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Ana Paula Ordorica

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Hay un Ricardo Anaya que es visto como alguien talentoso, preparado, buen orador y con proyecto claro por llegar a ser presidente de México. Pero hay otro Ricardo Anaya. El que es visto como un traicionero, un joven dictador, alguien que pregona en contra de la corrupción pero que cuando de hacer un buen negocio se trata, no deja pasar la oportunidad, así implique alguna que otra trampa.

 

¿Cuál de los dos Ricardos es el bueno?

 

Por un lado, está el Ricardo Anaya que, con apenas 39 años, ha logrado lo que muchos quisieron desde hace más de dos décadas: conformar una alianza izquierda-derecha para sacar al PRI del poder.

 

Lo quiso Vicente Fox con su famosos ¡Hoy! ¡Hoy! ¡Hoy! a Cuauhtémoc Cárdenas para que ambos fueran juntos como oposición a Labastida en la elección del 2000, sin éxito. Lo ha buscado durante años gente como Jorge G. Castañeda, con distintas variantes, también sin éxito.

 

Anaya lo ha logrado. Que en el camino traicionó, hizo enojar a algunos y generó un éxodo importante dentro de su partido, ni duda cabe. Ahí están Margarita Zavala, Javier Lozano, Ernesto Cordero, Roberto Gil y compañía mostrando que, en política, como en la vida misma, no hay enemigos pequeños.

 

El #pelucagate de esta semana no le habría explotado a Anaya si sus métodos para quedarse con la candidatura del partido no hubiesen sido tan burdos. Anaya creyó que negoció bien cuando dejó que su acérrimo enemigo, Francisco Domínguez, se quedara con la candidatura del PAN para la gubernatura en Querétaro a cambio de que él se quedara con la presidencia del partido, confiado en que la buena gestión de José Calzada dejaría en manos del PRI el estado. Pero acabó ganando Domínguez y el equipo de Anaya sabe que ese frente del hoy gobernador de Querétaro es posiblemente la fuente de las filtraciones en su contra.

 

Anaya el traicionero es también Anaya el implacable. ¿Hay de otra forma para llegar hasta donde ha llegado? México necesita justo un político con proyecto de futuro, como el que presentó Anaya en el Auditorio Nacional cuando asumió la precandidatura del Frente, en dónde habló con datos duros de energías renovables; del futuro de los autos eléctricos y vehículos autónomos; de tiendas del futuro que ya existen en el presente, como la de Amazon en la que no hay cajeros ni dependientes.

 

Anaya presentó así su idea para que México se inserte en las tendencias tecnológicas para poder alcanzar a los que nos llevan décadas de ventaja. Pero también hemos visto al otro Anaya, al que niega amistades como Manuel Barreiro y Juan Carlos Reyes para deslindarse de negocios en su estado natal, Querétaro, que generan suspicacias en el tema más sensible de esta elección: la corrupción.

 

Columna completa en El Universal

Rindiendo protesta como candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador declaró que “con terquedad, con necedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a acabar con la corrupción.”

 

Antes, en entrevista con El Universal, AMLO tocó este tema, el de la corrupción, que es uno de los más sensibles y que más lastiman el desarrollo de México, para decir que, con voluntad, él iba a acabar con la corrupción.

 

Y, sin embargo, tenemos sus listas de candidatos plurinominales. Para llorar, no para acabar con la corrupción.

 

AMLO, el tres veces candidato a la presidencia, es sin duda terco. Pero su terquedad no parece estar dirigida en acabar con la corrupción. Más bien parece estar enfocada en hacer todo lo posible por quedarse con el segundo lugar en la elección presidencial. Como le ocurrió en el 2006 y de nuevo en el 2012.

 

¿Qué otra explicación hay para sus alianzas y absoluciones? Primero decidió decirle que no al PRD, su natural aliado, para abrazar al PES. Después ha sumado a personajes ya muy mencionados por ser tan cuestionados a su campaña. Caso emblemático, Elba Esther Gordillo, la villana de villanas en la política mexicana. Y ahora está la lista de SUS plurinominales.

 

SUS en mayúscula porque, a diferencia de lo que ocurre en otras campañas, en la de AMLO no hay mayor imposición que su voluntad. Si Napoleón Gómez Urrutia está en la lista de plurinominales de Morena es porque así lo decidió, y negoció, él y nadie más que él.

