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JK Rowling, creadora de la saga literaria de Harry Potter, criticó este lunes una nueva ley escocesa que penaliza incitar el odio por identidad transgénero, al considerar que será explotada por oportunistas y puede socavar los derechos de las mujeres.

Rowling, que reside en Escocia aunque actualmente está en el extranjero, desafió en su cuenta de X a la Policía a que la detenga a su regreso si sus comentarios en la red social suponen un delito bajo la nueva legislación, que entra en vigor hoy.

La escritora empezó su argumentación haciendo comentarios en el marco del Día de los Inocentes en el Reino Unido, sobre varias conocidas personas trans, algunas de las cuales son criminales convictos por agresiones a mujeres, a las que llamó ‘hombres’ pese a que dicen identificarse con el sexo femenino.

Rowling adujo que, al aprobar la Ley sobre delitos de odio y orden público en 2021, el Parlamentó escocés “dio más valor a los sentimientos de los hombres que ejecutan su idea de feminidad, aunque sea de manera misógina u oportunista, que a los derechos y libertades de las mujeres y niñas de verdad”.

El controvertido texto, que expande otra ley británica de 1986 que ya penalizaba el odio por raza, color, etnia y nacionalidad, tipifica un nuevo delito penado con hasta siete años de cárcel.

Éste es incitar el odio por cuestión de edad, discapacidad, religión, orientación sexual, identidad transgénero o intersexualidad, también en las redes sociales.

La falta se comete si alguien difunde material o se comporta de un modo “que una persona razonable consideraría amenazante o abusivo”, siendo su intención incitar el odio por esas características protegidas.

Como otras organizaciones de protección de derechos, Rowling señaló que la ambigüedad de lo redactado en la nueva ley facilitará que haya un aluvión de denuncias injustificadas, y lamentó que no incluya al colectivo de las mujeres.

El Gobierno escocés, por su parte, ha asegurado que legislará por separado contra la misoginia.

El Ejecutivo de Escocia, encabezado por los independentistas del SNP, insistió en que el objetivo de la ley se ha malinterpretado y que en ningún caso se imputará a nadie por ejercer su libertad de expresión.

Rowling, quien fue víctima de violencia doméstica y hace campaña para que haya albergues exclusivos para ellas (donde no puedan entrar mujeres trans), opina que la nueva ley “está muy expuesta al abuso por parte de activistas que desean silenciar” a quienes defienden puntos de vista como el suyo.

La escritora también condena, por ejemplo, el efecto en las estadísticas “si las agresiones violentas y sexuales cometidas por hombres se registran como si fueran femeninas; la grotesca injusticia de permitir que los hombres compitan en deportes femeninos; y la injusticia de que los trabajos, condecoraciones y oportunidades de las mujeres sean tomadas por hombres identificados como trans”, frente a “la realidad e inmutabilidad del sexo biológico”.

“La redefinición de ‘mujer’ para incluir a todo hombre que se declare como tal ya ha tenido graves consecuencias para los derechos y la seguridad de las mujeres y las niñas en Escocia, y el impacto más fuerte lo acusan, como siempre, los más vulnerables, como las mujeres presas o las supervivientes de violación”, escribió en X.

La Policía escocesa también se ha quejado por su parte de que no se les ha dado suficiente formación sobre cómo abordar los nuevos delitos.

No es la primera polémica de Rowling en relación a su postura sobre la transexualidad. En 2017 le dio ‘me gusta’ a un tweet que condenaba el movimiento por los derechos de las personas transgénero; desde entonces, ha venido haciendo un sin fin de expresiones o declaraciones que no han caído del todo bien.

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció este miércoles su dimisión, tras ocho años en el poder, en el que tuvo una alta popularidad y un trabajo arduo en medio de la pandemia.

La política, de 52 años y que lidera desde hace años la lucha por una segunda consulta sobre la autodeterminación de la nación británica de 5.5 millones de habitantes, aseguró que su renuncia “no es una reacción a presiones a corto plazo”, sino el convencimiento de que “ningún individuo debe ser dominante en un sistema mucho tiempo”.

“En mi mente y en mi corazón sé que ha llegado el momento, que es el momento adecuado para mí, para mi partido y para el país”, afirmó en conferencia de prensa desde Edimburgo.

