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RECETA

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El presidente López Obrador tiene razón cuando señala las desigualdades en los ingresos y lo indignante que es que pocas personas tengan mucho dinero mientras muchas personas tienen muy poco. Su gobierno tiene como una de las premisas principales querer acabar con esas desigualdades. Hasta ahí todo bien. El problema viene cuando su receta para ello es que su gobierno se va a dedicar a atender al 70 por ciento de la población regalándole dinero sin intermediarios a los que menos tienen, y dejar que el otro 30 por ciento le haga como pueda.

Si quiebran las empresas es responsabilidad del empresario. “Se tiene que poner por delante el interés general, el interés de la mayoría de los ciudadanos y, de manera humanitaria, atender con preferencia a los pobres”, declaró el presidente.

Esta receta será un desastre para el país.

Para ejemplificarlo podemos irnos a los extremos. Tomemos al hombre más rico del mundo actualmente, Jeff Bezos, dueño de Amazon. Su fortuna está valuada en 130 mil millones de dólares. Esto lo hace ser 36 por ciento más rico que la monarquía británica y vale por sí solo más que el PIB combinado de Islandia, Luxemburgo y Chipre.

Para que un empleado de Bezos que gana 31 mil 200 dólares al año logre acumular la riqueza de su jefe, Jeff Bezos, tendría que trabajar 4.15 millones de años sin gastar un solo dólar. Así la desigualdad tan extrema. Pero si hoy Jeff Bezos, en un arranque de filantropía, quisiera repartir su fortuna entre los 7.7 mil millones de habitantes del planeta, nos tocaría a cada uno $17 dólares. Esta es una cantidad insignificante que no cambiaría la vida de absolutamente nadie, más que de Jeff Bezos, que se quedaría solo con $17 dólares en la cartera.

Me voy a este extremo para regresar a México y a nuestro presidente que quiere acabar con la enorme desigualdad que sin duda existe y es insultante, regalando dinero. El viernes pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación que queda como mandato constitucional los programas sociales del actual gobierno: las pensiones para adultos mayores; las becas para Jóvenes Construyendo el Futuro; los apoyos para la población afromexicana y un largo etcétera.

El presupuesto 2020 del gobierno es de 6,107 miles de millones de pesos. Si el presidente Andrés Manuel López Obrador va a regalar poco dinero a los que menos tienen, el resultado será el mismo: el presupuesto no alcanzará para hacer un cambio significativo para los beneficiarios, pero el gobierno mexicano se quedará sin recursos y eso ocasionará que a la larga todos los mexicanos estemos en peores circunstancias.

Siguiendo con el ejemplo de Jeff Bezos, si el presupuesto completo se dividiera entre el 70 por ciento de los 123 millones de mexicanos, cada uno recibiría 5 mil 910 pesos mensuales aproximadamente. Esta cantidad es insuficiente para resolver las necesidades de los mexicanos.

Es un círculo vicioso: regalas poco dinero a muchos; las empresas que aportan a la economía y generan empleo, sin apoyo no tienen como sobrevivir a la emergencia. En el extremo cierran y por ello, se pierden fuentes de empleo y pago de impuestos; el gobierno recibe menos dinero y con ello tiene menos para regalar al año siguiente.

Columna completa en El Universal

Este martes, el Presidente Enrique Peña Nieto afirmó que el “ni polemiza, ni discute, ni entra en debates”, esto, luego de que reporteros le preguntaron si le parecía una buena idea que su sucesor, Andrés Manuel López Obrador, quiera vender el avión presidencial, a lo que el aún mandatario respondió que es respetuoso de sus decisiones, tanto como  él lo demando en el ejercicio de su responsabilidad al frente del Ejecutivo.

Entrevistado antes de abordar el avión presidencial, fue cuestionado sobre si le “demandaría algún cuidado a futuro” a AMLO, en particular tras la caída que sufrió la Bolsa Mexicana de Valores la semana pasada, a lo que EPN respondió:

“Ni hago recomendaciones, ni hago sugerencias, ni doy recetas, me ha tocado actuar bajo esta responsabilidad. Lo he hecho con el entusiasmo, el compromiso de servir a la nación y confío en que así sea para quien va a asumir está responsabilidad”.

Y agregó: “Sé que así va a ser. Estoy convencido de que un presidente siempre dedica su mayor esfuerzo y empeño a que a México le vaya bien, bajo ópticas distintas, bajo la cruda visión que cada quien tiene, la cual se respeta. Podremos tener contrastes, pero yo he impulsado el desarrollo nacional a partir de mi óptica y seré absolutamente respetuoso, particularmente de quien me habrá de suceder”.

Finalmente, el Presidente Peña señaló que cada decisión que se toma desde el Ejecutivo siempre tiene impacto en ciertos ámbitos, pero que al final “el tiempo va poniendo en contexto, en balance y en justa dimensión cada acción”.