 

¿A cambio de qué es que a AMLO le conviene que regrese a México por la puerta del fuero Napoleón Gómez Urrutia? Es como si Lula da Silva decidiera en su campaña presidencial declarar que, de ganar, le otorgaría perdón presidencial a Marcelo Odebrecht, el rostro de la corrupción en Brasil.

 

Columna completa en El Universal

Sin haberme suscrito, de pronto comenzaron a llegar a mi correo electrónico mensajes de Pejeleaks.org. Esta semana el Pejeleak ha sido sobre la relación entre el diario que dirige Carmen Lira, La Jornada, y Andrés Manuel López Obrador desde que era Jefe de Gobierno de la hoy CDMX.

En Pejeleaks publican una columna ilustrada con un video de poco más de dos minutos en el que se menciona el gasto publicitario del GDF cuando AMLO era su Jefe de Gobierno y se menciona que uno de los hijos de López Obrador vive en la casa de quien es asistente de la dueña de La Jornada.

No hay firmas; no hay fuentes primarias. Hay denuncia.

Esta estrategia de sacar una página usando un nombre similar al de Wikileaks en el que de forma anónima se puede entregar información y el portal lo publica, ha sido descrita como guerra sucia en contra de AMLO. Más que guerra sucia es parte de la guerra digital que se juega hoy en prácticamente todos los ámbitos, desde el empresarial, hasta sin duda el político.

En el caso de Pejeleaks.org, el portal busca dar a conocer “al verdadero López Obrador” dado que ha estado por más de dos décadas en el ojo público y aún hay preguntas básicas sobre él que quedan sin responder. Desde cómo paga la vida de eterna campaña bajo la premisa de honestidad y desempleo.

Cuando AMLO es cuestionado sobre ello, sus respuestas, lejos de aclarar la situación, crecen la incógnita. Para muestra reciente, su declaración de que a veces no tiene ni para pagar un taxi y que él carga solamente $200 pesos en su cartera.

AMLO siente que esa pobreza inexplicable lo hace ser honesto. Lo piensa así porque vive en un país en el cual ser millonario es sinónimo de corrupción, de trampas y de cochupos con el gobierno. Hay otros países en los que ser tan pobre y aspirar al servicio público es muy mal visto porque precisamente la falta de recursos vuelve más vulnerable a la corrupción al político en cuestión.

Pejeleaks.org es entonces la respuesta para tratar de hacer transparente a un político opaco. Y la estrategia es a través de las redes digitales para poder acercar al ‘verdadero’ AMLO a los 4 millones de millenials que podrán votar por primera vez en esta elección del 2018.

Para este segmento del electorado los años de AMLO tomando pozos petroleros en Tabasco o cerrando Reforma ocurrieron cuando ni se asomaban a leer las noticias. La estrategia de Pejeleaks.org es entonces dar a conocer por medios más modernos a un segmento de la población más joven quien es AMLO.

 

Columna completa en El Universal

Alfonso Navarrete Prida arrancó con el pie derecho su encargo como Secretario de Gobernación al negociar con Javier Corral la crisis económica y política de Chihuahua. México, por el contrario, perdió porque una vez más fueron acuerdos políticos en lo oscurito los que resuelven una crisis en la que en medio queda la duda de qué pasará con la investigación sobre la triangulación de recursos de Hacienda a las campañas políticas del PRI.

Recordemos que el caso Chihuahua se complicó cuando Gustavo Madero, Coordinador de Gabinete de Javier Corral, le pide a su amigo José Antonio González Anaya, Secretario de Hacienda, conocer por qué Chihuahua no había recibido los 900 millones de pesos que la federación se había comprometido a depositarle.

González Anaya le respondió a Madero: “Hay que platicar” y de ahí surgió la reunión en donde se le aclaró al gobierno de Corral que no se le depositaba ese dinero por insuficiencia presupuestal, pero que también había un problema con la detención del PRIísta Alejandro Gutiérrez, acusado de la triangulación de recursos para las campañas. Eso fue una plática que se entendía se daba entre amigos, pero que generó la crisis que todos vimos con Corral flanqueado por personalidades de la sociedad civil e incluso del mundo del cine exigiendo el pago de lo adeudado y la extradición del ex gobernador Cesar Duarte.

El problema escaló al grado que el precandidato del PRI, José Antonio Meade, entró en escena y se subió al ring al llamar torturador a Corral, refiriéndose al trato que se especula el gobierno de Chihuahua estaba dando a Alejandro Gutiérrez.

Mala estrategia de Meade la de subirse a ese ring ultra PRIísta. Pero eso es otra historia.

