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Liz Truss

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La renuncia de Liz Truss como Primera Ministra de Gran Bretaña a tan solo 44 días de haber llegado al número 10 de Downing Street muestra una de las grandes ventajas que tienen los sistemas parlamentarios sobre los presidencialistas. Si un Jefe de Estado le falla a la sociedad, tiene que dejar el poder. No importa cuánto tiempo falten para las siguientes elecciones ni si al llegar al poder heredaron un país en crisis.

En un sistema presidencialista como el mexicano estamos amarrados a un Jefe de Estado por seis años. Algunos argumentarán que esto evita la volatilidad en la que se encuentra Gran Bretaña en donde el Partido Conservador ganó las elecciones de diciembre del 2019 con Boris Johnson como su candidato y desde entonces ya van en su 3er Primer Ministro.

De acuerdo. Los Conservadores han estado en una crisis grave desde que coquetearon e impulsaron la idea del Brexit. Pero cada vez que el jefe del partido en el poder y por lo tanto Primer Ministro no logra cumplir con sus promesas de campaña, no ha tenido espacio para aventar culpas.

El reto para el nuevo Primer Ministro, Rishi Sunak, será arreglar la crisis en que está inmersa la economía británica sin que el golpe inevitable que llegará a los bolsillos de los ciudadanos genere un descontento que lo obligue también a dimitir. Sunak lo tendrá que hacer con un partido Conservador sumamente dividido y, para acabarla de amolar, deberá de lograrlo sin que lleguen los reclamos de que como él es multimillonario (tiene más dinero que la Corona inglesa), los sacrificios requeridos para bajar la inflación no le afectan como al resto de los mortales.

Enormes retos para el gobierno británico, sin duda. Pero me parece que son preferibles a la cárcel del sexenio en el que vivimos en el sistema presidencialista mexicano.

Es inexplicable que a cuatro años de haber asumido el poder, el presidente López Obrador siga culpando de sus fallas e incompetencias al pasado. ¿Para eso lucho tanto por ganar?

Liz Truss tuvo que renunciar por presentar un proyecto de presupuesto que simplemente no cuadraba. Proponía reducir los impuestos, en especial a los que más ganan, sin recortes al gasto gubernamental. ¿De dónde saldrían los recursos para cuadrar ese presupuesto? Al no haber una respuesta clara a esta interrogante, Truss trató de salvar su gobierno corriendo a su ministro de finanzas. Nada de responder con una evasiva como un “yo confío en que es una persona íntegra”. Pero ni corriendo al ministro Kwasi Kwarteng logró Truss estabilizar el barco. La historia ya la conocemos. 44 días después de haber llegado al poder tuvo que renunciar por su incompetencia.

Antes de Truss dimitió Boris Johnson. La gota que derramó el vaso de agua fue el escándalo conocido como ‘Partygate’. Johnson y parte de los integrantes de su gobierno se dieron licencia durante la pandemia para reunirse y beber mientras al resto de los ingleses los obligaron a estrictos confinamientos. Mentir y creerse por encima de los ciudadanos comunes y corrientes le costó el puesto.

En México han salido vídeos, muchos vídeos, desde René Bejarano hasta el hermano del presidente Pío López Obrador, recibiendo dinero en efectivo cuya procedencia no han podido explicar. Al cuestionársele, el presidente ha admitido que ese dinero ha sido para ‘el movimiento’, como si eso fuese una excusa para manejar maletas de efectivo. AMLO sigue siendo presidente y lo seguirá hasta el 30 de septiembre del 2024. No importa cuánta corrupción lo rodee, no importa qué tan mal haga su trabajo, tenemos AMLO por seis años. Es la cárcel del sexenio en el sistema presidencialista mexicano.

Con todos sus defectos, el sistema parlamentario como el de los ingleses, me parece uno mucho mejor por la rendición de cuentas a la que obliga a sus gobernantes. Si son incompetentes al gobernar, salen.

Columna completa en El Universal

El exministro de Finanzas, Rishi Sunak, se convirtió este lunes en el sucesor de Liz Truss como líder de los ‘tories’ del Partido Conservador, y por ende, en el próximo primer ministro británico.