“Este trabajo es un privilegio, pero también muy difícil” y “soy un ser humano además de una política”, subrayó, asegurando haber reflexionado mucho esta decisión después de anteponer durante tres décadas su carrera a su vida personal.

Sturgeon sostuvo que seguirá en el cargo hasta que se designe a su sucesor.

La hasta ahora primera ministra de Escocia indicó que no dejará la política, pues dijo, sigue comprometida con cuestiones como la mejora de oportunidades para los jóvenes y “obtener la independencia”. “Es una causa a la que he dedicado toda mi vida y en la que creo”, aseguró con rostro cansado y circunspecto.

Apenas en enero pasado, tras la sorpresiva dimisión de la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, Sturgeon afirmó que seguía “llena de energía” y que no se sentía “ni mucho menos” cerca del momento en que tendría que marcharse.

Sturgeon se convirtió en líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y del gobierno autónomo de Escocia tras la dimisión de su predecesor y mentor Alex Salmond en 2014, después de que los escoceses votaran a favor de permanecer en el Reino Unido (55%).

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, reiteró este jueves al primer ministro británico, Rishi Sunak, su deseo de convocar el próximo año un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia.

En su primera reunión presencial desde que Sunak llegó al poder, hace dos semanas, la líder del Partido Nacional Escocés (SNP) “dejó claro que tiene intención de honrar las promesas de su programa electoral y el mandato para un referéndum”, indicó su portavoz oficial tras el encuentro.

Sturgeon ya anunció este año sus planes de celebrar un plebiscito el 19 de octubre de 2023, pero a diferencia del organizado en 2014, que perdieron los independentistas por un 45% frente a un 55%, no cuenta con la autorización del gobierno británico.

Ante ese escenario, el Ejecutivo autónomo de Escocia ha pedido al Tribunal Supremo que analice si Edimburgo tiene competencias para convocar la consulta sin el beneplácito de Londres.

Sunak y Sturgeon dialogaron hoy en la ciudad inglesa de Blackpool en el marco del Consejo Británico-Irlandés, un foro establecido en el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998 en el que participan representantes de los gobiernos británico e irlandés, así como de Irlanda del Norte, Escocia, Gales, Guernsey, la isla de Man y Jersey.

“El gobierno escocés sigue abierto y dispuesto a negociar el proceso para permitir que (el referéndum) tenga lugar”, indicó el portavoz de Sturgeon.

En una conversación “constructiva y cordial”, según describió ese portavoz, ambos abordaron además la crisis del costo de vida.

“Dada la presión extrema que afrontan servicios públicos como la sanidad, la ministra principal dijo que se necesita urgentemente más fondos para las administraciones devueltas (autónomas)”, detalló esa fuente.

Sunak, por su parte, se refirió en “tuit” a las reuniones que mantuvo tanto con Sturgeon como con el ministro principal galés, el laborista Mark Drakeford.

“El trabajo de equipo, la concentración más absoluta y el esfuerzo colectivo es lo que vamos a necesitar para lidiar con los retos compartidos que afronta la gente en todo el Reino Unido”, afirmó.

El certificado de defunción de Isabel II, que falleció el pasado 8 de septiembre a los 96 años, fue hecho público este jueves por el Archivo Nacional de Escocia.

Hora de la muerte: 15:10. Causa: vejez. Profesión: Su Majestad la Reina, son algunos de los datos que se incluyen en el documento.

Después de 70 años de reinado, Isabel II murió en su castillo escocés de Balmoral. Su fallecimiento fue anunciado por el Palacio de Buckingham a las 18:30, pero se sabe que la primera ministra británica Liz Truss fue informada a las 16:30.

El certificado fue firmado por la princesa Ana, hija de Isabel II, que acompañó a la monarca durante sus últimas horas de vida.

Si la reina hubiera muerto en Inglaterra, no habría sido necesario registrar su fallecimiento ya que la ley sólo se aplica a los súbditos del soberano.

Pero la legislación, que se remonta a 1836, no se aplica en Escocia, que tiene un sistema jurídico distinto al de Inglaterra y Gales y estipula que “la muerte de toda persona” debe ser registrada.