El tema pasó de Chihuahua a Hacienda a la campaña de Meade y de ahí a Gobernación. ¿Qué tiene que ver la SEGOB en un conflicto hacendario? Nada, si se tratara solo de eso. Pero como el problema con Corral era mucho más que 900 millones de pesos, entró Navarrete Prida en escena para firmar un documento que reconoce juridicidad a los convenios de Hacienda con los estados, y por ello admite que sí era obligación de la SHCP depositarle los fondos a Chihuahua, a cambio de permitir el traslado de Alejandro Gutiérrez de una prisión estatal al Centro Federal de Readaptación Social No. 8 en Ciudad Juárez.

 

 

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Cierra el mes de enero. Quedan once días de periodo de precampañas. El saldo es positivo para Andrés Manuel López Obrador; de neutral a bueno para Ricardo Anaya y preocupante para José Antonio Meade.

Para AMLO el saldo es positivo porque sigue siendo el candidato a vencer. Su campaña logra que los mensajes del candidato sean replicados, comentados y recordados. El rasgo más preocupante de AMLO, sus desplantes autoritarios y su semblante desencajado, hasta enojado, ha sido sustituido por el candidato bromista y dicharachero. Qué mejor muestra que su video a lado del mar en Veracruz en el que dice estar esperando el submarino con el oro ruso para él, que ahora se llama Andrés Manuelovich.

Si bromear sobre la intervención rusa es negativo para la democracia mexicana o no, ese es otro tema. Pero actualmente no tenemos esa imagen del político rancio y desencajado de las dos elecciones pasadas.

En el caso de Ricardo Anaya el discurso ya no se centra en su fortuna inexplicada e inexplicable. Se le ve cantando y tocando la guitarra. Parecería que embarrarle a los mexicanos la superioridad intelectual con anuncios en inglés y francés no sería la mejor estrategia, pero tampoco le ha restado simpatías al panista.

Por el otro lado, los saldos de forzar su candidatura siguen mostrando una sangría dentro de su partido y las dificultades por afianzar al Frente en los estados están lejos de ser zanjados. Anaya no va bien; tampoco va mal.

Por el lado del PRI, sabemos que el partido arrancó con una crisis importante. Basta tomar en cuenta la pérdida de estados gobernados por el tricolor en lo que va del sexenio. En el 2012 el PRI gobernaba 20 estados. Hoy gobierna 14. La pérdida de población gobernada no ha parado. Por eso entendemos se eligió a José Antonio Meade como el candidato priísta que no es priísta.

 

 

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Estamos en una elección en donde el enojo y el miedo abunda mientras que el entusiasmo escasea.

Ninguno de los candidatos ni partidos emociona. No tenemos al Vicente Fox del 2000 que significaba la alternancia en el poder ejecutivo por primera vez en la historia ni al Enrique Peña Nieto del 2012 que enarbolaba el regreso de los que “sí sabían”. Tampoco tenemos al Andrés Manuel López Obrador y su peligro para México en la versión 2006 cuyos desplantes antidemocráticos acabaron otorgándole el triunfo a Felipe Calderón.

Ahora tenemos candidatos con partidos en crisis, en el caso específico de PAN, PRD y PRI. Y a un tercer candidato, Andrés Manuel López Obrador, que encabeza no un partido sino un movimiento que se dice anti-sistema a pesar de estar recogiendo a los jugadores políticos de antaño que tanto ha criticado.

Es demasiado temprano para que las campañas se pongan a pensar en el voto útil ya que en estos momentos deberían estar más bien presentando propuestas y vendiendo a sus respectivos candidatos, pero como ninguno de ellos entusiasma, las estrategias en cada casa de campaña se centran en analizar como se va a comportar el voto útil y cómo lo pueden atraer.

Ese que recogió Peña Nieto de los panistas en el 2012 cuando vieron que Josefina Vázquez Mota no iba a ganar y querían evitar a toda costa que lo hiciera AMLO. O el que sumó Felipe Calderón de los priístas en el 2006, cuando Roberto Madrazo simplemente no logró despegar y tampoco querían que ganara AMLO. Ambos atrajeron también a los independientes y/o indecisos.

Para este 2018 ¿quién se quedará con el voto útil? La respuesta no es tan sencilla como en las últimas dos elecciones ya que tendremos dos posibles votos útiles. Melón será el voto útil anti-AMLO y sandía el voto útil anti-PRI.

