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La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, lidera la lista de los perfiles más valorados entre los simpatizantes del Partido Demócrata para suceder a Joe Biden en la presidencia si este finalmente decide no optar a la reelección en 2024.

Así se desprende de una encuesta realizada por NewsNation-Decision Desk HQ publicada este jueves, que otorga a Harris un 31% de los apoyos entre los demócratas consultados, según reporta el diario estadounidense ‘The Hill’.

Y es que uno de los aspectos más relevantes que arroja la encuesta es que el 61% de los encuestados prefiere que Biden no opte a la reelección, una postura que se reduce al 30% entre los estadounidenses reconocidos como afines al Partido Demócrata.

Tras la vicepresidenta, la opción que cobra más fuerza es la del gobernador del estado de California, Gavin Newsom, quien es considerado por el 17% de los encuestados como la fórmula ideal para presentarse a las elecciones de 2024, donde previsiblemente podría enfrentarse al expresidente Donald Trump, que esta semana confirmó sus intenciones de presentarse en la elección del 2024.

A una mayor distancia se encuentran otros importantes nombres del espectro demócrata estadounidense, como el senador Bernie Sanders, quien se enfrentó a Biden en las primarias de 2020 y que ahora recibe un 13% de los apoyos.

El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, por su parte, convence al 10% de los encuestados, mientras que la representante Alexandria Ocasio-Cortez; la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, o el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, también se encuentran en la terna, pero con menos de un 10% de los apoyos.

Si bien es cierto que Biden y su equipo en La Casa Blanca ha reconocido en más de una ocasión las intenciones del actual mandatario de optar a revalidar el cargo, esta no es la primera encuesta que muestra cierto descontento entre el sector demócrata con el presidente.

Una encuesta del New York Times publicada a comienzos de mes adelantaba que el 64% de los demócratas vería con buenos ojos que su candidato para las presidenciales de 2024 no fuera Biden, cuya popularidad ha ido en picada en los últimos meses y ya ronda el 60% de desaprobación.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, dio positivo este martes a una prueba de COVID-19, pero es asintomática y no se considera un contacto cercano actual del presidente Joe Biden, dijo La Casa Blanca.

“Hoy, la vicepresidenta Harris dio positivo al COVID-19 en pruebas rápidas y de PCR. No ha presentado síntomas, se aislará y continuará trabajando desde la residencia de la vicepresidenta”, dijo la secretaria de prensa de Harris, Kirsten Allen.

“Ella no ha sido un contacto cercano con el presidente o la primera dama debido a sus respectivos cronogramas de viaje recientes”, explicó Allen, y agregó que Harris “regresará la Casa Blanca cuando dé negativo”.

Harris, de 57 años, recibió su primera vacuna, de Moderna, poco antes de tomar el cargo. Recibió la segunda poco después de ser juramentada en enero de 2021. Recibió una dosis de refuerzo a fines de octubre y otra el 1 de abril.

Quienes están vacunados por lo general están bastante protegidos de morir o de enfermarse gravemente de COVID-19, particularmente de la contagiosa variante Ómicron.

La vicepresidenta pasó casi toda la semana pasada en California, de donde regresó este lunes por la noche.

Harris tenía previsto reunirse con Biden este martes para recibir juntos el informe diario que las agencias de inteligencia y seguridad nacional del país elaboran para el presidente. Sin embargo, La Casa Blanca no aclaró qué ocurrió con ese encuentro.

En el último mes, han crecido los casos de COVID-19 en el entorno de Biden: varios miembros de su gabinete se contagiaron tras asistir a la cena del club periodístico Gridiron a principios de abril, y las dos principales portavoces de La Casa Blanca también han dado positivo recientemente.

Sin embargo, la Casa Blanca no ha cambiado sus protocolos ante ese aumento de contagios en Washington y ha mantenido varios actos en interiores y sin apenas mascarillas, al considerar que las cosas no son tan graves como a principios de enero, cuando se registró el pico de contagios por la variante Ómicron.

Biden, de 79 años, no ha dado positivo por COVID-19 hasta ahora, y después de evitar las grandes aglomeraciones durante casi toda la pandemia, no ha ocultado su deseo de volver a mezclarse con multitudes, uno de los aspectos que más disfruta de su vida política.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, aseguró este jueves que no ha hablado con el presidente Joe Biden, sobre la posibilidad de presentarse a la reelección en 2024.

“No voy a hablar de nuestras conversaciones, pero diré esto sin ambigüedad alguna: No hablamos ni hemos hablado de reelección, porque no hemos cumplido nuestro primer año y estamos en medio de una pandemia”, dijo Harris en una entrevista publicada hoy por el diario The Wall Street Journal.

Sus declaraciones se producen tan solo tres días después de que la portavoz de La Casa Blanca, Jen Psaki, asegurara que Joe Biden, de 79 años, tiene “toda la intención” de buscar la reelección en los comicios de 2024.