El diputado por el distrito de Richmond, en el condado de Yorkshire, logró hacerse del aval de más de un centenar de ‘tories’ tras la retirada de Boris Johnson, que ha renunciado a la idea para volver a dirigir la formación.

Así, Sunak superó a Penny Mordaunt, la otra favorita, para convertirse en el próximo líder ‘tory’ y, por lo tanto, en el nuevo primer ministro de Reino Unido.

Sunak, que cuenta con un perfil favorable al ‘establishment’, los mercados y la mayoría ‘tory’, ya era en julio uno de los principales favoritos para asumir el cargo al frente de Downing Street durante las primarias que se celebraron tras la salida de Johnson y que, sin embargo, dieron la victoria a Liz Truss.

El político británico, de padres africanos de ascendencia india, ha trabajado en el pasado como analista para Goldman Sachs, entre otros fondos de inversión, y ha asegurado en varias ocasiones que su objetivo es poner fin a la crisis económica en la que se ha visto sumida el país, especialmente tras el anuncio del gobierno del llamado ‘mini presupuesto’.

Desde 2015 ocupa el escaño por el distrito de Richmond, si bien trabajó para el gobierno de la exprimera ministra Theresa May hasta convertirse posteriormente en responsable del Tesoro de Reino Unido durante el mandato de Johnson, que posteriormente lo ascendió a ministro de Hacienda.

Aunque defendió a Johnson desde el principio, ofreció su dimisión al considerar que su visión de la gestión de los problemas económicos a los que se enfrentaba Reino Unido “distaban” significativamente de la del entonces ‘premier’ británico, lo que llevó a Sajid Javid a ocupar el cargo.

Sunak, de 42 años, hizo campaña a favor de abandonar la Unión Europea de cara al referéndum que tuvo lugar en junio de 2016 durante el gobierno del ex primer ministro David Cameron al considerar que el Brexit beneficiaría a un Reino Unido “más libre, más justo y más próspero”.

En este sentido, ha manifestado en reiteradas ocasiones que el país necesita una reforma migratoria. “Creo que una normativa apropiada puede beneficiar a nuestro país. Debemos tener el control de nuestras fronteras”, ha puntualizado en relación al Brexit y la llegada de migrantes al país.

Sin embargo, fue precisamente la retórica sobre la salida del país del bloque comunitario lo que favoreció a Truss, que votó a favor de permanecer en la Unión Europea, en la votación interna celebrada hace unos meses.

La que luego sería elegida como líder de los conservadores acusó entonces a Sunak de utilizar “tácticas alarmistas” y trata de difundir miedo entre la población. No obstante, apoyó el acuerdo del Brexit presentado en tres ocasiones por May ante el Parlamento.

Antes de empezar su mandato, Rishi Sunak ya ha hecho historia: es el primer líder del Partido Conservador británico y jefe del gobierno en ciernes miembro de una minoría étnica, de raza no blanca, el primer hindú, el más joven desde el siglo XVIII, con 42 años, y en estos momentos el diputado más rico del Parlamento.

A la espera de que asuma el cargo de primer ministro, que herederá de Truss, Sunak culmina con su elección hoy como líder de los “tories” una carrera meteórica que empezó cuando en 2015 ganó su escaño en la Cámara de los Comunes.

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Los candidatos a suceder a Liz Truss como líder del Partido Conservador y por ende próximo primer ministro del Reino Unido, deberán contar con el respaldo de al menos 100 de los 357 diputados “tories”, anunció este jueves Graham Brady del Comité 1922, responsable de organizar las nuevas primarias de la formación.

En caso de que el apoyo del grupo parlamentario quede dividido entre dos aspirantes, serán los afiliados del partido quienes elijan en una votación a través de internet al siguiente jefe de Gobierno del Reino Unido.

Con este anuncio, los conservadores han incrementado el numero de respaldos necesarios respecto a los 30 que exigieron en las primarias del pasado verano, además de que han acelerado los plazos de las votaciones para designar al siguiente primer ministro lo antes posible.

La pasada elección, cuando Boris Johnson dimitió, se prolongó por cerca de dos meses. Ahora, se anunció que esperan tener al sustituto de Truss el próximo viernes 28 de octubre.

Sin embargo, se aclaró que el ganador podría conocerse antes, incluso este mismo lunes, si solo un candidato es capaz de superar los apoyos parlamentarios.

