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De acuerdo al más reciente corte del monitoreo epidemiológico que realizan las autoridades sanitarias del país, al día de hoy se tienen tres millones 808 mil 205 casos confirmados de COVID-19, de los cuales se estima 23 mil 835 sean los casos activos.

Se da seguimiento a 540 mil 372 casos sospechosos en total, mismos que incluyen los casos sospechosos sin muestra, los casos sospechosos sin posibilidad de resultado y los sospechosos con posibilidad de resultado. Se han descartado siete millones 006 mil 088 casos de COVID-19.

En las últimas 24 horas se reportaron 994, cifra menor respecto a los 1,446 contagios que se reportaron la jornada previa; además, se registraron 99, ligeramente por encima de la cifra registrada un día antes.

El número de muertes totales asociadas al virus es de 288 mil 464 , y adicional hay 13 mil 474 defunciones clasificadas como sospechosas, es decir, se encuentran en espera de un resultado de laboratorio o que están en proceso de asociación-dictaminación clínico–epidemiológica.

México se mantiene en el cuarto sitio de los países del mundo con más muertes por COVID-19, por detrás de Brasil, India y Estados Unidos, y en el decimoquinto en número de contagios confirmados, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.

Así, 74 millones 634 mil 486  personas han sido vacunadas contra el nuevo coronavirus, de las cuales, 60 millones 629 mil 516 cuentan con esquema completo de vacunación, equivalente al 48.11% de la población en México; y 14 millones 004 mil 970 con una sola dosis de la vacuna, es decir, el 11.11% de la población.

México ha recibido un total 155 millones 723 mil 005 vacunas contra el COVID-19, de la cuales han sido aplicadas, según el último reporte disponible de la SSA, 126 millones 429 mil 271 dosis; así, habría un total de 29 millones 293 mil 734 vacunas en tránsito o sin aplicar.

Un grupo de expertos recomendó este jueves una tercera inyección de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna en Estados Unidos para determinadas poblaciones, un mes después de tomar la misma decisión respecto al inmunizante de Pfizer.

La opinión del comité dee la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no es vinculante, pero es inusual que la agencia no la siga.

Tras una jornada de discusiones, los expertos acordaron autorizar la administración de una dosis de refuerzo de Moderna a tres categorías de personas: los mayores de 65 años, los que tienen alto riesgo de desarrollar una forma grave de la enfermedad, así como aquellos cuyo trabajo o situación implique una exposición “frecuente” al virus.

Esta última categoría incluye a trabajadores de supermercados, trabajadores de la salud, presos y personas sin hogar. Se tomaron las mismas definiciones para la aprobación de la tercera dosis de Pfizer.

Este refuerzo puede administrarse a partir de seis meses después de la segunda inyección de la vacuna Moderna; la dosis es de 50 microgramos, la mitad de lo que contienen las dos primeras inyecciones.

En su presentación ante el comité, una representante de Moderna argumentó que la dosis de refuerzo ayudaría a combatir la variante Delta en un momento en que la vacuna es cada vez menos eficaz contra las infecciones y los casos leves de la enfermedad, aunque sigue siendo eficaz contra los casos graves.

El comité se reunirá de nuevo mañana con el fin de emitir una opinión a la FDA sobre la conveniencia de una dosis de refuerzo de la vacuna de Johnson & Johnson.

También se debatirán los resultados de un estudio publicado esta semana en el que se analiza la posibilidad de utilizar, para la dosis de refuerzo, una vacuna diferente a las de la serie inicial de inyecciones. Esto es algo que no está permitido actualmente en Estados Unidos.

El estudio sugiere que las personas que recibieron la vacuna de Johnson & Johnson podrían beneficiarse de recibir una dosis de refuerzo de una vacuna de una tecnología diferente, como las de ARN mensajero.

Si la FDA autoriza oficialmente las dosis de refuerzo de ambas vacunas, un comité de expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tendrá que emitir su propio dictamen la próxima semana, en una reunión prevista para el miércoles y el jueves.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este lunes la tercera dosis, o dosis de refuerzo, de la vacuna de contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTec, tres días después de que las autoridades sanitarias de su país autorizaran la administración de esta dosis para grupos poblaciones vulnerables.

En un auditorio de La Casa Blanca y con los periodistas y las cámaras presentes, Biden y la enfermera que le aplicó la vacuna batallaron para subirle la manga de la camisa, con el fin de descubrir la zona en que se le aplicaría la inyección.

Por el momento, la dosis de refuerzo se ha autorizado en Estados Unidos para las personas mayores de 65 años y otros grupos vulnerables.

“Sé que no lo parece, pero tengo más de 65, muchos más, y por eso me pongo hoy mi dosis de refuerzo”, afirmó el presidente, de 78 años.

