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Un video difundido por una organización que trabaja con desertores norcoreanos muestra cómo las autoridades de Corea del Norte condenan públicamente a dos adolescentes a 12 años de trabajos forzados por ver K-pop.

Las imágenes, que muestran a las dos jóvenes de 16 años condenadas en Pyongyang por ver películas y videos musicales surcoreanos, han sido difundidas por el Instituto para el Desarrollo del Sur y del Norte (SAND).

Corea del Norte lleva años imponiendo duras penas a cualquiera que sea sorprendido disfrutando del entretenimiento surcoreano o copiando la forma de hablar de los surcoreanos, en una guerra contra las influencias externas desde que en 2020 se impuso una nueva ley de “pensamiento antirreaccionario”.

“A juzgar por el castigo, parece que con esto se quiere mostrar a la gente de toda Corea del Norte lo que pasa, para advertirles. Si es así, parece que este estilo de vida de la cultura surcoreana prevalece en la sociedad norcoreana”, dijo Choi Kyong-hui, presidente de SAND y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Tokio, que desertó de Corea del Norte en 2001.

“Creo que este video se editó en torno a 2022 (…). Lo que es problemático para Kim Jong Un es que los jóvenes de la generación milennial y de la generación Z han cambiado su forma de pensar. Creo que está tratando de que vuelvan a la manera norcoreana”.

El video, realizado por las autoridades norcoreanas, muestra un gran juicio público en el que las estudiantes vestidas con batas grises son esposadas mientras son observadas por unos 1,000 estudiantes en un anfiteatro. Todos los estudiantes, incluidos las dos de 16 años, llevan mascarillas, lo que sugiere que las imágenes se grabaron durante la pandemia de COVID.

Las estudiantes fueron condenadas, según el vídeo, tras ser declaradas culpables de ver y difundir películas, música y videos musicales surcoreanos durante tres meses.

“Se dejaron seducir por la cultura extranjera (…) y acabaron arruinando sus vidas”, afirma el narrador, mientras el vídeo muestra a las jóvenes esposadas y a mujeres de Pyongyang luciendo moda y peinados surcoreanos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reveló que envió una nueva carta a su homólogo estadounidense, Joe Biden, para reconocer y agradecer las políticas migratorias que ha implementado su Gobierno.

“Le acabo de enviar una carta al presidente Biden, y le hago un reconocimiento por dos decisiones que ha tomado”, señaló el mandatario durante su conferencia de prensa matutina.

AMLO dijo que una de esas decisiones fue abrir un camino legal para migrantes “porque no existía”, en referencia a la aplicación CBP One para solicitar asilo y las visas para ciudadanos de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

“Ahora migrantes de países hermanos pueden hacer un trámite y llegar por la vía legal a Estados Unidos, eso no existía, nada más había la posibilidad, la opción, de echarse a andar, correr todos los riesgos para llegar a Estados Unidos”, afirmó.

La segunda decisión, añadió AMLO, es que ha sido el único presidente de Estados Unidos que “en décadas” no ha construido nuevo muro fronterizo.

“Y mucho menos ha actuado como el gobernador de Texas, que ha puesto boyas y alambres de púas”, expresó el mandatario al insistir en que esta acción es “inhumana y violatoria a los derechos humanos”.

Asimismo, López Obrador resaltó la buena relación con Estados Unidos, país con el que su Administración procura cooperar en el tema migratorio “y en todos los asuntos”.

No obstante, dijo que aún cuando ya existe ese camino legal para llegar a territorio estadounidense, falta un plan para combatir la pobreza en América, pues la migración “no es por gusto, es por necesidad”, algo en lo que ha venido insistiendo desde hace años.

Consideró una “obligación moral” que los países con más posibilidades económicas ayuden a los países pobres para ordenar el flujo migratorio, “que no se desborde” y afirmó que esto puede lograr si hay inversión, oportunidades y trabajo en América Latina y el Caribe.

Recalcó que es necesaria la ayuda de las grandes potencias e incluso recordó que planteó a la ONU un fondo para ayudar a la pobreza en el mundo y dijo que esa debería ser una de las labores del organismo internacional.

“Es de las reformas que requiere la ONU porque ya es un organismo anquilosado, bueno, ni siquiera le han hecho caso o ha tomado una iniciativa vigorosa clara contundente para conseguir la paz en la guerra de Rusia y Ucrania, no hacen nada”, criticó.

El canciller Marcelo Ebrard anunció un próximo encuentro entre dirigentes comunitarios y autoridades en Miami para diseñar una estrategia de acción frente a iniciativas y leyes anti-inmigrantes y racistas en Estados Unidos.

En un comunicado, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que se reunió la tarde de ayer con 1,200 trabajadores agrícolas en Wimauma, Florida, informó que el Encuentro Nacional de la Comunidad Mexicana se realizará el próximo 30 de junio y 1 de julio.

El primer objetivo, dijo, es determinar la participación y orientación del gobierno mexicano “en cómo defender a nuestras hermanas y hermanos en toda la Unión Americana, sobre todo en Florida, porque en Florida va a entrar en vigor una ley claramente contraria a nuestra comunidad y que puede dar lugar a muchos abusos”.