El anti-AMLO lo ejercerán los PANistas, PRIístas, PRDistas… que al ver que su candidato no despega prefieren votar por quien vaya en mejor lugar en las preferencias frente a AMLO antes que darle su voto al tres veces candidato presidencial que hace propuestas del pasado que ya han fracasado o simplemente inviables y que asustan. Aquellos que ven en AMLO la posibilidad de destruir las de por sí frágiles instituciones mexicanas. Los que miran en López Obrador el reflejo de Chávez y de Venezuela.

 

 

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Si bien hacia principios de octubre del año pasado la situación para el TLCAN parecía estar al borde del fin, hoy los esfuerzos conjuntos del grupo empresarial encabezado por Moisés Kalach; el equipo de negociadores del gobierno mexicano encabezados por la dupla Videgaray-Guajardo y los asesores de ambos han logrado inclinar la balanza a favor de la continuidad del tratado o en contra de la salida de EUA de éste.

 

Platicando con quienes han estado en las renegociaciones del TLCAN veo un lamento; un miedo y dos señales de optimismo ahora que está por comenzar una nueva ronda de renegociaciones.

 

Arranco por el optimismo. Los negociadores mexicanos han logrado reunirse con 27 gobernadores de Estados Unidos para sensibilizarlos de lo que significaría el fin del TLCAN para sus ciudadanos. Para varios de ellos la relación comercial con México les resultaba o desconocida o ajena. Un ejemplo fue la plática que sostuvieron los negociadores mexicanos con la gobernadora Kim Reynolds de Iowa. Ella no sabía que México representaba el 95% de las exportaciones de puerco de una de las empresas más importantes de su Estado, Sioux –Preme Packing Co. Y que, sin el TLCAN, México podría importarle en lugar de a esta empresa, a otras en Europa o Japón, que son los competidores más importantes para Iowa y con quienes México tiene también acuerdo de libre comercio.

 

Como este ejemplo, hay varios que han logrado hacer ver a gobernadores, congresistas y empresarios estadounidenses que el TLCAN es conveniente para la región. Con ello, cada vez que alguno de estos actores siente que Trump vuelve a querer cancelar el acuerdo, son los propios estadounidenses los que abogan por seguir en él.

 

Otra señal de optimismo proviene del enfriamiento de las relaciones EUA-China. Si bien una guerra comercial entre ambos países no es una buena noticia para nadie, el discurso anti déficit que Trump ha tenido en contra de México parece estar girando hacia China. Esto hace sentido en la visión mercantilista de Trump ya que el déficit de EUA con México (63 mil mdd) es muy inferior al que tiene EUA con China (más de 500 mil mdd).

 

El lamento viene para el sector empresarial por haber abandonado el gran cabildeo que tuvo México en EUA durante las negociaciones del TLCAN en los 80s y principios de los 90s. La duda que flotan es: si este esfuerzo hubiese permanecido quizás Trump nunca habría agarrado a México como su pieza de golpeteo favorita desde que estuvo en campaña.

 

 

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El caso Javier Corral-Chihuahua-gobierno federal es un embrollo que nos da una pequeña muestra de la guerra que estaremos por ver en esta contienda electoral 2018.

 

Por un lado, el gobernador de Chihuahua acusa que el gobierno federal lo está estrangulando financieramente vía la Secretaría de Hacienda al no depositarle lo que le corresponde de aportaciones como represalia por su lucha en contra de la corrupción del ex gobernador priísta, Cesar Duarte. Es decir que se está haciendo un uso partidista de recursos públicos.

 

Recordemos que en estos momentos Alejandro Gutiérrez, ex Secretario General Adjunto del PRI cuando Manlio Fabio Beltrones era su dirigente, se encuentra detenido por presunto desvío de recursos en una triangulación que implicó pasar recursos de Hacienda al PRI de Chihuahua para financiar campañas entre 2014 y 2015.

 

Gutiérrez está detenido y Aurelio Nuño, coordinador de la campaña de José Antonio Meade, acusa que Corral lo está torturando para sacar información que le sea útil al candidato del Frente, Ricardo Anaya.

 

Esa investigación y la continua promesa de Corral de que Cesar Duarte terminará en prisión es la que señala el actual gobernador del PAN como sustento del estrangulamiento financiero federal. Para ello convocó a una conferencia de prensa en la Ciudad de México que muchos esperábamos iba a ser para presentar pruebas contundentes de esta triangulación que señala y/o de alguno de los muchos actos de corrupción que se menciona llevó a cabo Cesar Duarte. El ex gobernador, dígase de paso, recibe un trato notoriamente distinto que el del otro Duarte, Javier, quien ya se encuentra preso.