Otro aspecto: en los límites que ha establecido el partido limitan a tres el máximo número de aspirantes que podrán participar en el proceso.

El plazo para presentar candidaturas quedó abierto esta misma tarde y concluirá el próximo lunes a las 14:00 hora local.

El exministro de Hacienda, Rishi Sunak es el principal favorito para sumar los apoyos entre los diputados, tras haber advertido en las primarias del pasado verano de que los recortes de impuestos que planeaba Truss provocarían una debacle financiera.

En las últimas horas han aumentado las especulaciones sobre la posibilidad de que Boris Johnson prepare un regreso a la primera línea si logra recabar los respaldos suficientes entre su partido.

Recordemos que Johnson se vio forzado a dimitir en julio debido a los escándalos de fiestas en Downing Street, pero vuelve a liderar las encuestas de popularidad entre los afiliados conservadores.

La líder conservadora en la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt, tercera en las primarias “tories” del pasado verano, aparece asimismo entre las listas de favoritos para suceder a Truss.

Luego de semanas de críticas y cuestionamientos a su gobierno, la primera ministra británica Liz Truss renunció este jueves, reconociendo lo inevitable luego de apenas seis semanas en Downing Street.

EN los apenas 45 días en el cargo, analistas señalan que las políticas instauradas por Truss trastocaron los mercados financieros y orillaron a una rebelión dentro de su partido que la dejó sin autoridad.

“No puedo cumplir con el mandato sobre el cual fui elegida”, declaró la primera ministra.

Apenas ayer, Truss había dicho que se mantendría en el cargo, asegurando que “soy una luchadora, no una cobarde”.

Pero Truss se vio obligada a abandonar muchas de sus políticas económicas y perdió el control de la disciplina dentro de su Partido Conservador.

Su salida deja al partido dividido y en busca de un líder que pueda unir a sus facciones rivales. Ya se mencionan algunos nombres como Rishi Sunak o Penny Mordaunt. Incluso el partido Laborista tiene 52% de preferencia, frente al 22% de los conservadores, lo que podría complicar más el escenario político en Reino Unido.

Truss adelantó que su sucesor será elegido durante la próxima semana.

A la conservadora le quedaban 73 días para superar la marca de George Canning, duque de Portland, que murió en agosto de 1827, 118 días después de asumir la jefatura del Ejecutivo.

Su sucesor, Frederick John Robinson, primer vizconde de Goderich, superó esa marca por unos pocos días, mantuvo el gobierno durante 143 días. En tanto, Andrew Bonar Law, el único canadiense que ha gobernado el Reino Unido, se mantuvo en el poder durante 211 días.

Ahora Liz Truss encabeza la lista de los primeros ministros británicos más breves de la historia en Reino Unido:

  1. Liz Truss (2022) – 45 días, a los que se sumará previsiblemente en torno a una semana como jefa de Gobierno interina.
  2. George Canning (1827) – 118 días
  3. Frederick John Robinson (1827-28) – 143 días
  4. Andrew Bonar Law (1922-23) – 211 días
  5. William Cavendish (1756-57) – 225 días
  6. William Petty (1782-83) – 265 días

El legislador conservador británico, William Wragg, confirmó este miércoles que presentó una carta de censura contra la primera ministra Liz Truss, tras sentirse “avergonzado” por el minipresupuesto que presentó el mes pasado y que provocó la agitación de los mercados financieros.

El gobierno ha comunicado a legisladores que la votación sobre la política de fracking de hidrocarburos de Truss, que se realizará hoy, será tratada como una moción de confianza, y quienes voten en contra serán apartados del grupo parlamentario.

Wragg dijo que, aunque se opone al fracking, votaría en favor del gobierno para no ser expulsado del grupo parlamentario.

Y es que la destitución invalidaría una carta de censura que Wragg dijo que ya había presentado al presidente del Comité 1922 de legisladores conservadores, que establece las normas para la selección y el cambio de un líder. “Deseo mantener esa carta”, dijo al Parlamento.

Wragg, legislador desde 2015, es presidente de la Comisión de Administración Pública y Asuntos Constitucionales del Parlamento y vicepresidente del Comité 1922.