Recordemos que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EUA dieron luz verde el viernes pasado a la administración de una vacuna de refuerzo de Pfizer para unos veinte millones de personas que se pusieron la segunda dosis hace al menos seis meses y que cumplen una serie de condiciones.

En ese grupo entran los mayores de 65 años, los adultos con enfermedades como la diabetes o la obesidad y los trabajadores con mayor riesgo de contagio como sanitarios, profesores o empleados de tiendas de alimentación; siempre y cuando hubieran recibido antes la pauta completa de Pfizer.

Biden se puso la segunda dosis de la vacuna de Pfizer el pasado 11 de enero, hace más de ocho meses, por lo que cumplía las condiciones para obtener el refuerzo y lo hizo cuanto antes para animar a más estadounidenses a seguir su ejemplo.

“Las dosis de refuerzo son importantes, pero lo más importante que necesitamos hacer es conseguir que más gente se vacune”, subrayó, no obstante, el presidente.

Y es que alrededor del 25% de la población estadounidense que cumple las condiciones para vacunarse no se ha puesto ni siquiera una dosis, lo que equivale a unos 70 millones de personas y está entorpeciendo la lucha contra la pandemia en el país, especialmente contra la variante Delta.

La decisión de Estados Unidos de proceder con las dosis de refuerzo para ciertos grupos contradice las peticiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha pedido en reiteradas ocasiones a los países desarrollados que no tomen esa medida al menos hasta diciembre, dada la desigualdad de distribución de dosis en el planeta.

Preguntado al respecto, Biden insistió en que Estados Unidos está “haciendo más que todos los otros países del mundo juntos” por donar vacunas a países en desarrollo, tras adquirir más de 1,100 millones de dosis para compartir con otras naciones.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) dieron la madrugada de este viernes luz verde a la tercera dosis, o dosis de refuerzo, de la vacuna de Pfizer/BioNTech para las personas mayores de 65 años, así como personas en situación de riesgo.

Como consecuencia, esta tercera dosis podrá estar disponible para estos grupos, que suponen millones de estadounidenses, en los próximos días.

La decisión de la CDC avala las recomendaciones previas de la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) que había aprobado su uso con estos límites.

“Creo que podemos servir mejor a las necesidades de salud pública de la nación ofreciendo dosis de refuerzo para los de mayor edad, las residencias de ancianos, la gente con condiciones médicas previas, y para los adultos con alto riesgo por su exposición por ocupación a la COVID-19”, señaló Rochelle Walensky, directora de los CDC.

Recordemos que el gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, había defendido que la tercera dosis de Pfizer fue administrada para el conjunto de la población de mayores de 16 de años, algo que las autoridades sanitarias rechazaron a falta de más datos.

La de Pfizer/BioNTech es la única vacuna que cuenta con aprobación total para su uso por parte de la FDA, ya que las otros dos disponibles en el país, las de Moderna y Johnson & Johnson, cuentan con autorización de emergencia.

Actualmente, el 64% de la población estadounidense se encuentra vacunada con esquema completo; el ritmo de vacunación ha caído en los últimos meses, lo que ha elevado la preocupación entre las autoridades sanitarias.

En las últimas semanas, Estaos Unidos registra una media de en torno a 150,000 contagios diarios y cerca de 1,500 muertes, cifras no vistas desde el comienzo del año.

La vacuna contra el COVID-19 del laboratorio estadounidense Johnson & Johnson (J&J), es más eficaz cuando se administran dos dosis, según nuevos datos publicados por la empresa el martes.

El fármaco de J&J se diseñó originalmente como una vacuna de dosis única. Pero con una segunda dosis inyectada unos dos meses o 56 días después de la primera, los niveles de anticuerpos observados aumentaron “entre cuatro y seis veces”, según un comunicado de la empresa.

La eficacia de la vacuna contra los casos sintomáticos de la enfermedad al menos 14 días después de la dosis de refuerzo fue del 75%, y del 100% contra los casos graves, según los datos de un ensayo clínico realizado en varios países en personas de 18 años o más.

En Estados Unidos, la eficacia contra los casos sintomáticos, de moderados a graves, fue del 94% con esta dosis de refuerzo.

En comparación, los últimos datos del ensayo clínico original, de una sola dosis, mostraron que la eficacia del fármaco en Estados Unidos contra los casos sintomáticos era del 70%. Según Johnson & Johnson, las variantes del coronavirus reducen la eficacia de la vacuna contra los casos graves.

La empresa dijo que había presentado los datos a la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y que pronto los presentará a otras autoridades reguladoras de todo el mundo.

Una revisión de expertos realizada por un grupo internacional de científicos, incluidos algunos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), concluye que, incluso para la variante Delta, la eficacia de la vacuna contra el COVID grave es tan alta que las dosis de refuerzo para la población general no son apropiadas en esta etapa del pandemia.

