Author

Ana Paula Ordorica

Browsing

Al arranque de la pandemia el presidente López Obrador nos recomendó a los mexicanos que carguemos un amuleto para prevenir que nos enfermemos de COVID19. También dijo que si no mentimos; no robamos y no hacemos trampa, prevenimos contagiarnos. Esas declaraciones no las escribió en Twitter o Facebook lo que le evitó la vergüenza que le sucedió esta semana a Jair Bolsonaro cuando Facebook e Instagram le suspendieron su programa EnVivo por asegurar que quienes han recibido el esquema completo de vacunación están desarrollando Sida.

Pero fuera de esa diferencia entre un AMLO que dice barbaridades y un Bolsonaro que además las publica en redes sociales, hay mucho que asemeja al presidente de Brasil con el mexicano. Los dos han hecho un manejo criminal de la pandemia. Han minimizado sus riesgos, han insistido en continuar con eventos políticos masivos como si el virus no estuviera circulando, han menospreciado estudios científicos sobre la enfermedad y sus tratamientos y han mantenido a cargo a incondicionales a pesar de que se ha demostrado su falta de oficio para el monumental reto. Este manejo criminal de la pandemia ha significado muertes en exceso que eran evitables.

En Brasil la situación de salud es igual de lamentable como en México. Pero allá el Senado brasileño piensa que el presidente Jair Bolsonaro y 60 de sus colaboradores, incluyendo al ministro de salud, pueden ser acusado de crímenes de lesa humanidad, entre otros ocho señalamientos, por su manejo de la pandemia. Así lo presentó una panel especial sobre el manejo de la pandemia del senado en un documento de más de mil páginas.

El panel concluyó que un mejor manejo de la pandemia habría reducido la transmisión del coronavirus en un 40 por ciento y esto podría haber salvado un estimado de 120 mil vidas con tan solo haber impuesto medidas de prevención como el uso de cubrebocas; la vacunación y distanciamiento social.

A partir de la publicación de este informe la popularidad de Bolsonaro se ha ido en picada, de 33% está ahora en 22%, según Datafolha. Esto debe tener a Bolsonaro muy preocupado de cara a las elecciones del año próximo en donde esta burla de presidente tendrá que pelear no solo por permanecer en la silla presidencial, también para evitar ser enviado a prisión.

Columna completa en El Universal

La reforma energética que quiere el presidente Andrés Manuel López Obrador sí o sí ha generado mucha especulación sobre el papel que jugará el PRI. ¿Va a apoyar a Morena y sus aliados votando a favor o va a apoyar su alianza con el PAN y PRD votando en contra?

Sin duda será interesante ver qué deciden hacer los Priistas. Ya leímos algunas posturas, tanto de exdirigentes como de la presidencia y Secretaría General del PRI y es evidente que no está unido el partido en cómo quiere votar esta reforma constitucional. Pero me parece que además de enfocarnos en la postura del PRI será igual o más interesante e importante lo que haga el PVEM.

En cualquier país del mundo sabríamos de antemano que un partido ecologista no votaría en favor de una reforma que busca quemar carbón y combustóleo para producir energía y que desconfía de las energías limpias y renovables, como la solar y la eólica, argumentando que tienen intermitencias. Sí, no todo el día ni todo el año sopla el viento ni sale el sol, pero existen tecnologías que permiten a países que no tienen los beneficios geográficos de México, como Dinamarca, depender de estas energías en un 80 por ciento sin problema.

Pero en México el PVEM sabemos que es verde por la afinidad que tiene al dinero y no a la ecología. No obstante, en la legislatura pasada tuvieron un momento interesante y hasta sorpresivo cuando 4 de sus diputados votaron en contra de la Ley de la Industria Eléctrica precisamente argumentando que no era benéfica para el medio ambiente.

La vida nos da sorpresas; sorpresas nos dio el Verde.

¿Y ahora? ¿Cómo votarán los 43 diputados del PVEM y sus 6 senadores? El papel de estos legisladores será crucial.

En la Cámara de Diputados se requieren 331 votos para aprobar la reforma constitucional. Morena tiene 201; el PT 33. Si el PVEM decide votar con Morena, tiene 277 votos, le faltarían 54 votos que podrían buscar de entre los 71 legisladores del PRI. Pero si el PVEM vota en contra, al gobierno le harían falta 97 votos para que se apruebe la reforma, lo que no obtendría ni en el improbable caso de que los 71 diputados Priistas voten con Morena y el PT. Improbable porque no veo, por ejemplo, a un Ildefonso Guajardo votando en favor de una reforma que deja en claro el poco compromiso de México con el respeto al Estado de Derecho con inversiones nacionales y extranjeras.

En el Senado se complica la situación un poco más. Morena y sus 62 senadores más los 6 del PT 6 del PVEM y 4 del PES tienen 78 votos de los 86 que se requieren para aprobar la reforma. Este es un escenario muy optimista para la coalición gobernante porque si el PRI vota a favor, con sus 13 senadores se logra aprobar la reforma. Pero si el PES no vota con el gobierno, como se anticipa, y además el PVEM decide no votar a favor tampoco, entonces tendrían Morena y PT 68 votos. Aunque le sumen los 13 del PRI, la reforma no pasa.

Así el PVEM es un fiel de la balanza muy importante para el presidente en la votación de la reforma energética. ¿Qué va a hacer ese partido? ¿Le será fiel a los billetes (verdes) o a la ecología?

Columna completa en El Universal

Al principio de su administración el presidente López Obrador prometió que en cuestión de un año México tendría un sistema de salud como el de Dinamarca. Eso claramente no ha ocurrido. Por el contrario, la desaparición del Seguro Popular y su reemplazo por el INSABI ha generado más problemas que soluciones. Vivimos con escasez de medicinas y los tratamientos en el sector privado de salud han aumentado ante las deficiencias en el público, lo que implica un costo tremendo para miles de familias.

La verdad es que no hace falta compararnos con los daneses. Con que López Obrador quiera imitar a Costa Rica en materia de salud sería más que suficiente. La estrategia de salud de ese país es tan envidiable que el actual encargado de salud de USAID del gobierno de Biden, el Dr. Atul Gawande, visitó Costa Rica para entender qué han hecho bien ahí y cómo podría Estados Unidos imitar sus planes de salud.

Gawande escribió lo que vio en un excelente texto publicado en el New Yorker que arranca con una visita a un cementerio en Atenas, una ciudad en el centro del país, en donde las tumbas de 1950 son de miles de niños que murieron antes de cumplir un año. Entonces la expectativa de vida en Costa Rica era de 55 años, en México la expectativa de vida era de 50 años y en Estados Unidos era de 68 años.