Además, lo dicho por Harris se da en medio de informaciones que apuntan a la existencia de un debate interno en las filas demócratas sobre la idoneidad de que Biden sea el candidato para las próximas elecciones presidenciales, así como de supuestos toces entre Harris y Biden.

Preguntada sobre si asumía que Biden concurrirá nuevamente, Harris insistió en que era una cuestión sobre la que no pensaba y sobre la que no había hablado con el demócrata.

Por otra parte, Harris, que participó sin éxito en la carrera electoral de las primarias del Partido Demócrata para ser la candidata a la presidencia antes de ser nominada la primera vicepresidenta mujer del país, insistió en las prioridades de su gobierno.

“Estamos reconstruyendo nuestra economía y restableciendo el papel de Estados Unidos entre nuestros aliados y socios en todo el mundo”, dijo.

Y es que en las últimas semanas han crecido los rumores sobre discusiones dentro del Partido Demócrata sobre las posibilidad de que Biden se presente en 2024 debido a la caída de su popularidad y sus 79 años, que le convierten en el mandatario de mayor edad en el historia de Estados Unidos.

La opción lógica para suceder a Biden sería Kamala Harris, ya que muchos vicepresidentes han sido candidatos presidenciales en la historia del país, pero contra esto juega el hecho de que Harris, primera mujer que llega a la Vicepresidencia, ha visto menguado su perfil público y sufre también una caída de su popularidad.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, traspasará temporalmente el poder a la vicepresidenta, Kamala Harris, mientras dura la anestesia de una colonoscopia a la que se someterá este viernes en el hospital Walter Reed.

Este procedimiento “de rutina”, informa La Casa Blanca, forma parte del examen médico que el mandatario está atravesando este viernes, el primero desde que tomó posesión del cargo en enero.

La secretaria de prensa de La Casa Blanca, Jen Psaki, ha recordado que esta situación no es nueva; recordemos que ya ocurrió en 2002 y 2007, cuando el entonces presidente George W. Bush se sometió al mismo procedimiento, pero se trata de la primera vez que el poder recae en una mujer.

“Siguiendo el proceso establecido en la Constitución, el presidente Biden transferirá el poder al vicepresidente durante el breve período de tiempo en que esté bajo anestesia. La vicepresidenta trabajará desde su oficina en el Ala Oeste durante este tiempo”, ha confirmado La Casa Blanca.

El gobierno estadounidense dará a conocer en las próximas horas los resultados del examen médico al presidente.

Biden, quien no fuma ni bebe alcohol, está vacunado contra el covid-19 y recibió la tercera dosis a finales de septiembre. Es el presidente con más edad de la historia de Estados Unidos y ha hecho público que prevé presentarse a un nuevo mandato en 2024, pero se especula con que podría renunciar a ello debido a su edad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reiteró su apoyo y confianza este jueves por la aprobación en Estados Unidos de una reforma migratoria que resulte en la legalización de los inmigrantes indocumentados. Dijo que “es justo” hacerlo.

López Obrador se pronunció así al inicio de su reunión de este jueves con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, con quien se reunió en La Casa Blanca antes de su encuentro bilateral con el presidente, Joe Biden, previo a la IX Cumbre de los Líderes de Norteamérica.

“Le vamos a plantear al presidente Biden, con todo el respeto, que celebramos el que haya enviado al Congreso la iniciativa para regularizar a migrantes, y que ojalá los legisladores de los dos partidos ayuden, porque es justo”, recalcó el presidente en declaraciones a la prensa junto a Harris.

Añadió que hay gente muy trabajadora, honrada, que vive en Estados Unidos desde hace mucho tiempo, y que no hay una iniciativa mejor que esa en el terreno migratorio, por lo que México estará “observando” la evolución de esa propuesta.

En el encuentro con la vicepresidenta, en donde estuvieron presentes los equipos de ambos países, López Obrador también insistió en la importancia de que Estados Unidos y México inviertan en Centroamérica para que haya trabajos y haya bienestar en la región, y que la migración sea opcional, no forzosa, por necesidad o por violencia, tal como lo ha venido diciendo desde hace meses.

Opinó además que, si se fortalece la integración económica en América del Norte, se va a necesitar ordenar el flujo migratorio, lo que puede generar oportunidades y empleos en la región.

El mandatario también reiteró su idea de integrar económicamente todo el continente americano al estilo de la Unión Europea, y “producir” más en la región lo que se necesita, para no estar dependiendo de importaciones y aprovechar la gran demanda en América.

“La integración económica del América del Norte es una opción, y como ideal, la integración del continente americano, para ser la región más fuerte económicamente del mundo”, subrayó.

Por su parte, la vicepresidenta estadounidense aseguró que la reunión entre ambos era una continuación de la que mantuvieron en junio en Ciudad de México, y dijo que ha disfrutado de todas las conversaciones que ha mantenido con López Obrador.