“La falta de previsión de los altos miembros del gobierno no la puedo perdonar fácilmente”, dijo Wragg. “Lo que ocurrió con esa comunicación financiera, me avergüenza personalmente porque no puedo ir a ver a mis electores, mirarlos a los ojos y decirles que deben apoyar a nuestro gran partido”.

Esta semana, la primera ministra se disculpó por haber puesto en peligro la estabilidad económica de Reino Unido, después de verse obligada a desistirse de su intención de aplicar planes de reducción de impuestos y a optar por un “doloroso” programa de recortes del gasto público.

Después de semanas culpando a los mercados y a los “vientos en contra globales” de que los inversores se deshicieran de la libra esterlina y los bonos del Estado, Truss dijo que lamentaba haber ido “demasiado lejos y demasiado rápido” con su plan económico radical diseñado para sacar a Reino Unido de años de crecimiento estancado.

Los mercados, que se desplomaron después de su “minipresupuesto” del pasado 23 de septiembre, siguen bajo tensión incluso después de que el nuevo ministro de Finanzas de Truss, Jeremy Hunt, pusiera fin a sus planes, y ahora está luchando por sobrevivir, sólo seis semanas después de acceder al cargo.

Todo indica que la disculpa de Truss no aplacó la creciente rebelión dentro de su partido, el Partido Conservador, donde varios legisladores le están instando a dimitir. Muchos de ellos temen perder sus puestos en las próximas elecciones.

Un nuevo sondeo de opinión de YouGov sugiere que incluso los miembros del Partido Conservador que la apoyaron como primera ministra lo están pensando. Más de la mitad de los encuestados cree que debería dimitir, mientras que un tercio quiere que su predecesor, Boris Johnson, la sustituya.

La primera ministra británica, Liz Truss, se declaró el viernes “absolutamente determinada” a aplicar su plan de “crecimiento económico”, pese a las duras críticas, incluso entre sus filas conservadoras, contra su estrategia de recortes fiscales financiados con deuda pública.

“Estoy absolutamente determinada a cumplir la promesa que hice de conseguir un crecimiento más fuerte, un Reino Unido más próspero y de salir de la tormenta en la que nos encontramos”, afirmó en una breve rueda de prensa, celebrada poco después de anunciar el cambio en el ministerio (secretaría) de Economía.

Truss, destituyó este viernes a su ministro de Economía y gran aliado, el ultraliberal Kwasi Kwarteng, en un intento de sobrevivir a la tormenta económica y política que amenaza su propia continuidad.

Kwarteng, quien el jueves había asegurado que no se iría “a ninguna parte” pese a la agitación provocada en los mercados financieros por los controvertidos planes económicos del gobierno, dejó claro que fue obligado a dejar el cargo.

Truss “me ha pedido que me haga a un lado como su ministro de Finanzas. He aceptado”, escribió en una carta publicada en Twitter este ultraliberal de 47 años, nacido en Londres de padres inmigrantes ghaneses.

En la carta dirigida a Truss, el ya exministro asegura que apoyará a quien le suceda en esa cartera aunque insiste en que “continuar con el ‘statu quo’ simplemente no era una opción”, en alusión a los polémicos cambios fiscales que incluía su plan de crecimiento.

“Durante demasiado tiempo este país ha sido ralentizado por las bajas tasas de crecimiento y los altos impuestos, esto aún debe cambiar para que el país tenga éxito”, dijo.

Kwarteng, que regresó hoy, un día antes de lo previsto, de una visita a Washington con motivo de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional, dijo que cuando Truss le pidió que fuera “canciller del Exchequer”, lo hizo “a sabiendas de que la situación que afrontábamos era increíblemente difícil, con los tipos de interés globales y los precios energéticos en aumento”.

El exministro fue nombrado responsable de la economía nacional hace apenas 38 días y su breve estancia al frente de esa cartera ha estado marcada mayoritariamente por la polémica que sembró su radical programa de masivos recortes fiscales, que sumieron en el caos los mercados.

Truss respondió asegurando que ambos comparten “la misma visión del país y la misma firme convicción de apostar por el crecimiento”, pero nombró inmediatamente en su lugar al exministro de Relaciones Exteriores y de Salud Jeremy Hunt.

