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La vacuna desarrollada por el laboratorio indio Bharat Biotech, COVAXIN, demostró una eficacia promedio del 78%, tras los resultados preliminares de la fase tres de su estudio clínico, aseguró este miércoles el fabricante.

El estudio, que divide la eficacia del producto para casos leves, moderado, y graves; y casos severos de la enfermedad, incluyó a 25,800 participantes entre 18 y 98 años, observados tras dos semanas de haber recibido la segunda dosis del medicamento.

La eficacia frente a la enfermedad grave COVID-19 fue del 100%, con un impacto en la reducción de las hospitalizaciones, mientras que la eficacia contra la infección asintomática por COVID-19 fue del 70%, “lo que sugiere una disminución de la transmisión en los receptores”, indicó Bharat Biotech en un comunicado.

En medio de la segunda ola de coronavirus en India, con cifras récord de casi 300,000 nuevos casos en las últimas 24 horas, se registraron 127 casos sintomáticos entre la población seleccionada para las pruebas, lo que resultó en una estimación puntual de la eficacia del 78% contra la enfermedad COVID-19 leve, moderada y grave.

“COVAXIN ha demostrado un excelente historial de seguridad en ensayos clínicos en humanos y en uso en situaciones de emergencia”, dijo en una declaración el director ejecutivo de Bharat Biotech, Krishna Ella.

Este es el segundo estudio preliminar sobre la eficacia del medicamento. El primer análisis de eficacia publicado el pasado 3 de marzo daba al medicamento un 81% promedio de capacidad de protección contra el virus.

COVAXIN ha demostrado además que “funciona bien” contra la mayoría de las variantes de SARS-CoV-2, dijo por su parte Balram Bhargava, director general del Consejo Indio de Investigación Médica, co-desarrollador del medicamento.

Esta misma semana, Bharat Biotech anunció el aumento de la capacidad de producción de su vacuna contra el coronavirus COVAXIN hasta los 700 millones de dosis al año, cuadruplicando su producción actual de unos 150 millones de dosis al año. EFE

Aunque de momento no se conocen estudios independientes sobre la eficacia del medicamento, COVAXIN ya consiguió su aprobación para uso de emergencia en Irán, Paraguay, Guatemala, Nicaragua, Guayana, Venezuela, Botsuana, Zimbabue, y México, su costo está entre los 15 y 20 dólares por dosis.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos publicaron este lunes un estudio en el que se refiere que una sola dosis de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y de Moderna, que requieren de dos inoculaciones, tiene una efectividad del 80% para prevenir el contagio.

Dicho efecto fue observado dos semanas después de la primera dosis en el estudio, realizado con 4,000 trabajadores sanitarios entre el 14 de diciembre y el 13 de marzo.

“Estoy entusiasmada de compartir información sobre este nuevo estudio dirigido por los CDC (…), que evalúa la efectividad de las vacunas de Pfizer y Moderna a la hora de prevenir las infecciones”, anunció la directora de los CDC, Rochelle Wallensky, en una rueda de prensa.

Los resultados mostraron que el riesgo de infección se redujo en un 90% entre las personas que recibieron las dos dosis recomendadas; que comenzaron a tener un efecto protector incluso después de la primera inyección, al reducir el riesgo de contagio en un 80% dos semanas después.

Este estudio coincide con la aceleración del proceso de vacunación en Estados Unidos con más de 3 millones de dosis administradas diariamente.

Hasta ayer, 93 millones de personas habían recibido al menos una dosis de algunas de las vacunas autorizadas y unos 51 millones de personas estaban ya completamente inmunizadas.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha marcado como fecha para un regreso a una relativa normalidad la fiesta del Día de la Independencia en el país, el 4 de julio.

Recordemos que Estados Unidos ha concedido autorización para uso de emergencia a las vacunas de Pfizer y Moderna, y a la de Johnson & Johnson, que es monodosis y cuya efectividad es algo menor.

El país, el más golpeado por la pandemia, registra más de 30.2 millones de contagios y más de 549,000 muertos, según el recuento que realiza la Universidad Johns Hopkins.

Investigadores de la Universidad de Burgos, España, y de la Universidad Federal brasileña de Santa Catarina han llevaron a cabo un estudio que demuestra la presencia del virus SARS-CoV-2 en aguas residuales en Brasil en noviembre de 2019.

Según informó la institución española, el estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, ha analizado la presencia del virus SARS-CoV-2 en aguas residuales en Florianópolis, una ciudad de Brasil a finales de noviembre de 2019.