La revisión, publicada en ‘The Lancet’, resume la evidencia actualmente disponible de ensayos controlados aleatorios y estudios observacionales publicados en revistas revisadas por pares y servidores de preimpresión. Un hallazgo constante de los estudios es que las vacunas siguen siendo muy eficaces contra la enfermedad grave, incluida la de todas las principales variantes virales.

Haciendo un promedio de los resultados informados de los estudios observacionales, la vacunación tuvo una eficacia del 95% contra la enfermedad grave tanto de la variante Delta como de la variante Alfa, y más del 80% de eficacia en la protección contra cualquier infección por estas variantes. En todos los tipos y variantes de vacunas, la eficacia de la vacuna es mayor contra la enfermedad grave que contra la enfermedad leve.

Aunque las vacunas son menos efectivas contra la enfermedad asintomática o contra la transmisión que contra la enfermedad grave, incluso en poblaciones con alta cobertura de vacunación, la minoría no vacunada sigue siendo la principal causa de la transmisión, además de correr el mayor riesgo de contraer una enfermedad grave.

“Tomados en su conjunto, los estudios actualmente disponibles no proporcionan evidencia creíble de una disminución sustancial de la protección contra enfermedades graves, que es el objetivo principal de la vacunación”, señala la autora principal, la doctora Ana-Maria Henao-Restrepo de la OMS.

A su juicio, el suministro limitado de estas vacunas salvará la mayor parte de vidas si se pone a disposición de las personas que corren un riesgo apreciable de padecer una enfermedad grave y que aún no han recibido ninguna vacuna. “Incluso si en última instancia se puede obtener algún beneficio con el refuerzo, no compensará los beneficios de brindar protección inicial a los no vacunados. Si las vacunas se implementan donde serían más beneficiosas, podrían acelerar el final de la pandemia al inhibir la evolución de variantes”, añadió.

Los autores señalan que incluso si los niveles de anticuerpos en los individuos vacunados disminuyen con el tiempo, esto no necesariamente predice reducciones en la eficacia de las vacunas contra la enfermedad grave. Esto podría deberse a que la protección contra enfermedades graves está mediada no solo por respuestas de anticuerpos, que pueden ser de duración relativamente corta para algunas vacunas, sino también por respuestas de memoria e inmunidad mediada por células, que generalmente tienen una vida más larga.

Por tanto, el informe afirma que si finalmente se van a utilizar refuerzos, será necesario identificar circunstancias específicas en las que los beneficios superen los riesgos.

Sin embargo, incluso sin que se pierda la eficacia de la vacuna, un mayor éxito en la administración de vacunas a grandes poblaciones conducirá inevitablemente a un aumento de la cantidad de personas vacunadas, a una disminución de la cantidad de personas no vacunadas y, por lo tanto, a una proporción cada vez mayor de todos los casos que serán casos innovadores, especialmente si la vacunación conduce a los cambios de comportamiento en los vacunados.

“Pero la capacidad de las vacunas para provocar una respuesta de anticuerpos contra las variantes actuales indica que estas variantes aún no han evolucionado hasta el punto en el que es probable que escapen de la respuesta inmune de memoria inducida por las vacunas”, advierten. Incluso si van a evolucionar nuevas variantes que pueden
escapar de las vacunas actuales, es más probable que lo hagan a partir de cepas que ya se han vuelto ampliamente prevalentes.

Por lo tanto, la eficacia de los refuerzos desarrollados específicamente para coincidir con posibles variantes más nuevas podría ser mayor y más duradera que los refuerzos que utilizan las vacunas actuales.

Así, recomienda una estrategia similar para las vacunas contra la gripe, para la cual cada vacuna anual se basa en los datos más recientes sobre las cepas circulantes, lo que aumenta la probabilidad de que la vacuna siga siendo efectiva incluso si hay una mayor evolución de la cepa.

“Las vacunas que están disponibles actualmente son seguras, efectivas y salvan vidas. Aunque la idea de reducir aún más el número de casos de COVID-19 mejorando la inmunidad en las personas vacunadas es atractiva, cualquier decisión al respecto debe basarse en pruebas y considerar los beneficios y riesgos para las personas y la sociedad. Estas decisiones de gran importancia deben basarse en pruebas sólidas y debates científicos internacionales”, añade el coautor, el doctor Soumya Swaminathan, científico jefe de la OMS.

El gobierno federal insistió este martes que actualmente no existe evidencia científica “publicada, robusta y  consistente” que demuestre que las vacunas pierdan efectividad, y por ende, que sea necesaria la aplicación de dosis de refuerzo de las vacunas contra el COVID-19

Indicó que no hay información de que ninguna vacunas pierde su capacidad protectora contra los desenlaces que busca evitar ante un contagio: la muerte, la hospitalización, la enfermedad grave u otras complicaciones.

