizó su lista de vacunas aceptadas, entre las que figura CanSino.

Entre las vacunas aprobadas o autorizadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), el gobierno estadounidense menciona: Janssen de Johnson & Johnson; Moderna, y Pfizer-BioNTech

En la lista de vacunas que cuentan con el aval para uso de emergencia de la OMS, y que son reconocidas así por EUA para poder ingresar a su país son: Janssen de Johnson & Johnson; Moderna; Pfizer-BioNTech; AstraZeneca; Covaxin; Covishield; BIBP/Sinopharm; Sinovac; Novavax/Covovax y Convidecia (CanSino).

Los CDC insistieron en que las personas que recibieron una vacuna contra el COVID-19 que la FDA no autorizó ni aprobó, o que no es parte de la lista de vacunas aprobadas para uso de emergencia por la Organización Mundial de la Salud, deberán recibir una vacuna contra el COVID-19 autorizada o aprobada, lo cual, en el caso de México, no es posible, pues el gobierno no está revacunando para cumplir con este requisito, ni expidiendo nuevos certificados.

Recordemos que la vacuna de CanSino se aplicó principalmente a adultos mayores y a los maestros del país, toda vez que era de dosis único, lo cual dijo el gobierno, ayudaría a retomar las clases presenciales.

Además de la vacuna CanSino, la otra que se ha aplicado en México y que no es reconocida por Estados Unidos, es la vacuna rusa Sputnik-V.

Los niños de 5 a 11 años deberán recibir una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer contra la COVID-19, según recomendó un panel de asesores del gobierno estadounidense.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aceptaron la recomendación, por lo que se abre la posibilidad de aplicar una tercera inyección de la vacuna contra el COVID-19 a los niños sanos en edad primaria, como la que ya se recomienda para los mayores de 12 años.

Y mientras Estados Unidos va por una tercera dosis para todos los niños mayores de 5 años, en México esta semana apenas comenzó la aplicación de vacunas a los mayores de 12 años; se desconoce si el gobierno federal accederá a vacunar a los menores de 5 a 12 años.

Se espera que una inyección adicional refuerce la protección de los niños de 5 a 11 años, en un momento en que las infecciones han vuelto a aumentar.

A principios de esta semana, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó la vacuna de refuerzo infantil de Pfizer, que se ofrecerá al menos cinco meses después de la última inyección en los niños.

Ahora, los CDC dan el siguiente paso al recomendar quién necesita realmente las vacunas.

Los asesores debatieron si todos los niños de 5 a 11 años, que por lo general están sanos, necesitan una dosis adicional, sobre todo porque muchos de ellos se infectaron durante la ola invernal de la variante Ómicron.

Sin embargo, Estados Unidos está registrando por primera vez desde febrero un promedio de 100,000 nuevos casos al día. Los asesores de los CDC señalaron la creciente evidencia en niños mayores y adultos de que dos vacunas primarias más un refuerzo proporcionan una mayor protección contra las nuevas variantes del coronavirus.

El tema de las vacunas de refuerzo no es el asunto más apremiante: los padres aún esperan ansiosos la oportunidad de vacunar a los niños menores de 5 años, el único grupo que aún no es elegible en Estados Unidos.

Un comité asesor de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomendó este viernes de manera unánime una dosis de refuerzo de las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer y de Moderna para todos los adultos del país.

El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), un órgano independiente de los CDC, votó por once votos a favor y ninguno en contra a favor de esta recomendación.

La decisión tendrá que ser firmada ahora por la directora de los CDC, Rochelle Walensky, para que se haga efectiva de forma definitiva.

De esta manera, es posible que en las próximas horas todos los mayores de 18 años tengan acceso a la vacuna de refuerzo en Estados Unidos, aunque ACIP hizo especial hincapié en que todos los mayores de 50 deberían recibir la tercera dosis.

Dentro del proceso de aprobación de vacunas, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) había autorizado previamente este viernes para uso de emergencia la dosis de refuerzo de Pfizer y Moderna para los mayores de 18 años.