 

¿Por qué la diferencia en el destino actual de uno y otro ex mandatario? Quizás la conferencia de Corral lo iba a aclarar. Pero no. La conferencia se concentró en señalar que la federación lo tiene castigado financieramente. Y para ello acudieron personalidades del PAN como Santiago Creel, del PRD, como Fernando Belauzarán y Agustín Basave, y de la sociedad civil, como Jorge G. Castañeda y Denise Dresser. Bueno, hasta el actor Daniel Gímenez Cacho estuvo entre los acompañantes de Corral.

 

 

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Arranca el 2018 y los temas nacionales serán las elecciones, la economía y la seguridad.

 

¿Cuáles son los retos en cada uno de estos rubros?

 

Elecciones: Las elecciones presidenciales, de nueve gubernaturas y varias alcaldías, para un total de 3 mil 326 cargos pondrán a prueba las instituciones electorales como el INE, el Tribunal Electoral y la FEPADE. A pesar de ser costosísimas, no han logrado abonar en la confianza ciudadana. Esto ha sido así por una serie de factores: desde que los partidos políticos aprueban reglas electorales que ellos mismos rompen una y otra vez – por ejemplo, al buscar remover antes de lo previsto a los consejeros electorales o procurar el reparto de cuotas partidistas en las instancias electorales; hasta que los propios políticos que compiten por un cargo rara vez reconocen cuando pierden y por ello las elecciones constantemente tienen que ser resueltas en tribunales. Es la judicialización de la política y esto será uno de los grandes retos en este 2018.

 

Economía: el panorama se antoja sumamente complicado. A las autoridades les encanta decir que se debe a factores externos, pero la realidad es que también y sobre todo son los factores internos los que no nos permiten un crecimiento adecuado. Si bien en lo externo está la amenaza de que la reforma fiscal de Trump recién aprobada haga más atractivo invertir en Estados Unidos y tendremos la constante amenaza de que Trump retire a su país del TLCAN de un twitazo, la verdad es que ambas situaciones nos hacen vulnerables porque llevamos tiempo sin hacer la tarea interna. Es decir, no tenemos instituciones sólidas y fuertes que den confianza a los inversionistas y tampoco hemos buscado hacer crecer nuestro mercado interno. Por lo anterior, México no puede hacerle frente a las bravuconas de Donald Trump como sí tiene la capacidad el otro socio del acuerdo que es Canadá. Encima de todo, tenemos que sumar la incertidumbre económica que generará el proceso electoral del julio. 2018 se antoja así muy complicado en el plano económico.

 

Seguridad: Cerró el 2017 como el más violento en los últimos 20 años. El Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó que hasta noviembre del 2017 hubo 23 mil 101 homicidios dolosos. Este número es superior a los 22 mil asesinados en 2011, año que hasta ahora había sido el más violento…

 

 

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La noche del martes 19 de diciembre fue de insomnio para el Canciller Luis Videgaray y para el Embajador de México ante la ONU, Juan José Gómez Camacho. Y es que México tenía que decidir cómo votar al día siguiente en una resolución de emergencia presentada por Turquía y Yemen que si se votaba en favor implicaría hacer enojar a Trump al grado de que muy seguramente cancelaría de un twittazo el TLCAN. Pero si se votaba en contra, quedaríamos como el México agachado ante Estados Unidos que tanto rechaza la opinión pública nacional.

 

La disyuntiva era entonces que se enojara Trump o que se enojaran los mexicanos.

 

¿Qué hacer?

 

Esa fue la pregunta del insomnio. Pregunta cuya respuesta se complicaba por la amenaza y las llamadas continuas de la Embajadora Nikki Haley a la sede mexicana pidiendo conocer si México votaría en contra o a favor de que el estatus final de Jerusalén se acordara a través de negociaciones multilaterales y que cualquier decisión adoptada fuera de ese marco (de forma unilateral) se considere nula y por tanto tendría que ser rescindida.

 

Esta petición de Turquía y Yemén en nombre de los países árabes vino por su indignación con la decisión unilateral de Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.

 

Ante ello, Estados Unidos se sintió arrinconado por la ONU. No se lo imaginaba ni Trump, ni el Secretario de Estado, Rex Tillerson, ni la Embajadora Nikki Haley. Por ello, en cuanto se enteraron que la Asamblea General de Naciones Unidas llevaría a cabo este voto de emergencia, vinieron las amenazas de recortar ayuda a la ONU y a los países que apoyaran esta resolución.