“Nuestra conversación se extiende a la prosperidad económica, la preocupación mutua sobre la migración y sobre lo que haremos en nuestra alianza para afrontar las causas de raíz de la migración, y lo que hacemos en materia de tecnología y la exploración del espacio”, indicó Harris.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, tomó juramento este jueves a Ken Salazar como el nuevo embajador de Washington en México, después de que fuese confirmado para el cargo por el Senado en agosto pasado.

Durante el acto, que tuvo lugar en la oficina de ceremonias de la Vicepresidencia, los funcionarios no contestaron ninguna pregunta de la prensa.

Salazar, que se convirtió el pasado 11 de agosto en el primer nominado a embajador por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en lograr el aval del Senado, será la primera línea de contacto con el Gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en medio de una nueva crisis migratoria en la frontera sur estadounidense.

Con 66 años, Salazar reemplazará a Christopher Landau, quien dejó el puesto en enero pasado, cuando el ahora expresidente Donald Trump concluyó su periodo (2017-2021). La legación mexicana es liderada actualmente por la encargada de negocios, Stephanie Syptak-Ramnath.

El nuevo representante diplomático estadounidense fue secretario del Interior durante el primer mandato del expresidente Barack Obama (2009-2013) y senador por Colorado entre 2005 y 2009, estado donde también ejerció como fiscal general.

Con su elección como senador hizo historia al convertirse en ese entonces en el primer latino demócrata elegido para el Senado desde 1972.

El ahora embajador se ha descrito como “mexicano-estadounidense”. Nació en Colorado y se crió en una zona conocida como el Valle de San Luis, que colinda con el vecino Nuevo México y se convirtió en el hogar de los primeros colonos mexicanos y españoles que llegaron en 1598.

Biden encomendó a Harris la misión de frenar la inmigración ilegal procedente del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), una labor en la que México tiene un papel crucial como país de tránsito y vecino de Estados Unidos.

Desde su llegada al poder, Biden ha enfrentado un aumento en el número de inmigrantes indocumentados que, pese al cierre de las fronteras, intentan llegar a territorio estadounidense en medio del difícil panorama que enfrentan sus países tras la pandemia de la covid-19.

El gobierno de Estados Unidos acordó enviar a nuestro país 8.5 millones de vacunas contra el COVID-19 de los laboratorios Moderna y AstraZeneca, informó este martes el canciller, Marcelo Ebrard.

El envío de las vacunas se acordó durante una llamada telefónica que ayer sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, en la que también se abordó la migración y de la reapertura de la frontera común.

“Va a enviar Estados Unidos tres millones de dosis y media de la vacuna de Moderna y hasta cinco millones de la vacuna de AstraZeneca”, dijo el funcionario al intervenir en la conferencia matutina del mandatario, detallando que dichas vacunas llegarán este mismo mes.

Recordemos que apenas en junio, México recibió 1.3 millones de dosis de vacunas contra COVID-19 de Johnson & Johnson por parte de Estados Unidos, mismas que fueron destinadas a la población de los municipios fronterizos en el norte del país.

El presidente López Obrador agradeció el gesto de la administración del presidente Joe Biden, aunque admitió desconocer si estos 8.5 millones de vacunas de Estados Unidos serán donadas o México tendrá que pagarlas.

“Pienso que sí van a ser donadas. Con esto vamos a seguir avanzando en la vacunación. Son acciones humanitarias, gestos de solidaridad, lo mismo estamos haciendo nosotros con otros países”, expresó el mandatario.

El secretario de Relaciones Exteriores aseguró que durante la llamada, Kamala Harris expresó su “respaldo” a la estrategia de vacunación del Gobierno mexicano.

Ebrard también adelantó que este martes se discutirá con una delegación de alto nivel de Estados Unidos, que incluye al secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, la reapertura de la frontera común, que permanece cerrada a actividades no esenciales desde el 21 de marzo del año pasado, cuando se decidió restringir los cruces, para contener la propagación del coronavirus.

“México tiene un avance muy notable en la vacunación (…), porque si no tuviésemos esa vacunación es difícil que pidamos que se regularicen las circunstancias”, dijo Ebrard. “Pienso que tenemos buenos elementos tanto por el lado económico comercial como por el lado de la cuestión salud para que ellos consideren acelerar esto”, agregó.

La delegación de funcionarios de Estados Unidos que visita México también incluye al asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, el enviado especial de Estados Unidos para el Triángulo Norte, Ricardo Zúñiga, y el encargado de Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, entre otros.

“No es usual un contacto tan frecuente pero lo vemos muy positivo y habla de la intensidad y capacidad de diálogo de ambos países”, expresó Ebrard.

El canciller dijo que abordarán la “estrategia” de La Casa Blanca ante los flujos migratorios y el desarrollo de la región, y también sobre la reapertura de la frontera común, una demanda insistente del Gobierno mexicano.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)  dijo la reapertura de la frontera terrestre con Estados Unidos para viajes no esenciales, así como la donación de vacunas contra el COVID-19 serán los temas centrales que abordará esta tarde con la vicepresidenta estadounidense, Kamal Harris, con quien sostendrá una llamada telefónica.