Su hijo mayor, ahora el rey Carlos III, llegó al castillo de Balmoral al mediodía, pero sus otros hijos Andrés y Eduardo, así como el hijo mayor de Carlos, Guillermo, llegaron a Balmoral por la tarde. Enrique, hermano de Guillermo, llegó mucho después.

El castillo de Windsor, en las afueras del oeste de Londres, aparece en el certificado de defunción de Isabel II como su dirección habitual.

La reina pasó allí la mayor parte del tiempo desde el comienzo de la pandemia, pese a que el palacio de Buckingham en Londres es generalmente la residencia principal de los monarcas británicos.

La causa de muerte dada solo como “vejez”, sin ningún otro tipo de causa enumerada, podría poner fin a la especulación de que la soberana estaba sufriendo de una condición particular en el último año de su vida.

El certificado fue expedido por Douglas James Allan Glass, médico de Braemar, un pueblo cercano a Balmoral, y que atendía a la reina desde hacía 34 años.

Según el diario Times, él se encontraba en Balmoral para unas consultas de rutina del personal. “La salud de la reina nos preocupaba desde hacía varios meses”, declaró el médico de 68 años, citado por el diario.

El deceso de la soberana “era algo que nos esperábamos, que sabíamos que iba a pasar”, añadió.

La última aparición pública de Isabel II fue el 6 de septiembre, cuando encargó a la nueva primera ministra Liz Truss formar un gobierno. La monarca se mostró sonriente, pero frágil, apoyada en su bastón.

Distintos líderes políticos de Reino Unido se han mostrado preocupados este jueves por el estado de salud de la reina Isabel II después de que el Palacio de Buckingham informara en un breve comunicado que permanece en “vigilancia médica” en el castillo de Balmoral, en Escocia.

Los doctores de la reina recomendaron el jueves que fuera puesta bajo supervisión médica en su castillo escocés de Balmoral, adonde ya se encuentran sus hijos y nietos entre la “profunda preocupación” del país.

“Tras una nueva evaluación esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo vigilancia médica”, informó el Palacio de Buckingham.

“La reina sigue sintiéndose cómoda y se quedará en Balmoral”, donde suele pasar los finales de verano, agregó en el escueto comunicado.

Todos sus hijos: el príncipe Carlos de 73 años, heredero del trono, la princesa Ana de 72, el príncipe Andrés de 62, y el príncipe Eduardo de 58, se encuentran en Balmoral, según informaron los responsables de la casa real británica.

También viajanlos hijos de Carlos, Guillermo, de 40 años y segundo en la línea sucesoria al trono, y Enrique, de 37 años. Este último se encontraba en Londres con su esposa Meghan para un acto caritativo, pese a que viven en California desde que en 2020 abandonaron la monarquía británica, asestando un duro golpe a la institución.

El viaje de Enrique y Meghan, que no están en los mejores términos con la familia real, agravó la preocupación suscitada por un comunicado de Buckingham ya de por sí inusual.

“El palacio no emite boletines sobre la salud de la reina a menos que sea significativo”, dijo el comentarista real Robert Hardman a la BBC.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el clérigo de más alto rango en la Iglesia de Inglaterra, de la que es líder la reina, aseguró que esta estaba en sus oraciones.

La salud de la monarca es motivo de preocupación desde que el pasado octubre se supo que había pasado una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” médicas cuya naturaleza nunca se precisó.

Desde entonces ha reducido muy considerablemente su agenda, sus apariciones en público son cada vez más escasas y en ellas se la ve a menudo caminando con dificultad ayudada por un bastón.

La primera ministra, Liz Truss, se dijo preocupada por los informes sobre la salud de la reina. “Mis pensamientos, y los pensamientos de las personas en todo el Reino Unido, están con su majestad la Reina y su familia en este momento”.

El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hole, interrumpió un discurso que se llevaba a cabo sobre las nuevas medidas que quiere impulsar el Gobierno de cara a paliar la crisis energética para leer un comunicado en el que ha expresado, en nombre de toda la Cámara, su apoyo a la Casa Real.

El ex primer ministro británico David Cameron también ha reaccionado, asegurando en su perfil oficial de Twitter que se encuentra “profundamente preocupado” por las noticias que llegan desde Buckingham.