Adelantó que en la reunión se prevé que asistan dirigentes de diversas agrupaciones de migrantes de todos los Estados Unidos y servirá para evaluar y determinar los próximos pasos a seguir del Plan de Acción para las Comunidades Mexicanas Residentes en el Exterior.

Durante la reunión que mantuvo Ebrard con trabajadores en Miami, el funcionario prometió mayores oportunidades de movilidad laboral y reiteró la defensa de los trabajadores migrantes mexicanos de leyes y políticas racistas.

Ebrard destacó el trabajo y la contribución de trabajadores migrantes a las sociedades de Estados Unidos y México.

Estas declaraciones se dan apenas unos días después de que Estados Unidos dejó de aplicar el Título 42, que permitía expulsar de inmediato a migrantes indocumentados con el pretexto de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19.

Pero instauró otras restricciones a las solicitudes de asilo en la frontera y comenzó a deportar mediante otra normativa conocida como Título 8 que sí permite a los migrantes pedir asilo al llegar a la frontera, pero tienen que cumplir varios requisitos, entre ellos haberlo solicitado en los países por donde han pasado o de lo contrario pueden ser deportados rápidamente.

China tuvo su primer declive general de población en décadas debido al envejecimiento de la sociedad y un desplome en la tasa de natalidad, según datos oficiales difundidos este martes.

La Oficina Nacional de Estadísticas reportó que el país tuvo 850,000 personas menos a finales de 2022 en relación con el año previo.

El conteo incluye únicamente a la población del territorio continental y excluye a Hong Kong, Macao, y Taiwán, así como a los residentes extranjeros.

Eso dejó un total de 1,411.75 millones de personas, con 9.56 millones de nacimientos y 10.41 millones de decesos, indicó la oficina de estadísticas.

No quedó claro de inmediato si las cifras demográficas se vieron afectadas por el brote de COVID-19 que se detectó por primera vez en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, antes de extenderse por todo el mundo. Algunos especialistas han acusado a China de subestimar las muertes por el virus al atribuirlas a las condiciones subyacentes.

La población de China ha comenzado a disminuir entre 9 y 10 años antes de lo que predijeron los funcionarios chinos y lo proyectado por las Naciones Unidas, dijo Yi Fuxian, demógrafo y experto en tendencias de la población china en la Universidad de Wisconsin-Madison.

China ha tratado de aumentar su población desde que terminó oficialmente su política de un solo hijo en 2016.

Desde que abandonó dicha política, el país ha tratado de alentar a las familias a tener un segundo o incluso un tercer hijo, con poco éxito, lo que refleja las actitudes en gran parte del este de Asia donde las tasas de natalidad han caído vertiginosamente. En China, el gasto de criar a los niños en las ciudades a menudo se menciona como una causa.

Sigue habiendo más hombres que mujeres, 722.06 millones por 689.69 millones, indicó la agencia, un resultado de la ahora anulada política de un solo hijo por familia y una preferencia tradicional por los hijos varones que mantengan el apellido.

China ha sido desde hace tiempo la nación más poblada del mundo, pero se prevé que India la rebase en los próximos años.

Se cree que la última vez que China registró un declive de población fue durante el Gran Salto Adelante a inicios de la década de 1960, cuando el país enfrentó la peor hambruna de su historia moderna, causada por la política agrícola de Mao Zedong llamada el Gran Salto Adelante, que dejó como resultado una extensa hambruna que cobró la vida de decenas de millones de personas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) negó esta mañana un posible “castigo” de Estados Unidos hacia México por su política energética, tras la visita de los secretarios estadounidenses de Estado, Antony Blinken, y de Comercio, Gina Raimondo.

“Me llamó mucho la atención la actitud propositiva, amistosa, de la secretaria de Comercio. Nada de que van a castigar a México por su política energética, lo que nuestros adversarios quisieran y que andan ahí frotándose las manos, buscando que nos peleemos”, declaró López Obrador.

El mandatario afirmó que “ni siquiera se usó la palabra arancel o sanción, nada” durante la reunión con Blinken y Raimondo ayer en Palacio Nacional, cuando los funcionarios estuvieron en la CDMX para encabezar el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN).

La visita de los secretarios estadounidenses y el seguimiento al DEAN se dio paralelo a las consulta que inició Washington, y a las que se sumó Canadá, bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sobre la política energética de nuestro país, al acusar a México de favorecer a las empresas del Estado en perjuicio de inversiones extranjeras.

Sin embargo, López Obrador aseguró esta mañana que su gobierno “no tienen un solo problema con ninguna empresa estadounidense”, además de considerar “muy bueno” el encuentro con Blinken y Raimondo, a quienes llamó “muy buenas personas” y “muy respetuosos”.

Resaltó que los funcionarios del gobierno de Estados Unidos fueron respetuosos de la política energética mexicana, “de nuestra soberanía, cosa que les agradecemos mucho, la misma postura que tiene el presidente Biden y con el deseo de que se aclaren malos entendidos”, añadió.