La primer ministra también anunció este viernes que incrementará el impuesto a las sociedades, como había previsto el anterior gobierno, para “tranquilizar a los mercados”.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, llamó este jueves al Reino Unido y a otras naciones a garantizar que sus políticas fiscales se mantengan “coherentes y consistentes”, tras informes de que Londres evalúa más cambios en su controvertido plan presupuestario.

Georgieva dijo que tuvo una reunión “muy constructiva” con el ministro de Finanzas británico, Kwasi Kwarteng, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, durante la reunión anual del FMI de esta semana en Washington.

“Discutimos la importancia de la coherencia de las políticas y la comunicación clara para que, en este entorno de inquietud, no haya razones para más nerviosismo”, afirmó.

El Fondo Monetario Internacional ha subrayado a lo largo de las reuniones de ministros y banqueros centrales de esta semana, que es necesario mantener la disciplina fiscal en momentos en que los bancos centrales elevan las tasas de interés para controlar la inflación galopante.

Y es que las críticas a la primera ministra británica, Liz Truss, han crecido dentro de su propia mayoría parlamentaria, donde medios locales reportan que algunos diputados conservadores ya comienzan a barajar nombres para sustituirla apenas un mes después de su llegada al cargo.

Truss lleva 37 días en el poder y cada vez se ve más cuestionada. Los enormes recortes fiscales que prometió a finales de septiembre sin una financiación clara hicieron cundir el pánico en los mercados financieros y fueron recibidos con escepticismo y preocupación por algunos de sus compañeros de partido.

Aunque por ahora mantiene el rumbo, los diputados conservadores le instan en privado a que dé marcha atrás en algunos de los elementos de su paquete económico, principalmente la supresión de un alza prevista en el impuesto de sociedades.

Además, algunos “diputados conservadores están sondeando posibles sustitutos para (el ministro de Finanzas) Kwasi Kwarteng y posiblemente incluso para Liz Truss”, dijo a la BBC Paul Goodman, exdiputado y redactor jefe de ConservativeHome, una web muy influyente entre la derecha británica.

“Se barajan todo tipo de nombres”, añadió, aludiendo a Rishi Sunak, el principal exrival de Truss en la carrera a Downing Street, e incluso a Boris Johnson, el controvertido primer ministro al que ella sustituyó el mes pasado.

Truss, de 47 años, fue nombrada primera ministra el 6 de septiembre tras una campaña de dos meses entre los diputados, primero, y los afiliados, después, del Partido Conservador británico en busca de un sucesor para Boris Johnson.

Es la cuarta líder de la formación conservadora desde 2016.

Volver ahora a “cambiar de líder sería una idea desastrosa desde el punto de vista político y económico”, advirtió el ministro de Relaciones Exteriores, James Cleverly.

En la sesión semanal de preguntas a la primera ministra de ayer, Truss, que fue abucheada por la oposición laborista, descartó recortar el gasto público para financiar sus recortes fiscales, y repitió que contaba con el crecimiento del PIB para sacar al país de la crisis

A pesar de la agitación en los mercados y en el seno de su partido, Downing Street afirma que Truss, que ya dio marcha atrás en una medida clave de su presupuesto, está “centrada únicamente en el objetivo de crecimiento a través de los cambios y reformas previstos”.

La nueva primera ministra británica, Liz Truss, anunció este jueves medidas contra la crisis energética que enfrenta el país, que incluyen la congelación de precios durante dos años para los hogares, el fin de una moratoria al fracking y reexaminar los objetivos climáticos del Reino Unido.

La congelación de precios representará un ahorro de unas 1,000 libras al año para un hogar medio, en comparación con la subida de 80% del tope tarifario que estaba prevista el 1 de octubre, precisó Truss en el parlamento dos días después de su nombramiento en reemplazo de Boris Johnson.

Las empresas e instituciones como las escuelas y hospitales recibirán por su parte una “ayuda equivalente durante seis meses”, precisó.

“Es el momento de ser audaz. Nos enfrentamos a una crisis energética (…) y estas intervenciones tendrán un costo”, advirtió después de haber eludido preguntas de la oposición sobre cómo piensa financiar unas políticas que se encaminan a incrementar la deuda pública británica.