 

Videgaray sabía que esto implicaba una decisión compleja que sería impopular y que traería costos domésticos e internacionales. Tras la noche de insomnio, vino la decisión. México fue uno de los 35 países que se abstuvo de votar.

 

La justificación oficial fue que México se abstenía en concordancia con nuestros principios para evitar que creciera la polarización en la ONU y entre las partes involucradas en el conflicto árabe-israelí. Así, México justificaba que abonaba en el intento de mantener los esfuerzos por llegar a un acuerdo entre ambos pueblos. Un acuerdo que todos sabemos, no se va a lograr, aun cuando Trump crea que su yerno, Jared Kushner, será el héroe que lo resuelva.

 

La deliberación tras bambalinas en la cancillería fue que Estados Unidos se sentía como un elefante arrinconado por la ONU y que si México votaba en favor, como lo hicieron otros 128 países, recibiríamos el coletazo del elefante con la cancelación del TLCAN, cuando menos.

 

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Héctor Marcos Díaz-Santana quería ser titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) desde hace años. Desde que trabajaba ahí como Coordinador de Asesores de María de los Ángeles Fromow. Y finalmente el viernes, Díaz Santana llegó al Senado a las 4 de la madrugada a escuchar la deliberación de los legisladores que se retrasaron por varias horas pero que finalmente le dieron lo que él percibió como su regalo de navidad: ser el nuevo titular de la FEPADE.

 

Sin embargo, Díaz-Santana recibió en verdad un dulce envenenado. Y es que su nombramiento va acompañado de tres grandes problemas que harán muy complicado su trabajo para prevenir y fiscalizar los delitos electorales en los comicios del 2018.

 

  1. TIEMPO: el primer problema que enfrentará Díaz-Santana será lo acotado del periodo para el que fue nombrado. Y es que, aunque los Fiscales deben durar en el encargo nueve años, en el caso de Díaz-Santana su periodo concluye en noviembre del 2018, apenas unos meses después de la elección presidencial. Esto porque llega simplemente a completar el periodo de Santiago Nieto que fue nombrado por el Senado ante la ausencia de un Fiscal General de la Nación que es quien debiera nombrar al titular de la FEPADE. Pero recordemos que seguimos sin Fiscal General.

El que su periodo esté acotado a once meses lo hace nacer como un fiscal débil porque no tendrá tiempo de integrar expedientes sobre las elecciones del 2018 que sean llevados ante los jueces y que a su vez éstos emitan sentencias.

 

Díaz-Santana podría, ante este defecto del poco tiempo en el encargo, dedicarse a resolver los pendientes que dejó Santiago Nieto. Notablemente el caso Odebrecht. Pero si a Nieto todo indica que se le removió por esta investigación, difícil será que el nuevo titular de la FEPADE lo saque adelante.

 

  1. HUÉRFANO: el segundo problema para Díaz-Santana es que asume un encargo en el que no tiene jefe porque el Senado aún no ha nombrado al Fiscal General y en la PGR sigue un encargado de despacho. La FEPADE debería reportarle al Fiscal General que se supone es autónomo del poder ejecutivo, ósea, del presidente. Pero actualmente Díaz-Santana va a tener que no solo reportarle a la PGR, que depende del Ejecutivo. Además, va a tener que acercarse a ésta para pedirle de todo para poder hacer su trabajo.

 

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Foto: Archivo APO

La contienda en la CDMX por la Jefatura de Gobierno se ha puesto interesante. Desde que Andrés Manuel López Obrador nombró a Claudia Sheinbaum como la Coordinadora de Organización de Morena en la CDMX – que para efectos prácticos la convirtió en la candidata del partido para la Jefatura – se creó una idea de inevitabilidad de su triunfo, simplemente por ser de Morena, el partido que mayores preferencias electorales logra en las encuestas.

 

No obstante, su inevitabilidad es como la de Andrés Manuel López Obrador. Como ha sido el único candidato que ha salido a hacer campaña las encuestas lo han favorecido. Pero ahora, con dos contendientes claros: Ricardo Anaya por el Frente y José Antonio Meade por el PRI y aliados, se podrá realmente medir la fortaleza de la candidatura de AMLO.

