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La duración de los anticuerpos generados por los enfermos de COVID-19 sigue siendo una pregunta para el mundo entero y en especial para la comunidad científica; sin embargo, esta sería de, al menos, tres meses tras la aparición de los síntomas, tiempo durante el que se detectaron en sangre y saliva por dos estudios que publica hoy Science.

Estas investigaciones se unen a las ya disponibles que han investigado la duración de la inmunidad, algunas de los cuales señalan que los anticuerpos neutralizantes podrían persistir hasta seis meses.

Los nuevos informes coinciden en señalar que la inmunoglobulina G (IgG) son los anticuerpos de mayor duración detectables en la sangre y la saliva de los pacientes, al menos durante tres meses, lo que sugiere que estos “pueden servir como objetivos prometedores para detectar y evaluar las respuestas inmunitarias contra el virus”, señala la publicación.

El hecho de que estos anticuerpos puedan detectarse a niveles similares, tanto en la sangre como en la saliva, “sugiere” que esta última podría utilizarse como un biofluido alternativo para las pruebas de anticuerpos.

El primer estudio, encabezado por Anita Iyer de la Universidad de Boston en Estados Unidos, midió las respuestas de los anticuerpos en la sangre de 343 pacientes con COVID-19 durante un máximo de 122 días después de la aparición de los síntomas y lo compararon con las de 1,548 individuos de control muestreados antes de la pandemia.

Los resultados señalaron que los anticuerpos IgM e IgA fueron “de corta duración”, cayendo por debajo de los niveles de detección a los 49 y 71 días, respectivamente, después de la aparición de los síntomas.

Por el contrario, la respuesta de los IgG dirigidos contra la proteína Spike del coronavirus (la usa para entrar en las células humanas) “decayó lentamente en un período de 90 días” y solo tres individuos los perdieron dentro de este plazo.

El segundo estudio, realizado con 402 pacientes y dirigido por Baweleta Isho, de la Universidad de Canadá, señala que los anticuerpos IgG permanecían “relativamente estable” hasta 105 días tras la aparición de los síntomas.

Los datos indicaron que los niveles máximos de IgG se producían entre 16 y 30 días después de la aparición de los síntomas.

“Nuestro estudio muestra que los anticuerpos IgG contra la proteína Spike del virus son relativamente duraderos tanto en la sangre como en la saliva”, según Jennifer Gommerman, una de las autoras de la investigación y profesora de la Universidad de Toronto.

Los autores señalan que este es el primer estudio que demuestra que los anticuerpos pueden también detectarse en la saliva, lo que sugiere que esta “podría servir como alternativa para las pruebas de anticuerpos” y aunque esta no es tan sensible como el suero, es fácil de recoger”, dijo Gommerman.

Un equipo de científicos de la UNAM diseñó un método para detectar al SARS-CoV-2 mediante saliva; este procedimiento, además de disminuir el riesgo para el personal de salud y acelerar el diagnóstico, es 50% más económico que la recolección de muestras con hisopos en nariz y garganta.

Dos mililitros de saliva son suficientes y eficaces, afirmó Susana López Charretón, del Departamento de Genética del Desarrollo y Fisiología Molecular del Instituto de Biotecnología (IBt), quien junto con su equipo han aplicado este proceso en pacientes de Morelos.

Con el método de la saliva, reiteró, se puede hacer la auto-toma, con lo que se ahorran insumos y el procesamiento puede ser más rápido.

Sin embargo, aclaró que dicha alternativa no tiene nada qué ver con la prueba diagnóstica, “que sigue siendo el RT-qPCR, la prueba de oro para la detección del virus”.

La universitaria indicó que la alta demanda de los materiales y reactivos para la toma y procesamiento de las muestras ha dado como resultado la escasez mundial de estos insumos, esenciales para la realización de las pruebas.

Como parte de los planes para levantar las restricciones de movilidad, es necesario aumentar la capacidad de pruebas de laboratorio, y las basadas en saliva pueden ser una alternativa, añadió.

La ganadora del Premio L’Oréal-UNESCO para las Mujeres en la Ciencia 2012 precisó que un método similar, diseñado por la Universidad de Yale, fue aprobado ya por la FDA para su uso en Estados Unidos, y Japón también ha comenzado a realizarlos de manera masiva.

López Charretón subrayó que es necesario muestrear poblaciones grandes para la reapertura de empresas y escuelas.

Precisó que dicha investigación fue aceptada para su publicación en el Journal of Clinical Microbiology, y ya se encuentra disponible en línea.