Los resultados señalan que el SARS-CoV-2 probablemente circulaba sin ser detectado en Brasil desde noviembre de 2019, casi dos meses antes del primer caso notificado en el continente, el 21 de enero de 2020, y un mes antes de la notificación de los primeros casos clínicos en Wuhan, China, a finales de diciembre de 2019.

En el estudio se analizaron aguas residuales humanas de Florianópolis recogidas directamente del sistema de alcantarillado para la detección del virus SARS-CoV-2 desde octubre de 2019 hasta marzo de 2020. El virus se detectó mediante diferentes sistemas de RT-qPCR recomendados por el centro de control de enfermedades americano y las autoridades europeas, y los resultados de todas las muestras positivas se confirmaron además en un laboratorio independiente.

Para corroborar la veracidad de los resultados, se secuenciaron los productos de RT-qPCR para confirmar la identidad con SARS-CoV-2 y se realizó un estudio de secuenciación directo y completo de las muestras de aguas residuales positivas a la presencia del virus.

El ARN del virus SARS-CoV-2 se detectó el 27 de noviembre de 2019, y la detección fue confirmada en un laboratorio independiente y mediante el análisis de secuenciación de la muestra de agua residual. Las muestras en los tres análisis posteriores (diciembre de 2019, febrero de 2020 y marzo de 2020) dieron resultado positivo en todos los ensayos de RT-qPCR, incluso con un fuerte incremento en las muestras tomadas a principios de marzo.

La relevancia de este estudio radica en que se trata de la primera detección de la presencia de ARN del virus SARS-CoV-2 a nivel mundial, el 27 de noviembre de 2019 e implica además la presencia y circulación del virus en el continente americano al menos desde esa fecha, 56 días antes de la primera notificación oficial de un caso clínico de covid-19 en ese continente y más de 90 días antes en el caso de Brasil.

De esta manera, los hallazgos encontrados apuntan a que el SARS-CoV-2 circulaba desapercibido en la comunidad durante algunos meses antes de que se declarara el estado de pandemia. Los resultados también muestran que la carga viral de SARS-CoV-2 se mantuvo constante hasta principios de marzo, luego aumentó coincidiendo con el inicio de los casos de covid-19 en la región de Santa Catarina, donde se encuentra Florianópolis.

Reino Unido autorizó este miércoles el primer estudio mundial en el que se infectará a voluntarios sanos para analizar el comportamiento del coronavirus y acelerar así el desarrollo de vacunas y fármacos contra la COVID-19.

El ministro de Empresa, Energía y Estrategia Industrial, Kwasi Kwarteng, explicó que estas pruebas clínicas, a las que el gobierno aporta 33.6 millones de libras, empezarán en las próximas semanas, tras haber recibido ya la aprobación del comité de ética.

Con este estudio, el país reafirma así su liderazgo en investigación durante la pandemia, pues en el país hay otras iniciativas como la realización por parte de la universidad de Oxford del primer estudio en niños sobre la eficacia de la vacuna que creó con la farmacéutica AstraZeneca.

El Reino Unido, uno de los lugares del mundo con más muertes por COVID-19 per cápita, lidera también la inoculación de primeras dosis de la vacuna, que ya han recibido 15 millones de personas de grupos prioritarios desde el pasado 8 de diciembre.

En el ensayo anunciado hoy, 90 candidatos de entre 18 y 30 años serán infectados con muestras del coronavirus en la nariz y luego pasarán catorce días supervisados en un hospital, para averiguar, en una primera fase, la cantidad mínima de virus requerida para que se produzca infección, lo que facilitará después probar vacunas y fármacos.

Estos jóvenes deberán someterse a varios análisis posteriores, por lo que recibirán una ayuda económica, que según la cadena BBC, sería de 4,500 libras al año.

Cuando se haya determinado el comportamiento del virus, la intención es, previa autorización de los reguladores, administrar vacunas consideradas seguras a un grupo de voluntarios a los que se infectará con el SARS-CoV-2, a fin de comprobar la reacción inmune y que esto sirva para afinar y acelerar los ensayos de los preparados a mayor escala.

La variante del virus con la que se infectará inicialmente a los voluntarios, que están ahora siendo reclutados, será la que circula en el Reino Unido desde marzo de 2020 y que se ha demostrado que es de bajo riesgo para adultos jóvenes sanos.

Trabajarán conjuntamente en estas pruebas clínicas la Unidad de Vacunación del Gobierno, el laboratorio especializado hVIVO, la universidad Imperial College London y la fundación de sanidad pública Royal Free London.

El Gobierno dice que consultará en todo momento con el servicio nacional de salud (NHS) para asegurar que el estudio no afecta a su capacidad para tratar a los pacientes hospitalizados durante la pandemia.