 

Lo mismo sucederá con Sheinbaum. Ella es una política de años y con experiencia. Pero en la interna del PRD hay tres cartas fuertes, cada una con sus pros y contras. Está la ahora ex dirigente nacional del partido del Sol Azteca, Alejandra Barrales; el ex Secretario de Salud local, Armando Ahued y su exitoso programa, Médico en tu Casa; y Salomón Chertorivsky, el ex Secretario de Economía de la CDMX que logró colocar el aumento en el salario mínimo como tema nacional hasta su aprobación.

 

Fue de hecho desde entonces, desde enero del 2015, cuando se publicó la Reforma Constitucional para la Desindexación del Salario Mínimo, que Salomón Chertorivsky se planteó seriamente y comenzó a trabajar en la idea de ser el sucesor de Miguel Ángel Mancera en la CDMX.

 

Pero ahora se le ha querido pintar como una especie de ‘Juanito’ que está dispuesto a renunciar a la Secretaría de Economía local para permitirle a Alejandra Barrales tener contendientes para poder tener tiempo aire en el periodo de precampañas, pero no para contender en serio por la Jefatura.

 

No imagino ni al propio Chertorivsky, ni a toda la gente que lo acompañó a su registro como precandidato a prestarse a este juego del Juanito. Desde académicos e intelectuales como José Woldenberg, hasta empresarios o el presidente de la comunidad judía en México. ¿Prestarse a ser comparsas de Barrales? Podrían haberle dejado ese papel solo a Ahued, quien tampoco parece interesado en ser un simple Juanito.

 

 

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Así como Bill Clinton acuño “es la economía, estúpidos” en su campaña que lo llevó a la presidencia en 1992, ahora en México hacia el 2018 es muy fácil entender que…es la corrupción, estúpidos, lo que la gente quiere que sea resuelto.

Lo llevamos pidiendo a gritos desde hace tiempo. Por ello, vuelvo a recordar que Enrique Peña Nieto enarboló como eje central de su campaña en el 2012 que combatiría de manera frontal la corrupción y que para ello crearía un Zar Anticorrupción.

Pues ya vamos en el año seis del gobierno y el famoso y cacareado Zar brilla por su ausencia. Pero lo peor es que esto es así no porque el actual gobierno no sepa lo importante que es para los ciudadanos el combate a la corrupción. Tan lo sabe, que se creo y aprobó el Sistema Nacional Anticorrupción y se nombré un Comité Ciudadano Anticorrupción para apoyar en esta lucha que tanto nos cuesta a todos en México.

El detalle está en que, por un lado no se ha nombrado al titular de este Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), y por el otro el Comité Ciudadano está siendo bloqueado constantemente en sus esfuerzos por avanzar en la materia.

Cuatro de los cinco comisionados, me imagino que hartos con la tomadura de pelo a la que sienten y ven han sido sujetos, decidieron hablar. Y lo hicieron con el New York Times que publicó un artículo de primera plana el pasado 2 de diciembre haciendo un recuento de lo mal que está la lucha contra la corrupción en México.

Una tomadura de pelo porque además del Zar Anticorrupción no han sido nombrados los 18 jueces que deberían conformar el SNA.

También porque los comisionados, Jacqueline Peschard, Luis Manuel Pérez de Acha, José Octavio López y Mariclaire Acosta han sido bloqueados de cualquier discusión en materia de corrupción por el gobierno. (El 5º comisionado, Alfonso Hernández, no aparece citado ni entrevistado en el artículo).

 

 

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Foto: Archivo APO

Mi único anhelo es servir a mi país. Fueron las palabras de José Antonio Meade cuando anunció que buscaría la candidatura a la presidencia por el PRI. Y Meade sí se ha dedicado a ser eso: un servidor público por 26 años, desde que fue analista en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas en 1991. Pero, aun así, el reto que tiene frente a sí para llegar a la presidencia y seguir sirviendo desde esa trinchera a México es enorme.

A pesar de que a un día de hacerse pública su aspiración, la primera encuesta que fue de Gabinete de Comunicación Estratégica lo puso en segundo lugar y a tan solo 5 puntos de Andrés Manuel López Obrador (28.7% AMLO vs 23.2% JAMK; 11.5% Zavala; 8.1% Anaya).

Y a pesar de que Meade le tumba a AMLO la posibilidad de señalarlo a él en lo personal como corrupto. Y ni modo que AMLO le achaque a Meade ser cómplice de los corruptos cuando el propio López Obrador ha abrazado a Eva Cadena, Claudia Sheinbaum, René Bejarano, el liderazgo del PT y sus escándalos con los recursos de los CENDIs…por mencionar algunos de sus cercanos.