Hasta ahora, las autoridades sanitarias de Estados Unidos habían aprobado el uso de esta tercera dosis para las personas mayores de 65 años, así como los adultos con problemas médicos o elevado riesgo de contraer la enfermedad.

A la espera de la decisión federal, varios estados del país habían permitido ya desde hace semanas la administración de estas dosis de refuerzo para la población adulta.

Recordemos que Estados Unidos es el país más golpeado por la pandemia de covid-19 con más de 768.000 fallecidos desde el marzo de 2020.

Estados Unidos comenzó este miércoles a administrar la vacuna contra el COVID-19 a niños de entre 5 y 11 años, luego de que cerca de 28 millones de menores de edad han sido incluidos entre la población que puede recibir las inyecciones que protegen contra la enfermedad.

Ayer, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomendaron la vacuna de Pfizer/BioNTech para su uso generalizado en ese grupo poblacional, después de que su panel de asesores emitiera una recomendación al respecto.

Si bien alrededor del 58% de los estadounidenses han completado su esquema de vacunación contra el COVID-19, los menores de 12 años aún no han podido ser inoculados. La variante Delta del virus ha provocado la hospitalización de miles de niños, que constituyen el 25% de los casos en el país.

La vacuna, que ha demostrado una eficacia superior al 90% en la prevención de la infección sintomática en los niños, ofrece una vía para reducir las cuarentenas o el cierre de escuelas y aumentar las libertades.

“Ha habido una gran expectación por parte de los padres en torno a la autorización de las vacunas para nuestros hijos”, dijo el lunes la directora de los CDC, Rochelle Walensky. “Comprendo profundamente la urgencia y la preocupación por ofrecer la mejor protección a nuestros niños contra el virus”, añadió.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorizó el viernes la vacuna de Pfizer/BioNTech para niños de 5 a 11 años

El gobierno de Estados Unidos comenzará a enviar 15 millones de vacunas contra el COVID-19 para niños esta semana a los centros de distribución de todo el país, y se espera que el programa pediátrico esté funcionando a plenitud la próxima semana.

Una vez que se entreguen las vacunas, en lugar de los centros de vacunación masiva, la distribución se basará en las consultas de pediatras, hospitales infantiles y farmacias, señaló La Casa Blanca.

El gobierno federal ha comprado 50 millones de dosis de la vacuna de Pfizer para la campaña de vacunación y tiene suficiente suministro para los 28 millones de niños que pueden recibirlas, afirmaron funcionarios estadounidenses esta semana.

La vacuna de Pfizer para los más pequeños contiene una dosis de 10 microgramos, menos que la de 30 microgramos que se administra a los mayores de 12 años.

Un panel científico asesor de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomendó este martes la vacuna de Pfizer/BioNTech contra el COVID-19 para niños de entre 5 y 11 años, con lo que la administración de la vacuna podría comenzar en los próximos días en el país.

El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) dio su visto bueno por unanimidad, y ahora solo falta que la directora de los CDC, Rochelle Walensky, firme la recomendación, con lo que la decisión final para que la vacuna estara definitivamente aprobada para uso de emergencia en ese grupo de edad.

La propia Walenksy fue la encargada de abrir la reunión de ACIP, que es un grupo independiente de expertos que asesora a los CDC, con una intervención en la que defendió la vacunación de los niños.

La directora de los CDC destacó que durante la reciente ola de la variante Delta los ingresos pediátricos se han disparado en los hospitales de Estados Unidos. De acuerdo a datos de los CDC, desde el comienzo de la pandemia se han registrado 1.9 millones de casos de COVID-19 entre menores de entre 5 y 11 años, 8,300 hospitalizaciones y 94 muertes.

A ellos se suman 2,316 casos de niños de esas edades que han sufrido un síndrome inflamatorio multisistémico, que supone la inflamación de varios órganos y que es una complicación derivada de la infección por COVID-19.

La vacuna de Pfizer/BioNTech para los niños de entre 5 y 11 años, que será de 10 miligramos, un tercio del suero de los adultos, no será administrada en grandes centros de inmunización, sino en clínicas pediátricas y farmacias. El Gobierno estadounidense informó esta semana que se había asegurado ya las dosis suficientes del suero para los 28 millones de niños entre esas edades, por lo que a partir de la próxima semana la vacunación de menores estará en funcionamiento.

