Los presidentes de 11 países sudamericanos celebran este martes una cumbre en Brasilia para retomar el diálogo e identificar denominadores comunes que permitan reactivar la integración en la región.
La reunión de mandatarios de los países de América del Sur, que tiene lugar en el Palacio Itamaraty, fue convocada por el presidente izquierdista brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva, quien intenta afianzar su liderazgo regional luego de su regreso al poder en enero.
Presidente Lula recebe Chefes de Estado da América do Sul no Palácio Itamaraty https://t.co/6UqVImSfyF
— Lula (@LulaOficial) May 30, 2023
Asisten los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Uruguay, Surinam y Venezuela. Por parte de Perú acude Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros. En total son 13 países los que participan.
Luiz Inácio Lula da Silva inauguró la cumbre con un llamado a retomar la integración regional mediante un foro que esté más allá de las ideologías y comience a funcionar de inmediato.
En la apertura de la cumbre, Lula propuso crear un “grupo de alto nivel”, formado por representantes de los presidentes, que prepare en un plazo de 120 días una nueva “hoja de ruta para la integración de Suramérica”.
El presidente brasileño propuso 10 primeros puntos para la discusión, en una suerte de decálogo para esa nueva integración que propone.
Planteó “poner el ahorro regional al servicio del desarrollo económico y social”, a través de organismos financieros regionales, y analizar la posibilidad de usar las monedas locales en el comercio suramericano, a fin de reducir la elevada dependencia del dólar.
También propuso discutir iniciativas para homologar regulaciones y reducir la burocracia en el área comercial, ampliar el comercio electrónico y fundamentalmente “actualizar la cartera de proyectos” para la integración física de la región, diseñada hace ya más de dos décadas y en su mayoría totalmente inconclusa.
El “decálogo” de Lula también incluyó la posible creación de un “mercado energético suramericano, que asegure el abastecimiento, el uso eficiente de los recursos, la estabilidad jurídica, los precios justos y la sostenibilidad social y ambiental”.
Los dirigentes buscan identificar un conjunto de iniciativas de interés inmediato en las áreas de salud, combate a los delitos transnacionales, defensa, integración física y transición energética, indicó el gobierno brasileño.
El presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, dijo a periodistas que la cita “tiene que ver con clarificar” el papel que tiene la región en un mundo atravesado por distintas crisis. “Supone debatirlo, llegar a consensos y buscar una voz unificada de Latinoamérica en el mundo”, añadió.
Luego de una reunión bilateral la víspera, Lula y su par venezolano Nicolás Maduro instaron a que la cumbre no saque a relucir las diferencias ideológicas entre los distintos gobiernos, sino que ayude a encontrar intereses comunes.
La definición de una agenda de objetivos se topa con las distintas necesidades y realidades de los países, algunos de los cuales sufren crisis políticas y económicas o mantienen desacuerdos.
La convocatoria regional se produce cuando fuerzas de izquierda y centroizquierda gobiernan en varias naciones, con la derecha despuntando como alternativa política en otros países, lo que podría dificultar el intento de mejorar la cooperación.
Lula convocó a la cumbre un mes después de anunciar en abril la reincorporación de Brasil a la Unasur, el foro que ayudó a crear en 2008 junto a otros colegas izquierdistas y del que una década después su antecesor, el derechista Jair Bolsonaro, se alejó por considerarlo inútil y abocado a arropar al populismo en Venezuela.
Colombia, Chile, Paraguay, Argentina, Ecuador y Uruguay fueron otros países que suspendieron entre 2018 y 2020 su participación en el bloque argumentando que estaba basado en alineamientos político-ideológicos y carecía de una secretaría operativa.
Según la perspectiva de varios países, esta no es una cita para relanzar la Unasur, sino que busca poner el acento en la cooperación en áreas específicas y avanzar en términos flexibles y pragmáticos.
Según el programa oficial, cada mandatario intervendrá en una primera plenaria y luego habrá una segunda, definida como “Diálogo entre los Presidentes”.
La clausura está prevista para las 18:00 hora local, tras lo cual algunos presidentes regresarán a sus países y otros asistirán a una cena que Lula ofrecerá en el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.