Para 1985 la expectativa de vida en Costa Rica era de 75 años, igual que la de Estados Unidos. En México era de 69.8 años. En el 2020 la expectativa de vida en Costa Rica llegó a 81 años, sobrepasando los 75 años que tenemos de expectativa de vida en México y en EUA.

Así, Costa Rica es el país número 35 en el mundo en expectativa de vida mientras que Estados Unidos es el número 46 y México somos el número 90.

¿Cómo le hizo Costa Rica para mejorar en poco más de una generación más de dos décadas la expectativa de vida? ¿Invirtió enormes cantidades de dinero? No. El tema no ha sido la suma de dinero sino la forma de invertirlo.

El sistema de salud Costarricense se basa en el EBAIS: Equipo Básico de Atención Integral en Salud que asigna un ATAP (Asistente Técnico en Atención Primaria) para cubrir cada uno a entre 4 o 5 mil personas.

 

Columna completa en El Universal

En dos días llegan a México el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, el de Homeland Security, Alejandro Mayorkas, y el Procurador Merrick Garland para reunirse con el canciller Marcelo Ebrard en el Diálogo de Alto Nivel que se enfocará en temas de seguridad.

A estas pláticas llegan los funcionarios del gobierno de Joe Biden, que están con un tema central en su agenda: evitar la injerencia de China en el mundo en general y en América en particular.

Si bien Ebrard tiene entre sus temas prioritarios cerrar el capítulo de la Iniciativa Mérida y abrir uno nuevo en materia de seguridad, para Garland, Blinken y Mayorkas no habrá pasado desapercibido que en la Cumbre de Celac, fue Ebrard quien presentó con bombo y platillo la videoconferencia del Jefe de Estado chino, Xi Jinping.

Con este antecedente vale la pena preguntarnos ¿con qué ánimo llegarán Mayorkas, Garland y Blinken al diálogo con Ebrard?

En un momento en donde la doctrina de política exterior de Biden es ya muy clara: su tema principal es China, México ha decidido inexplicablemente acercase a ese país. Inexplicablemente porque, desde la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), estamos ambos países en una situación se suma cero. Lo que China gana con Estados Unidos, México lo pierde y viceversa.

Entonces, cuando Estados Unidos decide que su estrategia es frenar a China, resulta incomprensible que México no opte por aprovechar la circunstancia para acercarse aún más al vecino del norte.

Para Biden, que enfrenta enormes problemas internos y de política internacional, China es uno de los pocos frentes en donde logra respaldo bipartidista. Tanto demócratas como de republicanos están en favor de contener a China. En la más reciente encuesta de Gallup, el 79 por ciento de los estadounidenses expresó tener una opinión muy desfavorable sobre China. Aquí no hubo diferencias notables entre miembros o simpatizantes de cada partido.

Por ello, a diferencia de prácticamente el resto de las acciones de Donald Trump, en la relación con China Biden no solo ha mantenido la postura de fuerza y contención que implementó su antecesor, sino que la ha aumentado: mantiene las tarifas a los productos chinos; ha seguido con las críticas del manejo del coronavirus por parte de China; ha criticado los abusos en materia de Derechos Humanos de ese país y ha expresado abierto apoyo a un Taiwán independiente.

Para el gobierno de Biden, el papel de Estados Unidos actualmente es lograr que prevalezca la democracia sobre el autoritarismo y ahí China es el principal rival. Esto explica muchas de las acciones de política interna e internacional que ha llevado a cabo el gobierno.

Así las cosas, se antoja complicado el encuentro del 8 de octubre entre Ebrard y la comitiva de Estados Unidos. El memorándum que quiere firmar el gobierno mexicano con el estadounidense, para ser viable, requiere que la relación que tenemos con China cambie. Nuestro desarrollo está atado a Estados Unidos. No es muy difícil de entender esto. O cuando menos, no debería serlo.

Si el gobierno mexicano cree que puede abrazar a Xi Jinping y a la vez pedir cooperación y confianza de Estados Unidos, muy pronto se dará cuenta de que está muy equivocado.

 

Columna completa en El Universal

Todo indicaba que la llegada de Biden significaría un viraje de los desplantes de su antecesor que tanto dañaron la imagen de Estados Unidos en el mundo. A La Casa Blanca llegaba un expertazo en temas internacionales. Durante décadas presidió el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y después estuvo ocho años de Vicepresidente con Obama encargado de temas de política exterior que, entre otras cosas, lo trajeron de visita a México en más de una ocasión.

La llegada de gente profesional; pragmática y estratégica auguraba una recomposición de Estados Unidos ante sus aliados que, si bien no sería sencilla, sí sería posible. Pero tan solo en estos primeros ocho meses de gobierno lo que hemos visto es a un Biden actuando como Trump: agresivo; impulsivo y poco leal con aliados tradicionales de Estados Unidos.

Trump-ada 1: La retirada de Afganistán

Cuando el 8 de julio, Joe Biden ofreció una conferencia de prensa para anunciar la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán después de veinte años de guerra en aquel país, aseguró que la salida sería ordenada y que los Talibanes no serían una amenaza para los ciudadanos afganos ni un refugio para el terrorismo internacional. Menos de un mes después vimos la caída de Kabul a manos de los talibanes y una salida de los estadounidenses desordenada y poco preocupada por los afganos que los ayudaron. La salida fue una buena decisión, muy mal instrumentada. Recordé aquella frase de un guerrillero del Frente Nacional de Liberación de Vietnam sobre Estados Unidos cuando la salida de Saigón “Sólo existe algo peor que ser enemigo de Estados Unidos: ser su amigo”.

Así como los norteamericanos pudieron entrar y salir de Afganistán, de un momento a otro aun habiendo pasado veinte años en aquel país, así pueden ayudar y abandonar a cualquier otro aliado. Esa fue la primera Trump-ada de Biden.

Trump-ada 2: El trato a los migrantes haitianos

Si la salida de Afganistán fue tan caótica, quizás fue porque no había de otra, pensamos algunos. Pero al ver el manejo de la crisis migratoria de los haitianos que han llegado a la frontera de Coahuila con Texas en busca de asilo para ser o sacados de vuelta a México o volados de regreso a Puerto Príncipe como ganado, es evidente que hay un problema agudo en el gobierno de Biden. Las imágenes de agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo atrapando a los migrantes con la rienda de montar o golpeándolos con fuetes coronaron la visión de que entre los gobierno de Trump y Biden, no hay una diferencia en el trato inhumano a los migrantes.