Y aunque dijo que que se ha observado en algunas de las vacunas que seis y ocho meses después de haber sido aplicadas los anticuerpos reducen con respecto a la cantidad máxima que se logró a las pocas semanas de la inyección, insistió que eso no es una demostración de que pierdan su efecto.

Al afirmar que al día de hoy no hay información que respalde una tercera dosis o pérdida de eficacia, López-Gatell señaló que estarán atentos a la evidencia científica que mostrara que se redujera la potencia protectora de las vacunas, lo que podría llevar a otra decisión.

En línea con el discurso que ha venido manejando el gobierno federal, López-Gatell aseguró que hay una gran cantidad de información, sobre la necesidad de dosis de refuerzo, que viene de las propias farmacéuticas, de sus áreas de mercadotecnia, cuyos directivos han hecho declaraciones que se sugieren las terceras o segundas dosis para el caso de vacunas de una sola aplicación.

Señaló que en el caso de la vacuna CanSino, una de las que se aplican en nuestro país, la propia representación comercial de la empresa en México anunció que presentaría un expediente técnico para solicitar un cambio en el registro sanitario para una eventual segunda dosis; sin embargo precisó que hasta este momento no ha presentado el expediente técnico, aunque la farmacéutica se ha encargado de publicitar una segunda dosis.

López-Gatell fue cuestionado sobre las vacunas para los jóvenes entre 12 y 18 años del país; se le cuestionó si es necesaria o no vacunación en menores de edad.

El funcionario sostuvo que vacunar a los menores de edad se ampararía en dos propósitos: si fuera una población que tiene un riesgo de desenlaces desafortunados como mortalidad, enfermedad grave, enfermedad complicada o riesgo alto.

Sin embargo, dijo que la información que hay hasta el momento, sugiere que el segmento poblacional de menores de 18 años no tiene riesgos altos de complicarse. Admitió que pueden contagiarse y presentar algunas complicaciones, aunque dijo, no de una magnitud alta.

“Un dato concreto de hoy, al corte de hoy. Menos de 1.6 por ciento de las personas que hoy están hospitalizadas por COVID en México, lo mismo aplica para el caso específico de la Ciudad de México, -que hoy algún periódico sacaba en primera plana información sobre esto- menos del 1.6 por ciento son menores de 18 años. Porque, porque en ese segmento de la población, y eso lo identificamos desde el inicio de la epidemia, afortunadamente no se presentan casos graves con una magnitud como se presentan en las personas adultas intermedias o adultas mayores”, detalló López-Gatell.

La segunda potencial utilidad de vacunar a menores de 18 años es la idea de que se eviten contagios a partir de estas personas, de las adolescentes y niños, especialmente ante el inminente regreso a clases presenciales. En ese sentido, justificó que las vacunas, todas,  no han demostrado tener una capacidad sustantiva para reducir el riesgo de contagio, es decir, la persona vacunada puede seguir contagiando.

Lamentó que este dato se haya querido utilizar como argumento de que sólo si se vacuna a menores de edad se pueden abrir las escuelas. “No tiene sentido esto, sentido científico porque las vacunas, todas las existentes, no reducen la posibilidad de transmisión”.

Menos del 20% de las personas en América Latina y el Caribe han sido completamente inmunizadas contra la COVID-19 y en algunos casos ese porcentaje es menor del 5%, advirtió este miércoles la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.

Durante la conferencia de prensa semanal del organismo, la funcionaria calificó de “inaceptable” la disparidad entre quienes pueden y no acceder a la vacuna.

“Debemos desterrar la idea de que la inequidad en las vacunas es un problema de algunos países y no de otros, y en cambio trabajar juntos para encontrar soluciones para todos los países”, dijo la experta.

Según cifras de la OPS, el continente americano registró durante la última semana más de 1.3 millones de casos nuevos de COVID y unas 19,000 muertes relacionadas con la pandemia.

Los contagios, detalló, continúan al alza en Canadá, México y Estados Unidos, al igual que en países como Honduras, Belice y El Salvador, donde el aumento se estimó en un 30%.

Etienne destacó la “disminución general” de los contagios en la región andina y Brasil, con “caídas sustanciales” de los positivos en Colombia, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

La directora anunció que la OPS empezará a ofrecer dosis contra la COVID-19 a través de su fondo rotatorio, creado en 1977 por ese organismo para suministrar a precios accesibles vacunas contra distintas enfermedades e insumos médicos a 41 países y territorios de la región.

El fondo rotatorio sería una alternativa al mecanismo de distribución Covax, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la alianza Gavi para facilitar el acceso a las dosis contra el coronavirus a por lo menos el 20 % de la población mundial.

