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Se rumoraba que Arturo Herrera abandonaría el barco de la 4T después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador lo humillara dos veces. Lo contradijo públicamente primero, cuando dio una entrevista al diario británico Financial Times en la cual declaró que este año no se canalizarían recursos de Hacienda para la construcción de la refinería de Dos Bocas. Al día siguiente, durante la conferencia mañanera, AMLO confirmó que Dos Bocas iba y anunció fecha para poner la primera piedra.

AMLO volvió a contradecir a Herrera, también durante la conferencia mañanera, con el entonces Subsecretario de Hacienda sentado a su lado. A pregunta de una reportera, el presidente informó que reestablecer el cobro de la tenencia no estaba en los planes del gobierno a pesar de que Herrera lo había declarado el día anterior ante legisladores.

Pero no. Herrera no renunció. Se le adelantó Carlos Urzúa. Y lo hizo con una carta dura, tomando en cuenta su carácter bastante reservado y mesurado. En ella mencionó muchas discrepancias en materia económica por decisiones de política pública sin sustento y por la imposición de funcionarios sin conocimiento en la secretaría que hasta ayer encabezaba.

Renuncias en los gabinetes siempre las hay, el problema está siendo cómo se dan las renuncias en el gobierno de López Obrador. La de Urzúa es una renuncia que hace eco de la que presentó Germán Martínez al IMSS en mayo pasado. En la carta Urzúa acusa incompetencia y sumisión a personas, no a proyectos.

Entre quienes conocen a ambos, Herrera y Urzúa, la visión es que Herrera es muy bueno, incluso podría ser mejor secretario de hacienda que Urzúa, pero la renuncia a través de una carta que demuestra un desdén del presidente que lo orilló a escribirle en lugar de hablar con él, es un duro golpe para el país.

Además, por el video que subió el presidente anunciando que el nuevo titular de Hacienda sería Herrera, se pudo ver que la carta de Urzúa los tomó a todos por sorpresa y mostró una imagen de desorden en el gobierno que ya comienza a ser la norma, no la excepción.

La pregunta ahora para Arturo Herrera, que sabe mucho de hacienda pública, es si está dispuesto a desempeñar el nuevo encargo en favor de México o si se ceñirá a las ordenes de arriba, sean benéficas o no para la economía del país. Parafraseando al presidente López Obrador, ¿será un funcionario de a deverás o un simple florero decorativo?

Apostilla: Mientras esta noticia y la detención del abogado Juan Collado acapararon la atención nacional, en Baja California la legislatura local le aprobó al gobernador de Morena, Jaime Bonilla, que su periodo se extienda para durar 5 años y no dos, que fue el periodo para el cuál lo eligieron. La Cámara de Diputados local solo tiene tres integrantes de Morena así que requirió el apoyo del PRI y de 9 diputados del PAN: Ignacio García Dworak, José Félix Arango, Triny Vaca, Alfa Peñaloza, Iraís Vázquez, Mónica Hernández, Raúl Castañeda Pomposo, Sergio Tolento y Carlos Torres. ¿Cómo es posible que el PAN haya votado por extender el mandato de Morena en un estado que era, hasta el 2 de junio, su bastión tradicional?

 

 

 

Columna completa en El Universal

Vaya tunda la que se han llevado en medios nacionales e internacionales el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y el director de Finanzas de Pemex, Alberto Velázquez. Se les ha criticado desde lo más banal (la presentación con fallas ortográficas y gramaticales y el mal dominio del inglés), hasta las más serias: la falta de conocimiento de las finanzas de Pemex y la poca habilidad para sentarse a hablar de tú a tú con los inversionistas.

Pude ver la presentación que llevaron a Nueva York, la cual se puede encontrar en este vínculo (http://anapaulaordorica.com/pemex-el-desabasto-y-la-lucha-contra-el-huachicoleo/) y, en efecto, no es buena. De hecho, antes de irse a Nueva York se les sugirió corregirla o no llevarla, ya que se trata apenas de un plan en vías de desarrollo. Llevaron la versión que consideraron corregida y, pues…

Usualmente ya sea el director de Finanzas o el director general de Pemex, son gente que conoce perfectamente bien qué quieren escuchar los inversionistas extranjeros. Fue el caso de Juan José Suárez Coppel, quien venía de años en Banamex, o de José Antonio González Anaya, que conocía perfecto el tema por sus años en Hacienda.

