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INTELECTUALES

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Un grupo de 430 intelectuales llaman a no votar por Morena, el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones de este próximo domingo.

A través de un desplegado, los intelectuales llamaron a la ciudadanía a votar en sentido “estratégico” y cerrar filas con quien tenga mayor probabilidad de vencer a Morena y a sus partidos aliados.

“Seamos claros: se necesita vencer en las urnas a la coalición oficialista de Morena y sus partidos satélites para rectificar el rumbo”.

En el documento, los firmantes, entre los que se encuentra Roger Bartra, Claudio X. González, Francisco Valdés Ugalde, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, entre otros, señalaron que es “fundamental” no votar por Morena para avanzar en el propósito común de construir una alternativa viable frente al retroceso populista y autoritario y para detener el deterioro político, económico e institucional del país.

En este sentido, han advertido de que el “voto libre” puede determinar el resultado de los comicios, pero si se “desperdicia” la oportunidad en este proceso, quizá ya no pueda votarse libremente en las siguientes elecciones.

Además, han señalado que su objetivo no es regresar a la situación de administraciones anteriores, donde se registraron “abusos, corrupción y frivolidad” en las instituciones, sino que se pretende “reencauzar los cambios” hacia la profundización de la democracia, fortaleciendo la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana.

“El gobierno está usando recursos e instituciones del Estado para favorecer al partido del gobierno y el presidente viola la Constitución interviniendo en las campañas, difundiendo propaganda y haciendo escarnio y persecución de opositores”, alertaron.

Recordemos que la oposición ya había pedido a la Organización de Estados Americanos (OEA) vigilar la “intromisión” de López Obrador en el proceso electoral. El presidente nacional del PAN, Marko Cortés, advirtió de que el gobierno “atosiga, amenaza y persigue” a actores políticos, además de presionar a los órganos electorales.

De forma paralela, han acusado al gobierno federal de subordinar los programas sociales y la vacunación contra la COVID-19 a la estrategia electoral del gobierno. “Ante ello, hacemos un llamamiento a los ciudadanos para que voten con sentido estratégico y opten por las candidaturas más competitivas, de tal manera que no se diluya la votación opositora”, insistieron los firmantes.

Finalmente, reconocieron que el país enfrenta problemas “graves”, tale como la pobreza, que señalaron, ha aumentado en diez millones de personas; también mencionaron la falta de medicamentos o la situación de  la atracción de inversión extranjera. Aseguraron que la falta de certeza jurídica ahuyenta las inversiones, además de que se desaprovechan las ventajas por la vecindad con Estados Unidos, y con ello el T-MEC.

HÉCTOR DE MAULEÓN

EL UNIVERSAL

 

En su “mañanera” de ayer, el presidente López Obrador informó que “el otro día estaba haciendo un recuento de cuántos intelectuales de renombre han asumido una postura consecuente”, lo que para él significa una postura de apoyo a su gobierno: “Eran, según mis cálculos, diez”, dijo.

Titubeante, paradójicamente incapaz de recordar los nombres de algunos estos “intelectuales de renombre” (su vocero tuvo que soplarle apellidos, y a veces, nombres y apellidos completos), el presidente enlistó las potencias intelectuales con las que cuenta: “Elenita Poniatowska, Lorenzo Meyer, Enrique Galván (Ochoa)”.

Tras una digresión en la que recordó los nombres de intelectuales ya fallecidos que alguna vez apoyaron su movimiento (Carlos Monsiváis, Hugo Gutiérrez Vega, José María Pérez Gay, SergioPitol, Fernando del Paso, Arnaldo Córdova y Luis Javier Garrido), López Obrador concluyó: “Nos quedamos con muy pocos”.

Enumeró: “Fabrizio Mejía, Pedro Miguel, Damián Alcázar, Luis Mandoki, los dos hermanos Bichir, Epigmenio (Ibarra) y tres moneros (…): Hernández, Helguera y El Fisgón”.

“¿Y hasta ahí, eh?”, concluyó.

Si lo que el presidente quería era mostrar el “gran desequilibrio” que existe entre los diez intelectuales que lo apoyan y “los 2,200” que integran, según sus palabras, “la intelectualidad conservadora, cooptada, al servicio de una minoría rapaz” (es decir, la intelectualidad que ha marcado distancia de su gobierno o que de plano se ha convertido en crítica de este), solo consiguió exhibir la precariedad inmensa que lo rodea, la soledad en que se encuentra, la profundidad de su derrota en el terreno que sus sueños de grandeza histórica aspiraban conquistar: el de las ideas y de la inteligencia.

En el espectáculo más bien triste ofrecido ayer, el presidente López Obrador aceptó que el grueso de los intelectuales mexicanos le ha dado la espalda; la raquítica lista que enumeró con dificultad me hizo recordar un clásico del priismo de los años 70: aquella frase con la que el cacique Rubén Figueroa se refirió a quienes aspiraban a suceder en la presidencia de la república a Luis Echeverría.

Porque, con todo respeto, “la caballada está flaca”.