El gobierno pagará a las empresas energéticas la diferencia de precios, precisó, sin dar una cifra de cuánto puede costar al erario público, a la espera de que su nuevo ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, presente este mes un presupuesto.

Truss, exejecutiva del gigante petrolero Shell, que durante su campaña para convertirse en nueva líder del Partido Conservador defendió políticas ultraliberales, se ha declarado férreamente en contra de aplicar más impuestos a las compañías energéticas para ayudar a los hogares.

Las medidas que anunció incluyen también suprimir temporalmente los impuestos sobre la energía destinados a financiar la transición hacia la neutralidad de carbono, que el Reino Unido se había comprometido a alcanzar en 2050 con una trayectoria que Truss dijo querer reexaminar.

Asegurando estar “totalmente comprometida” con la idea de alcanzar cero emisiones netas de CO2 en esa fecha, la nueva primera ministra explicó querer asegurarse de que no suponga una carga excesiva para las empresas y los consumidores.

Truss no precisó tampoco cuánto costará el paquete total, que varios medios británicos estimaron en 150,000 millones de libras.

Esta cifra es más del doble que los 70,000 millones de libras que se gastaron para pagar los sueldos de los empleados que se quedaron sin trabajo durante los confinamientos por la pandemia.

También supone un cambio drástico respecto a la campaña de Truss, que calificó las ayudas públicas de “apósito” inútil para resolver los problemas de fondo.

Reino Unido es muy dependiente del precio del gas, que se ha multiplicado por siete en un año, sobre todo por los problemas de suministro por la guerra en Ucrania.

Truss anunció también la creación de un fondo de 40,000 millones de libras con el Banco de Inglaterra para garantizar que los proveedores de energía no carezcan de liquidez ante la volatilidad de los mercados mundiales.

La primera ministra anunció también un incremento de las licencias para la extracción de petróleo y gas en el Mar del Norte y el fin de una moratoria sobre la fracturación hidráulica, mejor conocido como ‘fracking’, un controvertido método de extracción de combustibles fósiles que estaba hasta ahora prohibido en el Reino Unido.

Liz Truss asumió este martes como Primera Ministra del Reino Unido, en reemplazo de Boris Johnson quien también presentó hoy su renuncia formal.

Truss asumió en el castillo de Balmoral, en Escocia, donde la reina Isabel II le pidió formalmente que forme un nuevo gobierno, en una ceremonia cuidadosamente coreografiada de acuerdo con siglos de tradición.

Por primera vez en los 70 años de reinado de Isabel, la trasmisión del mando se realizó en Balmoral en lugar del Palacio de Buckingham en Londres.

La ceremonia se realizó en Escocia porque la reina de 96 años tiene problemas para trasladarse, lo que obliga a los funcionarios de palacio a adecuar los planes de viaje día a día.

Truss, de 47 años, fue elegida líder del Partido Conservador gobernante en una elección en la que participaron solamente los 172,000 afiliados. Como líder, Truss pasó a ser Primera Ministra automáticamente, sin necesidad de una elección general, porque su partido conserva la mayoría en la Cámara de los Comunes.

Pero habiendo sido elegida por menos del 0.5% de los adultos británicos, Truss está forzada a obtener resultados rápidamente.

Ed Davey, líder del partido opositor Liberal Demócrata, reclamó el martes una elección anticipada en octubre.

Aunque muchos observadores prevén que Johnson tratará de regresar a la política, él ofreció su respaldo a Truss y se comparó con Cincinato, un dictador romano que renunció a su poder y regresó a su granja para vivir en paz.

“Como Cincinato, regreso a mi arado”, dijo. “Y no ofreceré a este gobierno, sino mi más ferviente apoyo”.

Johnson aprovechó su discurso de despedida para presumir de sus éxitos, entre ellos un programa de vacunación temprana durante la pandemia de coronavirus y su apoyo temprano a Ucrania en su batalla contra Rusia.

Liz Truss llega al poder con el reto de dirigir el país en medio de una inminente recesión y una crisis energética que amenaza el futuro de millones de hogares y empresas.

“La reina recibió hoy en audiencia a la diputada Elizabeth Truss y le pidió que forme una nueva Administración”, dijo el Palacio de Buckingham en un comunicado. “La señora Truss aceptó el ofrecimiento de Su Majestad y besó las manos en su nombramiento como primera ministra y primer lord del Tesoro”.