Recordemos que la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) autorizó el viernes pasado la vacuna de Pfizer/BioNTech para uso de emergencia a menores de entre 5 y 11 años.

Un comité asesor de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos recomendó este martes la aprobación para uso de emergencia de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer para menores de entre 5 y 11 años.

Tras más de siete horas de reunión, los expertos de este órgano consultivo dieron luz verde a la recomendación, con 17 votos a favor y una abstención.

El comité tuvo que votar sí o no a la pregunta de si los beneficios de la vacuna de Pfizer son superiores a los riesgos en menores de entre 5 y 11 años.

Ahora, la FDA deberá emitir su propia decisión al respecto, que se espera llegue la próxima semana, y una vez que eso suceda, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) deberán someter a escrutinio la inmunización a este grupo de edad.

Está previsto que el propio comité asesor de los CDC se reúna los próximos 2 y 3 de noviembre para examinar los datos de la vacuna de Pfizer para los niños de entre 5 y 11 años, antes de que la directora de esa agencia, Rochelle Walenksy, anuncie la última decisión.

Durante la sesión de este martes, la experta Hong Yang, asesora de Evaluación de Riesgos-Beneficios de la Oficina de la FDA de Bioestadística y Epidemiología, habló de varios escenarios posibles sobre la evolución de la pandemia. En todos los casos, los beneficios de inmunizar a los niños “claramente” superan a los riesgos, dijo Yang, que citó la miocarditis, una inflamación del corazón, como uno de los posibles peligros.

Sobre este tema, la experta indicó que, pese a que existe el riesgo teórico de miocarditis en los chicos y que está más presente en los vacunados, sobre todo en varones jóvenes, los beneficios de inmunizarse parecen que siguen siendo “fuertes”.

Un pediatra de los CDC, Matthew Oster, quien también intervino en la reunión del comité, destacó que no han detectado mayores tasas de miocarditis causada por las vacunas entre los menores de 12 a 17 años. Recordemos que en mayo pasado, Estados Unidos dio luz verde a la vacuna de Pfizer para adolescentes de 12 años en adelante.

Una vez que se den ambas aprobaciones, La Casa Blanca desplegará una campaña de vacunación para los menores, la cual adelantó en recientes días podría iniciar el próximo mes. Aseguró que los primeros niños estarían totalmente protegidos para Navidad.

Las autoridades reguladoras de Estados Unidos aprobaron este miércoles extender los refuerzos contra el COVID-19 a quienes recibieron la vacuna de Moderna o de Johnson & Johnson, y dijeron que cualquier persona que sea elegible para una dosis adicional puede recibirla de una marca distinta a la que se le administró en un principio.

Las decisiones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) representan un gran paso para ampliar la campaña de refuerzos en Estados Unidos, la cual comenzó con dosis adicionales de la vacuna de Pfizer el mes pasado.

Sin embargo, antes de que más personas se puedan recibir la dosis adicional, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) consultarán con un panel de expertos mañana jueves antes de concluir las recomendaciones oficiales sobre quién debería recibir refuerzos y cuándo.

Las medidas más recientes ampliarían en decenas de millones el número de estadounidenses elegibles para refuerzos y permitirían formalmente la combinación de vacunas, haciendo que sea más fácil recibir otra dosis, en especial para la gente que sufrió efectos secundarios con una marca en particular pero igualmente desea contar con la protección que se ha demostrado que brindan las vacunas.

Específicamente, la FDA autorizó una tercera inyección de Moderna para adultos mayores y otras personas que corren alto riesgo de contagio de COVID-19 debido a sus problemas de salud, su empleo o las condiciones en las que viven, la cual se administraría seis meses después de su última inyección. Habrá un cambio importante: El refuerzo de Moderna será de la mitad de la dosis utilizada en las dos primeras, basándose en datos de la compañía de que esa cantidad es más que suficiente para incrementar de nuevo la inmunidad.

En cuanto a la vacuna de J&J de una sola dosis, la FDA dijo que todos los que la recibieron, sin importar su edad, deberían aplicarse una segunda dosis al menos dos meses después de la vacunación inicial.