Los estudios donde se infecta a personas sanas, en lugar de esperar a que se contagien de forma natural, como se ha hecho hasta ahora en el desarrollo de las vacunas anticovid, se usan ya para la generación de vacunas y tratamientos contra enfermedades como la malaria, fiebre tifoidea, resfriado común, gripe o norovirus.

Sin embargo, en este caso se planteaba un dilema ético añadido, dado que la COVID-19 es una enfermedad para la que no hay cura y cuyos efectos a largo plazo se desconocen.

En el comunicado, Kwarteng afirma que los ensayos, que se harán bajo estricta supervisión médica, son necesarios para “agilizar el conocimiento de los científicos sobre cómo afecta el coronavirus”, y, en última instancia, propiciarán “el rápido desarrollo de vacunas”.

Escalofríos, pérdida de apetito, dolores de cabeza o musculares, son nuevos síntomas adicionales que han sido relacionados con la Covid-19, según los hallazgos de un estudio preliminar elaborado por el Imperial College de Londres.

Esta investigación, en la que participaron más de un millón de personas de Inglaterra y que todavía no ha sido revisada por expertos independientes, se basa en test de saliva y cuestionarios recopilados entre junio de 2020 y enero 2021.

Estos síntomas adicionales se añaden a los que ya se conocían, como pérdida del sentido del gusto y el olfato, fiebre y tos persistente.

En el estudio, los expertos observaron que, cuantos más síntomas mostraban los participantes, más alta era la probabilidad de que dieran positivo por coronavirus.

No obstante, alrededor de un 60% de los infectados no registró síntoma alguno en la semana previa a someterse a la prueba. Los expertos detectaron, además, que las manifestaciones de la Covid-19 varían según la edad del afectado.

Los escalofríos se identificaron con casos del virus en enfermos de todas las edades, los dolores de cabeza se dieron en menores de entre 5 y 17 años y la pérdida de apetito en personas a partir de 18 años. La investigación encontró que los dolores musculares se detectaron en personas de entre 18 y 54 años, mientras que disminuyó la probabilidad de desarrollar fiebre, tos persistente y pérdida de apetito entre infectados de entre 5 y 17 años comparado a pacientes adultos.

“Estos nuevos hallazgos sugieren que muchas personas que tienen la covid-19 no se harán la prueba y por ello no se aislarán porque sus síntomas no coinciden con los que se incluye en las guías de sanidad para ayudar a identificar a personas infectadas”, consideró Paul Elliott, director del programa React, del Imperial College.

El director ejecutivo de AstraZeneca aseguró este jueves que es necesario llevar a cabo una mayor investigación sobre su vacuna contra el Covid-19, a raíz de los cuestionamientos acerca de la protección que puede ofrecer contra el coronavirus.

“Ahora que hemos encontrado lo que parece ser una mayor eficacia tenemos que validarlo, por lo que necesitamos un estudio adicional”, dijo Pascal Soriot en una entrevista con la agencia Bloomberg.

El laboratorio británico y la Universidad de Oxford, con quien desarrolla este proyecto, anunciaron el lunes pasado que según los resultados de los ensayos clínicos realizados en el Reino Unido y Brasil su vacuna mostraba una eficacia media del 70%.

Este dato procede sin embargo de dos grupos distintos. Uno más pequeño, al que se administró primero media dosis y una dosis completa un mes después, resultó en una eficacia del 90%. Un segundo grupo mucho mayor, que recibió dos dosis de la vacuna con un mes de diferencia, mostró una eficacia del 62%.

Andrew Pollard, científico de la Universidad de Oxford, explicó que la diferencia podía explicarse porque “al dar una primera dosis más pequeña estamos preparando el sistema inmunológico de manera diferente, lo estamos preparando mejor para responder”.

Sin embargo, los científicos reconocieron que la cantidad menor administrada inicialmente al primer grupo partió de un error en la dosis que los investigadores decidieron después mantener. Y que dicho grupo, además de ser mucho menor, tenía un límite máximo de edad de 55 años.

Así que para confirmar estos resultados, probablemente se realizará otro “estudio internacional”, afirmó Soriot.

“Pero este podría ser más rápido porque sabemos que la eficacia es alta y necesitamos un número menor de pacientes”, agregó, precisando que la investigación adicional no debería retrasar la aprobación de la vacuna por las autoridades sanitarias que el laboratorio se dispone a solicitar.