Trump-ada 3: La estocada a Francia

El anuncio del acuerdo entre Australia; Gran Bretaña y Estados Unidos, AUKUS, para compartir con los australianos tecnología que les permitiera tener submarinos de propulsión nuclear fue una estocada a Francia porque el país perdió un contrato de 40 mil millones de dólares de ventas pactadas con Australia para submarinos convencionales sin que los estadounidenses ni los australianos les dieran un aviso previo.

¿Cómo es que el gobierno de Biden no pensó que debía informar al de Macron de algo así para lograr de AUKUS un acuerdo aprobado y avalado hasta por Francia? El ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, denunció la puñalada por la espalda que recibió por parte de Estados Unidos. Para el Palacio del Elíseo, el cambio de Trump a Biden no resultó tan positivo como esperaban.

La idea de que el gobierno de Biden sería uno de poco drama y mucha estrategia se está cayendo a pedazos. Una razón para ello es la fijación de Biden con China que al parecer le está nublando visión. En la siguiente entrega ese nueva Guerra Fría con China será mi análisis.

Columna completa en El Universal

Hace menos de un mes fue un escándalo que el líder de la bancada del PAN en el senado, acompañado de otros de sus colegas se reunieran con Santiago Abascal, el líder de VOX, el partido de ultraderecha de España. El crítico número uno de ese encuentro fue el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, ni tarde ni perezoso, fijó su postura desde la tribuna de la mañanera para decir que “vinieron unos extremistas de España, el Vox que se unieron con el PAN porque son lo mismo, nada más que simulaban, los del PAN, de que eran demócratas y no, son conservadores y ultraconservadores casi fascistas”.

Agregó López Obrador que “Hubo un besamanos, una vergüenza, llegaron todos los senadores (del PAN), creo que 16, al besamanos”.

Muy mal esa reunión de Panistas. Ni duda cabe que no han entendido nada sobre en donde está la batalla electoral para ganar votos y pensar que puedan regresar algún día al poder. Está en el centro, no en los extremos.

Sin embargo, tomando en cuenta que ésta es la visión del presidente López Obrador, que enaltece la máxima de “dime con quien andas y te diré quien eres” ¿qué podemos decir de su apapacho al dictador de Cuba, Miguel Diaz-Canel; al de Venezuela, Nicolás Maduro; al canciller de Nicaragua que venía en representación de Daniel Ortega?

Para ambos países pidió misericordia. Para Cuba, el fin del embargo estadounidense; para Venezuela, el retiro de las sanciones económicas. ¿Es entonces esto un fuera máscaras de Andrés Manuel López Obrador? ¿Cabe la posibilidad de parafrasearlo y decir: López Obrador es lo mismo que Diaz-Canel, Maduro y Ortega, nada más que simula que es un demócrata y no, es un dictador y un violador de los derechos humanos y la libertad de expresión?

Si nos apegamos a cómo se refirió López Obrador al encuentro de algunos panistas con VOX, la respuesta es si. Para un hombre que siempre ha dicho que las relaciones exteriores e internacionales no le interesan, lo que vimos desde el 16 de septiembre cuando le dio a Diaz-Canel el trato que ningún otro Jefe de Estado del extranjero había tenido antes, salvo el que tuvo el francés Charles De Gaulle en 1964, y continuó a lo largo de la cumbre de la CELAC muestra que a López Obrador sí le interesan los temas internacionales y nos dejan verlo de cuerpo entero con quién se entiende y con quién no.

La alternativa es que todo esto fue una estrategia del presidente de México para distraer del desastroso manejo de la crisis migratoria. Fue increíble que en la CELAC se hablará de todo, hasta de una Agencia Espacial de la región, sin que se mencionara el tema migratorio.

Bueno, hasta propuso el presidente que la CELAC conforme una especie de Comunidad Europea en América Latina. ¡Vaya idea viniendo de alguien que constantemente habla de defender la soberanía mexicana! La Comunidad Europea es precisamente la cesión de soberanía económica, laboral y de fronteras.

Apostilla: López Obrador le envió una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para decirle cómo resolver la crisis migrante que aqueja tanto a su país como a México. Le pidió que aporten los fondos para replicar Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro en los países de Centroamérica. Me imagino que cuando leyó la carta Biden ha de haber dicho “Caray, ¡¿Cómo no se nos había ocurrido esto antes?!…el presidente López Obrador es un genio.” Aunque unos minutos después habría calculado lo que todos sus antecesores. Que dar dinero a los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador sólo enriquece a la clase política de esos países sin lograr cambios favorables para sus ciudadanos. Además, ¿Cómo podría La Casa Blanca justificar, por ejemplo, darle recursos a un Bukele que se auto describe como el dictador más cool del mundo mundial en su perfil de twitter?

Columna completa El Universal

Hoy en la Ciudad de México lxs diputadxs y senadorxs pueden ir a un bar, a un restaurante, a llevar a sus hijos a la escuela, pero están limitados para ir a sesionar de manera presencial. ¿Por qué no es esto un escándalo?

En la legislatura que concluyó en agosto fue claro que sesionar a distancia le dio una ventaja a los liderazgos partidistas que aprovechó sobretodo Morena. El ejemplo más claro fue cuando se votó en favor del transitorio que abrió la puerta para la ampliación del mandato del ministro Arturo Zaldívar hasta el 2024.

En ese momento le pregunté a algunxs senadorxs de oposición por qué habían votado en favor de algo que claramente debilitaba al poder judicial y fortalecía al ejecutivo en detrimento de la fortaleza institucional. La respuesta fue que ese día se conjuntaron todos los vicios de las herramientas digitales para favorecer un resultado no buscado ni deseado por varixs senadorxs.

Y es que no es lo mismo estar presente en el salón de sesiones y escuchar a los demás argumentar sus posiciones políticas que estar desde sus casa vía Zoom en donde al pasar de los meses varixs apagaban sus pantallas y simplemente prendían el micrófono para decir el sentido de su voto muchas veces sin haber estado atentos a la discusión.

Esto les dio mucha fuerza a los integrantes de la Mesa Directiva y para los líderes de los partidos significó mayor control sobre sus diputadxs y senadorxs en donde el partido más beneficiado fue Morena, por haber tenido el mayor número de diputadxs bajo su control. En gran parte por ello fue más fácil para Mario Delgado lograr que no se le moviera ninguna coma a iniciativas que fueron prioridad para el presidente como la Ley de Energía Eléctrica.

