Durante la campaña presidencial me tocó estar en un evento en el que pude preguntarle al empresario más cercano a Andrés Manuel López Obrador, Alfonso Romo, si no le daba algo de coraje trabajar para impulsar un proyecto que se vende como democrático y transformador para lograr un mejor México y luego enterarse que entre las filas de los legisladores de ese movimiento estarían figuras como Napoleón Gómez Urrutia, acusado de robar 54 millones de dólares de los trabajadores sindicalizados que él representaba.
La respuesta de Romo se hizo viral. Comparó a Andrés Manuel López Obrador con Nelson Mandela.
Hoy que Andrés Manuel López Obrador ya es presidente electo, y por un amplísimo e histórico margen; que Napoleón Gómez Urrutia ya pudo regresar de Canadá y recibir el fuero de su senaduría; y que Alfonso Romo será el Jefe de Gabinete de AMLO, sería interesante hacerle varias preguntas en el mismo sentido de la de Napoleón Gómez Urrutia no solo a Romo, sino a quienes acompañan a AMLO en un proyecto que él mismo ha definido como la Cuarta Transformación de México.
Y es que, por lo que hemos visto del 1º de julio a la fecha, algo entre la promesa de transformar a México desterrando la corrupción y las viejas prácticas priístas que luego emuló el PAN y lo que vemos que hace y deshace el equipo de transición y el propio López Obrador, no cuadra.
No me remontaré al nombramiento de Manuel Bartlett como próximo director de la CFE. Esos y otros nombramientos polémicos han sido ampliamente abordados y criticados. Sí lo haré a la actitud de AMLO y sus cercanos que demuestran pensar que el triunfo tan abrumador en las urnas da licencia para todo, incluyendo la incongruencia.
El pleito entre la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, con el gobernador electo de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, ha sido, en resumidas cuentas, porque Polevnsky quiso llegar a Morelos a decirle ‘al futbolista’ y ‘su españolete’ (José Manuel Sanz, representante de Blanco desde que era sí, un futbolista) qué hacer, cómo y a quién poner en ciertos puestos de mando en el estado. De paso, Polevnsky quiso regañar a Blanco por pretender comprar diputados locales.
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