Ya 20 países han expresado su interés en adquirir vacunas contra el coronavirus a través de este fondo, reveló Etienne, quien explicó que el fondo beneficiará a los países de la región que carecen de “los recursos y el poder de negociación” para asegurar las dosis.

La variante Delta del coronavirus puede escapar a algunos anticuerpos monoclonales de laboratorio, pero las dos dosis de Pfizer o AstraZeneca generan una repuesta neutralizante en el 95% de las personas.

Un estudio que publica la revista Nature, encabezado por científicos franceses, indica que Delta es menos inhibida por los anticuerpos presentes en las personas que han pasado la COVID-19 o que han recibido una sola dosis de las citadas vacunas.

La variante Delta es ya predominante en países como India , donde surgió, Reino Unidos o Portugal, y se estima que, “en algunas semanas o meses”, será la mayoritaria en toda Europa, señala el Instituto Pasteur, cuyo investigador Olivier Schwartz encabezó el equipo.

Los investigadores estudiaron la reactividad de los anticuerpos monoclonales y de los anticuerpos del suero sanguíneo de 103 personas con una infección previa por SARS-CoV-2 y de 59 vacunadas con una o dos dosis.

La variante Delta del coronavirus es “menos sensible a los anticuerpos neutralizantes que la Alfa”, según los resultados del estudio, y sugiere que consigue escapar de los anticuerpos que se dirigen a ciertas partes de la proteína Spike, que es la que usa el virus para entrar en las células.

El estudio también señala que una sola dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech o AstraZeneca fue poco o nada eficaz contra las variantes Beta y Delta; solo alrededor del 10% de los individuos fueron capaces de neutralizar la variante Delta después de una dosis.

Sin embargo, la administración de las dos dosis de esa vacunas generó una respuesta neutralizante en el 95% de los individuos, aunque es “de tres a cinco veces menos potente contra la variante Delta en comparación con la Alfa”.

Sobre la vacuna de Pfizer y BioNTech, los laboratorios anunciaron este jueves que buscarían la autorización regulatoria para una tercera dosis del fármaco.

“Las empresas esperan publicar datos más definitivos pronto, así como en una revista revisada por pares, y planean enviar los datos a la FDA (agencia estadounidense de Alimentos y Drogas), a la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) y otras autoridades reguladoras en las próximas semanas”, indicaron en un comunicado.

Pfizer y BioNTech enfatizaron que están desarrollando una dosis de refuerzo contra la variante Delta; expresaron su creencia de que una tercera inyección de su actual vacuna, que requiere dos dosis, tiene el potencial de mantener los “niveles más elevados” de protección contra todas la variantes actuales.

Sin embargo, apuntaron que se mantienen vigilantes y que desarrollan una versión actualizada de la vacuna.

“Como se ve en las evidencias del mundo real publicadas por el Ministerio de Salud de Israel, la eficacia de la vacuna ha disminuido seis meses después de la vacunación, al mismo tiempo que la variante delta se está convirtiendo en la dominante en ese país”, dijeron las compañías en un comunicado recogido por varios medios locales.

En más de vacunas, este jueves se informó que la vacuna china CoronaVac es segura y proporciona un 83.5% de protección contra la COVID-19 sintomática tras dos dosis y un 100% de protección contra la hospitalización, según un análisis intermedio.

Estos resultados se han publicado en la revista The Lancet y se han presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID).

Se trata de un ensayo en fase III realizado en Turquía que pone de manifiesto, además, que los efectos adversos de CoronaVac (de Sinovac) fueron principalmente leves y se resolvieron en un día.

El nivel de anticuerpos en sangre capaces de neutralizar la variante ‘Delta’ (india) del coronavirus es menor respecto al de anticuerpos eficaces contra otras variantes en personas que han recibido la vacuna de Pfizer, según una investigación publicada en la revista “The Lancet”.

Científicos del Instituto Francis Crick y el Instituto Nacional para la Investigación Médica (NIHR), ambos británicos, han comprobado que la cantidad de esos anticuerpos decrece con la edad y también con el paso del tiempo.

Sus conclusiones apuntan a que el nivel de anticuerpos capaces de neutralizar la variante B.1.617.2 es más de cinco veces menor respecto a la variante original del coronavirus, sobre la que están diseñadas las actuales vacunas, en personas con la pauta completa de Pfizer.

Los autores del trabajo subrayan en un comunicado del Francis Crick Institute que esos resultados aportan “pruebas adicionales que respaldan los planes de inocular una vacuna de refuerzo a las personas vulnerables en otoño”.

También resaltan que con una sola dosis del preparado de Pfizer es “menos probable” que se desarrollen tantos anticuerpos efectivos contra la variante ‘Delta’ como contra la variante ‘Alpha’ (británica), predominante hasta ahora en el Reino Unido.