Por su parte, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, ha señalado en la misma red social que “todos los pensamientos” de los británicos están ahora con la monarca y su entorno familiar, al tiempo que ha dicho que rezan en todo el país por su “completa recuperación”.

Rishi Sunak, el exministro de Finanzas, quien perdió contra la actual primera ministra para suceder a Boris Johnson, se ha sumado a la lista de políticos británicos que han mostrado su apoyo a la monarca. “Mis pensamientos y oraciones están con Su Majestad y toda la Familia Real”, ha dicho en su perfil de Twitter.

También ha expresado su preocupación el líder del opositor Partido Laborista británico, Keir Starmer, quien ha subrayado que se une “a todos” los que han expresado sus esperanzas en Reino Unido de que la reina Isabel II se recupere.

Otros de los políticos que se han pronunciado han sido el ministro principal de Gales, Mark Drakeford, así como la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. Ambos han resaltado que envían sus “mejores
deseos” a la Casa Real británica.

La reina Isabel II recibirá al nuevo primer ministro británico el próximo martes en su residencia escocesa de Balmoral en lugar de en el londinense Palacio de Buckingham, debido a los “problemas de movilidad” de la monarca.

Tradicionalmente la reina recibe a los nuevos jefes de gobierno en su residencia de Londres, a menos de 10 minutos en coche de la sede del gobierno.

Pero debido a sus dificultades para viajar la prensa se preguntaba si volvería a la capital desde su residencia de verano en Escocia para el anuncio, previsto el lunes, del sucesor de Boris Johnson.

Un portavoz del Palacio de Buckingham anunció hoy que, por primera vez, las audiencias tendrán lugar en Balmoral, castillo situado 830 km al norte de Londres.

Esta será la primera vez que la denominada ceremonia del “besamanos” tenga lugar fuera de Londres desde que el entonces primer ministro Winston Churchill recibió a Isabel II en el aeropuerto de Heathrow en 1952 cuando se convirtió en reina al fallecer su padre mientras ella estaba de viaje.

La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, y el exministro de Finanzas Rishi Sunak se enfrentan para convertirse en nuevo líder del Partido Conservador británico y por consiguiente en primer ministro.

Unos 200,000 afiliados de la formación han podido votar por correo y en línea en un proceso que termina este viernes y cuyo resultado se conocerá el lunes.

Gran admiradora de la difunta primera ministra Margaret Thatcher y defensora de sus políticas ultraliberales, Truss, de 47 años, aparece como la favorita, con más de 30 puntos de ventaja en las encuestas respecto a Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios.

Recordemos que el controvertido Johnson, de 58 años, dimitió en julio como líder del Partido Conservador acosado por los escándalos y tendrá que dejar Downing Street para que su reemplazante se convierta en jefe de gobierno. También él viajará el martes a Balmoral renunciar formalmente ante la soberana.

La audiencia de Balmoral será el primer contacto formal entre la jefa de Estado y el nuevo jefe de gobierno, que asumirá el cargo en un contexto de creciente crisis por una carestía de la vida en el Reino Unido que amenaza con un otoño de protestas y huelgas.

La monarca mantiene semanalmente una audiencia con el jefe de gobierno, que desde el inicio de la pandemia en 2020 se celebra principalmente por teléfono.

Desde entonces, pasa la mayor parte del año en el castillo de Windsor, 40 km al oeste de Londres, y solo se desplaza a Buckingham para actos destacados.

Su salud es motivo de creciente preocupación desde que el pasado octubre se supo que había pasado una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” médicas cuya naturaleza nunca se precisó. Sus apariciones en público son cada vez más escasas y en ellas se la ve a menudo caminando con dificultad ayudada por un bastón.

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció hoy que quiere convocar un referéndum “consultivo” sobre la independencia de la región británica el 19 de octubre de 2023.

En un discurso ante el Parlamento autónomo escocés, Sturgeon afirmó que el plebiscito debe ser “legal” y “constitucional”, y plantearía a los votantes la misma pregunta que el que se celebró en 2014: “¿Debe Escocia ser un país independiente?”.

