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Activistas marcharon este domingo en la Ciudad de México para protestar contra el Día Internacional del Orgullo Pedófilo, que se celebra hoy 24 de junio, como se ha hecho consecutivamente desde hace 22 años, acusaron.

La manifestación, en la que los asistentes portaron cascabeles e indumentaria blanca, afirmaron que es para sensibilizar a la población sobre el abuso sexual infantil.

La protesta, organizada por “Soñando Mariposas, Alas Amigas y Arte Laboratorio y Activismo SocioCultural A. C.”, partió de la Alameda Central, a la altura del Hemiciclo a Juárez, rumbo al Zócalo.

De acuerdo con los activistas, el 24 de junio, pedófilos y pederastas tratan de convencer a la sociedad de sus motivos para mantener relaciones sexuales y emocionales con menores de edad.

Las principales actividades que realizan en la fecha, según lo denunciado, giran en torno a encuentros con otros pedófilos, donde se comparten material pornográfico infantil, metodologías y prácticas sexuales con niñas y niños.

“Los pedófilos se organizan, se orquestan, comparten información, comparten metodología y técnicas. La ciudadanía también tenemos que levantar la voz, compartir técnicas, metodologías de prevención de cuidado, tenemos que impulsar a nuestra niñez y levantar la voz por ellos”, dijo Vivaldina Jaubert durante un breve mitin previo a la marcha.

Los activistas hacen una distinción entre pedófilos y pederastas, aunque generalmente se consideren sinónimos. De acuerdo con lo explicado, un pedófilo es una persona con una parafilia que daña a terceros por lo que se considera un trastorno. En cambio, un pederasta es aquel que consuma la agresión, aunque puede haber quien sea ambos y quien tan sólo sea un “pederasta oportunista”, es decir, alguien quien tiene preferencia sexual por adultos pero aprovecha la vulnerabilidad de un niño cercano para agredirlo, aunque no siente compulsión por los menores.

En una carta dirigida a la opinión pública, Benedicto XVI culpó a la “revolución sexual” del incremento en los casos de abuso sexual infantil en la Iglesia Católica.

El sumo pontífice “emérito” señaló en una misiva que la “revolución sexual” de las últimas décadas llevó a “algunos” a creer que la pedofilia y la pornografía eran “aceptables”.

Tambien culpó a la “cultura abiertamente gay” de algunos seminarios católicos de las fallas en entrenar a los sacerdotes “adecuadamente”.

“Camarillas homosexuales se desarrollaron en diferentes seminarios, actuando más o menos abiertamente”, recuerda. Y un obispo decidió mostrar películas pornográficas a los seminaristas “con la idea de hacerlos más resistentes a los comportamientos contrarios a la fe”.

El papa emérito constata con amargura una “sociedad occidental donde Dios desapareció del espacio público” y donde la Iglesia es percibida como “una especie de aparato político”.

“Podría decirse que en los 20 años que transcurrieron de 1960 a 1980, los estándares previamente establecidos colapsaron por completo y una nueva normalidad surgió”, señaló Ratzinger en la carta.

Benedicto XVI estuvo a cargo de la Iglesia Católica cuando surgió la primera oleada de testimonios por caso de abuso sexual infantil en la institución religiosa.

La misiva de Benedicto, quien fue señalado por no emprender medidas suficientes para combatir el abuso infantil durante sus décadas en el seno de la Iglesia Católica, fue severamente criticada por expertos luego de ser difundida.

Cabe señalar que el exlíder religioso había jurado mantenerse en un completo silencio tras el anuncio de su retiro en el 2013.