Las decisiones de la FDA difieren debido a que las vacunas se fabrican de manera distinta, y con diferentes calendarios de dosificación, y la inoculación de J&J ha mostrado de manera consistente un menor nivel de efectividad que las vacunas de dos dosis de Moderna y Pfizer.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) dieron la madrugada de este viernes luz verde a la tercera dosis, o dosis de refuerzo, de la vacuna de Pfizer/BioNTech para las personas mayores de 65 años, así como personas en situación de riesgo.

Como consecuencia, esta tercera dosis podrá estar disponible para estos grupos, que suponen millones de estadounidenses, en los próximos días.

La decisión de la CDC avala las recomendaciones previas de la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) que había aprobado su uso con estos límites.

“Creo que podemos servir mejor a las necesidades de salud pública de la nación ofreciendo dosis de refuerzo para los de mayor edad, las residencias de ancianos, la gente con condiciones médicas previas, y para los adultos con alto riesgo por su exposición por ocupación a la COVID-19”, señaló Rochelle Walensky, directora de los CDC.

Recordemos que el gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, había defendido que la tercera dosis de Pfizer fue administrada para el conjunto de la población de mayores de 16 de años, algo que las autoridades sanitarias rechazaron a falta de más datos.

La de Pfizer/BioNTech es la única vacuna que cuenta con aprobación total para su uso por parte de la FDA, ya que las otros dos disponibles en el país, las de Moderna y Johnson & Johnson, cuentan con autorización de emergencia.

Actualmente, el 64% de la población estadounidense se encuentra vacunada con esquema completo; el ritmo de vacunación ha caído en los últimos meses, lo que ha elevado la preocupación entre las autoridades sanitarias.

En las últimas semanas, Estaos Unidos registra una media de en torno a 150,000 contagios diarios y cerca de 1,500 muertes, cifras no vistas desde el comienzo del año.

Las personas que no están vacunadas contra el COVID-19 tienen 11 veces más probabilidades que los que sí lo están de morir por la enfermedad, según un nuevo estudio de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

El estudio estuvo basado en el análisis de más de 600,000 casos de COVID-19 en Estados Unidos entre abril y mediados de julio, anunció la directora de los CDC, Rochelle Walensky, durante una rueda de prensa del equipo contra la pandemia de La Casa Blanca.

“Los que no estaban vacunados tenían unas cuatro veces y media más probabilidades de contraer el COVID-19, más de diez veces más probabilidades de ser hospitalizados y once veces más probabilidades de morir por la enfermedad”, explicó Walensky.

El estudio revisó los contagios, hospitalizaciones y fallecimientos en trece estados del país en un periodo en el que la variante Delta, que ahora supone el 99% de todos los casos de COVID-19 en Estados Unidos, ya “era la variante predominante que circulaba en el país”.

Walensky consideró que la investigación ofrece todavía más pruebas del poder de la vacunación contra el COVID-19, en un momento en el que alrededor del 25% de la población estadounidense que cumple los requisitos para vacunarse se resiste todavía a hacerlo.

También se presentó un segundo estudio que indica que la vacuna de Moderna es ligeramente más eficaz a la hora de prevenir las hospitalizaciones que las otras dos autorizadas en Estados Unidos: la de Pfizer-BioNTech y la de Johnson & Johnson (Janssen).

En cuanto a este estudio, que se basó en el análisis de unos 32,000 pacientes atendidos en hospitales, clínicas y departamentos de urgencias del país en nueve estados de Estados Unidos, entre junio y principios de agosto, se refiere que los pacientes que habían recibido el esquema completo de la vacuna de Moderna resultaron estar protegidos en un 95% contra la hospitalización por COVID-19, mientras que en el caso de los vacunados con Pfizer ese porcentaje era del 80%, y en el de Johnson & Johnson, del 60%.

Las personas que estén en zonas de alto riesgo de contagio en Estados Unidos, aún vacunadas contra el COVID-19, deberían usar cubrebocas, principalmente si son espacios cerrados, dijeron este martes los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

“En áreas con transmisión sustancial y alta, los CDC recomiendan que las personas completamente vacunadas usen máscaras en lugares públicos cerrados”, dijo su directora, Rochelle Walensky, quien explicó que la medida es necesaria debido al aumento de los contagios causados por la variante Delta en todo el país.