Un estudio que encontró que es poco probable que las personas que han tenido Covid-19 contraigan la enfermedad nuevamente durante al menos seis meses es una buena noticia y brinda esperanzas para las vacunas, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Es una muy buena noticia ver que estemos viendo niveles sostenidos de respuesta inmune en humanos”, declaró Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la OMS, en una conferencia de prensa. “También nos da esperanza en el lado de la vacuna”.

Por su parte Maria van Kerkhove, líder técnica de la OMS sobre Covid-19, dijo: “Todavía necesitamos hacer seguimiento a esas personas durante un período de tiempo más largo para ver cuánto dura la inmunidad”.

Y es que un estudio publicado este viernes por la Universidad de Oxford asegura que las personas infectadas con el coronavirus tienen pocas posibilidades de volver a contraer la enfermedad en al menos seis meses.

Esta investigación a gran escala sobre la inmunidad ante un nuevo contagio de Covid-19, realizada en colaboración con los Hospitales Universitarios de Oxford, no ha sido aún revisada de forma independiente.

Sus resultados confirman una observación hecha por muchos profesionales sanitarios de que mientras 51 millones de personas en todo el mundo han sido infectadas con el coronavirus, los casos de reinfección siguen siendo relativamente pocos.

Son “muy buenas noticias”, afirmó el profesor David Eyre, uno de los autores de la investigación. “Podemos estar seguros de que, al menos a corto plazo, la mayoría de las personas que contraen el Covid-19 no lo volverán a contraer”, afirmó.

El estudio se basó en pruebas de coronavirus realizados regularmente a 12,180 trabajadores sanitarios de los hospitales universitarios de Oxford durante un período de 30 semanas.

Ninguno de los 1,246 empleados con anticuerpos desarrolló una infección sintomática y solo tres, sin síntomas, dieron positivo al virus por segunda vez.

Estos resultados contradicen sin embargo los de otro estudio británico, publicado en octubre por el Imperial College London y el instituto Ipsos Mori, según el cual la inmunidad adquirida por las personas recuperadas del coronavirus disminuye “con bastante rapidez”, en particular en los pacientes asintomáticos, y podía durar sólo unos pocos meses.

¿Y qué ocurre más allá de los seis meses? Los investigadores de Oxford precisaron no haber reunido aún suficientes datos para emitir un juicio al respecto. Sin embargo, su estudio tiene como objetivo final verificar cuánto tiempo dura en total la inmunidad.

Personal del Imperial College London y otros investigadores británicos informaron este martes que preparan un polémico experimento en el que infectarán a 90 jóvenes voluntarios sanos con el nuevo coronavirus para estudiar la enfermedad, con la esperanza de acelerar el desarrollo de una vacuna que pudiera poner fin a la pandemia.

El programa, descrito como un ensayo de desafío, es arriesgado, pero sus promotores informaron que podría producir resultados más rápido que el enfoque habitual, que es esperar para ver si los voluntarios que han recibido un tratamiento experimental enferman.

El gobierno estaba preparándose para invertir 33,6 millones de libras (43,4 millones de dólares) en el estudio.

Este tipo de investigación, conocido como estudio de desafío en humanos, se utiliza con poca frecuencia porque algunos cuestionan la ética de infectar a individuos que de otro modo estarían sanos. Sin embargo, los investigadores británicos dicen que el riesgo está justificado porque tales estudios tienen el potencial de identificar rápidamente las vacunas más eficaces y ayudar a controlar una enfermedad.

“Infectar deliberadamente a los voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se hace a la ligera”, dijo el profesor Peter Openshaw, colaborador del estudio. “Pero tales estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como el COVID-19”, agregó.

Los estudios de desafío en humanos se han utilizado para desarrollar vacunas para enfermedades como la tifoidea, el cólera y el paludismo.

El Imperial College London dijo que el estudio, en el que participarán voluntarios sanos de entre 18 y 30 años, se realizará en colaboración con el Departamento de Estrategia Industrial, de Energía y Negocios, el Royal Free London NHS Foundation Trust y hVivo, una empresa que ha hecho pruebas diagnósticas del virus.

En la primera fase, los investigadores intentarán determinar el nivel más pequeño de exposición necesario para provocar la enfermedad. Después, los investigadores utilizarán ese modelo para estudiar cómo actúan las posibles vacunas en el organismo, la respuesta inmune del cuerpo y posibles tratamientos.

El estudio mejorará la comprensión del virus y ayudará a tomar decisiones sobre investigación, afirmó Kate Bingham, que dirige el equipo del gobierno británico encargado del desarrollo de vacunas para el COVID-19.

Un estudio publicado este jueves por las autoridades sanitarias de Estados Unidos señala el papel de los restaurantes y bares como posible medio de contagios de Covid-19.