No es el caso ni de Octavio Romero Oropeza, un ingeniero agrónomo, ni de Alberto Velázquez, economista dedicado a la academia principalmente. Sin embargo, ambos iban bien cobijados por Carlos Urzúa y sobre todo por Arturo Herrera, el subsecretario de Hacienda que no es un novato en la relación con inversionistas y, a decir de versiones de
algunos de los presentes en las reuniones, fue quien más impresionó.

Sabemos que Pemex tiene grandes retos por delante y que el margen de error del gobierno actual es demasiado estrecho como para darse incluso el lujo de llevar errores gramaticales en la presentación. No obstante, hay otras versiones, tanto de los presentes como en medios igual de confiables que Bloomberg, que pintan un panorama distinto al desastre de la reunión.

Y dado que estas versiones se ven respaldadas por el desempeño tanto de los bonos de Pemex —que sufrieron un primer golpe del cual se han ido recuperando paulatinamente— como del tipo de cambio, en donde el peso es la moneda más apreciada en los mercados emergentes de diciembre a la fecha, me parece que vale la pena tomarlas en cuenta.

Estas versiones apuntan a que, si bien Velázquez no fue un gran interlocutor, su desempeño ha sido sobredimensionado muy a propósito por los inversionistas estadounidenses que salieron a hablar con la prensa porque buscan que el gobierno mexicano salga a garantizar la deuda de Pemex. Algunos inversionistas extranjeros muy apalancados quieren presionar al gobierno mexicano.

Pero al final y con todo y el problema de desabasto en México, otros inversionistas decidieron mantener sus posiciones en Pemex e incluso comprar más. Fue el caso de Jim Barrineau, de Schroders; Jin Zhang, director de Vontobel Asset Management (que tiene a su cargo $38 mil millones de dólares, algunos invertidos en México); y de Cathy Hepworth, quien encabeza la deuda de mercados emergentes de PGIM Fixed Income, según reporta el
portal Axios.com.

Columna completa en El Universal

Qué mala respuesta la del secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, al ex candidato presidencial del PRI José Antonio Meade.

Un aeropuerto importa porque activa la economía. Cada pasajero gasta 415 dólares en promedio de los cuales 184 dólares se van para la industria de la aviación y 231 en turismo y otros bienes y servicios locales. Esto, escribió Meade, se repite 120 mil veces al día en el actual aeropuerto de la CDMX y aporta 1.6% del PIB.

La escala y conectividad del NAIM atraería a más pasajeros y elevaría el gasto promedio a 555 dólares de los cuales 245 serían para la industria de la aviación y 310 en turismo y otros bienes y servicios locales. Esto se repetiría 342 mil veces al día en el NAIM aportando 6% del PIB.

Cancelar el NAIM no podría ser compensado ni por Santa Lucía ni por la red aeroportuaria mexicana. Expertos señalan que la pérdida de valor para México beneciará a otros aeropuertos en Estados Unidos y América del Sur. Dejar de hacer el NAIM nos costará 145 mil millones de dólares.

Esta fue la primera serie de tuits de J. A. Meade que decidió publicar en su red social y lo acompañó con un post de Facebook en el que citó las fuentes para dichos datos: AICM, IATA, Encuesta de Turismo del Iinegi, Dirección General de Aeronáutica Civil y FMI, además de la metodología para proyecciones y traer todo a números actuales.

A ello uno esperaría que el titular de la SCT opte por una de dos opciones: responder con números que dejen en claro por qué se tomó la decisión de cancelar el NAIM o ignorar el mensaje por completo ya que hoy Meade no es más que un ciudadano como tantos otros lo somos. Pero lo que hizo Jimémez Espriú fue de una bajeza monumental porque recurrió al insulto en lugar del argumento y mostró un ánimo preocupante en su concepción del triunfo y la derrota.

La “enorme pérdida” –145 mMde USD– que el ex Candidato presidencial y Ex Secretario de HyCP, José Antonio Meade le asigna a la cancelación del NAIM, son “las cuentas alegres de un hombre triste”.

Esa fue textual su respuesta, con todo y las incomprensibles comillas. Dicen los jóvenes que los adultos no saben utilizar comillas en las redes sociales y vaya qué Jiménez Espriú brilla por esta carencia con este tuit. Evidentemente la gramática es lo de menos.

El destino del NAIM marcó el arranque del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Su decisión de cancelar el aeropuerto cueste lo que cueste con tal de mandar el mensaje claro y fuerte de quién manda ha sido calificado como el gran error de su gobierno que apenas tiene un mes y un día de haber arrancado.

 

Columna completa en El Universal