Para contener el virus en momentos de confinamiento, a los senadores se les dio un dispositivo con huella digital para que pudieran votar desde sus casas y lo que votaran se reflejara en el tablero electrónico. Según me han comentado senadores, muchos no saben ni como se usa este dispositivo. En la Cámara de Diputados la votación se hace mediante celular con reconocimiento facial. Estas medidas hicieron sentido cuando no había ni vacunas ni tratamientos para quienes se contagiaban.

Por ello, al arranque de la nueva legislatura, varios en la oposición han dicho que es momento de regresar a sesionar con las medidas de sana distancia, pero ya presencial. El diputado de Movimiento Ciudadano, Salomón Chertorivsky propuso desde el primer día de esta legislatura que se haga un censo para conocer quienes de lxs legisladorxs ya están vacunados y, basando decisiones en evidencia y números, se regrese a sesionar de manera presencial.

Es claro que el COVID-19 llegó para quedarse. Se tiene que aprender a convivir con el virus. Si los niños ya van a las escuelas presencialmente y no se les ha vacunado ¿por qué los legisladores, que ya tienen acceso a las vacunas, no sesionan presencialmente? ¿Cuál es la justificación de que sigan sesionando en muchos casos desde sus casas en otros estados?

Columna completa en El Universal

Otra vez el encargado de lidiar con la pandemia, Hugo López-Gatell lo volvió a hacer. Al declarar que vacunar a un menor de edad significaría quitarle una vacuna a una persona con mayor riesgo ante el COVID19 se contradijo y dejó ver lo débiles que son sus argumentos para sustentar el plan de vacunación en México. Dejó ver que lo suyo es rebuscar argumentos con tal de darle gusto a la única persona con la cual le interesa quedar bien: el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Primero porque ese mismo argumento de que vacunar a un menor le quita la oportunidad de vacunarse a una persona de mayor riesgo aplica también si pensamos en alguien de 30 o 35 años, pero a ellos ya se les está vacunando.

Lo mejor sería entonces vacunar primero a la población vulnerable sin importar su edad. Pero el primero en violar este principio fue el gobierno actual cuando decidieron que antes de acabar de vacunar al personal médico mejor vacunaban a los profesores en Campeche cuando el estado estaba en semáforo verde epidemiológico. Pero claro, como en Campeche había elecciones y su candidata Layda Sansores iba abajo en las preferencias, decidieron encontrar una excusa para llevar vacunas al estado previo a las elecciones del 6 de junio.

El Subsecretario presumió desde junio que Pfizer estaba aprobada por la Cofepris para vacunar a menores desde los 12 años contra el coronavirus. El 24 de junio publicó un tuit en el que escribió: “Con gusto informo que @COFEPRIS ha autorizado la ampliación de la indicación de la vacuna Pfizer para mayores de 12 años; es la primera vacuna contra #COVID19 autorizada para adolescentes en nuestro país. Es una noticia que permitirá seguir protegiendo al pueblo de México.”

¿Qué cambió del 24 de junio a ayer como para que López-Gatell declarara que vacunar a menores de edad es quitarle vacunas a población en mayor riesgo? ¿Será la postura del presidente López Obrador en el tema? El presidente siente que vacunar a menores es caer en la trampa de las farmacéuticas. Así lo ha declarado esta y la semana pasada en sus conferencias mañaneras al quejarse y pedir que se abra una investigación de los padres que han ganado amparos para que se vacune a sus hijos menores de edad desde ya.

“Es un asunto de intereses. Imagínense el negocio para las farmacéuticas”, declaró el presidente López Obrador el lunes pasado. Y López-Gatell, ni tarde ni perezoso, modificó su postura y ahora siente que vacunar a los menores ya no es una buena noticia que permitirá proteger al pueblo de México, como lo escribió en twitter en junio.

En México los menores de 18 años representan el 31 por ciento de la población. Si en algún momento queremos llegar a la inmunidad de rebaño a través de la vacunación, es necesario que vacunemos a los menores. Pero hasta ahora no están contemplados en el plan de vacunación.

Es entendible que en este momento en el mundo no hay suficientes vacunas pero entonces cómo explicar que en junio pasado México donó 400 mil vacunas COVID a Belice, Bolivia y Paraguay. Bajo la lógica de López-Gatell esas vacunas que se regalaron significó quitarles 400 mil vacunas a mexicanos en riesgo ante el COVID19. ¿Cómo es que ahí no importó desviar las vacunas a otro país pero vacunar a menores de edad en México que, por cierto, están en más riesgo ahora que van a la escuela de forma presencial, sí importa?

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, en dónde Hugo López-Gatell es Subsecretario, tan sólo entre el 15 de agosto y 5 de septiembre los casos de niños de cero a diecinueve años que se contagiaron de COVID pasaron de 194 mil a casi 233 mil casos y los hospitalizados pasaron de 8 mil a 9 mil 864.

Pero, aun con estos datos, la lógica de López-Gatell es ignorarlos; darles la vuelta y así quedar bien con su jefe, el presidente López Obrador.

Columna completa en El Universal

Parecieran contradictorios los resultados de las encuestas que vemos cuando el sexenio cumple la mitad de su trayecto. Tres años en el poder; muy malos resultados y la popularidad de Andrés Manuel López Obrador está en 60 por ciento. ¿Cómo explicar la diferencia entre lo que dicen las encuestas y la realidad?

En la de Buendía y Laredo publicada esta semana aquí, en El Universal, vemos que lo mejor que ha hecho AMLO de acuerdo con los encuestados son los apoyos para adultos mayores y los programas sociales. En eso mismo coincide la encuesta de Lorena Becerra en Reforma.

También hay más encuestados que dicen que el presidente ha manejado bien la educación, la salud y el combate a la COVID19. ¿Cómo se puede explicar esto cuando en educación transcurrieron 17 meses sin clases presenciales, de total abandono, y el regreso se hizo apresurado y sin estrategia?

¿Cómo hablar de que en salud se han hecho bien las cosas ante la escasez de muchos medicamentos, no solo los oncológicos, aunque en estos es inhumana la desatención? Hay datos del CONEVAL de la disminución en un 38 por ciento en la atención de la salud pública y el aumento en un 26 por ciento de la privada, ósea consultorios y farmacias.

Para quienes estaban inscritos en el Seguro Popular, se los cambiaron por el INSABI que simplemente no ha funcionado y ha dejado a más personas sin seguro para tratarse al momento de enfermar. Según CONEVAL en 2018 había 20 millones de personas sin afiliación a un sistema de salud; ahora hay 35 millones. Muestra clara de que el INSABI ha sido un fracaso.