Aunque las vacunas son eficaces contra la variante Delta, los nuevos datos indican que, en “raras ocasiones”, algunas personas vacunadas pueden ser contagiosas.

“Estos nuevos datos científicos son preocupantes y, lamentablemente, justifican una actualización de nuestra recomendación”, dijo.

Según los datos más recientes de los CDC, gran parte del sur de Estados Unidos experimenta una transmisión alta, mientras que zonas con altas tasas de vacunación del noreste del país exhiben una transmisión comunitaria moderada.

Se considera transmisión sustancial a entre 50 y 100 casos diarios por cada 100,000 habitantes durante un promedio de siete días, mientras que la transmisión alta implica más de 100 casos cada 100,000 personas sobre el mismo promedio.

Para detener la propagación de la variante Delta, los CDC recomendarán que las escuelas adopten la mascarilla universal, incluidos maestros, personal, estudiantes y visitantes, independientemente del estado de vacunación, agregó Walensky.

Recordemos que a mediados de mayo, a medida que avanzaba la campaña de vacunación en Estados Unidos, los CDC señalaron que quienes hubieran recibido su esquema completo podían dejar de usar mascarilla la mayor parte del tiempo, incluso en interiores.

Sin embargo, las nuevas directrices no implican un mandato a nivel nacional, puesto que las emitidas por los CDC siempre han sido recomendaciones, aunque influyen en las decisiones de las autoridades de cada estado y localidad del país.

A finales de junio, ante la expansión de la variante delta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugirió que los vacunados deberían seguir llevando mascarilla, sobre todo si se encontraban en zonas con una gran incidencia de contagios, pero Estados Unidos mantuvo sus directrices.

El responsable de la lucha contra la COVID-19 en Estados Unidos, Anthony Fauci, lamentó este miércoles que la ciudadanía está “malinterpretando” las nuevas pautas para el uso de cubrebocas en personas vacunadas contra la enfermedad.

Indicó que la gente ha “entendido” que la recomendación que hicieran las autoridades sanitarias es que nadie tiene que utilizar mascarillas.

Y es que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos anunciaron hace una semana que las personas completamente vacunadas contra la COVID-19 podían omitir el uso de mascarilla y el distanciamiento físico tanto en interiores como en exteriores.

“Creo que las personas están malinterpretando (…) pensando que (las nuevas pautas) son la retirada del uso obligatorio de la mascarilla para todos”, ha señalado Fauci en declaraciones a Axios, donde ha remarcado que las recomendaciones emitidas recientemente por los CDC de Estados Unidos no son en ese sentido.

“Es una garantía para quienes están vacunados de que pueden sentirse seguros, ya sea en el exterior o en el interior”, defendió el especialista antes de rechazar que esta “malinterpretación” sea culpa suya.

“Las personas las leen (las recomendaciones) rápido, o las escuchan a la mitad (…) Piensan que hemos dicho ‘No necesitan usar mascarilla nunca más’. Eso no es lo que han dicho los CDC”, reiteró Fauci.

La relajación de las pautas para evitar eventuales contagios de COVID-19 en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia del mundo, tiene lugar en el marco de una mejora de la situación epidemiológica del país norteamericano y un rápido avance de su campaña de inmunización.

Hasta el momento, Estados Unidos ha administrado más de 276 millones de dosis de la vacuna contra la COVID-19, con más de 124 millones de personas con el esquema completo. Las autoridades sanitarias han contabilizado más de 33 millones de contagios, incluidas más de 587,000 víctimas mortales a causa de la enfermedad.

Faci también indicó que el grupo epidemiológico del gobierno federal no cree que pueda tomarse una decisión sobre la vacunación contra el coronavirus a menores de doce años antes de que acabe el año.

Explicó que todavía está en proceso de estudio la posibilidad de vacunar a niños por debajo de los 12 años; especificó que hay dos compañías que están analizando dicha posibilidad por grupos: de 9 a 12 años, de 6 a 9, de 2 a 6 y de 6 meses a 2 años.