Truss se enfrentará a una de las listas de problemas más desalentadoras de cualquier dirigente británico de la posguerra, con la inflación en dos dígitos, el costo de la energía disparado y la amenaza de una larga recesión para fines de año.

Su plan para impulsar la economía a través de recortes fiscales, al tiempo que aporta unos 100,000 millones de libras esterlinas para limitar los costos de la energía, ya ha sacudido los mercados financieros, haciendo que los inversores se deshagan de la moneda británica y los bonos del Estado en las últimas semanas.

Es la tercera mujer a la cabeza del ejecutivo británico, tras Margaret Thatcher y Theresa May. Truss representa al ala más derechista del partido.

Tras regresar de Balmoral, Truss ofreció su primer discurso desde Downing Street, donde dijo que se abocará “a los problemas que frenan” al país.

Añadió que se concentrará en la crisis energética, los problemas de la economía y el abrumado servicio nacional de salud.

Prometió que la economía crecerá y que Reino Unido será una “nación de aspiraciones”, pero reconoció que el país enfrenta “fuertes vientos globales en contra” debido al COVID-19 y la guerra en Ucrania.

Truss se negó a revelar su estrategia energética durante la campaña para suceder a Boris Johnson. Su plan, que daría a conocer mañana, consistiría en poner topes a las facturas de energía a un costo para los contribuyentes de 100,000 millones de libras, informó la prensa británica.

Mañana Truss presidirá su primer consejo de ministros y deberá enfrentarse en la Cámara de los Comunes al líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, que el lunes la acusó de “no estar del lado de la gente trabajadora”.

En su primer discurso de ayer, Truss descartó convocar legislativas anticipadas, pero prometió la victoria en las próximas, previstas en enero de 2025 a más tardar, contra un Partido Laborista que según especialistas, no deja de ganar terreno.

Liz Truss se convirtió este lunes como nueva líder del Partido Conservador británico, con lo que se convertirá en la próxima primera ministra en reemplazo de Boris Johnson.

Dos meses después de la dimisión de Johnson, orillado por múltiples escándalos, la formación gubernamental anunció que sus más de 172,000 afiliados eligieron a la hasta ahora ministra de Relaciones Exteriores para dirigir la formación y tomar las riendas del país.

La jefa de diplomacia, de 47 años, se impuso por 81,326 votos contra 60,399 al ex ministro de Finanzas Rishi Sunak.

Truss se convertirá en la tercera primera ministra del país, después de las también conservadoras Margaret Thatcher y Theresa May.

“Es un honor”, afirmó Truss visiblemente emocionada en un discurso en que el que reconoció la labor de Johnson a la cabeza del país desde 2019, llevando el Brexit a buen puerto, superando la pandemia y plantando cara al presidente ruso Vladimir Putin por su invasión de Ucrania.

Ante la división interna agravada por esta elección, Johnson llamó por su parte al Partido Conservador a la unidad con Truss. “Ahora es el momento de que todos los conservadores la apoyen al 100%”, tuiteó.

Johnson también aprovechó para expresar su “orgullo” por haber liderado el partido, destacando que bajo su mando la formación logró “la mayor mayoría en décadas” en la Cámara de los Comunes. Mencionó aciertos como el Brexit, la campaña de vacunación contra la COVID-19 y la entrega a Ucrania del “apoyo vital” que ha necesitado para hacer frente a la agresión rusa.

Por su parte, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, reconoció que tiene “profundas” discrepancias políticas con Truss, pero espera mantener con ella una “buena relación de trabajo”. Como tareas urgentes, le ha exhortado a congelar la factura eléctrica, repartir ayudas y aumentar la financiación de servicios públicos, sin aludir a las reivindicaciones independentistas.

Y es que el país está acusando los efectos de una inflación de 10%, su mayor nivel en 40 años, alimentada por una escalada de precios de la energía inducida por la invasión rusa de Ucrania y el uso del gas como arma política.

“Me ocuparé de la crisis energética y de las facturas de los ciudadanos, pero también de los problemas a largo plazo que tenemos en el suministro de energía”, prometió Truss este lunes en un breve discurso tras anunciarse su victoria.

Según varios medios británicos, está contemplando congelar los precios de la energía.