La líder del Partido Nacional Escocés (SNP) indicó que hoy mismo tramitará una ley que posibilite ese plebiscito consultivo, parecido al del Brexit en 2016, sobre la cual pedirá simultáneamente su opinión al Tribunal Supremo británico.

Previamente, pedirá al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, negociar la celebración de esa consulta de forma consensuada, lo que anticipa que este rechazará.

Sturgeon detalló que “una mayoría del ‘sí’ en ese referéndum no haría por sí misma a Escocia independiente”, sino que sería necesario que tanto el Parlamento británico como el autónomo escocés de Holyrood aprobaran legislación en ese sentido.

Señaló que un plebiscito “consultivo” es una fórmula análoga al referéndum del Brexit y la anterior consulta en Escocia en 2014, en la que el 55.3 % de los votantes optó por continuar integrados en el Reino Unido.

Johnson ha rehusado hasta ahora ofrecer a Edimburgo competencias puntuales para convocar una nueva votación, por lo que Sturgeon adelantó hoy que elevará al Supremo la cuestión de si su Ejecutivo autónomo puede legislar por su cuenta para llevarla a cabo.

La líder de SNP admitió que la última palabra sobre la cuestión la tendrán los jueces: “Acepto que sea así. He dejado claro durante todo este proceso que este Gobierno respeta la legalidad”, recalcó.

“Si eso es lo que la ley va a establecer, es mejor tener claridad lo antes posible”, dijo Sturgeon, que aseguró que ese no sería el final del camino y se presentaría a las siguientes elecciones generales con la independencia de Escocia como único punto en su programa, convirtiéndolas de facto en un referéndum.

En caso de derrota legal, “quedaría claro que cualquier noción de que el Reino Unido es una unión voluntaria de naciones sería una ficción”.

Dos años antes del referéndum de 2014, la consulta había sido consensuada entre el entonces primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond.

Johnson, por su parte, declaró este mes en la Cámara de los Comunes que la decisión de permanecer en el Reino Unido “fue tomada por los escoceses hace solo unos pocos años”. “Creo que debemos respetar eso”, declaró.

Al ser preguntado hoy por la cadena “Sky News” en Alemania, donde asistía a la cumbre del G7, sobre si trataría de bloquear un nuevo referéndum, indicó: “Digámoslo de este modo, ciertamente pensamos que nuestro plan para una economía más sólida funciona mejor cuando el Reino Unido trabaja unido”.

Este sábado, miles de personas se reunieron ante el Parlamento escocés para una marcha que recorrió las principales calles de Edimburgo en protesta contra las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que este fin de semana realiza una visita privada a Escocia.

Los manifestantes, unos 50 mil según los organizadores, marcharon hasta el céntrico parque de Meadows, para participar en la protesta conocida como ‘El carnaval de la resistencia’ cuyo objetivo es mostrar el rechazo ciudadano a la visita de cuatro días del mandatario al Reino Unido.

Un grupo de activistas voló allí el ‘bebé Trump’, un globo gigante que caricaturiza al presidente como un bebé con gesto enfadado que solo lleva pañales y un celular en la mano, y que ya sobrevoló el cielo de Londres durante la masiva manifestación que tuvo lugar ayer en el centro de la capital británica.

La marcha, bajo el lema ‘Dump Trump’, o ‘Echen a Trump’, fue convocada por la plataforma Scotland against Trump y sus asistentes llevaban banderas en representación de México, Palestina y la comunidad LGTBI, entre otros, además de pancartas en las que se leían lemas como “Amo lo que Trump odia”, “No al racismo, no a Trump” o “Escocia dice no a Trump”.

La líder escocesa, Nicola Sturgeon, le pidió a Theresa May que deje a su país “elegir su futuro” ante el “brexit”, por lo que a través de una carta, pidió formalmente al Reino Unido que les permita convocar a un segundo referéndum de independencia frente al “Brexit”, el que se desarrollaría a fines de 2018 o a comienzos de 2019.

 

 

La ministra Nicola Sturgeon se dirigió a la Primera Ministra, Theresa May, para que permita que la región pueda “elegir su futuro”, para lo cual es necesario que la autoridad británica dé una orden que asegure que el Parlamento escocés puede legislar para convocar la consulta ciudadana.

