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Las virtuales candidatas presidenciales: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, participarán de forma remota en la Convención Anual 2023 de la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas (NAHP), que se efectuará en Phoenix, Arizona, durante tres días a partir de este miércoles.

Las participación de Sheinbaum y Gálvez tendrán lugar este jueves y ofrecerá a los miembros de la NAHP y a los invitados “una oportunidad única de escuchar a estas destacadas figuras directamente”, indicó la agrupación en un comunicado.

La convención reunirá a líderes de la industria, los negocios y los Gobiernos de Estados Unidos y México, e incluirá foros educativos y oportunidades para intercambiar información y establecer contactos, así como la celebración de los Premios José Martí.

“La convención celebra la vitalidad y la innovación de las publicaciones hispanas en Estados Unidos, destacando su papel en la entrega de información crucial a las comunidades hispanas en todo el país, incluyendo aquellas con lazos familiares en México y otros países latinoamericanos”, dijo Álvaro Gurdián, presidente de la NAHP.

Enfatizó el papel vital de los medios de comunicación de propiedad hispana que sirven a lectores culturalmente hispanos, subrayando el crecimiento, la diversificación y la adaptabilidad de la industria en el cambiante panorama mediático.

La NAHP es una organización de defensa no partidista que representa a las principales publicaciones en español en 39 estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico, con una circulación combinada de más de 23 millones.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) expresó este lunes que le “cae bien” el exmandatario estadounidense Donald Trump, quien este fin de semana presumió haber “doblado” al gobierno de nuestro país cuando ocupaba La Casa Blanca.

“A mí me cae bien el presidente Trump aunque es capitalista. Lo cierto es que nos entendimos y fue bueno para las dos naciones”, contestó López Obrador durante su conferencia matutina.

El mandatario fue cuestionado sobre las declaraciones de Trump, quien este fin de semana en un mitin en Ohio recordó que en 2019 el gobierno de López Obrador desplegó más de 20,000 soldados para detener a migrantes tras amenazarle con imponer aranceles.

“Nunca he visto a nadie doblarse así”, expresó Trump, quien además se refirió a López Obrador como un “socialista de los que le gustan”.

A pregunta expresa, el mandatario de México dijo que Trump “no” se excedió ni le faltó al respeto. “No. Él es así y hay que ver las circunstancias. No voy yo a polemizar sobre eso”, mencionó. Sin embargo, aprovechó a “leer” su más reciente libre, donde afirmó que habla a detalle de cómo fue la relación con el republicano.

“Fue muy buena la relación, para los que quieran saber más de cómo fue la relación con Trump lo escribí en mi último libro y está muy puntual, a detalle (…) No voy yo a polemizar sobre eso, en mi libro cuento cómo fue la relación por que también los conservadores en nuestro país, internacionalistas, exageran”.

Aun así, prometió que su gobierno defenderá a los mexicanos en Estados Unidos y a otras comunidades latinoamericanas.

“Es muy bueno que se sepa que nosotros no vamos a permitir a ningún partido de los dos de Estados Unidos, ni a ningún candidato, que utilicen a México como piñata y que nos van a tener que tratar con respeto como lo hacemos nosotros”, consideró.

Y es que el mandatario atribuyó este tipo de declaraciones al año electoral que se vive en Estados Unidos, que este noviembre renovará la Cámara de Representantes, algunos escaños del Senado y varias gubernaturas, incluyendo la de Texas.

Por ello, denunció que ahora “se está hablando más de México” y hay quienes están “tratando de sacar raja de las fobias, racistas, discriminatorias, que existen en Estados Unidos”.