Pero advirtió de que no cree que haya “suficiente información” para tomar una decisión al respecto hasta finales de este año o principios del que viene.

El gobierno de Estados Unidos ha decidido extender la vacunación contra la COVID-19 a los adolescentes del país. Ayer los expertos de La Casa Blanca dirigieron sus mensajes a los alumnos de secundaria y a los universitarios para que se inmunicen contra el virus.

“Vacúnense. Es lo más importante que pueden hacer en este momento. Les ayudará a ustedes y al resto a volver a la vida normal antes”, dijo el asesor de la Casa Blanca, Andy Slavitt.

Según los datos que aportaron los expertos, en este momento en el que la incidencia media semanal es más baja que nunca, en los niveles del inicio de la pandemia, los pacientes de la covid-19 tienden ahora a ser jóvenes y una de cada tres hospitalizaciones es de menores de cincuenta años.

La directora de los CDC, Rochelle Walensky, ofreció cifras sobre los niveles de inmunización en adolescentes. Desde que se aprobó la vacunación para los adolescentes de entre 12 y 15 años ha habido 600.000 vacunaciones, y en total se han inmunizado 4,1 millones de entre 12 y 17 años.

Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) advirtieron este miércoles que las medidas de prevención son todavía “esenciales” para controlar la propagación de la COVID-19, pese al creciente número de vacunaciones.

Así lo expuso la directora de los CDC, Rochelle Walensky, en rueda de prensa desde La Casa Blanca, donde habló de los resultados de un estudio de su organismo que arroja proyecciones sobre la evolución de la pandemia.

Walensky indicó que cuanto más rápido EUA vacune a su población antes podrá regresar a la normalidad, pero avisó que las variantes pueden suponer “un comodín” para la enfermedad. “Los modelos proyectaron un descenso agudo de los casos hacia julio de 2021 e incluso más rápido si hay más gente vacunada”, dijo Walensky.

Sin embargo, apuntó que el estudio también recoge que las condiciones a nivel local y la aparición de nuevas variantes están poniendo a muchos estados del país en riesgo de sufrir un aumento de los casos, sobre todo, si no crece la tasa de vacunación y si no se mantienen “las estrategias actuales de mitigación”.

Walensky subrayó que los datos de que disponen sugieren que las vacunas contra la COVID-19 proporcionan protección frente a las variantes del coronavirus que circulan como la británica, la brasileña o la sudafricana.

Recordemos que Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia con más de 32.5 millones de contagios y más de 578,000 muertos, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.

En más temas de la pandemia, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indicó que las infecciones por COVID-19 continúan propagándose rápidamente en América como resultado de un relajamiento de las medidas de prevención.

Advirtió que las unidades de cuidados intensivos de los hospitales en diversos países se están llenando de gente más joven.

Puso como ejemplo lo que sucede en Brasil, donde las tasas de mortalidad se han duplicado entre los menores de 39 años, se han cuadriplicado entre los de 40 y se han triplicado entre los de 50 años desde diciembre, dijo Carissa Etienne.

Las tasas de hospitalización entre los menores de 39 años han aumentado en más de un 70% en Chile y en algunas áreas de Estados Unidos más personas de 20 años están siendo hospitalizadas por COVID-19 que personas de 70 años.

“A pesar de todo lo que aprendimos sobre este virus en un año, nuestros esfuerzos de control no son tan estrictos y la prevención no es tan eficiente”, dijo Etienne. “Estamos viendo lo que sucede cuando estas medidas se relajan: el COVID se propaga, los casos aumentan, nuestros sistemas de salud se abruman y la gente muere”, agregó.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) concluyeron este martes que la población del país que esté completamente vacunada puede ir sin mascarilla en espacios exteriores en muchos casos, excepto cuando haya grandes multitudes.

“Hay muchas situaciones en las que la gente completamente vacunada no necesita llevar mascarilla, particularmente si están al aire libre”, dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky, en rueda de prensa desde La Casa Blanca.