El presidente insistió en la necesidad de reabrir la frontera, que ante el estallido de la pandemia del COVID-19 cerró en marzo de 2020; indicó que la medida se busca revertir con la vacunación en los municipios fronterizos.

 “Hoy por la tarde tengo la llamada con la vicepresidenta Kamala Harris, vamos a darle continuidad a la agenda que tenemos en común sobre temas migratorios y, desde luego, el tema de la apertura de la frontera”, dijo AMLO. “Necesitamos abrir la frontera y ese es un tema que vamos a tratar el día de hoy”, añadió.
López Obrador enfatizó que había que aclarar que la frontera entre ambos países está abierta, aunque no del todo, e insistió en que nunca se ha cerrado por completo.
La llamada con la vicepresidenta estadounidense, quien visitó nuestro país en junio pasado, se tiene programada para las 16:00 horas.
El mandatario dijo que la reapertura total “va a depender mucho de lo de hoy” platique con Harris, aunque reconoció que hay “un repunte de contagios” tanto en México como en Estados Unidos, principalmente en los estados fronterizos, lo que dificulta la apertura.
“Esto es lo único que podría impedir que se abra la frontera, sin embargo, y es lo que voy a plantear, se puede demostrar que no se pone en riesgo a la población, a los trabajadores, a las empresas”, pues la vacunación avanza y se ha demostrado que la vacuna protege a la población, dijo AMLO.
AMLO aprovechó para a agradecer el “apoyo” del gobierno de Estados Unidos, quien donó 1.35 millones de vacunas contra la COVID-19 que fueron utilizadas en los municipios fronterizos. Además, reveló que el gobierno del presidente Joe Biden ha hecho un ofrecimiento a México de 3.5 millones de vacunas de Moderna, aunque dicha vacuna no está autorizada en nuestro país por la Cofepris, ya que no se ha entregado la documentación completa.
Ante dicho panorama, señaló que se explora si las vacunas que ofreció EUA podrían ser de otra farmacéutica, como Pfizer.
La conversación de AMLO y Harris, en donde insistirá en la reapertura de la frontera, se da luego de que Canadá reabriera este lunes sus fronteras terrestres a ciudadanos estadounidenses que estén vacunados con esquema completo, y que presenten una prueba negativa de la COVID-19, tras 17 meses con los puestos fronterizos cerrados a todos los viajes considerados no esenciales.

Canadá también anunció que a partir del 7 de septiembre la reapertura se ampliará a viajeros del resto del mundo con el esquema completa de las cuatro vacunas permitidas por el país: AstraZeneca, Moderna, Pfizer y Johnson & Johnson.

Antes de entrar en Canadá, los viajeros estadounidenses deben remitir su información de viaje, incluidos documentos de vacunación y resultados negativos de pruebas de COVID-19, utilizando la aplicación de móvil ArriveCAN. Los viajeros también pueden remitir su información con 72 horas de antelación a través de una página web.

Los viajeros estadounidenses admitidos en el país dejarán de estar obligados a someterse pruebas de COVID-19 en los puntos de entrada al país, como era requerido hasta ahora.

Además, Canadá amplió a partir de hoy de cuatro a nueve el número de aeropuertos en el país en el que pueden aterrizar aviones procedentes de Estados Unidos.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, llegó este viernes a la ciudad de El Paso, Texas, en la frontera con México, para evaluar los efectos de la migración irregular procedente mayoritariamente de Honduras, El Salvador y Guatemala.

En su primera visita a la zona fronteriza como vicepresidenta, Harris se desplazó a un centro de detención de inmigrantes de la Patrulla Fronteriza, donde tiene previsto conocer a algunos de los indocumentados que se encuentran allí, previo a sus reuniones con activistas, abogados y varias ONG’s.

“Estoy contenta de estar aquí. Siempre fue mi plan venir aquí, y creo que vamos a tener un día bueno y productivo”, dijo Harris en declaraciones a la prensa en la entrada del centro.

Cuestionado por qué le parecía importante visitar ahora la frontera, la vicepresidenta recordó que ya había estado en la zona limítrofe “muchas veces”, en el tramo correspondiente a California, el estado al que representó en el Senado durante cuatro años.

Afirmó que su visita de hace dos semanas a México y Guatemala estuvo centrada en “hacer frente a las causas” que generan la migración irregular, mientras que ahora su viaje a la frontera tiene como objetivo “observar los efectos de lo que hemos visto que ocurre en Centroamérica”.

“La realidad es que tenemos que lidiar con las causas y tenemos que lidiar con los efectos”, puntualizó la demócrata.