El presidente pidió a mexicanos y a otros hispanos en Estados Unidos que “no olviden sus orígenes” y “no voten” por candidatos que ofendan a la comunidad latina. “Cuando alguien se exceda y ofenda lo vamos a señalar para que nuestros paisanos nos ayuden porque son 40 millones los mexicanos que viven en Estados Unidos, es la comunidad hispana más grande”, indicó.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

De todos los resultados que se derivan de las elecciones presidenciales estadounidenses del 3 de noviembre pasado, pocos han llamado tanto la atención de los analistas políticos y encuestadores como lo ocurrido en Zapata, un condado somnoliento a orillas del río Bravo. Donald Trump se convirtió en el primer candidato presidencial Republicano en ganarlo en cien años. Y según el censo, más del 94 por ciento de su población (menos de 15 mil habitantes) es hispana y abrumadoramente mexicoamericana. Si bien Zapata fue el único condado en el sur de Texas que se volteó y tiñó de rojo, de ninguna manera fue una anomalía: hacia el norte en Webb, otro condado predominantemente hispano, el GOP duplicó su apoyo. Al sur, el condado de Starr, que es más del 96 por ciento hispano, experimentó el mayor viraje a la derecha del país; el GOP vio su apoyo incrementarse ahí en 55 puntos porcentuales en comparación con 2016. Los resultados en una región que la mayoría de los analistas ignoraron en sus pronósticos preelectorales terminaron ayudando a frustrar las esperanzas que los Demócratas tenían de ganar Texas en el Colegio Electoral. ¿Cómo pudo Trump, uno de los líderes antiinmigrantes y xenófobos más virulentos -vaya, el más antimexicano en la historia moderan de Estados Unidos- abrirse camino con tantos votantes mexicoamericanos y nada menos que en un corredor a lo largo de la frontera con México?

Con el paso de los meses, se ha venido publicando ya información granular sobre cómo votaron los distintos bloques sociodemográficos del país. El panorama que aquella arroja para los Demócratas, si bien en términos generales es positivo, augura peligros reales para ese partido y su atractivo para los votantes de origen hispano. Y es que 2020 los vio convertirse en la primera minoría de EE.UU, o lo que equivale a 32 millones de votantes elegibles y el 13.3 por ciento del total del electorado (en 2016, los hispanos representaban el 11.9 por ciento).Un estudio reciente de la Universidad de California Los Ángeles sobre el voto hispano que analizó boletas emitidas en lugar de encuestas a boca de urna, arroja datos esclarecedores. Cerca de 16.6 millones votaron en las elecciones presidenciales de 2020. Esto representa un aumento del 30.9 por ciento, casi el doble con respecto al 15.9 por ciento de 2016, el mayor incremento de votos hispanos en cuatro años. Y no cabe duda alguna de que, primero, votaron por Joe Biden por márgenes muy amplios en todo el país, y en línea con los márgenes históricos obtenidos por Barack Obama en 2008 y 2012. Segundo y aún más importante, le dieron la victoria en estados bisagra clave del Colegio Electoral. Los votantes hispanos apoyaron a Biden sobre Trump por un margen de casi 3 a 1 en condados de Arizona, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, y con un margen de 2 a 1 o más en condados de Georgia. En Arizona, el tamaño del electorado hispano y su abrumador apoyo a Biden cambiaron el estado de Republicano a Demócrata en el Colegio Electoral por vez primera desde 1996. En Georgia y Wisconsin, donde la diferencia entre el candidato ganador y el perdedor fue de aproximadamente 12,000 y 21,000 votos respectivamente, el fuerte apoyo de los votantes hispanos a Biden y sobre todo el incremento en sus niveles de participación en las casillas ayudó a inclinar esos dos estados a favor del candidato Demócrata. Incluso en Florida y Texas, la mayoría de los hispanos en ambos estados votaron por el actual presidente: si bien los hispanos en Miami-Dade votaron por Trump por un margen de 2 a 1, con ello garantizando que el GOP mantuviera control del estado en el Colegio Electoral, el voto hispano en el resto de la entidad apoyó a Biden por un margen de 2 a 1; en Texas, con excepción de condados fronterizos, los márgenes también fueron de 2 a 1 o más.