Y esto ha ocurrido en medio de una pandemia.

Si en 2018 una persona gastaba 2 mil 358 pesos para un servicio de salud, en 2020 el gasto aumentó a 3 mil 299 pesos. Esto es un golpazo del 40 por ciento en la bolsa de los mexicanos. Pero aún así, más personas responden que el presidente ha manejado bien la pandemia que las que contestan que lo ha hecho mal. En la de Reforma es de dejar boquiabierto que un 53 por ciento responde que AMLO ha buscado evitar que aumenten los contagios y muertes por coronavirus frente a un 43 por ciento que opina lo contrario. Para un presidente que se ha negado a lo más elemental, el uso de cubrebocas, estos números son de llamar la atención.

Entonces si las encuestas muestran algo distinto que la realidad hay que pensar que hay una tercera variable: el discurso. Tres años de AMLO como presidente y la gente le cree lo que dice. Le sigue creyendo.

Le creen cuando a pesar de lo mencionado arriba, en uno de sus trece spots AMLO dice: “La atención médica, los medicamentos gratuitos, ya son derechos constitucionales. Son una realidad”.

Y si. Eso dice la constitución, pero la realidad es otra. Imagino que quien llega a buscar su medicamento gratuito y no lo encuentra, busca como pagarlo de su bolsillo o pide prestado y piensa que tuvo mala suerte de no encontrar lo que el presidente dice que ahí esta.

Con tan pobres resultados tener una aprobación del 60 por ciento en promedio está magnífico para López Obrador. Todo indica que lo que dice en las mañaneras y sus mensajes en los spots de cara al informe de hoy se lo creen muchos mexicanos. Al presidente le creen sus otros datos, aun si la realidad reflejada hasta en sus bolsillos, es otra.

 

Columna completa en El Universal

Hoy, como cada semana desde el 30 de junio, veremos en la conferencia mañanera del presidente López Obrador a Ana Elizabeth García Vilchis darnos los datos del “Quién es quién en las mentiras”. Esta sección parece una radiografía del sexenio. Es una mala idea que lejos de sumarle al gobierno y al presidente le resta, pero aun así, se implementa. Ya puesta en práctica, se hace mal por los errores evidentes de su titular que demuestra poca preparación e improvisación. A pesar de ello se repite y se persiste en el error.

Mala idea porque muestra que el presidente está a la defensiva. Que en lugar de poder mostrar con acciones los logros de su gobierno, tiene que atacar a los medios para justificar sus fracasos. En un régimen democrático es difícil que salga bien parado un presidente que ataca a los medios que lo critican con investigaciones fundadas. En Estados Unidos lo intentó Donald Trump durante 4 años con el resultado que conocemos.

La puesta en práctica ha sido desastrosa. Desde el primer miércoles del Quién es Quién en las mentiras los errores de Ana Elizabeth García Vilchis fueron suficientes para, si no cancelar la sección, buscar a alguien con más preparación para el ataque.

Al mencionar notas y columnas que hablan de espionaje a periodistas, Vilchis dijo que hubo nado sincronizado, refiriéndose a que varios escribieron y reportaron sobre lo mismo. Le pareció tan serio, tan serio el asunto, que se aventó el chiste de decir que esos periodistas ganarían medalla de oro en las olimpiadas. El chiste se lo acabó llevando ella cuando se le señaló que una de las notas que mostró con bombo y platillo, publicado en la revista Forbes, fue del 2017.

Al criticar un texto publicado en el portal de Univison, Vilchis comentó que era un periódico estadounidense, algo que evidentemente no es este canal de televisión, uno de los más importantes de habla hispana en el mundo.

Para criticar otro texto, mostró la investigación del periodista Emilio Godoy, publicado en El País, sobre desechos nucleares en Laguna Verde. La critica no fue por que fuera falso sino por que se hizo viral en redes. El periodista, al verse atacado, mostró en twitter la solicitud de información que hizo al gobierno ya que Vilchis criticó que para este reportaje no se había hecho precisamente eso: consultar al gobierno.

Fue tal el desastre que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió una recomendación al gobierno para que reconsiderara la sección por estar afectando las garantías para un debate libre e informado.

No obstante, como ya mencionamos, el presidente ha decidido seguir con su sección del “Quién es quién en las mentiras” y con ello ha persistido en la implementación de una mala idea. A la conferencia mañanera del 4 de agosto, Vilchis llegó tarde. El presidente arrancó con la silla vacía a su lado que unos minutos más tarde una apresurada Vilchis corrió para ocupar. Ahí dijo su ya célebre frase de “no es mentira pero se exagera” al referirse a una nota de Reforma del día anterior en donde el periódico daba cuenta de como la CFE ha subido un 20 por ciento la tarifa De Alto Consumo (DAC).

Para explicar las publicaciones que no hablan bien del gobierno, tanto Vilchis como el presidente señalan que se debe a que el periodismo está enojado porque ya no hay pagos para publicar notas favorables. “Vamos a resistir los ataques de los medios de comunicación…están molestos porque ya no reciben publicidad oficial, chayo”, ha dicho el presidente. Lo dice cuando nunca como ahora es evidente la creación de portales y de ‘periodistas’ a modo.

Así nos seguiremos, de miércoles en miércoles, con un presidente atacando la libertad de expresión a través de Ana Elizabeth García Vilchis. Una mala idea; mal implementada y en cuyo error se persiste. La radiografía perfecta del actual gobierno.

Columna completa en EL UNIVERSAL

La noticia del regreso al poder de los talibanes en Afganistán deja a las mujeres de ese país en una vulnerabilidad indescriptible. Releí las 29 prohibiciones que la ley islámica, la Sharia, mandata para las mujeres de acuerdo con la interpretación de los talibanes. Vale la pena enumerarlas una a una para que no quede duda lo draconiana que es su visión.