Los investigadores han estudiado muestras de sangre de 250 individuos sanos vacunados con Pfizer y han puesto a prueba la capacidad de sus anticuerpos para neutralizar diversas variantes. Los niveles de anticuerpos efectivos contra la versión ‘Delta’ del virus decaen incluso con las dos dosis del preparado, pero lo hacen especialmente con una sola dosis.

Tras una primera inyección, el 79% de las personas cuenta con niveles significativos de anticuerpos capaces de neutralizar al virus original descubierto en Wuhan, China. Ese porcentaje se reduce al 50% con la variante británica (B.1.1.7), el 32% con la india (B.1.617.2) y el 25% con la surafricana (B.1.351).

“Lo más importante es asegurarnos de que la protección de las vacunas se continúa lo suficientemente alta para mantener a tanta gente como sea posible alejada de los hospitales”, afirmó la investigadora Emma Wall. “Nuestra investigación sugiere el mejor modo de lograrlo es inocular rápidamente las segundas dosis y ofrecer dosis de refuerzo a aquellos cuya inmunidad podría no ser lo suficientemente sólida contra estas nuevas variantes”, agregó.

La Casa Blanca anunció este lunes que compartirá 60 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca de sus reservas para aliviar la situación de los países más afectados por la pandemia de coronavirus tras las críticas de organismos internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC) por el “nacionalismo de vacunas”.

“Hoy anunciamos que la Administración está buscando opciones para compartir las dosis de la vacuna de AstraZeneca fabricadas en Estados Unidos durante los próximos meses”, ha explicado la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki.

El asesor para el coronavirus de La Casa Blanca, Andy Slavitt, ha publicado en Twitter que serán 60 millones las dosis que podrán exportarse a otros países “tan pronto como estén disponibles”.

Hasta ahora solo se había anunciado la exportación de cuatro millones de dosis a Canadá y México. “No podemos permitir que no se utilicen estas dosis de vacunas. Deberíamos enviarlas al extranjero para que se utilicen para salvar vidas. De inmediato”, ha argumentado la congresista demócrata Raja Krishnamoorthi.

Este mismo lunes y antes de conocerse la decisión de Washington, la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, emplazaba a los países ricos, en particular a Estados Unidos y Reino Unido, a exportar más vacunas.

“El nacionalismo de vacunas y la desigualdad no funcionan”, subrayó durante un acto virtual de política comercial organizado por la Comisión Europea. “Instaría a aquellos países que no están compartiendo o exportando a hacerlo lo más rápido posible”, ha remachado.

Si bien se han administrado más de 1,000 millones de dosis de vacunas a nivel mundial, más de 400 millones corresponden a Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. En ese sentido, Okonjo-Iweala elogió las exportaciones de la UE, China o India.

Psaki informó que podría haber 10 millones de dosis autorizadas para la exportación “en las próximas semanas”.

Actualmente se están produciendo alrededor de 50 millones de dosis más y podrían enviarse en mayo y junio. “En este momento tenemos cero dosis disponibles de AstraZeneca”, dijo Psaki, apuntando que los reguladores de Estados Unidos aún deben revisar la calidad de las que ya se producen.

Psaki afirmó que el gobierno de Joe Biden aún está decidiendo cuál será el proceso para determinar dónde y cómo compartirá la vacuna.

“Consideraremos una gama de opciones de nuestros países socios y, por supuesto, gran parte de eso será a través de relaciones directas”, dijo.

Recordemos que la vacuna AstraZeneca aún no ha sido autorizada para uso en Estados Unidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos, la FDA.

Una portavoz de AstraZeneca consultado por la agencia Reuters dijo que las dosis formaban parte de sus compromisos de suministro al gobierno estadounidense. “Las decisiones de enviar suministros estadounidenses a otros países son tomadas por el gobierno de Estados Unidos”.

La segunda dosis de la vacuna rusa contra el COVID-19, Sputnik V, puede administrarse hasta tres meses después de haber recibido la primera dosis, frente a los 21 días estipulados inicialmente, informó hoy Alexander Gintsburg, director del Centro Gamaleya, desarrollador del fármaco.

“Consideramos posible incrementar el intervalo mínimo entre la aplicación del primer y segundo componente de la vacuna de los 21 días previamente aprobados hasta 3 meses”, señaló Gintsburg en un comunicado difundido por la cuenta en Twitter de la vacuna rusa.

El preparado ruso utiliza como vector dos adenovirus humanos, uno distinto en cada dosis.

El doctor y profesor señaló que incrementar el plazo entre la inyección de la primera y la segunda dosis “no influirá en la intensidad de la respuesta inmune inducida por nuestra vacuna, y en algunos casos la aumentará y prolongará”.