El cambio en las directrices de los CDC, que no son obligatorias sino recomendaciones, llega en un momento en el que el 37% de la población adulta del país está completamente vacunada y casi el 54% ha recibido al menos una dosis.

La nueva recomendación se refiere a aquellos estadounidenses que ya han recibido todas las dosis necesarias de las vacunas contra la COVID-19 y han esperado el tiempo suficiente para que hagan efecto, es decir, dos semanas después de la última aplicación.

A partir de entonces, los estadounidenses pueden prescindir de la mascarilla cuando estén caminando, corriendo o en bicicleta al aire libre, tanto si están solos como si van acompañados de las personas con las que convivan. La recomendación no aplica para personas que hagan actividades con personas no convivientes.

Donde sí se aconseja mantener puesta la mascarilla es en actos al aire libre en los que haya grandes multitudes, como conciertos, desfiles o partidos de deportes como el béisbol, indicaron los CDC.

Los estadounidenses completamente vacunados sí que deben seguir llevando tapabocas en espacios cerrados, como restaurantes y bares, museos, cines, peluquerías, gimnasios o iglesias; además de en el transporte público o en reuniones en interiores con gente que pueda no estar vacunada.

Este cambio se debe en parte a la velocidad que ha tomado la campaña de vacunación en Estados Unidos y también a los “crecientes datos que apuntan a que la mayoría de los contagios se están produciendo en interiores”, explicó Walensky. “Menos del 10% de los contagios documentados en muchos estudios han ocurrido al aire libre”, añadió la responsable de los CDC.

La suspensión en la aplicación de la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson continuará al menos una semana más después de que los miembros de un panel de expertos convocado por el gobierno dijeran este miércoles que necesitaban más tiempo para evaluar su posible relación con un trastorno de la coagulación.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) convocaron una reunión un día después de que las autoridades informaran de seis casos, uno de ellos mortal, de mujeres que desarrollaron coágulos cerebrales junto con un bajo recuento de plaquetas en la sangre, en las dos semanas posteriores a la administración de la vacuna de una sola dosis.

La vacuna se ha administrado a unos 7.2 millones de estadounidenses, y el miércoles se informó a los participantes en la reunión de que se ha identificado un séptimo caso de una mujer de 28 años.

En la reunión de hoy se podría haber decidido si se limitaba la vacuna a algunos subconjuntos de la población, pero la mayoría de los miembros dijeron que aún no se sentían cómodos para tomar esa decisión sin más datos.

“No quiero enviar el mensaje de que hay algo fundamentalmente erróneo en esta vacuna”, dijo Beth Bell, presidenta del grupo de trabajo. “Pero quiero ser capaz de entender y defender la decisión que he tomado basándome en una cantidad razonable de datos”, añadió.

La próxima reunión aún no se ha fijado, pero se espera que sea dentro de una semana o diez días.

La mayoría consideró que, dada la gravedad de los coágulos, que pueden tener consecuencias neurológicas devastadoras incluso sin ser mortales, y dada la abundancia en Estados Unidos de otras vacunas que no tienen el mismo riesgo de seguridad, era necesario realizar más estudios.

Previo a la reunión, la directora de los CDC, Rochelle Walensky, dijo a la prensa que los síntomas son consistentes con los efectos secundarios raros derivados de la vacuna AstraZeneca que se registraron en Europa.

“Quiero compartir con ustedes mi confianza en el sistema que tenemos”, expresó. “Conjuntamente, los CDC y la FDA pudieron identificar estos eventos raros y actuar rápidamente para alertar a los proveedores de atención médica, así como al público”, subrayó.

Se pidió a las personas que recibieron la vacuna J&J a que informen si experimentan síntomas que incluyen dolor de cabeza intenso, dolor abdominal, dolor en las piernas o dificultad para respirar. Mientras tanto, se les ha dicho a los médicos que no traten esos coágulos con la heparina común porque esto podría empeorar la afección.

Las agencias federales de salud de los Estados Unidos recomendaron este martes suspender el uso de la vacuna contra el COVID-19 de la farmacéutica Johnson & Johnson, luego de que seis personas sufrieran un raro trastorno relacionado con coágulos sanguíneos.