AMLO recordó los acuerdos alcanzados en la visita, como el desarrollo conjunto de chips semiconductores, la fabricación de autos eléctricos y una zona de energías limpias en Sonora, estado fronterizo con Arizona, donde estará la empresa estatal de litio, mineral nacionalizado por México en abril pasado.

El presidente mencionó que “también se tocó algo del tema migratorio, el interés de seguir trabajando juntos, de cuidar los derechos humanos de los migrantes”. En ese sentido, le recordó a Blinken “que no debe utilizarse con propósitos electorales lo migratorio”.

“Así, de manera abierta, como nos gusta y como debe ser, le dijimos que no íbamos nosotros a quedarnos callados si se maltrataban a los migrantes y mucho menos si se maltrataban a los mexicanos”, contó López Obrador.

El mandatario insistió en la cooperación con los gobiernos de Centroamérica para que haya apoyos que permitan que la gente no se vea obligada a migrar.

Ante la falta de acceso al agua potable en distintas parte del país, la bancada del PRI en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa con proyecto de decreto que busca declarar de interés público, la seguridad hídrica de la Nación en el catálogo de definiciones de la Ley de Aguas Nacionales.

El diputado Jaime Bueno Zertuche detalló que se busca gestionar el recurso para el abastecimiento humano, los usos de subsistencia, la protección de los ecosistemas y la producción de forma sostenible.

La propuesta tiene como objetivo salvaguardar el acceso sostenible del líquido vitalicio y así garantizar la protección contra su contaminación y sus desastres relacionados.

El priista explicó que la seguridad en relación al agua implica tener en cuenta los riesgos por su escasez o exceso, el acceso, su rol en la superación de la pobreza y el desarrollo económico, así como de asegurar las necesidades de los ecosistemas.

“El enfoque deber ser integral, incluir las dimensiones ecológicas, económicas y sociales de la gestión integral de los recursos hídricos, para la generación de políticas y programas que permitan el acceso al agua para todas y todos”, subrayó Bueno Zertuche.

En ese sentido, recordó que de acuerdo con el Centro Virtual de Información del Agua y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 1950 se tenían 18,000 m3 de agua renovable disponibles por habitante, mientras que en 2019 había sólo 3,596 m3.

Por ello, recalcó que el panorama no resulta alentador, pues, advirtió, para 2030, aproximadamente 75 por ciento de la población estará en localidades urbanas y el incremento de la población ocasionará la disminución del agua renovable per cápita a nivel nacional.

La iniciativa propone adicionar la fracción XLIX al artículo 3, recorriéndose las ulteriores; así como la fracción I al artículo 7 bis y modifica el primer párrafo del artículo 84 bis de la Ley de Aguas Nacionales.

El secretario de Turismo del Gobierno de México, Miguel Torruco Marqués, dio a conocer que en 2022 México tendrá una derrama económica histórica de 25 mil 370 millones de dólares, que representará un 28.2% más que en 2021 y superará en 3.2% lo alcanzado en 2019.

Al participar en la Convención Nacional de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, en Cancún, Quintana Roo, el titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) señaló que en la actual administración se han enfocado los esfuerzos en la práctica de un turismo con dimensión más humana y social, donde los beneficios de esta actividad permeen en la población local.

Torruco Marqués defendió que las políticas implementadas a raíz de la pandemia fueron acertadas, al no permitir una caída tan fuerte en el turismo.

Subrayó que Sectur trabaja para erradicar la concentración del turismo en solo seis plazas turísticas, destinos a los cuales arriba el 92.5% de los turistas internacionales; por ello, se están encaminando los esfuerzos hacia la diversificación de nuevos mercados y así, evitar el desequilibrio económico entre las regiones del país.

El funcionario indicó que, al término del 2020, México empezó con el proceso de recuperación económica, ascendiendo de manera coyuntural, a la tercera posición en recepción de turistas, con 24 millones 300 mil viajeros, solo por debajo de Francia e Italia, y al número 14 por concepto de divisas, con 11 mil millones de dólares.

Agregó que, en el presente año, se estima el arribo a México de 42 millones de turistas, solo 6.4% por debajo del 2019, mientras que la Inversión Extranjera Directa Turística, generada en el primer trimestre de este año, ascendió a 2 mil 422 millones de dólares, superando con ello lo captado en el mismo periodo de 2019, que fue de mil 295 millones de dólares.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump visitará este miércoles la frontera con México, en un intento por volver a atraer la atención mediática, aprovechando las críticas de los republicanos contra el gobierno de Joe Biden por el aumento en la detención de inmigrantes que intentan entrar al país.

El viaje junto al gobernador de Texas, Greg Abbott, a una sección inacabada del muro fronterizo cerca de Weslaco, en el extremo sur de Texas, es la segunda aparición pública esta semana de Trump, quien fue derrotado por Biden en las elecciones de noviembre.