Desde hace mucho tiempo se sospecha del contagio en estos establecimientos donde el uso de mascarillas es bajo o incluso inexistente por el consumo de bebidas y alimentos.

Pero pocos estudios han buscado con rigor establecer la jerarquía de los lugares públicos de mayor riesgo.

El rastreo de contactos en algunos estados de Estados Unidos reveló en las últimas semanas que los bares y restaurantes eran fuente de muchos de los contagios.

El nuevo estudio indica que no puede confirmar dónde se infectaron efectivamente las personas, pero apunta en la misma dirección.

Expertos de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) pidieron responder un cuestionario a cerca de 300 personas que acudieron en julio a 11 hospitales, de las cuales la mitad habían dado positivo y la otra mitad negativo.

Entre las preguntas estaban: ¿Fue de compras en los 14 días previos a los síntomas? ¿Tomó transporte público? ¿Fue a una casa con más o menos de 10 personas? ¿O a la oficina, al gimnasio, a la iglesia, a la peluquería, a un bar, a un restaurante…?

Constataron que los participantes negativos y positivos reportaron usar mascarilla en proporciones similares y no difirieron en su comportamiento para todos estos lugares excepto dos: bares y restaurantes.

Los casos positivos duplicaban el número de veces que habían acudido a un restaurante respecto de los casos negativos en las dos semanas anteriores a los primeros síntomas. Lo mismo ocurrió con los bares en una subcategoría, la de casos positivos sin contacto conocido con casos de Covid-19.

El análisis tendrá que ser confirmado por otros, en particular porque no distingue entre espacios interiores y exteriores.

Pero aboga por llevar una mascarilla para evitar la contaminación por gotículas, ya sean relativamente grandes (de tos o estornudos) o microscópicas, cuando está cada vez más documentada la pista de la transmisión del virus por aerosoles.

Foto: Twitter @CapLounge

Un hombre de 25 años residente en Reno, Nevada, podría ser el primer caso de reinfección de Covid-19 detectado en Estados Unidos, según un estudio difundido este viernes por medios locales.

Según la cadena CBS News, se trata de un hombre que dio positivo por primera vez al coronavirus a mediados de abril pasado y, tras recuperarse, volvió a enfermarse a finales de mayo.

“La segunda vez, su enfermedad fue más grave, según el informe del caso”, agregó el reporte.

Akiko Iwasaki, profesora de la escuela de medicina de la Universidad de Yale y experta en el tema, detalló en su cuenta de Twitter que hubo un intervalo de 48 días entre ambos casos.

“Esta vez (…) el sistema inmunológico no protegió a la persona de la reinfección o enfermedad”, detalló.

La experta explicó que en la primera infección, en abril, el paciente se recuperó después de aproximadamente un mes de aislamiento, pero que en mayo, cuando volvió a enfermarse, necesitó hospitalización y apoyo de oxígeno.

“El genoma viral del primer y segundo aislamiento difirió significativamente, indicando que se produjo una reinfección”, detalló.

En el estudio, que está pendiente de revisión para su publicación en la revista médica The Lancet, los autores, un grupo de expertos de distintas áreas y entidades, concluyeron que “es posible que los seres humanos se infecten varias veces por el SARS-CoV-2”, pero indicaron que desconocen “la posibilidad de generalizar este hallazgo”.

Hasta el momento han sido descritos tres casos de reinfección por coronavirus en Hong Kong, Holanda y Bélgica.

El caso de Hong Kong es el de un hombre de 33 años asintomático, el de Bélgica el de una mujer con síntomas leves que no ha requerido hospitalización, mientras que el de Holanda es una persona de la tercera edad con el sistema inmune deteriorado y del que no se ha informado acerca de sus síntomas.

La posible reinfección en Estados Unidos se conoce cuando el país contabiliza 5,889,652 casos confirmados de Covid-19 y 181,186 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

La biofarmacéutica Gilead Sciences dio a conocer este viernes que el Remdesivir, su tratamiento para el coronavirus, reduce hasta en un 62% el riesgo de los pacientes críticos de morir por la enfermedad y aseveró que el medicamento está asociado con una significativa “recuperación clínica mejorada”.

Los resultados fueron presentados en la Conferencia Virtual de la COVID-19, que a su vez se enmarca en la 23ª Conferencia Internacional del Sida.

“Estamos trabajando para ampliar nuestra comprensión de la utilidad total de Remdesivir. Para abordar la urgencia de la pandemia, estamos compartiendo datos con la comunidad investigadora lo más rápido posible con el objetivo de proporcionar actualizaciones transparentes y oportunas sobre nuevos desarrollos con Remdesivir “, dijo la directora médica de Gilead, Merdad Parsey.