La decisión se produce una semana después de que reguladores europeos dijeron que habían encontrado un posible vínculo entre la vacuna de AstraZeneca y casos de coágulos sanguíneos que han provocado un número reducido de muertes.

La vacuna de dosis única de Johnson & Johnson, y la fórmula de bajo costo de AstraZeneca han sido consideradas como herramientas vitales para combatir la pandemia que ha causado la muerte a más de 3 millones de personas en el mundo.

Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) anunciaron que sostendrán una reunión de asesoramiento mañana para revisar los casos vinculados a la vacuna de J&J. La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) estudiará dicho análisis.

Las seis personas que recibieron la vacuna de J&J, y que se encuentran bajo investigación, son mujeres de entre 18 y 48 años y los síntomas se presentaron entre seis y 13 días después de haber sido vacunadas con dicho fármaco.

En estos casos, se detectó un tipo de coágulo sanguíneo llamado trombosis de seno venoso cerebral (CVST) que se sumó a bajos niveles de plaquetas en sangre.

Los CDC y la FDA de Estados Unidos afirmaron que los casos adversos parecen ser extremadamente raros en este momento.

J&J dijo que estaba trabajando de cerca con los reguladores y destacó que no se había establecido una relación causal evidente entre estos episodios y la vacuna contra el COVID-19 fabricada por su unidad Janssen.

Un reporte del New York Times, que citó a funcionarios locales, dijo que una mujer falleció y una segunda en Nebraska está hospitalizada en condición grave, aunque por ahora no hay información oficial y confirmada.

Hasta el ayer 12 de abril, se habían administrado más de 6.8 millones de dosis de la vacuna de Johnson & Johnson en Estados Unidos.

La medida recomendada por autoridades estadounidenses ocurre menos de una semana después de que el regulador europeo de los medicamentos dijera que estaba revisando raros casos de coágulos de sangre en cuatro personas de Estados Unidos que recibieron la vacuna.

La pausa en el uso de la vacuna de J&J “no tendrá un impacto significativo” en inmunización en Estados Unidos, dijo brevemente La Casa Blanca.

Los estadounidenses que ya hayan sido vacunados podrán volver a viajar, de acuerdo con nuevas directrices emitidas este viernes por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

Las nuevas directrices señalan que las personas que ya hayan recibido las dos dosis de la vacuna pueden viajar dentro del país sin tener que someterse a una prueba de coronavirus o colocarse en cuarentena a su regreso.

Anteriormente, la agencia había pedido evitar los viajes no esenciales incluso a las personas ya vacunadas, pero señaló que actualizaría sus directrices a medida que más personas fueran inoculadas y tuviera más pruebas sobre la protección que dan las vacunas.

“Todos los días recibimos más información y cambiamos las directrices con base en los datos existentes”, dijo el médico Ali Khan, decano del Colegio de Salud Pública de la Universidad de Nebraska.

Khan dijo que la actualización refuerza la seguridad y efectividad de las vacunas, y que es otro incentivo para que la gente se vacune.

De acuerdo con los CDC, cerca de 100 millones de personas en Estados Unidos, o alrededor del 30% de la población, han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus. Se considera que una persona está totalmente vacunada dos semanas después de recibir la última dosis requerida de una vacuna.

El organismo recomendó que la gente que todavía no esté vacuna siga evitando los viajes no esenciales.

Sin embargo, las nuevas directrices señalan que la gente que haya recibido las dos dosis de la vacuna podrán viajar aunque deberán seguir portando mascarillas en público, cumplir con las medidas de distanciamiento social y evitar multitudes.

Para los viajes internacionales, la agencia dijo que la gente vacunada no debe presentar una prueba negativa de COVID-19 antes de partir, pero algunos destinos pueden requerirla.

La gente vacunada aún debe dar negativo al COVID-19 antes de abordar un vuelo con destino a Estados Unidos, y volverse a realizar una prueba tres o cinco días después de haber regresado. No deben colocarse en cuarentena.

La agencia mencionó la posible introducción de las variantes del virus y las diferencias en la cobertura de las vacunas en todo el mundo en sus directrices sobre viajes internacionales.