Según Gintsburg, los desarrolladores de la vacuna rusa han llegado a esta conclusión a raíz de la experiencia adquirida en el uso de vacunas basadas en una plataforma idéntica de adenovirus, así como en la campaña de vacunación masiva de la población en Rusia y en “un gran número” de otros países.

El director del Centro Gamaleya afirmó que reguladores independientes ya se han pronunciado sobre la extensión del intervalo de las vacunas y además esta recomendación permitirá “acelerar significativamente la inmunización de la población” ante la demanda “extremadamente alta” de la Sputnik V.

“Consideramos que cada regulador nacional puede decidir de forma independiente si mantener el intervalo entre inyecciones en 21 días o extenderlo hasta 3 meses”, sostuvo.

La Sputnik V ha sido registrada hasta el momento en 61 países y tiene una eficacia del 97.6%, según los datos recogidos por sus desarrolladores en base a la tasa de infección registrada en aquellos que se han vacunado en Rusia con ambos componentes entre el 5 de diciembre de 2020 y el 31 de marzo de 2021.

El consejero delegado de la farmacéutica Pfizer, Albert Bourla, aseguró este jueves que “probablemente” sea necesaria una tercera dosis de refuerzo de la vacuna contra la COVID-19 dentro de los 12 meses después de haber sido completamente vacunado, para que la inmunización sea completa, además de refuerzos cada año.

“Una hipótesis probable es que se necesite una tercera dosis, entre los seis y los 12 meses, y a partir de ahí habrá que volver a vacunar cada año, pero todo eso tiene que confirmarse”, dijo el director general de Pfizer, Albert Bourla, en declaraciones hechas a la cadena CNBC.

El ejecutivo también indicó que estas dosis serán una herramienta importante para luchar contra las variantes de la COVID que han demostrado ser más contagiosas.

Hasta el momento, se desconoce durante cuánto tiempo protegen las vacunas contra la COVID-19, dado el corto recorrido de este producto.

Pfizer informó recientemente que su vacuna tenía más de un 91% de efectividad contra el virus y más de un 95% contra los síntomas severos de la enfermedad y que esta protección se mantenía al menos durante seis meses después de haber recibido la primera dosis.

Asimismo, las personas que reciben la vacuna contra la COVID-19 de Moderna, cuya composición es similar a la de Pfizer, siguen mostrando altos niveles de anticuerpos seis meses después de la segunda dosis, según un estudio publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine a principios de mes.

El estudio divulgado por Pfizer mostró que su vacuna parece funcionar de manera similar contra la variante del virus mayoritaria en Sudáfrica, uno de los países donde se probó el producto.

La farmacéutica Pfizer anunció el 26 de febrero que estudiaría la posibilidad de inyectar una tercera dosis a las personas vacunadas para intentar reforzar la protección ante las variantes más agresivas del coronavirus.

Bourla aseguró entonces que con esta tercera dosis se podría reforzar la respuesta de los anticuerpos entre 10 y 20 veces y subrayó que al igual que la gente se vacuna anualmente contra la gripe, lo tendrá que hacer contra la COVID-19 para estar protegido.

Este nuevo estudio se dirige a dos grupos de edad, las personas de entre 65 y 85 años y las comprendidas entre 18 y 55 y serán elegidas del grupo que ya participó en los primeros ensayos llevados a cabo por la farmacéutica Pfizer en cooperación con BioNTech.

Las farmacéuticas Pfizer informó este jueves de que su vacuna contra el COVID-19 sigue siendo altamente efectiva durante al menos seis meses después de administrarse la segunda dosis, además de que funciona contra la variante sudafricana del virus.

Las conclusiones proceden de un seguimiento de los voluntarios que participaron en los ensayos de la vacuna, que hasta ahora sigue sin mostrar problemas importantes de seguridad, según indicó la farmacéutica junto a su socio BioNTech.

“Es un paso importante confirmar la alta eficacia y los buenos datos de seguridad hasta ahora, sobre todo en el seguimiento a más largo plazo”, señaló el jefe ejecutivo de la alemana BioNTech, Ugur Sahin.

Según las empresas, la vacuna ha mostrado una efectividad del 91.3 % contra la COVID-19 hasta seis meses después de administrarse la segunda dosis y una efectividad del 100 % a la hora de prevenir casos severos, según los definen los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

La efectividad contra enfermedad severa es del 95.3% si se usa la definición de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EUA (FDA), que es diferente.

En el estudio se han tenido en cuenta los datos de más de 46,000 voluntarios que participaron en los ensayos clínicos. Entre ellos se han registrado 927 casos confirmados de COVID-19, con 850 de ellos en el grupo que recibió un placebo y 77 entre quienes recibieron la vacuna.