Agregó que los datos del estudio arrojan datos adicionales sobre el uso de Remdesivir en poblaciones específicas de pacientes, incluidos aquellos que pueden ser susceptibles a tasas más altas de infección por COVID-19, así como otros que son particularmente vulnerables, como niños o mujeres embarazadas y posparto.

El estudio tomó los datos de 312 pacientes de la fase 3 del estudio y los comparó con 818 pacientes con características similares respecto a la gravedad de la enfermedad que recibieron una atención estándar durante el mismo período de tiempo.

Los resultados muestran que el 7.6% de los pacientes tratados con Remdesivir murieron en comparación con el 12.5% de los pacientes que recibieron los cuidados habituales en este tipo de pacientes.

Además, el 74.4% de los pacientes que recibieron tratamiento con el fármaco de Gilead se recuperaron el día 14, en comparación con el 59% de los pacientes que recibieron atención estándar solo.

Asimismo, Gilead Sciences destacó que aún están pendientes de publicación los resultados de una expansión del estudio puesta en marcha 5,600 pacientes adicionales que incluyen a pacientes con ventilación mecánica.

A finales de abril, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos dio a conocer los resultados preliminares de su propio estudio con Remdesivir que mostró que los pacientes que tomaron este fármaco generalmente se recuperaron después de 11 días, cuatro días más rápido que aquellos que no tomaron el medicamento, si bien el estudio no encontró ninguna reducción estadísticamente significativa en el riesgo de muerte.

Los hallazgos del NIAID llevaron a la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) a emitir una autorización de uso de
emergencia para remdesivir que permitió a los médicos usar el medicamento en pacientes hospitalizados con el virus.

Los problemas cerebrales causados por el Covid-19, desde alucinaciones a accidentes vasculares mortales, podrían ser más habituales de lo que se creía hasta ahora y afectar incluso a los pacientes con síntomas benignos, indicó un estudio presentado este miércoles.

Un equipo de médicos británicos del University College de Londres (UCL) estudió los síntomas neurológicos de 43 pacientes hospitalizados debido a una infección confirmada o sospechosa de Covid-19. Entre estos, hallaron 10 casos de disfuncionamiento cerebral temporal, 12 de inflamación cerebral, ocho accidentes vasculares cerebrales (AVC) y ocho de lesiones nerviosas.

La mayoría de los pacientes aquejados de una inflamación fueron diagnosticados de encefalomielitis aguda diseminada (ADEM), una enfermedad rara generalmente observada en niños tras sufrir una infección viral.

“Hemos identificado un número más elevado de lo previsto de personas aquejadas de problemas neurológicos (…), no siempre relacionados con la gravedad de los síntomas respiratorios”, la principal manifestación del virus, dijo Michael Zandi, del Instituto de Neurología Queen Square del University College de Londres.

El estudio, publicado en la revista especializada Brain, señala que en ninguno de los pacientes diagnosticados con problemas neurológicos el virus SARS-CoV-2 estaba presente en el líquido cefalorraquídeo, lo que sugiere que este no atacó directamente el cerebro.

“Dado que la enfermedad existe solo desde hace varios meses, todavía no sabemos cuáles son los daños que puede provocar el Covid-19 a largo plazo”, indició Ross Paterson, del mismo Instituto de Neurología.

Pero los “médicos deben ser conscientes de los efectos neurológicos posibles, puesto que un diagnóstico precoz puede mejorar los resultados sobre la salud de los pacientes”, agregó.

Los expertos subrayaron a la vez que sus conclusiones no deben interpretarse como una afirmación de que las lesiones cerebrales son muy corrientes. “Es muy poco probable que haya una gran pandemia paralela de lesiones cerebrales inhabituales relacionadas con el Covid-19”, según Anthony David, director del Instituto de Salud Mental del UCL.

Investigadores en Inglaterra afirman haber obtenido la primera prueba de que un fármaco mejora las posibilidades de sobrevivir al Covid-19.

Se trata de la Dexametasona, que según el estudio realizado, redujo las muertes de hasta un tercio de enfermos graves hospitalizados.

Una vez anunciados los resultados, el gobierno británico autorizó inmediatamente el uso de dicho esteroide en todo el Reino Unido para enfermos similares a los que mostraron buenos resultados en el estudio. Los investigadores dijeron que publicarán próximamente los resultados, y varios expertos independientes dijeron que era importante conocer los detalles para saber qué clase de efecto tendría la Dexametasona y en quién.