Para Meade, su primer gran problema es cómo alejarse de la marca PRI. De todo lo que éste partido implica. De saque debe alejarse de lo que el presidente Peña Nieto calificó con orgullo (¡agh!) como la liturgia del partido. Que arrancó con el dedazo, con quitarle la capucha al tapado, seguido de la cargada de priístas que hicieron patente su apoyo hasta en las redes sociales.

Fue un primer día en el que este distanciamiento falló por completo. Lo que vimos fueron las porras de los CNOPistas; CNCistas y CTMistas, además de los priístas en las oficinas de Insurgentes que fueron a apoyar al gallo del partido. ¡Horror ver esa procesión tan arcaica!

La mano izquierda de Meade, que hasta ahora ha sido tan buena que le permitió trabajar en el sexenio del PANista Felipe Calderón como del PRIísta, Enrique Peña Nieto, está a prueba a partir de ya.

 

 

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Foto: Archivo APO

Las elecciones del próximo año están plagadas de incertidumbre. Y no es solo por la falta de definición en las coaliciones y en sus candidatos.

 

El papel de las redes sociales y la posible injerencia extranjera amenazante, como la rusa son riesgos nuevos a enfrentar. En las elecciones de noviembre del 2016 en Estados Unidos 126 millones de personas vieron cuando menos un spot, video, nota que Facebook reconoce hoy provino de cuentas ligadas a un esfuerzo ruso por interferir en esos comicios. Ya sea con la intención de dañar a Hillary Clinton o con el propósito de generar inestabilidad política en el país.

 

El esfuerzo no se restringió únicamente a Facebook. También han sido identificadas 36 mil 476 cuentas en twitter y mil 108 cuentas con más de 43 horas de video en YouTube vinculadas a Rusia.

 

Las redes sociales que en el 2009 fueron vistas en occidente como la herramienta para lograr movilizar a ciudadanos de Medio Oriente para que acabaran con dictadores como Muammar Gadafi en Libia o Hosni Mubarak en Egipto, en esa región fueron vistas como una herramienta utilizada por Estados Unidos para intervenir en sus propios proceso políticos.

 

Y ahora Estados Unidos es víctima de esas mismas redes sociales que no pueden ser legisladas como medios de comunicación, con reglas que obligan a que den a conocer quién paga y cuánto por sus anuncios, spots o videos, porque se asumen como una herramienta para socializar y conectar personas.

 

Prometen que van a hacer algo para que sus plataformas no sean explotadas con fines de odio o para difundir información falsa.

 

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Foto: Archivo APO

Me imagino a la hoy ex presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye, lamentando que fue víctima del bullying. Que por eso surgió la Revolución de las Velas que terminó sacándola del poder a ella y que puso a los directivos de Samsung, la empresa más grande e importante de ese país, en prisión.

 

Fue solo por bullying. Bullying ante una pobre presidenta que tenía una amiga, Choi Soon-sil, que manejaba a la tituar del ejecutivo a su antojo y, mediante esa cercanía logró que su hija Chung Yoo-ra, dedicada a la equitación, fuera admitida a una de las mejores universidades de Corea y que Samsung le regalara un caballo sumamente elegante y competitivo.

 

Esas fueron las dos gotas que derramaron el vaso de la corrupción en Corea del Sur. Un país que estaba acostumbrado a las trampas y los cochupos, allá los llaman chaebols, y que decidió hace poco más de un año, el 28 de septiembre del 2016, ponerle punto final a estas prácticas mediante el Acta Kim Young-ran.

 

Esta política regula las prácticas que antes se consideraban tradición en las relaciones entre servidores públicos y empresarios. Prohíbe invitar a los políticos o periodistas a comidas que impliquen un gasto mayor a $25 dólares; dar regalos más caros de $45 dólares y otorgar más de $100 dólares en efectivo como regalos de boda o funerales. Para los maestros de escuela la cifra máxima permitida en cualquiera de estos rubros es de CERO wons (moneda de Corea del Sur).

 

Esta Acta anticorrupción afectó de arranque a 4 millones de servidores públicos (que por cierto, en Corea no pueden pertenecer a ningún partido salvo los Secretarios de Estado). Pero como tiene prohibiciones para las familias de los servidores, el Acta Him Young-ran ha afectado prácticamente a todos los ciudadanos.

 

 

Columna completa en El Universal 

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