Trump se burló de Biden en un mitin realizado el sábado en Ohio, su primer evento de este tipo desde que dejó La Casa Blanca. Lo acusó de haber “desmantelado las defensas fronterizas de Estados Unidos e incitado a una avalancha de inmigrantes ilegales como este país nunca ha visto”.

Desde que asumió el cargo hace cinco meses, Biden ha revertido muchas de las políticas restrictivas de Trump y ha prometido un sistema más humano. Detuvo la construcción del emblemático muro de Trump y cerró un programa que obligó a decenas de miles de migrantes a esperar en México a la espera de la resolución de sus casos de asilo en Estados Unidos.

En lo que va de la administración Biden, los arrestos en la frontera han aumentado a los niveles mensuales más altos en dos décadas, incremento que los republicanos atribuyen a políticas más relajadas.

Aunque los republicanos han señalado que la inmigración será un punto focal de su campaña para retomar el control del Congreso el próximo año, un sondeo de Reuters/Ipsos sugiere que sus ataques están teniendo poco efecto.

La vicepresidenta Kamala Harris, a quien Biden encomendó abordar las causas fundamentales de la migración a Estados Unidos desde Centroamérica, visitó la semana pasada al frontera entre Estados Unidos y México cerca de El Paso, Texas. Muchos republicanos, incluidos Trump y Abbott, criticaron a Harris por no ir antes.

Abbott sostuvo en un comunicado que Harris estaba ignorando las “áreas problemáticas reales” a lo largo de la frontera y auguró que “fracasaría en su misión si se niega a hablar con los residentes del sector de Del Rio cuyas casas y ranchos están siendo invadidos por pandillas y contrabandistas”.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

 

Hace algunos años y en plena crisis humanitaria causada por los flujos de refugiados sirios cruzando territorio turco hacia Europa, diversos países de la Unión Europea buscaron que el gobierno de Turquía, encabezado por el presidente Recep Erdogan, detuviese ese movimiento masivo y trágico de familias enteras huyendo del conflicto y de crímenes de lesa humanidad propiciados por el régimen sirio. El quid pro quo tácito fue que varios gobiernos europeos se hiciesen de la vista gorda y no se pronunciaran sobre la política interna turca y la creciente degradación democrática en curso en ese país. Hoy, Estados Unidos podría estar cayendo en ese mismo error, o en lo que yo llamaría la “Trampa Erdogan”. Es decir, que cara a las elecciones intermedias legislativas del próximo año y el alcahueteo político y electoral del tema por parte del Partido Republicano, Joe Biden requiere contar, a toda costa, con el apoyo cabal mexicano para encarar los efectos de la transmigración centroamericana y disminuir sensiblemente los flujos de migrantes en la frontera con nuestro país. A cambio, para no contaminar esa posibilidad de cooperación mexicana y ante la particular manera en la cual el Presidente López Obrador concibe en esta coyuntura la relación con EU, Washington decidió que por el momento no cuestionará o presionará al gobierno y presidente de México en otros temas bilaterales sensibles y particularmente en aquellos de política interna mexicana que apuntan a la erosión de la democracia mexicana.

Qué duda cabe que la actual administración estadounidense debe hilar fino con México. A diferencia de Trump, a quien le importaba un pepino la relación con México o la política interna de nuestro país, Biden entiende que las fortalezas económica y democrática mexicanas son factores estratégicos para el bienestar y la seguridad de EE.UU. También tiene clara la proclividad del presidente mexicano por el hombre al que él derrotó en las urnas en noviembre pasado. Y ha detectado la inclinación de su homólogo de estar buscando en este momento -ante un gobierno que, a diferencia del de Trump, busca compartimentalizar de nuevo la relación y evitar que diferendos en un tema específico contaminen la agenda en su conjunto- un pulso de tensión con Washington, enmarcado en su narrativa de ellos vs nosotros, en su perspectiva particular de las relaciones internacionales y del vínculo con EU, así como su rechazo a una realidad inexorable: los vasos comunicantes que existen entre la política interna de cada nación y la agenda bilateral. Por ello Biden y su equipo han buscado desde el primer día minimizar las probabilidades de que López Obrador encuentre oportunidades para detonar casus belli con el gobierno estadounidense, tal y como ha ocurrido con el frente que abrió atacando el financiamiento a organizaciones de la sociedad civil en México (después de haber ignorado convenientemente que éste se dio también durante la gestión de Trump en la Casa Blanca) y que de manera tácita e indirecta fue atajado con el pronunciamiento general en el sentido de que EU seguirá apoyando, como eje de seguridad nacional interno y en el mundo, a ONG dedicadas a fomentar la transparencia y combatir la corrupción. Es en este contexto complicado que se encuadra la visita de la Vicepresidenta Kamala Harris a México.