Del total de infectados, 32 desarrollaron una enfermedad grave, según la definición de los CDC, todos ellos en el grupo del placebo.

El estudio mostró además que la vacuna parece funcionar de manera similar contra la variante del virus detectada en Sudáfrica, donde esa cepa es mayoritaria y donde mostró una efectividad del 100%, aunque en un grupo más pequeño, con sólo 800 participantes.

“La alta eficacia de la vacuna observada durante hasta seis meses después de una segunda dosis y contra la variante prevalente en Sudáfrica ofrece más confianza en la efectividad general de nuestra vacuna”, apuntó el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos publicaron este lunes un estudio en el que se refiere que una sola dosis de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y de Moderna, que requieren de dos inoculaciones, tiene una efectividad del 80% para prevenir el contagio.

Dicho efecto fue observado dos semanas después de la primera dosis en el estudio, realizado con 4,000 trabajadores sanitarios entre el 14 de diciembre y el 13 de marzo.

“Estoy entusiasmada de compartir información sobre este nuevo estudio dirigido por los CDC (…), que evalúa la efectividad de las vacunas de Pfizer y Moderna a la hora de prevenir las infecciones”, anunció la directora de los CDC, Rochelle Wallensky, en una rueda de prensa.

Los resultados mostraron que el riesgo de infección se redujo en un 90% entre las personas que recibieron las dos dosis recomendadas; que comenzaron a tener un efecto protector incluso después de la primera inyección, al reducir el riesgo de contagio en un 80% dos semanas después.

Este estudio coincide con la aceleración del proceso de vacunación en Estados Unidos con más de 3 millones de dosis administradas diariamente.

Hasta ayer, 93 millones de personas habían recibido al menos una dosis de algunas de las vacunas autorizadas y unos 51 millones de personas estaban ya completamente inmunizadas.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha marcado como fecha para un regreso a una relativa normalidad la fiesta del Día de la Independencia en el país, el 4 de julio.

Recordemos que Estados Unidos ha concedido autorización para uso de emergencia a las vacunas de Pfizer y Moderna, y a la de Johnson & Johnson, que es monodosis y cuya efectividad es algo menor.

El país, el más golpeado por la pandemia, registra más de 30.2 millones de contagios y más de 549,000 muertos, según el recuento que realiza la Universidad Johns Hopkins.

El día de ayer inició la aplicación de la vacuna Sputnik V en la Ciudad de México, en las alcaldías Xochimilco, Iztacalco y Tláhuac, por parte de personal de salud. Según la información dada a conocer por el gobierno capitalino, se inmunizaron a 19,737 adultos mayores.

El reporte compartido por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, indicó que en Iztacalco se aplicaron 7,630 dosis del fármaco ruso; en Tláhuac 5,473 y en Xochimilco 6,634. El total de vacunas aplicadas estuvo por debajo de la meta que se planteó, que era de 21,121. Con el dato reportado se tuvo un avance global del 93%.

La Secretaría de Salud precisó que la vacunación es una decisión personal, por lo que si una empresa solicita su aplicación como requisito para la contratación, estaría cometiendo un acto discriminatorio.

A la fecha, 737 mil 195 personas adultas mayores han recibido la primera dosis. Tan solo este 24 de febrero se aplicaron 85 mil 576 vacunas.

A dos meses del arranque de la vacunación en nuestro país, se han aplicado un millón 900 mil 784 dosis de las vacunas de Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Coronavac, CanSino y Sputnik V.

670 mil 737 personas trabadoras de la salud cuentan con la primera aplicación y 475 mil 389 tienen el esquema completo, lo que representa un avance del 71%.

Se informó que la plataforma del Sistema de Vigilancia Epidemiológica registra 8 mil 493 Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación (ESAVI), que representan 0.4% de las dosis aplicadas. De esos poco más de ocho mil casos, menos de 1%, que equivale a 50 casos, fueron graves y sólo 14 personas están hospitalizadas.

El director general de Promoción de la Salud, Ricardo Cortés Alcalá, informó que se prevé que de febrero a mayo nuestro país reciba más de 106 millones de dosis de vacunas contra COVID-19, de acuerdo con los contratos para la adquisición de los biológicos Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Sputnik V y de Sinovac, entre otras.

Detalló que este mes México contará con un total de 3.3 millones de dosis, de las cuales 800 mil están pendientes de entrega; en marzo se recibirán 23.6 millones; en abril, 33.2 millones, y en mayo, 46 millones.

Indicó que la información proviene de los contratos con proveedores y aunque reconoció que estarían sujetos a modificación, “puede haber alguna situación que no está en control de quien contrata ni del proveedor, que puede disminuir la producción y limitar las entregas”.

Recordó que por ahora las vacunas sólo se pueden aplicar a personas mayores de 16 años.