Hasta aquí las buenas noticias. Si bien los Demócratas se llevaron la gran mayoría de los votos hispanos en 2020, el análisis de los resultados de los comicios también muestra que los Republicanos avanzaron con este demográfico, el grupo de votantes no blanco más grande del país, y particularmente entre hombres hispanos. Según las encuestas a boca de urna, el 36 por ciento de los hombres hispanos votaron por Trump, frente al 32 por ciento en 2016. Estos votantes también ayudaron a los Republicanos a ganar varios escaños en la Cámara de Representantes en distritos racialmente diversos que los Demócratas pensaban que podían ganar, particularmente en Texas y Florida. Según un análisis a nivel de precinto electoral realizado recientemente por OpenLabs, una consultoría de mercadotecnia de corte progresista, el apoyo hispano a los Demócratas se redujo hasta en un 9 por ciento en las elecciones y mucho más en partes de Florida y el sur de Texas. Sin embargo, más allá de los datos duros, persiste una interrogante, especialmente para los Demócratas que durante mucho tiempo han creído tener una ventaja importante con el voto hispano: ¿Qué está impulsando la inclinación política de hombres hispanos en particular?

Durante décadas, los candidatos Demócratas adoptaron la hipótesis de que si la participación hispana aumentaba, era más probable que ganara el partido. Pero entrevistas con decenas de hombres hispanos de todo el país que votaron por el GOP el año pasado mostraron una profunda discrepancia con tales presunciones. Como cualquier votante, estos hombres también están motivados por sus opiniones sobre una variedad de temas: muchos mencionan su oposición al aborto, su apoyo a los derechos sobre las armas y a políticas de inmigración restrictivas. La gran mayoría subrayaron que muchos Demócratas no entendían cuánto se identificaban con ser proveedores: ganar suficiente dinero para mantener a sus familias es fundamental para la forma en que se ven a sí mismos y a la política. Desean impuestos bajos, pocas regulaciones y quieren apoyar al partido que creen que les permitirá trabajar y hacerse ricos. Las encuestas efectuadas en los últimos tres meses muestran una notable brecha de género, con los hombres hispanos mucho más inclinados que las mujeres hispanas a apoyar al GOP. Y son los hombres mexicoamericanos menores de 50 años quizás el grupo demográfico que más debería preocupar a los Demócratas, porque es más probable que tiendan a apoyar a candidatos conservadores. Esto conduce además a un factor adicional que algunos subrayamos en su momento y que en gran medida responde a la pregunta de arranque de esta columna: los datos duros muestran que el uso electoral en spots microdirigidos que la campaña de Trump dio a las declaraciones desafortunadas y zalameras de su homólogo mexicano en julio pasado en la Casa Blanca redituó en las urnas y dio en el blanco precisamente con esos votantes mexicoamericanos hombres del sur de Texas.

Ronald Reagan alguna vez observó, cuando se empezaba a hablar del potencial del voto hispano en Estados Unidos, que “Los hispanos son Republicanos; no lo saben todavía.” Hoy, una organización de movilización del voto, Libre Initiative, financiada por la red conservadora de los hermanos Koch, ha estado trabajando de manera consistente y denodada desde hace una década en promover el conservadurismo en la comunidad hispana. Y obtener el apoyo de hombres hispanos ha sido, de alguna manera, un desafío de décadas para los Demócratas. Pero hoy se yergue como un recordatorio persistente de que el partido nunca ha logrado movilizar y atraer plenamente a este grupo demográfico. Sin embargo, algunos estrategas electorales en el partido están cada vez más alarmados de que los Demócratas no estén haciendo lo suficiente para llegarle a hombres hispanos cuyas principales prioridades se basan en la economía, en lugar de la justicia racial o la igualdad. Y advierten que es probable que los hombres hispanos emitan votos decisivos en futuras contiendas por el control del Congreso, así como para quién gobierne desde la Oficina Oval. Chuck Rocha, quien en 2020 articuló para la campaña primaria de Bernie Sanders -un hombre que perdió de manera abrumadora el voto hispano contra Hillary Clinton en 2016- una de las campañas más eficaces que me ha tocado ver de movilización del voto hispano en Estados Unidos, subrayó recientemente que si los Demócratas siguen tratando a los hispanos como si fuesen un bloque homogéneo, van a experimentar una sangría de votantes hispanos aún mayor en las próximas elecciones. Narrativas específicas, por ejemplo el miedo al “socialismo” con votantes cubanoamericanos y de origen sudamericano en el condado de Miami-Dade, y entendiendo las diferencias entre bloques distintos de hispanos y sus particularidades en zonas distintas del país, puede resultar mucho más efectivo que una campaña que trata a los votantes como si fueran categorías del Censo.