Su viaje a México se originó como parte de la estrategia estadounidense para detener la escalada en los flujos migratorios estacionales en la región y como un esfuerzo para convertirla en pieza central de interlocución con el gobierno mexicano. Por ello fue ella quien anticipó la semana pasada a López Obrador el anuncio que haría la Casa Blanca más tarde ese día acerca del envío de dosis de vacunas a nuestro país. Y si bien pasarán algunos días antes de que tengamos una lectura más granular de los temas que se abordaron -y sobre cómo fueron abordados- en la reunión de ayer en Palacio Nacional, la vicepresidenta aterrizó el lunes por la noche en la Ciudad de México con una agenda conformada básicamente por el tema migratorio y la cooperación bilateral en la materia; los esfuerzos para garantizar que la vacunación blinde a ambos lados de la región fronteriza de nuevos casos o rebrotes, evitando en una especie de cordón sanitario nuevas disrupciones en las cadenas esenciales de suministro y dando pasos hacia la reapertura total de la frontera; la importancia de los temas ambientales y laborales como parte de las obligaciones mexicanas al amparo del TMEC; y un apuesta al reinicio de conversaciones sobre la cooperación en materia de seguridad. Dada la enorme complejidad y amplitud de la agenda bilateral -para Washington, única quizás en el mundo en función de ese abanico temático tan amplio- y ya no digamos los innumerables temas de política interna que impactan esa agenda y la relación entre ambas naciones, esta es una agenda temática indudablemente constreñida.

Los flujos migratorios centroamericanos ya han empezado a disminuir, como ocurre año con año con la temporada de lluvias. Y con una administración que con el paso de los meses ha alcanzado una mejor capacidad de gestión -ciertamente facilitada por la labor mexicana en prevenir cruces indocumentados hacia Estados Unidos- para enderezar la situación desastrosa que se encontró como legado envenenado trumpista en materia de política migratoria y de asilo a fines de enero cuando tomó las riendas de gobierno, la pregunta obligada es si Biden empezará a ampliar la agenda diplomática con México para incluir, de manera pública o en privado, otros temas esenciales para el futuro de la relación.

Biden y Harris ciertamente hacen bien en buscar evitar darle excusas al presidente mexicano para torpedear el diálogo integral que debe darse entre ambas naciones, y considero que es buena apuesta que la vicepresidenta se consolide como interlocutora privilegiada del gabinete estadounidense con México, sobre todo si se trata de buscar mitigar y darle la vuelta al recelo y resentimiento que López Obrador carga con los Demócratas en virtud de que considera que no lo apoyaron cuando buscó impugnar y cuestionar los resultados electorales de 2006 y 2012 en México. Pero en algún momento, la Administración Biden tendrá que empezar a ocuparse de los demás temas de la agenda bilateral: desde la infraestructura fronteriza, las energías renovables y el cambio climático hasta la indispensable cooperación en todos los temas de seguridad e inteligencia, el agua de los ríos Bravo y Colorado y la mitigación del impacto ambiental que generó el muro de Trump o la construcción de un andamiaje comercial y económico que permita a Norteamérica competir con China. Y como parte de esa ampliación temática, la preocupación por una presidencia imperial y por la vitalidad democrática en México, por sus pesos y contrapesos, su separación de poderes y sus organismos autónomos, por el papel de medios y sociedad civil en la rendición de cuentas, la pluralidad, la tolerancia y una democracia participativa, tendrán que jugar un papel en el cálculo estadounidense de cómo interactuar con este gobierno mexicano. Veremos si con la visita de la vicepresidenta -o a partir de ella- se empieza a perfilar esa agenda y si Estados Unidos sale de esa trampa en la que podría haber caído y en lugar de jugar matatenas, empieza a jugar ajedrez en la relación bilateral.

Un grupo de congresistas demócratas de Estados Unidos pidieron este jueves al gobierno del presidente Joe Biden que revise parte de la ayuda en materia de seguridad que da a México, al considerar que la militarización en nuestro país ha resultado en abusos de derechos humanos sin conseguir debilitar a los cárteles de la droga.

En una carta dirigida al secretario de Estado, Antony Blinken, los 19 legisladores expresaron su preocupación por el uso del Ejército para tareas de orden doméstico en México y por las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO9 “atacando a defensores de derechos humanos y periodistas”.

“El empeoramiento de la situación de seguridad debería hacer que nos replanteemos ciertos aspectos de la asistencia de seguridad de Estados Unidos a México”, indica la carta, firmada entre otros por los congresistas con raíces mexicanas Joaquín Castro, Raúl Grijalva, Jesús “Chuy” García, Grace Napolitano y Juan Vargas.

Los legisladores argumentaron que el enfoque excesivo en arrestar a los capos de los cárteles, promovido en ocasiones por Estados Unidos, no ha reducido de forma efectiva la violencia, sino que podría haber favorecido una mayor escisión de esos grupos, “haciendo que sea más difícil detenerlos”.

Además, señalan que el aumento del despliegue de las fuerzas armadas para combatir el crimen ha resultado previsiblemente en graves violaciones de derechos humanos y ha fracasado a la hora de debilitar a los cárteles de la droga o reducir el crimen.

“Observamos con preocupación que, de momento, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha profundizado la participación del Ejército en la vigilancia a nivel nacional, al tiempo que desplegaba a su nueva Guardia Nacional (…) para labores relacionadas con la inmigración y otras funciones de seguridad doméstica”, señalan los legisladores.