 

 

Si Londres no accede, Sturgeon anunció que informará al Parlamento de Holyrood “en unas semanas” cuál será la manera de proceder de su Gobierno en esas circunstancias.

 

La postura del Gobierno de Londres no ha variado y, en esta línea, un portavoz oficial dijo que el Ejecutivo de May “no entablará negociaciones sobre la propuesta del Gobierno escocés”.

 

Cualquiera que sea el desenlace final de las próximas negociaciones con la Unión Europea para establecer los términos del “divorcio” con los 27 “parece inevitable que sacará al Reino Unido, ya no sólo de la UE, sino también del mercado único”.

 

 

Con información de Agencias /Foto: Especial  

Con 69 votos a favor y 59 en contra, la cámara de Holyrood (Edimburgo) aprobó este martes una moción que otorga al Gobierno autónomo el mandato de negociar con Londres la convocatoria de un nuevo referéndum sobre su independencia del Reino Unido.

 

La moción llega como respaldo a la propuesta que la ministra nacionalista Nicola Sturgeon, hizo hace algún tiempo, en la que solicitaba la posibilidad de promover un plebiscito entre otoño de 2018 y la primavera de 2019.

 

La decisión del parlamento escocés llega un día antes de que el Gobierno británico active el proceso de salida de la Unión Europea (UE). Por su parte Sturgeon defendió que los escoceses deben tener la posibilidad de “elegir entre el brexit -posiblemente muy duro, o convertirse en un país independiente”.

 

Durante el debate en el Parlamento autónomo, mismo que duró cerca de siete horas, en una sesión que se extendió durante tres días, la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) afirmó que  “Escocia, como el resto del Reino Unido, se encuentra en un cruce de caminos”.

 

 

 

 

 

Con información de 24 Horas / Foto: Archivo APO

Por Max Fisher

The New York Times 

 

 

 

El riesgo de la desintegración de Europa es más significativo y real esta semana. Múltiples crisis, cada uno de los síntomas y la causa de los problemas más profundos del continente, están convergiendo al mismo tiempo.

Gran Bretaña dio un paso para salir de la Unión Europea, y Escocia hacia la independencia. Se espera que la extrema derecha lo haga bien en las elecciones holandesas.  Y una disputa creciente entre los gobiernos de Turquía y Holanda revela la dificultad de mantener unida a Europa y las fuerzas que podrían separarlo.

Solos no son suficientes para desbaratar a Europa, que ha aguantado peores cosas. Pero representas las fuerzas más grandes que, dado sus crisis, podrían hacer precisamente eso. Los eventos de esta semana representan una especie de prueba donde Europa podría superar o al menos la gestión de sus problemas, o si esos problemas son suficientes para desentrañar el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial.

 

Aquí un resumen de estas crisis y por qué son importantes:

Especial
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La extrema derecha, podría ganar la elección en Holanda.

 

Los Países Bajos tendrán una elección nacional el próximo miércoles, donde se espera que el partido de  ultraderecha podrían hacerlo bien. Actualmente posee 15 de los 150 escaños en el Parlamento. Las encuestas indican que va a ganar cinco a 15 asientos adicionales, por lo que es mayor partido o de segunda más grande del país.

El partido está dirigido por Geert Wilders, un agitador populista que es conocido por  posiciones. Extremistas anti islam.

Parece poco probable que Wilders o su partido tengan a los Países Bajos. Necesitaría 76 escaños para formar una mayoría de gobierno, y el sistema multipartidista del país significa que los principales partidos pueden formar fácilmente una coalición sin él.

Aun así, la elección es una prueba para saber si Europa, que también verá grandes elecciones en Francia y Alemania este año, puede gestionar sus crecientes movimientos populistas.

Incluso si el partido de extrema derecha no logran conseguir suficientes escaños para gobernar, pueden ejercer presión. Los principales partidos podrían sentirse obligados a cooptar posiciones populistas, tanto como el Partido Conservador de Gran Bretaña adoptó el Brexit. Y mantener la extrema derecha fuera del poder riesgos exacerbar reacciones populistas, como votantes creen cada vez más que los partidos del sistema están conspirando para socavar la voluntad popular.