Reiterando sus compromisos de campaña, Truss prometió presentar “un plan audaz para reducir los impuestos y hacer crecer la economía” británica, que se encuentra al borde de la recesión. Ayer había anunciado que presentaría dicho plan “en un mes”.

Y aunque ya fue electa y anunciada, el cambio de primer ministro no se producirá hasta mañana martes, cuando Johnson pronunciará su discurso de despedida en Downing Street.

Acto seguido viajará a Balmoral, residencia de verano de Isabel II en Escocia, 800 km al norte de Londres, para presentar su renuncia formal a la reina, que entonces nombrará oficialmente a Truss como su sucesora.

Hay que tomar en cuanta que por primera vez en sus 70 años de reinado, Isabel II, de 96 años, no viajará a Londres para esta ceremonia, debido a sus problemas de movilidad.

Truss, nueva jefa de gobierno, regresará a la capital para pronunciar su primer discurso ante la famosa puerta negra del número 10 de Downing Street y formar gobierno.

El miércoles prevé presidir su primer consejo de ministros y enfrentarse en el Parlamento al líder de la oposición, Keir Starmer, quien tras felicitarla aseguró que Truss “no está de parte de la gente trabajadora”.

Finalmente, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, felicitaron a la nueva líder conservadora británica, y confiaron en una relación “constructiva” entre dos bloques que comparten “retos” e “intereses”.

“La UE y el Reino Unido son socios. Enfrentamos muchos retos juntos, desde el cambio climático hasta la invasión rusa de Ucrania. Espero una relación constructiva en respeto total de nuestros acuerdos”, escribió Von der Leyen en su cuenta de Twitter.

Por su parte, Metsola aseguró que “la UE y el Reino Unido son aliados y amigos naturales”, con los mismos intereses, y dijo que la Eurocámara “siempre acompañará” al pueblo británico.

“Las democracias deben permanecer unidas al hacer frente a la autocracia y agresión”, incidió la presidenta del Parlamento.

El exsecretario de Finanzas, Rishi Sunak, y la secretaria de Relaciones Exteriores, Liz Truss, se convirtieron este miércoles en los dos candidatos finales a convertirse en el próximo primer ministro británico, lo que da inicio a la última etapa de la contienda para sustituir a Boris Johnson.

Sunak ha liderado todas las rondas de la votación entre los legisladores conservadores, pero es Truss quien parece tener hasta ahora la ventaja entre los cerca de 200,000 miembros del partido gobernante, los que finalmente elegirán al ganador.

La recta final de la contienda durará semanas y enfrentará a Sunak, un antiguo banquero de Goldman Sachs que ha elevado la presión fiscal hasta el nivel más alto desde la década de 1950, con Truss, una conversa al Brexit que ha prometido recortar los impuestos y la regulación.

Quien triunfe cuando se anuncie el resultado el próximo 5 de septiembre heredará dificultades para Gran Bretaña que no se han visto en décadas. La inflación va camino de alcanzar el 11% anual, el crecimiento se está estancando, las huelgas van en aumento y la libra está cerca de mínimos históricos frente al dólar.

Bajo el mandato de Johnson, y con la ayuda de Truss, Gran Bretaña adoptó una línea dura contra Bruselas en sus negociaciones posBrexit en torno a Irlanda del Norte, lo que provocó acciones legales de la Unión Europea y puso en riesgo los futuros lazos comerciales.

Recordemos que fueron 11 candidatos los que se presentaron originalmente, pero en una quinta y última votación de los legisladores conservadores, la ministra de comercio junior Penny Mordaunt fue eliminada.

En la última ronda Sunak obtuvo 137 de los 357 votos, frente a los 113 de Truss y los 105 de Mordaunt.

Los sondeos indican que Truss ganaría a Sunak en la contienda entre los militantes del partido, pero todo podría cambiar cuando los dos finalistas inicien semanas de campaña electoral por todo el país.

Truss dio las gracias a sus partidarios. “Estoy preparada para dar el golpe desde el primer día”, dijo en Twitter. Sunak, también en Twitter, publicó: “Agradecido de que mis colegas hayan depositado hoy su confianza en mí. Trabajaré día y noche para llevar nuestro mensaje por todo el país”.