Por eso, pidieron a Blinken que identifique “formas de alentar” al gobierno de México a “cumplir su compromiso de retirar a los militares de las labores policiales para 2024”, además de hacer frente a los niveles casi totales de impunidad por los niveles récord de violencia de los últimos dos años en nuestro país.

Los congresistas confiaron en que el gobierno de Biden sitúe los derechos humanos en “el corazón de la política hacia México”, y que apoye las investigaciones sobre desapariciones forzadas en nuestro país, para “castigar a los responsables y prevenir la repetición de esos crímenes”.

El autor principal de la carta es el legislador Alan Lowenthal, que representa a California; y también suscribieron la misiva los congresistas Albio Sires, David Cicilline, Steve Cohen, Jim Costa, Adriano Espaillat, Jared Huffman, Hank Johnson Jr., James McGovern, Seth Moulton, Eleanor Holmes Norton, Ilhan Omar, Mark Pocan y Norma Torres.

Arturo Sarukhán

EL UNIVERSAL

 

 

“Las naranjas se acomodan solitas”, solía sentenciar el embajador Jesús Silva-Herzog -con quien colaboré en la embajada mexicana en Estados Unidos en los años noventa- cuando se nos presentaba un reto complejo en los procesos de toma de decisiones del gobierno mexicano con respecto a la agenda bilateral. Y de alguna manera, las naranjas efectivamente se han venido reacomodando en las últimas semanas, por lo menos del lado estadounidense, con el arranque de la gestión de Joe Biden, el retorno a un manejo normal de la relación bilateral con México por parte de Washington y la primera reunión entre los mandatarios de ambas naciones este lunes. Como escribí hace poco en esta página de Opinión acerca del potencial y bienvenido relanzamiento de la relación que se abre con la Administración Biden, lo que no está claro aún es si el presidente mexicano aprovechará o no ese reacomodo para recalibrar sus posiciones y decisiones de política pública que impactan a la relación con EE.UU. Por el momento, los signos al respecto son aún contradictorios y, en algunos casos puntuales, parecen ir a contracorriente.

Los acontecimientos de esta última semana -y sobre todo su secuenciación en Washington- iluminan de manera nítida este dilema. Primero, Biden sostuvo su primer encuentro con otro mandatario al reunirse virtualmente con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. En la conversación figuraron de manera prominente los temas de cambio climático, la economía verde, las energías renovables y la eficiencia energética y la manera en la cual EE.UU y Canadá podrían generar sinergias en esos temas en foros multilaterales como el G20; los esfuerzos de mitigación y control de la pandemia y de vacunación; y la reactivación económica y la competitividad -y los retos comerciales y tecnológicos- con China. Y ambos líderes hablaron de la necesidad de reactivar la Cumbre Norteamericana, la cual no se celebra desde 2016, para abordar todos estos temas desde una perspectiva regional. Acto seguido, Biden firmó un decreto presidencial instruyendo que se efectúe un estudio acerca de las oportunidades y retos para EE.UU en sus cadenas de suministro, sobre todo con respecto a insumos como superconductores, baterías eléctricas o dispositivos médicos, y sectores esenciales y estratégicos como el farmacéutico y de salud pública, defensa, tecnología de la información, transporte, energía y producción de alimentos. Cuarenta y ocho horas después, el secretario de Estado Antony Blinken daba la vuelta de tuerca de este proceso a través de sendas reuniones virtuales con ministros del gabinete canadiense y los secretarios de Relaciones Exteriores y Economía de México, y precedido esa mañana por declaraciones de Katherine Tai, la nominada para ocupar la Oficina de Representante Comercial de EE.UU (durante su primera comparecencia de ratificación al cargo en el Senado) y de la subsecretaria adjunta interina para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, en las cuales ambas dejaban patente, de manera pulcra y respetuosa pero a la vez meridianamente clara, que la nueva administración estará vigilando el cumplimiento cabal de los compromisos de México al amparo del TMEC en los temas laboral, ambiental y energético. Y finalmente, ese mismo día la Casa Blanca cuadraba el círculo -en ese retorno a la normalidad diplomática estadounidense contemporánea con las primeras interacciones de forma y fondo de un nuevo mandatario estadounidense al norte y sur con los dos socios y vecinos norteamericanos- anunciando la primera reunión bilateral con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero no se requiere ser Henry Kissinger para entender lo que todo esto implica para la relación con EE.UU ni tampoco tener clarividencia para percatarse de por qué el paradigma de nacionalismo y soberanía del cual abreva López Obrador y con el cual encara al mundo en general y a nuestro socio comercial en particular (tal y como quedó demostrado cuando respondió en su conferencia de prensa a las aseveraciones estadounidenses sobre la Ley de la Industria Eléctrica) chocará, tarde o temprano, con la manera en la cual la relación bilateral con EE.UU se ha transformado en las últimas dos décadas y media.