  1. Prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Solo doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
  2. Prohibición de cualquier tipo de actividad fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram, que debe ser forzosamente un hombre que tenga un parentesco cercano como padre, hermano o marido.
  3. Prohibición de cerrar tratos con comerciantes hombres.
  4. Prohibición de ser revisadas por un médico hombre.
  5. Prohibición de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.
  6. Requerimiento de llevar nicab y burka para cubrirse de cabeza a pies.
  7. Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no se vistan de acuerdo con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su marido y guardián.
  8. Azotes en público por no cubrirse los tobillos.
  9. Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
  10. Prohibición del uso de cosméticos.
  11. Prohibición de hablar o darle la manos a hombres que no sean mahram.
  12. Prohibición de reír en voz alta.
  13. Se prohíbe a las mujeres llevar zapatos con tacones porque los hombres que no las conocen no pueden ni escucharlas caminar.
  14. Se prohíbe ir en taxi sin su mahram.
  15. Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
  16. Prohibición de practicar deportes o de entrar en un club deportivo.
  17. Prohibición de subirse a una bicicleta o moto.
  18. Prohibición de vestirse con colores vistosos.
  19. Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de “Eids”, que son las fiestas más importantes para los musulmanes, con propósitos recreativos.
  20. Prohibición de lavar ropa en ríos o lugares públicos.
  21. Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra mujer.
  22. Prohibición de asomarse de los balcones de sus casas.
  23. Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
  24. Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
  25. Prohibición de acceso a baños públicos.
  26. Prohibición de viajar en el mismo autobús en el que van hombres.
  27. Prohibición de usar pantalones acampanados, aunque vayan abajo del burka.
  28. Prohibición de fotografiar o filmar a mujeres. No pueden aparecer en fotografías y vídeos. No existen.
  29. Prohibición de publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.

Los talibanes han dicho que en esta ocasión aplicarán la ley islámica hacia las mujeres de una manera muy distinta a como ocurría cuando estuvieron al mando en los 90s. Sin embargo, hay algunas acciones que han ocurrido en estos días que ponen en duda estas declaraciones de los Talibanes.

Por ejemplo, en Herat, la tercera ciudad más grande de Afganistán que fue tomada el jueves pasado por los talibanes, se les ha prohibido la entrada a mujeres y niñas a escuelas y a la Universidad de Herat.

En la zona de Kandahar, Reuters ha reportado como los talibanes han obligado a ceder sus trabajos en bancos a hombres. Y en la provincia de Takhar, un grupo de niñas que iban en una bicitaxi el viernes pasado fueron detenidas y golpeadas con un látigo por usar sandalias muy reveladoras.

Muchos países, incluyendo México, tenemos retos de desigualdad y machismo. Pero lo que se perfila ocurrirá en Afganistán va más allá de cualquier horror.

Columna completa en El Universal

Claudia Sheinbaum dijo que naranja; Hugo López-Gatell dijo que rojo. Se refieren ambos al color del semáforo epidemiológico para la Ciudad de México. Y dejan a la vista las profundas incongruencias; improvisaciones y rencillas dentro del gobierno de la 4T. Además, nos han mostrado de qué lado está el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El semáforo epidemiológico se anunció en junio del 2020. El color lo definía la Secretaría de Salud en ese momento de acuerdo con varios lineamientos, entre ellos tasas y tendencias de contagios, hospitalizaciones y muertes. Al haber 93 mil casos y 10 mil muertes, el país entero arrancó en rojo, alerta máxima, salvo Zacatecas que estaba en naranja.

La Ciudad de México dejó de estar en rojo y pasó a naranja el 29 de junio del 2020 cuando había 220 mil 600 casos y 27 mil 121 muertes reportadas en el país. Todo para volver a regresar al rojo, con cierre de actividades, a partir del 19 de diciembre del 2020 ante el aumento de casos y muertes: 1 millón 313 mil y 117 mil 876 respectivamente.

Esto aún cuando apenas el 11 de diciembre López-Gatell había dicho que el color del semáforo era “hasta cierto punto intrascendente”, que estábamos en alerta por COVID19 y que por ello debíamos cuidarnos.

Ahora que estamos en la tercera ola con 3 millones de casos y casi 245 mil muertes el Subsecretario Hugo López-Gatell dijo que la CDMX y otros seis estados regresaban a rojo en el semáforo epidemiológico a partir del lunes pasado. Lo hizo utilizando datos de CONACYT que estima, entre otras cosas, la tasa de reproducción efectiva de COVID19. Los lineamientos completos para definir el color del semáforo se pueden encontrar aquí. Pero la Jefa de Gobierno dijo que no, que la CDMX se quedaba en naranja y que no habrá cierre de actividades.

¿Quién tiene la razón? ¿Sheinbaum o López-Gatell? Si nos atenemos a lo que dice el presidente López Obrador, la razón la tiene la Jefa de Gobierno. Ayer en la conferencia mañanera AMLO dijo: “Ya se decidió, porque corresponde al Gobierno de la Ciudad, que se tiene semáforo naranja, y eso es lo que se está llevando a cabo”. Pero si vemos los datos del gobierno que López Obrador preside, la CDMX está en rojo, de acuerdo con los lineamientos de la Secretaría de Salud que es la que tiene las atribuciones para determinar los colores del semáforo epidemiológico. Así que si consultamos los datos de la página web del gobierno, la CDMX está en rojo, pero si escuchamos al presidente, está en naranja.

La verdad es que el semáforo epidemiológico ha funcionado con una lógica política más que como una herramienta para manejar la emergencia de salud. Por un lado López-Gatell tiene meses que dijo que el semáforo es irrelevante. Por el otro, el presidente dice de el color lo pueden definir los gobiernos locales (quiero ver si eso pensaría si Alfaro cambia el color del semáforo en Jalisco a su antojo). Un presidente que debería preocuparse por la población antes que nada, está defendiendo a su jugadora consentida de cara al 2024 incluso si eso significa ir en contra de los lineamientos de salud que su gobierno fijó para lidiar con la pandemia.

En esas manos estamos.

Apostilla: Ante la derrota de Morena en la CDMX, la Jefa de Gobierno ha decidido que ni ve ni escucha a los alcaldes electos de la oposición. Claudia Sheinbaum no quiere reunirse con ell@s. En el caso de Álvaro Obregón, la alcaldesa electa Lía Limón ha reportado que se han negado a iniciar la transición. No entregan las cuentas. Ante ello la pregunta obligada es ¿qué ocultan en esa alcaldía que gobernó (es un decir) la próxima gobernadora de Campeche, Layda Sansores?

Columna completa en El Universal

La palabra se refiere a los que, sabiendo que estamos en pandemia, deciden actuar como si el COVID no existiera o como si tuvieran la certeza que, de enfermar, nada grave pasaría. En el extremo deciden que ni siquiera merece la pena vacunarse. Pero realmente puede aplicar para la humanidad en su conjunto. Hemos sido unos COVIDiotas.