Las instalaciones que visitó Harris, conocidas como Central Processing Center (CPC), cuentan con más de 9,000 metros cuadrados en los que se detiene a aquellos inmigrantes que acaban de cruzar irregularmente la frontera, antes de trasladarlos a otros centros.

Al finalizar el viaje, la vicepresidenta comparecerá ante la prensa junto al secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, así como el senador Dick Durbin y la legisladora Veronica Escobar, dos de los demócratas más activos en el Congreso en temas de migración.

La visita de Harris a la frontera llega tras haber recibido numerosas críticas de la oposición republicana por no haberse desplazado a la zona limítrofe previamente, y días antes de que el expresidente Donald Trump viaje también a la frontera acompañado del gobernador de Texas, Greg Abbott.

La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, visitará este viernes El Paso, Texas, en la frontera con nuestro país, después de recibir numerosas críticas de la oposición republicana por no haberse desplazado a la zona limítrofe en lo que va del nuevo gobierno.

Harris viajará a El Paso junto al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, informó este miércoles el diario Politico; información que fue reforzada más tarde las cadenas televisivas como CNN, CBS y NBC News.

Ante la información que comenzó a circular en medios, Symone Sanders, portavoz de Harris, confirmó que “la vicepresidenta Harris viajará el viernes 25 de junio a El Paso, en Texas”.

Será la primera visita de Harris a la frontera sur de Estados Unidos desde que asumió su cargo en enero pasado, y llegará dos semanas después del viaje que realizó por México y Guatemala, donde abordó con los líderes de ambos países las causas que generan la migración irregular hacia su país.

Harris aceptó en marzo pasado la misión de negociar con los líderes del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y el Salvador) y tratar de hacer frente a los problemas que han generado récords en la llegada de inmigrantes indocumentados a la frontera estadounidense en los primeros meses de la presidencia de Joe Biden.

Aunque su cometido es principalmente diplomático, la oposición republicana lleva meses reprochándole que no haya visitado la frontera con México, y finalmente Harris prometió que iría a la frontera, a pesar de insistir en que su trabajo se centra en las causas de la migración, no en las consecuencias. Durante su estancia en nuestro país, Harris prometió que visitaría la frontera.

Su visita a El Paso se producirá pocos días antes de que el expresidente Donald Trump viaje también a la frontera con México acompañado del gobernador de Texas, Greg Abbott, y de legisladores republicanos.

Trump no tardó en reaccionar a la noticia de la visita de Harris, al opinar en un comunicado que la vicepresidenta “nunca habría ido” a la frontera si no fuera porque él también tenía planes de ir.

Ante la difusión y eco que tuvieron las declaraciones que hizo a la agencia EFE, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, tuvo que aclarar que cuando dijo que había pedido dejar hacer su trabajo a las ONG’s y a la prensa, se refería únicamente a Guatemala y no a México como inicialmente se difundió.

La portavoz de Harris, Symone Sanders, aclaró que la vicepresidenta solo quiso “referirse a sus reuniones en Guatemala” cuando respondía a una de las preguntas de la entrevista realizada este jueves.

La pregunta de la agencia EFE mencionaba tanto a Guatemala como a México, y planteaba cómo puede Estados Unidos asegurarse de que fortalece a la sociedad civil en esos países, en los que hay intentos de limitar las actividades de algunas organizaciones.

El enunciado de la cuestión mencionaba tanto la ley guatemalteca, que puede amenazar la actuación de muchas ONG’s, así como las advertencias del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de que Estados Unidos no financie algunas organizaciones.

Harris respondió que ese fue un tema que “planteó” en su viaje de esta semana, sin especificar si fue en su escala del lunes en Guatemala o del martes en México.

“Déjeme decirle que ese tema lo planteé, porque es una preocupación concreta que tengo. Es un tema que me preocupa profundamente, porque queremos asegurarnos de que hay independencia: un sistema judicial independiente, una prensa independiente, y que las organizaciones sin ánimo de lucro, las ONG, puedan hacer su trabajo sin interferencias. Eso lo dejé muy claro”, afirmó la vicepresidenta en la entrevista.

A continuación, añadió que fue muy franca tanto con el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei como con el presidente López Obrador sobre las preocupaciones de su gobierno sobre la corrupción y la impunidad.

Recordemos que previo a su visita a México, el gobierno federal, específicamente a través de la cancillería, había dejado en claro que no se trataría durante las reuniones la nota diplomática que México envió a Estados Unidos denunciando que EUA financia a ONG’s que intervienen en política interna, en referencia a Artículo 19 y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, reveló este jueves que durante sus reuniones con los presidentes de México y Guatemala, les pidió que dejen “hacer su trabajo” sin obstáculos a las ONG’s y la prensa en sus respectivos países.

“Este es un tema que me preocupa profundamente, porque queremos asegurarnos de que hay independencia: un sistema judicial independiente, una prensa independiente, y que las organizaciones sin ánimo de lucro, las ONG’s, puedan hacer su trabajo sin interferencias. Eso lo dejé muy claro”, dijo Harris en una entrevista con la agencia EFE.

