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La Cumbre del Clima de Dubái (COP28) cerró con un acuerdo “histórico” en el que, por primera vez, se reconoce la necesidad de dejar atrás los combustibles fósiles tal y como los conocemos hoy para garantizar la seguridad climática, aunque dejando la puerta abierta a carbón, petróleo y gas de bajas o cero emisiones.

En dicho acuerdo también se reconoce que esa transición debe hacerse teniendo en cuenta los distintos puntos de partida y las distintas circunstancias de cada país, uno de los principales reclamos de los países en vías de desarrollo.

Tras dos semanas de intensas negociaciones, con los combustibles fósiles en la mesa de debate, la COP28 finalizó con un texto de Balance Global que señala que limitar el calentamiento global a 1.5°C (límite señalado por la ciencia para garantizar la seguridad climática del planeta) requiere de una rápida reducción de las emisiones.

Esa reducción debe ser de un 43% en 2030 y un 60% en 2035 respecto a 2019 antes de lograr un mundo neutro en emisiones en 2050, según el texto, en el que se insta a las partes a contribuir a ese objetivo global teniendo en cuenta el Acuerdo de París, así como sus diferentes circunstancias, vías y enfoques nacionales.

Entre esas vías, el artículo 28 insta a triplicar la capacidad instalada renovable y duplicar la tasa anual de mejora de la eficiencia energética para 2030, así como acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente el uso de energía basada en carbón sin sistemas de mitigación (CCS).

También llama a acelerar los esfuerzos hacia sistemas energéticos cero emisiones netas mediante el uso de combustibles cero o bajas emisiones de CO2 “mucho antes o alrededor de mediados de siglo”.

Pide “transicionar” para dejar atrás los combustibles fósiles en los sistemas energéticos de manera “justa, ordenada y equitativa”, acelerando la acción en “esta década crítica” a fin de lograr ser neutros en carbono para 2050, de acuerdo con la ciencia.

Para impulsar la transición, el documento insta a las partes (198 países) a eliminar gradualmente y lo antes posible los subsidios a los combustibles fósiles “ineficientes” que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas.

El texto reconoce el papel de los combustibles de transición para contribuir a facilitar la transición energética garantizando al mismo tiempo la seguridad energética.

Por un lado, en el texto se hace eco de una de las principales peticiones del bloque liderado por la Unión Europea de enviar señales de mercado para que el mundo deje de invertir en combustibles fósiles para hacerlo en el desarrollo de tecnologías “limpias” que permitan su sustitución.

Por otro, da entrada al “principio de neutralidad tecnológica” reclamado por petroleras y países productores de crudo y gas, que llevan años pidiendo que se les deje competir con la electrificación mediante el desarrollo de combustibles fósiles de bajas o cero emisiones.

El organismo de la ONU encargado del clima publicó este lunes su último borrador del acuerdo que espera alcanzar al cierre de la cumbre COP28 que se celebra en Dubái, y que incluye una serie de medidas que los países podrían adoptar para reducir las emisiones.

Sin embargo, la lista de medidas no hace referencia directa a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, algo que despertó las críticas de ambientalistas. La expresión inglesa “phase out”, es decir la eliminación gradual del petróleo, carbón y gas, no aparece en el texto, como deseaban numerosos bloques de países.

Lo que sí menciona es “reducir la producción y el consumo de combustibles fósiles”.