Todos saben que las pestes son recurrentes en el mundo. Y aún así, nos sorprendemos y somos incrédulos cuando de pronto nos encontramos entre una peste. Ha habido el mismo número de pestes como de guerras en la historia, y sin embrago, tanto plagas como guerras toman por sorpresa a la humanidad. Eso escribió Albert Camus en su novela, La Peste, en la que describe el cierre por varios meses de la ciudad de Orán, en Argelia, al haber un brote de peste.

Al releer en estos días de vacaciones a Camus, parece que está describiendo lo que ocurre actualmente con la pandemia por el virus SARS-COV-2. Lo mal que la humanidad ha manejado la pandemia es evidente cuando hasta en los países que parecía que la habían domado, como Australia, hay brotes preocupantes a 20 meses de que escucháramos por primera vez de este virus extraño que llevó al cierre de una ciudad China de Wuhan, con todo y sus 11 millones de habitantes en pleno mes de festividades.

Y pasado más de año y medio, el mundo sigue queriendo regresar a una normalidad que es inalcanzable. Nadie va a ser libre en tanto exista la peste, escribió Camus. Mientras estamos en medio de la peste vivimos una especie de exilio. Una sensación de vacío que conlleva un irracional deseo de regresar al antes de o de acelerar la marcha del tiempo al después de la peste. Leemos, como los habitantes de Orán, los periódicos y vemos las noticias, con la esperanza de encontrar una señal de que el virus va a acabar pronto.

Creemos que ahora es peor que en otras pandemias porque tenemos acceso a más información. Pero ahora, a diferencia de otras pandemias, hay esfuerzos científicos sin precedentes para lograr tratamientos y vacunas para hacer que el COVID no nos domine. Y, sin embargo, la falta de cohesión en acciones conjuntas a nivel internacional es el reflejo de un mundo entero de COVIDiotas.

Desde el gobierno de México que ha visto al COVID como algo que le ha venido “como anillo al dedo” y ha decidido dejar al frente de la estrategia de salud a un político más que a un epidemiólogo, vemos alrededor del mundo a varios Jefes de Estado que han decidido ver la epidemia como una oportunidad para hacerse de más poder y dinero sin importar la emergencia que enfrentamos todos.

También tenemos a grandes empresarios dentro de la iniciativa privada y organismos internacionales, que ante la amenaza del virus, escaparon a sus residencias lujosas para organizar Zooms en los que hacían como que algo hacían, mientras cobraron sus sueldos completos y algunos incluso recibieron ‘bonos de riesgo’ por estar ‘trabajando’ en pandemia.

A veinte meses de pandemia, hemos fallado. El mundo puede ganarse el trofeo de COVIDiotas. Con todo el conocimiento epidemiológico disponible, los países ricos se han preocupado por salir adelante ellos. Los países pobres, muchas veces liderados por una banda de pillos que pueden dormir tranquilos a pesar de que lo que roban saben que mantiene a sus votantes en la miseria y que por ello hoy no están preparados para enfrentar al virus, quieren que ahora los vengan a salvar: a ellos, no a sus pueblos. Quieren ser rescatados para seguir echando billetes en sus bolsas.

No hemos entendido que, es necesario que todos estemos a salvo del virus para que cada uno estemos libres de su amenaza.

Somos, como humanidad, unos COVIDiotas.

 

Columna completa en El Universal

Hace tiempo que no lo veía. Es un señor que ha conocido al hoy presidente de México desde años atrás. Muy cercano desde que era López Obrador estudiante en la UNAM en los 70s. Culto e inteligente. Me dio gustó verlo porque pensé que platicar con él me daría la oportunidad de tener una conversación tranquila e informada sobre lo que ocurre en México, que tanto preocupa, y quizás él me podría mostrar aspectos de las acciones del gobierno que van en sentido correcto y que yo no he ubicado.

¿Cómo ves a México y a nuestros presidente? Comencé por preguntarle. Yo estoy encantado, me respondió mi interlocutor. El país necesitaba a alguien como López Obrador para salir adelante.

¿Qué de lo que ha hecho te gusta tanto? le dije, para no quedarnos en lo ya tantas veces repetido de que era necesario que llegara al poder una persona de izquierda, cuando, siendo cierto, AMLO ha resultado ser un político más bien conservador en lo social.

La respuesta me sorprendió: lo más importante que ha hecho nuestro presidente es separar el poder económico del poder político. ¿Cómo que separarlos? ¿Qué es entonces la relación entre AMLO y José María Rioboó si no la continuación de la cercanía y complicidad entre ambos poderes? Le volví a preguntar.

De ahí, mi interlocutor, al que llamaré Juan, decidió remontarse al escándalo político-sexual inglés, el caso Profumo. ¿Qué tiene que ver lo que vemos ahora en México con lo ocurrido en Inglaterra en los años 60s entre el político conservador, John Profumo, y la bailarina Christine Keeler? Le contesté.

A lo que Juan dio una serie de argumentos bastante confusos. El caso Profumo, que terminó con la carrera política de quien entonces era Ministro de Guerra en Gran Bretaña, al descubrirse su relación sexual con la bailarina de 19 años que a su vez tenía también una relación con el espía soviético Yevgeny Ivanov en tiempos de la Guerra Fría, fue la primera ocasión en que un político británico sufrió un castigo por sus diversiones sexuales. El caso Profumo le costó el puesto hasta al entonces Primer Ministro Harold Mcmillan. Mi interpretación es que Juan se remontó a este episodio político para decir que hoy en México no hay intocables.

No quise meterme a preguntar sobre Bartlett, Pío y Martinazo, porque sentí que ahí ya no encontraría lo que buscaba con mi conversación. Mejor cambié de rumbo.

¿Y la rifa del avión presidencial? ¿No te parece un insulto a la inteligencia de los mexicanos? A lo que Juan respondió que el lujo del avión presidencial para un país como México es lo realmente insultante.

Si. De acuerdo que era un lujo innecesario. Pero volví a mi pregunta ¿Por qué inventar una rifa?

Porque es insultante. El presidente López Obrador no puede moverse en ese lujo.

De acuerdo, pero no estoy hablando del lujo del avión. Mi pregunta es ¿por qué hacer el show de la rifa?

No logramos pasar de este punto. Así continuó la conversación hasta que, por respeto a su edad y a su familia, que me habían advertido que ellos ya habían dejado de hablar de política con Juan, decidí pasar a mi último comentario: ¡Qué bonito está el clima hoy!

Concluyó la conversación con una mayor preocupación de mi parte por el rumbo de México bajo el actual gobierno. Ni alguien inteligente y leído como Juan pudo darme un ejemplo de acciones de AMLO que estén pensadas para que el país crezca, para que los mexicanos estemos mejor y para que México se inserte exitosamente en el futuro.