López Obrador ha encarnado un gobierno profundamente antiintelectual. Son innumerables las muestras de su desprecio por el conocimiento, y de su repudio hacia las ideas. Ha maltratado a la comunidad cultural, acusándola de corrupción, de abuso, de enriquecimiento: la ha golpeado con despidos, cierre de programas y recortes presupuestales.

Y al mismo tiempo ha beneficiado con ayudas, préstamos, contratos, proyectos millonarios y espacios televisivos a los “intelectuales” que él considera “congruentes”: quienes le hacen propaganda.

Hace un año anticipó el surgimiento de una nueva intelectualidad que bañaría al país de luz a la vera de su movimiento. “Así como surgieron los escritores, los pintores, los muralistas después de la Revolución, así se tiene que ir dando”, dijo en una “mañanera”. “Necesitamos los Diego Rivera, los Orozco, los Siqueiros, los Tamayo…”, agregó.

De momento solo tiene a tres moneros —y a un escritor al que Guillermo Sheridan le ha comprobado repetidamente sus plagios.

Gabriel Zaid señaló en su artículo más reciente que hay un declive observable en la esperanza que López Obrador despertó y que ha ido disminuyendo mediante la acumulación de sus fracasos.

Parte de ese declive está relacionado con el alejamiento y el rechazo de “los 2,200 intelectuales” que no están con él, ni con su proyecto de restauración del viejo régimen autoritario. La resonancia que tienen estas voces hace que la caída sea cada vez más observable. Y a él no le gusta ese espejo.

Es por eso que el presidente carga contra los intelectuales un día sí y el otro también. ¿Qué pasa cuando un gobierno se divorcia de la llamada “intelligentsia”? Ha ocurrido otras veces, muchas veces. Lo que suceda aquí lo constataremos pronto, o más o menos pronto.

De momento pensemos en los libros y en las obras que esa “intelligentsia” ha dado a México en los últimos 40 años. Pensemos luego en un presidente que se ha quedado solo, de espaldas a todo, escuchando las voces de esos diez que le aplauden, lo celebran y lo alaban.

Se entiende su molestia, su irritación, su resentimiento. Su enojo.

 

Un grupo de intelectuales dieron a conocer una carta pública dirigida al Presidente Enrique Peña Nieto en la que solicitan no utilizar a las instituciones del gobierno federal como un instrumento para perjudicar la aspiración presidencial de ninguno de los candidatos.

 

Los firmantes acusan que México es una democracia joven con instituciones débiles, y rechazan el uso del Ministerio Público federal para perjudicar el proyecto de Ricardo Anaya, pues sostienen, erosiona aún más a las instituciones que encarnan la autoridad del Estado mexicano.

 

“Si hay pruebas contundentes sobre la responsabilidad legal de Ricardo Anaya exhortamos a que la autoridad ministerial proceda en consecuencia. De lo contrario, el uso de la Procuraduría General de la República para perseguir a un líder de la oposición, pone a México junto a países con regímenes autoritarios  democracias totalmente disfuncionales. Ante la falta de autonomía del Ministerio Público federal, usted presidente Peña Nieto es la máxima autoridad responsable de este proceso. En 2005, el intento de desafuero de Andrés Manuel López Obrador abrió brechas de polarización en la sociedad, que aún dividen y lastiman la convivencia social en nuestro país”, se lee en la carta.

 

Aclararon que a pesar de respaldar la carta, los firmantes tiene filiaciones políticas diversas y plurales, por lo que la petición no implica de ninguna manera un apoyo a la candidatura de Anaya sino una preocupación fundada en el uso del poder del Estado para incidir en el destino de los comicios. “La decisión de quién será el próximo presidente de México le corresponde exclusivamente a las y los ciudadanos mexicanos” remataron.

 

Entre los intelectuales que secundaron la carta aparecen Héctor Aguilar Camín, Emilio Álvarez Icaza, Mario Arriagada,
Aram Barra, José Luis Caballero, Enrique Cárdenas, Jorge A. Castañeda, Jorge Castañeda,Juan Arturo Covarrubias, Denise Dresser, Christopher Domínguez, Carlos Elizondo, Elena Fortes, Fernando García Ramírez Alejandra Garza, José Pablo Girault, Fernando Gómez-Mont, Claudio X. González Guajardo, Bosco Gutiérrez Cortina Carlos Heredia, Esteban Illades, Edna Jaime, Enrique Krauze entre otros.

 

Más de 230 escritores peruanos, entre ellos el premio Nobel de Literatura de 2010 Mario Vargas Llosa, suscribieron una carta de protesta contra la “conducta ilegal e irresponsable” del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, de
haber indultado al exgobernante Alberto Fujimori.

“Fujimori fue condenado por violación de derechos humanos y corrupción. Fue responsable de un golpe de Estado así como del desmantelamiento de nuestra institucionalidad. Su indulto demuestra el poco aprecio por la dignidad, la igualdad ante la ley, y el derecho a la memoria”, enfatizó el pronunciamiento.

Los firmantes, entre los que también están Alfredo Bryce Echenique, Fernando Iwasaki, Alonso Cueto y Alfredo Pita, entre otros reconocidos escritores peruanos, consideraron que “el gesto del presidente Kuczynski cubre de infamia y vergüenza” a su país.

Con información de EFE / Foto: Archivo APO