“La conclusión general es que se trata de una buena noticia”, dijo el doctor Anthony Fauci, el principal especialista estadounidense en enfermedades infecciosas. “Es una mejora significativa en las opciones terapéuticas disponibles”.

El estudio se basa en una prueba amplia y estricta que suministró el medicamento a 2,104 enfermos escogidos al azar, a los que comparó con 4,321 enfermos que recibieron el tratamiento habitual.

Se suministró el medicamento por vía oral o intravenosa. Después de 28 días, el medicamento redujo en un 35% las muertes de enfermos que requirieron tratamiento con respiradores artificiales y en un 20% de los que solo requirieron oxígeno. Aparentemente no ayudó a los enfermos menos graves.

Los investigadores calculan que el medicamento impediría una muerte por cada ocho enfermos con respirador y una de cada 25 muertes de enfermos tratados solamente con oxígeno.

“Son resultados importantes”, dijo el doctor Martin Landray, uno de los autores del estudio. “No es una cura, pero sin duda es un gran paso hacia adelante. Una buena noticia es que es “otablemente barata, quizás 20 o 30 dólares para todo un tratamiento”, añadió.

El fármaco reduce la inflamación que suele producirse en los enfermos de Covid-19 como reacción del sistema inmune al combatir la infección. Esta reacción excesiva lesiona los pulmones y puede ser fatal.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros grupos de expertos aconsejan no utilizar esteroides en etapas tempranas de la enfermedad porque pueden impedir la eliminación del virus.

Foto: Twitter @fedkukso

La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, afirmó esta tarde que el estudio que publicó el premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, permite sustentar científicamente las medidas que ha implementado el Gobierno capitalino para proteger la salud de la población ante la pandemia del Covid-19

El trabajo “Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del COVID-19”, refiere que el uso de los cubrebocas en público corresponde a la medida más efectiva para prevenir la transmisión de la enfermedad.

“La invitación al doctor Mario Molina y otros artículos científicos, son para darle sustento a esto que estamos solicitando en la Ciudad de México del uso del cubrebocas siempre que uno sale a las calles. Hay otros artículos que están en este sentido y es una manera de contribuir al debate, no se trata desde nuestra parte de generar más que una información adicional”, dijo la mandataria.

Sheinbaum Pardo comentó que para hacer más eficiente el uso del cubrebocas es necesario mantener las medidas sanitarias personales como la sana distancia, lavado frecuentemente de manos y/o uso de gel antibacterial.

Por su parte la secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz Gutiérrez, comentó que se mantienen los estudios del virus que causa COVID-19 relacionados con las temperaturas que resiste y distancia desde la que se puede transmitir, por lo que el cubrebocas permite reducir el contagio.

José Mario Molina-Pasquel y Henríquez indicó que en su estudio publicado se explica cómo partículas que no son perceptibles a la vista, similares a las PM2.5 que se usan para medir la contaminación, llamadas aerosoles nacientes de la atomización humana, principalmente al hablar, representan la ruta para la transmisión de la enfermedad.

“La Organización Mundial de la Salud, algo que estaban equivocados, es que decían que la transmisión del virus del COVID-19 nada más se hace por las gotas grandotas, esas sí se ven, cuando tose uno o estornuda uno. Pero lo que no reconocían y apenas lo están reconociendo ahora, es que no solamente son esas gotas gigantescas, sino los aerosoles los que no se ven, los que transmiten el virus”, expresó.

Mario Molina señaló que el uso del cubrebocas contribuye a disminuir los contagios en el transporte público y representa una medida determinante para definir la forma de propagación de la pandemia entre la población.

Además, en el estudio se informa que esta medida redujo significativamente el número de infecciones por más de 78 mil casos en Italia, entre el 6 de abril y el 9 de mayo, y por más de 66 mil casos en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos entre el 17 de abril y el 9 de mayo.

En el artículo también se concluye que, el implementar políticas sin fundación científica puede tener consecuencias catastróficas, particularmente en vista de los intentos para reabrir la economía en muchos países.

China calificó este jueves de “desinformación”, el estudio de Estados Unidos que apunta a que el nuevo coronavirus habría surgido en el país en agosto pasado, meses antes de lo que se pensaba hasta ahora.

El estudio preliminar de investigadores de las prestigiosas universidades de Boston y Harvard indica que la epidemia pudo surgir en el verano de 2019 en Wuhan, basándose en las imágenes de satélite que muestran una afluencia inhabitual en los estacionamientos de los hospitales desde agosto del año pasado.

Asimismo, muestra el aumento de las consultas de la palabra “tos” en el motor de búsqueda chino Baidu.