La sección pertinente del texto indicó que las partes reconocen “la necesidad de reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones de GEI” (gases de efecto invernadero) y pide a las partes que adopten medidas tales como:

  • Triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética para 2030
  • Reducir rápidamente la persistencia del carbón y limitar la autorización incesante de nuevas centrales de carbón
  • Acelerar los esfuerzos a nivel mundial hacia sistemas energéticos de emisiones netas cero, utilizando combustibles de baja o nula emisión de carbono mucho antes o alrededor de mediados de siglo
  • Acelerar las tecnologías de emisiones nulas y bajas, incluidas, entre otras, las energías renovables, la energía nuclear, las tecnologías de reducción y eliminación, como la captura y utilización y almacenamiento de carbono, y la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono, a fin de intensificar los esfuerzos para sustituir los combustibles fósiles no reducidos en los sistemas energéticos.
  • Reducir tanto el consumo como la producción de combustibles fósiles, de manera justa, ordenada y equitativa, a fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas antes de 2050 o en torno a esa fecha, de conformidad con los conocimientos científicos
  • Acelerar y reducir de forma sustancial las emisiones distintas del CO2, incluidas, en particular, las emisiones de metano a nivel mundial para 2030
  • Acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera a través de una serie de vías, incluido el desarrollo de la infraestructura y el rápido despliegue de vehículos de cero y bajas emisiones
  • Suprimir lo antes posible las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles que fomentan un consumo derrochador y no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas”.

El texto, divulgado debe ser sometido aún a la plenaria de negociadores de la conferencia del clima de Dubái.

Globalmente el texto indica una rebaja de las ambiciones climáticas. El borrador no pide a las partes que las apliquen todas sin excepción.

Las naciones que firmaron el Acuerdo de París de 2015 “reconocen la necesidad de profundas, rápidas y sostenibles reducciones de emisiones” de gases de efecto invernadero y piden en consecuencia “acciones que podrían incluir” toda esta batería de medidas, dice el texto.

La cumbre sobre el clima, la COP28, arrancó este jueves en Dubái, donde se debatirá sobre el calentamiento global, la eliminación progresiva del carbón, los combustibles, o a la ampliación de tecnologías como la captura de carbono para eliminar su impacto climático.

Los compromisos contra la emergencia climática estarán sobre la mesa, pues los países asistentes revisarán los objetivos planteados en 2015 en el Acuerdo de París, con el que la comunidad internacional se planteó limitar a 1.5 grados centígrados el incremento térmico al final de siglo.

Para la cumbre, que se celebrará a partir de hoy y hasta el próximo 12 de diciembre, los organizadores esperan una asistencia récord de 70 mil personas, incluida la mayor participación de empresas en una cumbre de la ONU sobre el clima hasta la fecha.

La reunión se produce en un complejo contexto internacional, marcado por la guerra en Ucrania y por la de Medio Oriente entre Hamás e Israel, además de la difícil coyuntura económica y energética global y en un año en el que los impactos el cambio climático se han hecho evidentes en todo el mundo en forma de sequías, inundaciones, incendios y diferentes eventos meteorológicos.

Y es justo Sultan al-Jaber, sobre quien están puestas las miradas. Y es que su posición como presidente ejecutivo de ADNOC, la compañía petrolera nacional de los Estados Árabes Unidos, ha desatado cuestionamientos sobre si puede ser un mediador honesto en un acuerdo sobre el clima.

Previo al encuentro de los líderes mundiales, el Programa Mundial de Medio Ambiente de la ONU dio a conocer un informe en el que se advierte de un incremento de la temperatura global de 2.9 grados a final de siglo, es decir, casi el doble de lo prometido.

La ONU precisa que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron un 1.2% entre 2021 y 2022, hasta las 57.4 gigatoneladas de CO2 y advierte de que esta tendencia de acción insuficiente en mitigación conlleva a caminos de mayor desigualdad social.

El organismo estima que será necesario a nivel global reducir las emisiones de CO2 en un 28% de aquí a 2030 para lograr limitar el incremento global de temperatura a 2ºC con un 66% de posibilidades y un 42% para alcanzar el objetivo de 1.5 grados a final de siglo.

Asistirán personalidades como el primer ministro indio, Narendra Modi, y el rey Carlos de Inglaterra, aunque más allá de quienes estarán presentes, lo que ha llamado la atención son las ausencias: el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y el presidente de China, Xi Jinping, principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, no participarán.