La vicepresidenta estadounidense añadió que fue “muy franca” con los presidentes Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y guatemalteco, Alejandro Giammattei, a quienes les expresó que su preocupación por la corrupción y la impunidad que hay en ambos países.

“Fui muy directa con cada uno de ellos respecto a esas preocupaciones”, enfatizó Harris al regresar a su país luego de visitar Guatemala y México.

Recordemos que López Obrador se ha quejado en diversas ocasiones, incluso envió una nota diplomática, de que Estados Unidos financia a organizaciones como Artículo 19 y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), a quienes ha tachado de “golpistas” y “opositoras”; además de que se ha empeñado en arremeter contra la prensa.

Harris aclaró que su gobierno no está “ignorando” a Honduras y El Salvador, dos países que ella no incluyó en su gira de esta semana, a pesar de que su misión es hacer frente a las causas de raíz que generan la migración en todo el Triángulo Norte de Centroamérica.

“No hemos ignorado ninguna región de los tres países”, subrayó Harris, quien evitó comprometerse específicamente a visitar Honduras o El Salvador, cuyos líderes generan más críticas en Estados Unidos por su presunta corrupción que los de México y Guatemala.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

 

Hace algunos años y en plena crisis humanitaria causada por los flujos de refugiados sirios cruzando territorio turco hacia Europa, diversos países de la Unión Europea buscaron que el gobierno de Turquía, encabezado por el presidente Recep Erdogan, detuviese ese movimiento masivo y trágico de familias enteras huyendo del conflicto y de crímenes de lesa humanidad propiciados por el régimen sirio. El quid pro quo tácito fue que varios gobiernos europeos se hiciesen de la vista gorda y no se pronunciaran sobre la política interna turca y la creciente degradación democrática en curso en ese país. Hoy, Estados Unidos podría estar cayendo en ese mismo error, o en lo que yo llamaría la “Trampa Erdogan”. Es decir, que cara a las elecciones intermedias legislativas del próximo año y el alcahueteo político y electoral del tema por parte del Partido Republicano, Joe Biden requiere contar, a toda costa, con el apoyo cabal mexicano para encarar los efectos de la transmigración centroamericana y disminuir sensiblemente los flujos de migrantes en la frontera con nuestro país. A cambio, para no contaminar esa posibilidad de cooperación mexicana y ante la particular manera en la cual el Presidente López Obrador concibe en esta coyuntura la relación con EU, Washington decidió que por el momento no cuestionará o presionará al gobierno y presidente de México en otros temas bilaterales sensibles y particularmente en aquellos de política interna mexicana que apuntan a la erosión de la democracia mexicana.

Qué duda cabe que la actual administración estadounidense debe hilar fino con México. A diferencia de Trump, a quien le importaba un pepino la relación con México o la política interna de nuestro país, Biden entiende que las fortalezas económica y democrática mexicanas son factores estratégicos para el bienestar y la seguridad de EE.UU. También tiene clara la proclividad del presidente mexicano por el hombre al que él derrotó en las urnas en noviembre pasado. Y ha detectado la inclinación de su homólogo de estar buscando en este momento -ante un gobierno que, a diferencia del de Trump, busca compartimentalizar de nuevo la relación y evitar que diferendos en un tema específico contaminen la agenda en su conjunto- un pulso de tensión con Washington, enmarcado en su narrativa de ellos vs nosotros, en su perspectiva particular de las relaciones internacionales y del vínculo con EU, así como su rechazo a una realidad inexorable: los vasos comunicantes que existen entre la política interna de cada nación y la agenda bilateral. Por ello Biden y su equipo han buscado desde el primer día minimizar las probabilidades de que López Obrador encuentre oportunidades para detonar casus belli con el gobierno estadounidense, tal y como ha ocurrido con el frente que abrió atacando el financiamiento a organizaciones de la sociedad civil en México (después de haber ignorado convenientemente que éste se dio también durante la gestión de Trump en la Casa Blanca) y que de manera tácita e indirecta fue atajado con el pronunciamiento general en el sentido de que EU seguirá apoyando, como eje de seguridad nacional interno y en el mundo, a ONG dedicadas a fomentar la transparencia y combatir la corrupción. Es en este contexto complicado que se encuadra la visita de la Vicepresidenta Kamala Harris a México.