Hay que hablarles a los hispanos sobre los temas que les preocupan y no solamente sobre sus identidades. Esa lección la aprendieron bien los Demócratas en Arizona, pero no en otras partes del país. La elección de 2020 es una sonora llamada de alerta. Los Demócratas tienen que poner las barbas a remojar. Si no invierten desde temprano, de manera consistente y con antelación a cada ciclo electoral -en lugar del esfuerzo de movilización caracterizado por la coyuntura electoral y por el “demasiado poco, demasiado tarde” con el que suelen aproximarse al votante hispano- en entender y atraer a un arcoíris de votantes hispanos, no podrán seguir dando por sentado el apoyo abrumador de ese segmento cada vez más crucial del voto estadounidense.

Durante un evento en La Casa Blanca para celebrar el Mes de la Herencia Hispana, el presidente Donald Trump reconoció esta tarde las contribuciones de empresarios hispanos a la economía de Estados Unidos.

“América está ganando de nuevo y las empresas pertenecientes a hispanos llevan la delantera”, dijo Trump tras escuchar a dos hispanos dueños de cadenas de restaurantes.

Trump dijo que hoy al igual que todos los días, “honramos, apreciamos y celebramos” a los trabajadores, familias, estudiantes, empresas y líderes de hispanos, de quienes dijo, “tienen grandes líderes”.

El mandatario dijo que no se debe olvidar que Estados Unidos es hogar de personas de muchos orígenes, aunque puntualizó que “todos somos una sola persona. Todos somos parte de una gran familia estadounidense. Y estamos todos juntos en esto, saludando una bandera, cantando un himno y jurando lealtad a una nación”.

El secretario de Trabajo, Alex Acosta, y la Tesorera, Jóvita Carranza, asistieron al evento en La Casa Blanca junto a docenas de líderes religiosos, comunitarios, empresariales y funcionarios locales electos, quienes empezaron a corear en un momento “cuatro años más” en referencia a una posible reelección de Trump en 2020.

 

Con información de AP / Foto: Archivo APO

Durante su participación en un evento de la agrupación conservadora de empresarios Latino Coalition, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dio un giro al discurso que había estado mostrando en los últimos días, al asegurar que “los hispanos son una de las comunidades más dinámicas de nuestro país. Su éxito es el éxito de Estados Unidos”.

 

Pence aseguró que trabajará para promover políticas que impulsen a los empresarios hispanos y resaltó las contribuciones de los latinos a la sociedad estadounidense. Indicó que “le daremos la ayuda que necesiten para que tenga más éxito los próximos años.

 

Es el primer evento con comunidad hispana al que Pence acude y la primera declaración de su tipo que algún miembro de la Casa Blanca hace desde que asumieron en enero pasado.

 

Pence subrayó que la cantidad de empresas pertenecientes a hispanos aumentó más de 50% la última década y calificó como “increíble” que ascienda a cuatro millones de compañías con facturación total de 650.000 millones de dólares. Aseguró que su gobierno anulará la ley de salud y recortará impuestos con la meta de facilitar el crecimiento de las pequeñas empresas hispanas, sector al que describió como el “sector de mayor crecimiento en el total de la economía” estadounidense.

 

 

 

 

 

Con información de Agencias / Foto: Archivo APO