La prueba real no es día de las elecciones, pero la forma en la corriente principal maneja los próximos años con una mayoría más pequeña y un envalentonado más a la derecha. En Alemania y Francia, así, la extrema derecha tiene los números para ganar una porción mayor de votos pero no lo suficiente para tomar el poder.

Para llevar: La extrema derecha probablemente no va a tomar el poder, pero habrá más presión para aplicar políticas populistas, tales como la orientación de los migrantes o debilitar la integración europea, debilitando el orden de la  posguerra de Europa.

 

Especial
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Turquía y Europa en desacuerdo

 

 

Turquía y los gobiernos europeos tienen una creciente pelea que plantea su propia prueba de alto riesgo. Las autoridades turcas están de gira por Europa para celebrar elecciones y fomentar el voto  a favor de un referéndum el próximo mes que le daría al país una nueva constitución que ampliaría en gran medida los poderes del presidente, Recep Tayyip Erdogan , que ha invertido un importante capital político en la medida .

Sin embargo, Alemania y los Países Bajos han bloqueado los encuentros. El gobierno de Países Bajos deportó al  canciller de Turquía para impedir su asistencia a  las manifestaciones a favor del referéndum.

Pero Erdogan respondió acusando a ambos países del nazismo. Esta pelea sirve a los intereses políticos de los dos líderes turcos y holandeses.

A  Erdogan, le permite hacer un espectáculo de hacer frente a Europa, reuniendo a los nacionalistas en casa. Las encuestas han mostrado una estrecha votación para el referéndum, por lo que necesita cada voto.

Mientras que Mark Rutte, el primer ministro holandés, también tiene mucho que ganar votos entre los escépticos de Erdogan. Pero lo mismo ocurre retador principal de Rutte, el  Wilders, que ha aprovechado la crisis para retratar minoría turca del país como ajeno y hostil.

Debido a que los gobiernos de ambos lados son impulsadas en gran medida por la política electoral nacionalista, pueden decidir, después de que sus respectivos votos, que es en su interés para suavizar las cosas.

O puede que no. El gobierno holandés es probable que surja bajo la presión de una más grande a la derecha. Y Erdogan, si el referéndum pasa y se consolida el poder a las instituciones democráticas, todavía puede sentirse inseguro. Ambos podrían responder derivado de las disputas. En cada ronda, podrían avivar más la indignación pública contra el otro, haciendo más difícil para cualquiera a dar marcha atrás.

El episodio, entonces, no es tanto un peligro en sí mismo, sino una prueba de que Europa y Turquía todavía pueden llevarse bien. Es una cuestión de valores a medida que Europa se balancea hacia el populismo y Turquía hacia el autoritarismo. 

Pero también es una cuestión práctica: Europa necesita a Turquía para frenar la llegada de refugiados, lo que lo ha venido haciendo en virtud de un acuerdo de un año.

Si se les presiona a Erdogan, podría cancelar ese trato y enviaría a  millones a Europa. Una afluencia rápida podría desestabilizar profundamente la política europea y alimentar la extrema derecha en un momento delicado.

Para llevar: Turquía y Europa tanto tienen interés en llevarse bien, pero con el tiempo las presiones políticas podrían construir hasta el punto de forzar una ruptura que perjudique a todos.

 

Esoecial
Especial

El Artículo  50 trae cada vez más cerca el Brexit

 

 

El Parlamento británico aprobó una legislación que permita a la primer ministra, Theresa May, para invocar formalmente el Artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, que dicta cómo un estado miembro abandona la unión.Esta legislación es en su mayoría de procedimiento. 

El debate se ha centrado en gran medida de cómo llevar a cabo la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea – ¿Qué papel tiene el Parlamento en las negociaciones, por ejemplo, y si los ciudadanos de la Unión Europea debería conservar ciertos derechos – en lugar de sobre si se producirá la salida. Si los líderes británicos todavía se fijarán en la salida.

Una vez que el Artículo 50 se invoca, Gran Bretaña se bloqueará de forma efectiva en que salen de la Unión Europea. Tendrán dos años para negociar acuerdos comerciales y las reglas de migración.

Si no hay acuerdo dentro de ese tiempo, lo que parece posible dado lo mucho que hay que negociar, a continuación, el país será expulsado sin acuerdo, aunque no se sabe a ciencia cierta lo que eso significaría. 