Su viaje a México se originó como parte de la estrategia estadounidense para detener la escalada en los flujos migratorios estacionales en la región y como un esfuerzo para convertirla en pieza central de interlocución con el gobierno mexicano. Por ello fue ella quien anticipó la semana pasada a López Obrador el anuncio que haría la Casa Blanca más tarde ese día acerca del envío de dosis de vacunas a nuestro país. Y si bien pasarán algunos días antes de que tengamos una lectura más granular de los temas que se abordaron -y sobre cómo fueron abordados- en la reunión de ayer en Palacio Nacional, la vicepresidenta aterrizó el lunes por la noche en la Ciudad de México con una agenda conformada básicamente por el tema migratorio y la cooperación bilateral en la materia; los esfuerzos para garantizar que la vacunación blinde a ambos lados de la región fronteriza de nuevos casos o rebrotes, evitando en una especie de cordón sanitario nuevas disrupciones en las cadenas esenciales de suministro y dando pasos hacia la reapertura total de la frontera; la importancia de los temas ambientales y laborales como parte de las obligaciones mexicanas al amparo del TMEC; y un apuesta al reinicio de conversaciones sobre la cooperación en materia de seguridad. Dada la enorme complejidad y amplitud de la agenda bilateral -para Washington, única quizás en el mundo en función de ese abanico temático tan amplio- y ya no digamos los innumerables temas de política interna que impactan esa agenda y la relación entre ambas naciones, esta es una agenda temática indudablemente constreñida.

Los flujos migratorios centroamericanos ya han empezado a disminuir, como ocurre año con año con la temporada de lluvias. Y con una administración que con el paso de los meses ha alcanzado una mejor capacidad de gestión -ciertamente facilitada por la labor mexicana en prevenir cruces indocumentados hacia Estados Unidos- para enderezar la situación desastrosa que se encontró como legado envenenado trumpista en materia de política migratoria y de asilo a fines de enero cuando tomó las riendas de gobierno, la pregunta obligada es si Biden empezará a ampliar la agenda diplomática con México para incluir, de manera pública o en privado, otros temas esenciales para el futuro de la relación.

Biden y Harris ciertamente hacen bien en buscar evitar darle excusas al presidente mexicano para torpedear el diálogo integral que debe darse entre ambas naciones, y considero que es buena apuesta que la vicepresidenta se consolide como interlocutora privilegiada del gabinete estadounidense con México, sobre todo si se trata de buscar mitigar y darle la vuelta al recelo y resentimiento que López Obrador carga con los Demócratas en virtud de que considera que no lo apoyaron cuando buscó impugnar y cuestionar los resultados electorales de 2006 y 2012 en México. Pero en algún momento, la Administración Biden tendrá que empezar a ocuparse de los demás temas de la agenda bilateral: desde la infraestructura fronteriza, las energías renovables y el cambio climático hasta la indispensable cooperación en todos los temas de seguridad e inteligencia, el agua de los ríos Bravo y Colorado y la mitigación del impacto ambiental que generó el muro de Trump o la construcción de un andamiaje comercial y económico que permita a Norteamérica competir con China. Y como parte de esa ampliación temática, la preocupación por una presidencia imperial y por la vitalidad democrática en México, por sus pesos y contrapesos, su separación de poderes y sus organismos autónomos, por el papel de medios y sociedad civil en la rendición de cuentas, la pluralidad, la tolerancia y una democracia participativa, tendrán que jugar un papel en el cálculo estadounidense de cómo interactuar con este gobierno mexicano. Veremos si con la visita de la vicepresidenta -o a partir de ella- se empieza a perfilar esa agenda y si Estados Unidos sale de esa trampa en la que podría haber caído y en lugar de jugar matatenas, empieza a jugar ajedrez en la relación bilateral.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se reunió esta mañana en Palacio Nacional con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, con quien abordó el tema del fenómeno migratorio, entre otros puntos.

AMLO insistió ante Kamala Harris que la propuesta de México es fomentar la cooperación para el desarrollo a fin de generar oportunidades en los lugares de origen de las personas, pues dijo, se deben atender las cusas que la originan, ya que ninguna persona sale de sus ciudades por gusto.

La visita oficial inició con la firma del Memorándum de Entendimiento entre la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMECXID). El documento fue firmado por el encargado de Negocios de Estados Unidos, John Creamer y por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

El presidente López Obrador y la vicepresidenta Kamala Harris fungieron como testigos de honor.

Posteriormente se trasladaron a la Escalinata de Honor para dirigirse al despacho presidencial, donde se reunieron en privado. “El encuentro fue trascendente, benéfico para nuestros pueblos y muy agradable”, afirmó López Obrador en un mensaje posterior publicado en sus redes sociales.

La vicepresidenta estadounidense se comprometió a apoyar la expansión de programas sociales de México a otros países de Centroamérica, como el de Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

En un evento posterior con mujeres empresarias en México, y ya en hotel de la Ciudad de México, Kamala Harris reconoció que existen retos de género compartidos, como disparidad salarial y desigualdad.

“Tenemos mucho trabajo que hacer, en términos de paridad, cuando vemos a la desigualdad salarial por ejemplo, tenemos mucho trabajo que hacer, especialmente si los analizamos por sueldo”, manifestó en el evento en el que buscaba conocer las experiencias y analizar posibilidades de colaboración con las mujeres líderes en el sector empresarial.

