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El primer ministro británico, Rishi Sunak, pidió “disculpas inequívocas y de todo corazón” tras la publicación de una investigación que concluye que las autoridades británicas encubrieron deliberadamente entre 1970 y 1991 que más de 30,000 personas contrajeron VIH y hepatitis como consecuencia de las transfusiones con sangre contaminada, de las cuales unas 3,000 ya han muerto.

“Hoy es un día de vergüenza para el Estado británico”, ha comenzado su intervención. “El informe demuestra un fracaso moral de décadas en el corazón de nuestra vida nacional, del Servicio Civil del Servicio Nacional de Salud, de los ministros de los sucesivos gobiernos, a todos los niveles”, ha reconocido.

“Quiero pedir disculpas inequívocas y de todo corazón por esta terrible injusticia, por las consecuencias devastadoras y demasiado a menudo fatales que esto ha tenido en tantas vidas, por la mala gestión de la respuesta a los casos de sida y hepatitis en víctimas de la sangre infectada”, dijo Sunak desde la Cámara de los Comunes (Parlamento británico).

Además ha pedido perdón por “el reiterado rechazo del Estado y de nuestros profesionales médicos a reconocer el daño causado” y por “el fracaso institucional al enfrentar estos fallos y, peor, la negación e incluso el intento de encubrimiento”.

Igualmente se disculpó por “la desastrosa tardanza” de la investigación pública. “Esta es una disculpa del Estado a todas y cada una de las personas afectadas por este escándalo”, añadió.

Los responsables que ocultaron el escándalo “han fallado a este país” y han provocado una “calamidad” que “hace temblar a nuestra nación en lo más profundo”. “Se sabía que eran partidas contaminadas”, pero “se ignoró reiteradamente”, reconoció.

Sunak recordó además que las víctimas y sus seres queridos han tenido que luchar para que se haga justicia, que “luchar para que se les escuchara y para que se les creyera”.

Destacó así que más de 3,000 personas han muerto sin saber la verdad y sin una disculpa. “Han muerto sin ver a nadie rendir cuentas”, sostuvo el Primer Ministro.

Sunak ha asegurado que “lo pagaremos, cueste lo que cueste” en referencia a la propuesta de un fondo de compensación e indemnización que se presentará mañana martes. También se comprometido a estudiar las recomendaciones del informe presentado por la comisión que lidera sir Brian Langstaff.

El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, se ha referido también a la “injusticia de dimensiones inéditas”.

Starmer considera que el fallo es “de todos los partidos, incluido el mío”, que ha sido una “traición”. “Solo cabe una palabra: perdón”, afirmó en un discurso de tono institucional que más tarde fue respaldado por el propio Sunak.

El grupo de trabajo de la conocida como Investigación de Sangre Infectada ha presentado este lunes su informe que sostiene que las autoridades británicas, entre ellas personal médico y el Gobierno, eran conscientes de que está situación se venía dando desde los orígenes del Servicio Nacional de Salud (NHS), en 1948, y que se agudizó entre 1970 y 1991, cuando las transfusiones de sangre provocaron que más de 30,000 personas contrajeran VIH y hepatitis.

Entre los riesgos a los que fueron expuestas estas miles de personas, destaca la repetida importación de productos sanguíneos del extranjero, incluida sangre de donantes estadounidenses y británicos de alto riesgo, como presos y drogadictos a los que se pagaba por transfusión.

La investigación destaca que dos fueron los grupos que se vieron afectados en gran medida, el de personas con hemofilia y trastornos en los que la sangre no coagula como debería, para las que se utilizó sangre contaminada, principalmente con hepatitis C, y el de aquellas que recibieron transfusiones después del parto, accidentes y durante tratamientos médicos.

La duración de los anticuerpos generados por los enfermos de COVID-19 sigue siendo una pregunta para el mundo entero y en especial para la comunidad científica; sin embargo, esta sería de, al menos, tres meses tras la aparición de los síntomas, tiempo durante el que se detectaron en sangre y saliva por dos estudios que publica hoy Science.

Estas investigaciones se unen a las ya disponibles que han investigado la duración de la inmunidad, algunas de los cuales señalan que los anticuerpos neutralizantes podrían persistir hasta seis meses.

Los nuevos informes coinciden en señalar que la inmunoglobulina G (IgG) son los anticuerpos de mayor duración detectables en la sangre y la saliva de los pacientes, al menos durante tres meses, lo que sugiere que estos “pueden servir como objetivos prometedores para detectar y evaluar las respuestas inmunitarias contra el virus”, señala la publicación.

El hecho de que estos anticuerpos puedan detectarse a niveles similares, tanto en la sangre como en la saliva, “sugiere” que esta última podría utilizarse como un biofluido alternativo para las pruebas de anticuerpos.

El primer estudio, encabezado por Anita Iyer de la Universidad de Boston en Estados Unidos, midió las respuestas de los anticuerpos en la sangre de 343 pacientes con COVID-19 durante un máximo de 122 días después de la aparición de los síntomas y lo compararon con las de 1,548 individuos de control muestreados antes de la pandemia.

Los resultados señalaron que los anticuerpos IgM e IgA fueron “de corta duración”, cayendo por debajo de los niveles de detección a los 49 y 71 días, respectivamente, después de la aparición de los síntomas.

Por el contrario, la respuesta de los IgG dirigidos contra la proteína Spike del coronavirus (la usa para entrar en las células humanas) “decayó lentamente en un período de 90 días” y solo tres individuos los perdieron dentro de este plazo.

El segundo estudio, realizado con 402 pacientes y dirigido por Baweleta Isho, de la Universidad de Canadá, señala que los anticuerpos IgG permanecían “relativamente estable” hasta 105 días tras la aparición de los síntomas.

Los datos indicaron que los niveles máximos de IgG se producían entre 16 y 30 días después de la aparición de los síntomas.

“Nuestro estudio muestra que los anticuerpos IgG contra la proteína Spike del virus son relativamente duraderos tanto en la sangre como en la saliva”, según Jennifer Gommerman, una de las autoras de la investigación y profesora de la Universidad de Toronto.

Los autores señalan que este es el primer estudio que demuestra que los anticuerpos pueden también detectarse en la saliva, lo que sugiere que esta “podría servir como alternativa para las pruebas de anticuerpos” y aunque esta no es tan sensible como el suero, es fácil de recoger”, dijo Gommerman.