Gran Bretaña está desesperada para que esto salga bien, pero la Unión Europea tiene todos los incentivos para que este proceso sea doloroso para disuadir a otros estados europeos de continuar.

Para llevar: Brexit parece cada vez más cierto, que esto podría dañar la economía británica y la unidad europea.

 

Especial
Especial

Escocia e Irlanda del Norte en duda

 

Nicola Sturgeon, primer ministro de Escocia, pidió un nuevo referéndum para levar a cabo la independencia, convirtiéndose en un país independiente con el fin de permanecer dentro de la Unión Europea. La votación tendrá lugar en la primavera de 2019, por lo que casi con toda seguridad, mientras que Gran Bretaña aún está negociando Brexit.

Las declaraciones de Sturgeon no es vinculante, y hay muchos pasos a seguir. Ella no puede celebrar un referéndum sin el permiso del gobierno británico, y no está claro si ella lo obtendrá.

En 2014 los  votantes escoceses pasaron  del 55 por ciento a 45 por ciento para tomar esta decisión. Pero en esta ocasión el  Brexit podría inclinar la política. La mayoría de los escoceses votaron para permanecer en la Unión Europea, y Brexit siente, a muchos, como prueba de que los votantes escoceses e ingleses no comparten una visión común para el país y que la más poblada Inglés continuará imponiendo su política conservadora en Escocia.

 

Pero las condiciones económicas son menos favorables  pues una Escocia independiente dependería en gran medida de las exportaciones de petróleo, cuyo precio ha caído en picado desde el 2014.

Tampoco se ha observado la reciente elección en Irlanda del Norte , que entregó mayores ganancias para el Sinn Fein, un partido nacionalista que ha llamado a Irlanda del Norte a abandonar Gran Bretaña y reunirse con Irlanda.

El Brexit ha traído mucha incertidumbre a los acuerdos de paz de Irlanda del Norte, que se basan en reglas frontera irlandesa descanso que pueden no ser ya posible después del Brexit. 

Sinn Fein todavía carece de una mayoría, pero sus ganancias indican el escepticismo de Irlanda del Norte acerca de seguir a Gran Bretaña  para la salida de la Unión Europea.

La conclusión: El Reino Unido podría romper aparte, aunque es demasiado pronto para decir si lo hará.

 

 

 

 

 

 

La líder de Escocia, Nicola Sturgeon  estremeció este lunes el proceso de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE)  al anunciar que solicitará autoridad para convocar a un referéndum sobre la independencia escocesa, con el argumento de que Escocia está siendo obligada a abandonar la UE en contra de su voluntad.

 

Sturgeon indicó que la ley del segundo referéndum soberanista será votada la semana próxima en el Parlamento escocés, con el objetivo de celebrar la consulta “entre el otoño del 2018 y la primavera del 2019”. “Desde junio, mi objetivo ha sido intentar reconciliar el voto del Reino Unido a favor de la salida de la UE y el de Escocia a favor de la permanencia”, dijo Sturgeon.

 

“Hemos trabajado duro para intentar alcanzar un acuerdo y hemos dado a la primera ministra varias oportunidades para llegar a un compromiso. Pero hemos chocado con el muro de la intransigencia”, puntualizó.

 

Sturgeon dijo que había tratado de llegar a un acuerdo con el gobierno de la primera ministra Theresa May, pero que se había topado con “una muralla de intransigencia”.

 

Por su parte, Theresa May acusó directamente a Sturgeon de crear “incertidumbre y división”, pues asegura que la mayoría de los escoceses no quiere un segundo referéndum de independencia. “En vez de jugar con el futuro de nuestro país, el Gobierno de Escocia debería dedicarse a dar buenos servicios públicos a los escoceses”, apuntó.

 

En un comunicado, el gobierno británico dijo que buscará “una asociación futura con la UE que sea beneficiosa para todo el Reino Unido. El gobierno del Reino Unido negociará ese acuerdo, pero lo negociará tomando en cuenta los intereses de todas las naciones que conforman el Reino Unido”.

 

 

Con información de Agencias / Foto: Especial 

 

 

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