Entre las asistentes estuvieron Paula Santilli, directora general de PepsiCo Latinoamérica; Michelle Ferrari, presidenta del Foro de Mujeres Iberoamericano, y Frissia Monsiváis, presidenta y fundadora de We.Men, entre otras. También estuvieron presentes Nancy McEldowney, asesora de seguridad nacional de la vicepresidenta, y John S. Creamer, encargado de negocios de la Embajada de Washington en México.

“Creo que todos estamos de acuerdo en que cuando elevamos las condiciones económicas de las mujeres, elevamos las condiciones económicas de las familias, vecindarios, comunidades y toda la sociedad se beneficia”, sostuvo la vicepresidenta.

En ese marco, Harris anunció un paquete asistencia y préstamos de Estados Unidos para atraer inversión por 250 millones de dólares en el sur-sureste de México, una de las prioridades del presidente López Obrador. También reveló un apoyo de 130 millones de dólares para que México implemente la reforma laboral, esencial para el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Después del encuentro con las mujeres, la vicepresidenta sostuvo un encuentro con líderes sindicales para abordar los derechos laborales en México, un aspecto clave para los sindicatos estadounidenses.

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, llegó este martes al Palacio Nacional para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con quien abordará la crisis migratoria en la región.

Harris arribó a las 9:59 hora loca, en medio de un fuerte operativo de seguridad. Fue recibida por el mandatario quien tocándose el pecho le dio la bienvenida. “Kamala, mucho gusto”, quien le respondió en español para luego hablarle en inglés.

Tal como había sido anunciado, se procedió a la firma de un memorándum de cooperación entre ambos países.

México y EUA buscan mejorar las condiciones de vida en los países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) desde donde, cada año, miles de migrantes huyen de la violencia y pobreza con la intención de llegar a Estados Unidos.

Esta mañana, el canciller Marcelo Ebrard indicó que el acuerdo tiene como propósito intercambiar experiencias y no implica transferencias de recursos.

La vicepresidenta estadounidense, encargada de la gestión migratoria por parte de La Casa Blanca, aterrizó anoche en Ciudad de México tras una visita a Guatemala. Se espera que Harris parta esta misma tarde hacia Washington.

“Me da mucho gusto que nos visite la vicepresidenta y vamos a hablar del tema migratorio pero atendiendo las causas en lo fundamental”, dijo López Obrador al recibir a Harris en el patio central del Palacio Nacional, a quien le mostró los murales del pintor Diego Rivera.

López Obrador caminó junto a Harris a las oficinas donde se celebra el encuentro.

La vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, llega esta noche a México en lo que es su primer viaje internacional desde el inicio de su cargo en enero pasado. Según la cancillería, Harris estará arribando al país alrededor de las 23:00 horas.

La líder estadounidense se reunirá con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en Palacio Nacional, donde hablarán sobre asuntos migratorios, así como los apoyos a los países del Triangulo Norte.

“La parte medular de la agenda que tenemos acordada es reunión en Palacio Nacional de la vicepresidenta de los Estados Unidos con su comitiva, primero tendrá un diálogo con el señor presidente de la República, luego tendremos una reunión aproximadamente de una hora y cuarto u hora y media entre ambas delegaciones”, informó el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

La vicepresidenta estadounidense arribó a nuestro país luego de una visita a Guatemala, donde sostuvo sostuvo un encuentro con el presidente Alejandro Giammattei, y donde ofreció una visión optimista para una mayor cooperación que ayude a hacer frente al aumento en la migración hacia su país.

Harris aprovechó para lanzar una advertencia directa a los migrantes que consideran realizar el peligroso viaje: “No vengan”. “Quiero enfatizar que el objetivo de nuestro trabajo es ayudar a los guatemaltecos a encontrar la esperanza en casa”, dijo Harris. “Al mismo tiempo, quiero ser clara con la gente de esta región que piensa realizar el peligroso viaje a la frontera entre Estados Unidos y México: No vengan, no vengan”.

En el marco del viaje de Harris a Guatemala y México, el gobierno estadounidense anunció que el Departamento de Justicia crearía un grupo de trabajo anticorrupción y otro para combatir el tráfico humano y el narcotráfico en la región.

La Casa Blanca también anunció un compromiso de 7.5 millones de dólares a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para apoyar a los empresarios y a los innovadores de Guatemala, así como millones de dólares más en inversiones en viviendas asequibles, agroindustrias y préstamos a pequeñas empresas del país centroamericano.

Aparte de su encuentro con Giammattei, Harris participó en una mesa redonda con líderes comunitarios y de la sociedad civil guatemalteca, y se reunió con empresarios e innovadores jóvenes, incluyendo un grupo de mujeres.

La segunda del gobierno estadounidense defendió su decisión de no visitar la frontera, comentando a los reporteros que estaba enfocada en abordar las causas profundas de la migración de una manera que entregue resultados “tangibles”, en lugar de “grandes gestos”.