Este estudio, que todavía no ha sido publicado en ninguna revista científica, podría ser la prueba de que China habría escondido al mundo durante varios meses la existencia del nuevo coronavirus.

Pero el ministerio chino de Relaciones Exteriores consideró que el estudio está “lleno de deficiencias” y “burdamente fabricado”.

La portavoz del ministerio, Hua Chunying, ve en el mismo la prueba de la existencia de una campaña en Estados Unidos para “crear y diseminar deliberadamente desinformación contra China”.

“Responsables políticos y medios estadounidenses actúan como si hubieran descubierto un tesoro, como si tuvieran la prueba de que China escondió la epidemia”, dijo la funcionaria.

Según las autoridades chinas, el nuevo coronavirus fue detectado en diciembre y China compartió a principios de enero su código genético con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estados Unidos y China se han enfrascado en los últimos meses en una batalla sobre el origen del virus. Las autoridades estadounidense sugieren que pudo escapar de un laboratorio en Wuhan, mientras que Pekín ha dado a entender que pudo haber sido traído por soldados estadounidenses.

El virus SARS-CoV-2 pudo haber estado propagándose en China desde agosto del año pasado, sugiere una investigación de Harvard Medical School, en Estados Unidos.

Los resultados están basados en las búsquedas en internet de los distintos síntomas de la enfermedad Covid-19 y en imágenes satelitales de los estacionamientos de hospitales de la ciudad china de Wuhan, donde parece que se registró el primer brote; el análisis de estos estacionamientos ha dado pistas a los científicos de los patrones de viaje de los ciudadanos a los centros hospitalarios.

En el artículo, publicado en un repositorio de la propia Universidad de Harvard, los investigadores muestran tanto un aumento del tráfico en los estacionamientos de los hospitales como de las búsquedas en la red de los síntomas de la enfermedad, meses antes de diciembre de 2019, cuando se documentó el inicio de la pandemia.

“Aunque no podemos confirmar si el incremento del volumen estaba directamente relacionado con el nuevo virus, nuestra evidencia apoya otros recientes trabajos que demuestran que la emergencia ocurrió antes de que se identificara en el mercado de mariscos de Wuhan”.

En este sentido, insisten, se observa “una tendencia al alza” en el tráfico hacia los centros hospitalarios y en el volumen de búsquedas en internet “a partir de finales del verano y principios del otoño de 2019”.

Mientras que las búsquedas del síntoma respiratorio de la tos muestran fluctuaciones estacionales que coinciden con las temporadas anuales de gripe, la diarrea es un síntoma más específico del Covid-19 y sólo muestra una asociación con la epidemia actual, indican los autores en su escrito.

Para llegar a sus conclusiones, el equipo de científicos recogió 111 imágenes de satélite de Wuhan (múltiples sitios por imagen) desde el 9 de enero de 2018 hasta el 30 de abril de 2020.

Entre el período analizado hubo una tendencia general al alza de aumento de la ocupación de los hospitales; en concreto, a partir de agosto de 2019 se detectó un incremento en la ocupación de los estacionamientos, culminando con un pico en diciembre de ese año.

Si bien los hospitales tienen, tanto en otoño como en invierno, días de alto volumen relativo, entre septiembre y octubre, cinco de los seis hospitales analizados mostraron diariamente su mayor número de ocupación. Esto coincide además con los elevados niveles de consultas en el buscador chino Baidu de los términos “diarrea” y “tos”.

Los autores también apuntan que se ve una gran disminución del volumen de ocupación de hospitales y de los datos de las consultas de búsqueda tras el cierre sanitario de Wuhan el 23 de enero de 2019.

Estos hallazgos corroboran asimismo la hipótesis de que el virus emergió de forma natural en el sur China, concluyen los autores.

Por su parte, Pekín calificó como “ridículo” el estudio publicado; científicos dijeron que la investigación no ofrecía pruebas convincentes sobre cuándo comenzó el brote.

Paul Digard, virólogo de la Universidad de Edimburgo, afirmó que el uso de búsquedas en internet e imágenes de satélite sobre tráfico en los hospitales para detectar brotes de enfermedades “es una idea interesante con alguna validez”. No obstante, indicó que los datos son solo correlativos y, como destacaron los científicos de Harvard, no pueden identificar la causa.

“Es un trabajo interesante, pero no estoy seguro de que nos haga avanzar mucho”, dijo Keith Neal, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Nottingham.

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, afirmó que “creo que es ridículo, increíblemente ridículo, llegar a esta conclusión basado en observaciones superficiales como el volumen de tráfico”.