El presidente mexicano persiste en no querer entender que esa división a rajatabla que él concibe entre los temas de política interna y los de política exterior con EE.UU no existe. Desde hace dos décadas y media la profunda transformación de la relación bilateral -y nuestra interdependencia económica, social y estratégica- ha borrado la línea divisoria entre lo interno y lo bilateral. Los temas de política interna y los de política exterior ya no existen en compartimentos estanco separados; están entreverados y son verdaderamente ‘intermésticos’, este termino con el cual empecé a describir la relación durante mi gestión como embajador: los temas de política interna son bilaterales, y viceversa. Pretender lo contrario es no solo querer tapar el sol con un dedo; conlleva problemas de fondo en el manejo de la relación y uno que otro lance de incongruencia. Si efectivamente, como postula López Obrador, los temas de política doméstica son asuntos internos, ¿en qué tesitura se coloca cuando, por ejemplo, él o su gobierno hablan, como ya lo han hecho en días pasados,  sobre medidas en Estados Unidos para impedir el trasiego de armas hacia el sur, sobre un nuevo acuerdo de trabajadores temporales o las implicaciones que conlleva la iniciativa de reforma migratoria presentada por Biden en el Congreso la semana pasada y que afectará el bienestar de cinco millones de mexicanos indocumentados en ese país? Estos son temas que al amparo de la segunda enmienda constitucional o de las leyes migratorias de ese país, configuran sin duda algunos de los temas de política interna estadounidenses más polarizantes y de trato más endiablado.

Con la secuencia de acciones diplomáticas de la última semana y media, la Administración Biden ha puesto en marcha el camión de la relación bilateral con México y del encuadre que ésta tiene con el contexto regional y global más amplio. La reactivación del Diálogo Económico de Alto Nivel entre los dos países acordada en la reunión virtual entre los dos mandatarios el lunes -y un retorno a privilegiar la re-institucionalización de la relación vía mecanismos del andamiaje bilateral- es un primer paso en la dirección correcta. Pero una vez que las naranjas se empiecen a reacomodar en la zona de carga del camión como resultado de este movimiento, cómo acabe respondiendo a ello el Presidente López Obrador determinará en gran medida el rumbo y tono muscular de la relación más importante para México en el mundo  durante los próximos cuatro años.

Una colección de ‘Sube y Baja’, que han permitido a niños en ambos lados del muro fronterizo que divide México y Estados Unidos jugar juntos, y que se instaló como un acto de protesta a las políticas del presidente Donald Trump, ganó este martes un premio del Museo del Diseño de Londres.

Los tres ‘Sube y Baja’ color rosa salvaje fueron instalados a través de las columnas metálicas del muro: un extremo se situaba en el suburbio Sunland Park de El Paso, Texas, y el otro en Ciudad Juárez, México. La obra permaneció instalada menos de una hora el 28 de julio de 2019 en la frontera.

El Museo del Diseño de Londres declaró al proyecto ganador de la competencia Diseños Beazley del Año 2020, entre 74 proyectos de diseñadores del todo el mundo.

El Muro ‘Sube y Baja’ fue diseñado por los arquitectos californianos Ronald Rael y Virginia San Fratello con ayuda del Colectivo Chopeke de Ciudad Juárez.

“Alentó nuevas formas de relación humana y tocó un acorde que sigue resonando mucho más allá de El Paso en Estados Unidos y Juárez en México”, dijo el director del museo, Tim Marlow, al anunciar el premio. “Sigue siendo un recordatorio original y conmovedor de cómo los seres humanos pueden trascender las fuerzas que tratan de dividirnos”.

Ronald Rael, uno de los creadores de la instalación, afirmó que la obra tenía como fin mostrar como “lo que hace uno en un lado, tiene un impacto en el otro”, esto en referencia a ambos lados de la frontera. , “Eso es lo que es un sube y baja, exactamente eso”.

Los ‘Sube y Baja’ fueron instalados en medio del encendido debate provocado por el plan del presidente Donald Trump de construir un muro a lo largo de la frontera de casi 3,200 kilómetros.

“Pensamos que sería oportuno mostrarle al mundo una realidad muy importante de la frontera, de que la frontera no es un lugar desolado donde no vive nadie”, expresó Rael, profesor de arquitectura de la Universidad de California, Berkeley, a una publicación universitaria en 2019.

Foto: Twitter

El virtual ganador de las elecciones presidenciales en Bolivia, Luis Arce, ha tratado de marcar su distancia con Evo Morales, ante los señalamientos de que será el ex presidente quien ejerza el control y conducción del país.

“Si quiere ayudarnos, será muy bienvenido, pero no significa que estará en el Gobierno. Será mi gobierno”, declaró Arce.

Aun sin resultados oficiales, las proyecciones apuntan a que Arce devolverá el poder político para el Movimiento al Socialismo (MAS), un año después de que Morales tuviese que dimitir por las dudas sobre la transparencia de las elecciones.

El también ex ministro de Economía ha subrayado en una entrevista con la cadena británica BBC que los comicios del domingo demuestran “de manera muy clara” que el MAS es “mayoría” en Bolivia y que, por tanto, en las elecciones de 2019 no hubo ningún fraude, sino que la derecha política fraguó un golpe de Estado.