Columna completa en El Universal

Durante años se pugnó en México para que los ciudadanos tuviéramos la posibilidad de premiar o castigar a nuestros políticos a través de la reelección. La idea era que así se rompería el monopolio de los liderazgos partidistas sobre los legisladores, quienes se tendrían que preocupar por su desempeño como funcionarios públicos para que los ciudadanos los quisieran reelegir.

Por ello, en septiembre del 2014 se reformó el artículo 59 constitucional para que los senadores pudieran ser reelectos hasta por dos periodos consecutivos y los diputados hasta por cuatro periodos consecutivos.

En las elecciones del 6 de junio, los ciudadanos pudimos por primera vez desde 1933 reelegir o no a los diputados federales. Sin embargo, los liderazgos partidistas siguieron manteniendo el control sobre sus legisladores y los ciudadanos no pudimos realmente ser quienes decidiéramos si queríamos premiar o castigarlos.

Primero porque los liderazgos dentro del partido fueron los que decidieron quién de sus legisladores podían buscar reelegirse. A principios del proceso electoral más de 440 diputadas y diputados manifestaron que querían buscar la reelección, pero al final solo 207 se pudieron postular. La decisión de quién sí y quién no podía hacerlo fue de los liderazgos que pudieron premiar a sus cuadros leales con ese ‘permiso’. Por ello, por ejemplo, alguien como Porfirio Muñoz Ledo no pudo buscar reelegirse ya que Mario Delgado, quien compitió por la presidencia del partido y le ganó después de pleitos públicamente ventilados entre ambos, pudo castigarlo sin permitirle buscar la reelección. La decisión de dejar fuera a Muñoz Ledo fue del líder del partido y no de los ciudadanos.

Según un estudio estimado de la reelección que hizo Fernando Dworak, quien conoce como pocos en México el tema, de los 500 diputados de la nueva legislatura, la LXV, 140 van a repetir porque ganaron la reelección. Esto es el 28 por ciento de los legisladores. No es mucho, pero lo importante más allá del número, fue ver que los liderazgos de los partidos fueron quienes permitieron o no a sus legisladores buscar la reelección. Así, los ciudadanos no logramos ser quienes premiamos o castigamos a nuestros legisladores. El control lo mantuvieron los lideres de los partidos.

Otro de los propósitos de la reforma al artículo 59 para permitir la reelección era que se mantuviera la continuidad y con ello la experiencia de los diputados. Tres años era muy poco tiempo para aprender como funciona el legislativo y, cuando apenas se estaba logrando agarrarle la onda al proceso, ya tenían que abandonar el cargo. La reelección buscaba premiar la experiencia.

Pero, dado como legislaron los diputados en los tres años de la actual legislatura en donde vimos con claridad que el presidente López Obrador mandó órdenes de no modificar ni una coma a iniciativas como la Ley de Energía Eléctrica y que los diputados de su partido le obedecieron, es difícil pensar que la experiencia legislativa que obtuvieron los 80 diputados de Morena que se reeligieron sirvan mucho a la ciudadanía. Más bien, todo indica que seguirán sirviendo al presidente.

Así, dos de los principales propósitos de reformar el artículo 59 para permitir la reelección legislativa no se lograron cumplir en esta primera ronda. La clase política está claramente abocada en darle la vuelta a la rendición de cuentas a la ciudadanía. Por más reglas electorales que se hagan, seguiremos viendo que los políticos responden antes a sus liderazgos que a sus votantes.

 

Columna completa en EL UNIVERSAL

En Estados Unidos Donald Trump perdió su reelección. Gran parte de la razón fue su pésimo manejo del COVID. Primero lo minimizó; nunca promovió el uso del cubrebocas y apoyó irresponsables medidas, como utilizar cloro para el tratamiento. Nunca quiso dejar de tener eventos públicos, al grado de haber provocado uno de múltiples contagios cuando quiso festejar el nombramiento de la Ministra Amy Coney Barret a la Suprema Corte en una reunión masivo en La Casa Blanca. Entre los contagiados ese día estuvo el propio Trump y su esposa Melania.

Estados Unidos es el país en el que más personas han muerto por COVID, 606 mil muertes. La situación ha mejorado gracias a la estrategia de vacunación que tan en serio se ha tomado el sucesor de Trump, Joe Biden.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está viviendo momentos complicados por señalamientos de corrupción en la compra de vacunas. Primero no compraron a ninguna farmacéutica alegando precios caros y, de pronto, se hizo un compra apresurada a la farmacéutica India, Bharat Biotech para la Covaxin (Aztra Zeneca producida en India) cuando aún no estaba aprobada para su uso en Brasil. Lo peor es que se compró diez veces más cara del precio original.

Para un país que ya ha metido a la cárcel a un expresidente por corrupción, Lula da Silva, y sacado del poder a otra, Dilma Rousseff, también acusada de corrupción, no se ve fácil que toleren a otro presidente incurriendo en los mismos actos. Más aún cuando Bolsonaro se vendió como un foráneo de la política, ajeno a la corrupción.

En Brasil ha muerto más de medio millón de personas de COVID. Es el segundo país con más muertes por COVID del mundo. Y ahora las calles se han inundado de manifestantes exigiendo la dimisión del presidente. Su popularidad, en un momento de las más altas en América Latina, ahora se ha desplomado debajo de los 20 puntos. La pregunta ya no es si Bolsonaro puede reelegirse en las elecciones del año próximo. La pregunta es si va a llegar a las elecciones.

En India el Primer Ministro, Narendra Modi, tuvo que sacar a doce integrantes de su gabinete la semana pasada para tratar de dar la imagen de que está enfrentando bien al virus después de que en tan solo dos meses han muerto por COVID la mayoría de las 400 mil personas que hacen de India el tercer país con más muertes en el mundo.

Al partido de Modi, el BJP, le ha ido mal en las recientes elecciones regionales y tan pronto como febrero y marzo del 2022 debe estar más fuerte políticamente para no volver a ser derrotado en las elecciones legislativas. Si el virus sigue sin control en India, Modi se volverá a ver en aprietos. La crisis humanitaria que nos heredó India al mundo, la variante Delta, se ha convertido en una crisis política para el Primer Ministro Modi.

Así las cosas en los países que ocupan el lugar 1,2 y 3 de muertes por COVID en el mundo. La gran pregunta es ¿qué pasará en México con AMLO cuyo manejo de la pandemia nos tiene en el trágico cuarto lugar por el número de muertes en el mundo?

Columna completa en EL UNIVERSAL