Sin embargo dijo, está dispuesto a “tender puentes” con todos los actores de la sociedad. Arce ha rehusado aclarar cuándo podría regresar Morales a Bolivia, a pesar de que él mismo se comprometió a facilitar su vuelta si lograba la Presidencia, y ha defendido en cambio, una “renovación”, dentro del MAS.

A nivel de políticas, Arce ha prometido pasar página al “modelo neoliberal” implantado en el último año, bajo la batuta de la presidenta interina, Jeanine Áñez, y ha prometido regresar al modelo que está “más del lado social”, ya que considera que la pandemia de coronavirus ha hecho más evidente “que la economía no está yendo bien”.

Arce, artífice de las políticas económicas en la última etapa de Morales en el poder, ha defendido también la capacidad del MAS para combatir la corrupción, alegando que, a diferencia del actual Ejecutivo, en el anterior quienes cometían alguna irregularidad sí rendían cuentas ante la Justicia.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió este martes que las muertes y los casos de coronavirus se han duplicado en las últimas semanas en el continente americano, alcanzando los 12.5 millones de contagiados.

Adicional, expresó su preocupación por la incidencia “desproporcionada” del virus en los jóvenes.

“En las últimas seis semanas, las muertes en nuestra región se han duplicado y el número de nuevas infecciones por COVID-19 reportadas se ha más que duplicado, pasando de 5.3 millones el 1 de julio, a casi 12 millones de casos” ahora, dijo en una conferencia de prensa virtual la directora de esa organización, Carissa Etienne.

Según el recuento difundido por la OPS, hasta el 24 de agosto se contabilizaban más de 12.5 millones de casos y 450,000 muertes por el coronavirus en las Américas.

Estados Unidos, Brasil, Colombia, Perú, Argentina y México, detalló la directora, “siguen estando entre los países con el mayor número de casos a nivel mundial”.

Etienne señaló que los datos sobre aumentos de los contagios indican “la urgente necesidad de aplicar medidas de salud pública para frenar la propagación”, como distanciamiento social y limitar las reuniones públicas, aunque lamentó que durante este período ha ocurrido lo contrario.

“Los países han relajado gradualmente las restricciones, han reanudado el comercio y algunos se están preparando para volver a la escuela”, subrayó le experta, para quien “en demasiados lugares parece haber una desconexión entre las políticas” aplicadas y la curva epidemiológica.

“Desear que el virus desaparezca no funcionará -apunto-, sólo conducirá a más casos como lo hemos visto en estas últimas seis semanas”, advirtió.

En específico mencionó los nuevos contagios en el Caribe, donde tras la reanudación de los vuelos aéreos no esenciales, varios países han experimentado repunte de casos, entre ellos Bahamas, con un 60% en comparación con la semana anterior.

La titular de la OPS manifestó igualmente su inquietud por la desproporcionada incidencia de COVID-19 en los jóvenes, al detallar que la mayoría de casos reportados corresponden a personas entre los 20 y los 59 años, mientras el 70% de las muertes ocurre entre mayores de 60 años.

“Esto indica que los jóvenes son los principales impulsores de la propagación en nuestra región”, alertó Etienne, quien recordó que es posible que muchos jóvenes que contraen el virus no se enfermen ni necesiten una cama en cuidados intensivos, pero sí pueden contagiar a otros.

El director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS, Marcos Espinal, indicó que en los análisis realizados por esta organización a más de seis millones de casos reportados “se ha observado que en el mundo la pandemia está afectando más a grupos jóvenes”, no solo en Europa sino en la región.

Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación, dio a conocer este lunes que los gobernadores le solicitaron que el semáforo epidemiológico por la pandemia del Covid-19, se actualice cada 15 días.

“El semáforo, por petición expresa de los señores gobernadores, expresada al señor subsecretario (Hugo López-Gatell), en una videoconferencia, se le dijo expresamente que querían un semáforo cada 15 días”, dijo Sánchez Cordero.

Recordemos que hasta esta semana, el semáforo epidemiológico se venía actualizando de manera semanal; sin embargo, los gobernadores habrían expresado que es “complicado” establecer políticas públicas semanales si el semáforo conservaba dicha periodicidad.

Según lo expuesto en su momento al subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, tener un semáforo quincenal permitiría programar la apertura o cierre de actividades y servicios, en función de cómo evolucione la pandemia.

Y aunque reconoció que existe una corresponsabilidad para enfrentar la pandemia e informar a la población, la funcionaria indicó que hay gobernadores que no envían en tiempo y forma sus reportes.

En ese sentido, llamó a los mandatarios locales a actuar con responsabilidad, y generar sus informes pues digo, todos tienen la obligación y la corresponsabilidad de informar las realidades que están
sucediendo en cada uno de los estados y en el país.

Informó que será el próximo jueves cuando encabece una videoconferencia con todos los gobernadores y la jefa de gobierno, para abordar el tema de la pandemia, y llegar a un acuerdo sobre el semáforo y su implementación a partir del 20 de julio.