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Hoy que se cumplen tres años de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y que por ello está invitando a una celebración en el Zócalo la pregunta es ¿qué hay que celebrar? La aprobación presidencial, sin duda, es motivo de festejo para el presidente. Consulta Mitofsky muestra que hoy AMLO es igual de popular que hace tres años, cuando asumió el poder. Está en 65 por ciento de aprobación. A estas alturas del sexenio solo Carlos Salinas de Gortari era más popular. Tenía 77 por ciento de aprobación.

Lo sorprendente de este dato es que sucede cuando en prácticamente cualquier frente la situación es de deterioro para México y los mexicanos.

Si vemos la inflación, estamos en el punto más alto de los últimos 20 años; el más alto de este siglo, en un 7%. El Presidente dice que no nos debemos de preocupar que tenemos una inflación menor que la de Brasil. En Brasil hace poco tiempo tenían la misma inflación que tenemos actualmente en México. Confiarnos en que estamos mejor porque otros están peor, me parece que es un flaco consuelo.

Si vemos la inseguridad, los homicidios no paran. Estamos con 104,200 homicidios en lo que va de este sexenio. En todo el sexenio de Enrique Peña Nieto se cometieron 62,145 homicidios. Esto a pesar de que el presidente López Obrador prometió que acabaría con la militarización del país y lejos de acabar con ella, la ha exacerbado.

En materia de pobreza, entendiendo que hemos pasado por una pandemia, pero que también hemos dejado de aprovechar muchas oportunidades que la crisis ha presentado para México, actualmente tenemos casi 9 millones de nuevos pobres. Con todo y la promesa de que las ayudas sociales acabarían con la pobreza.

Siguiendo con la economía, la deuda pública ha crecido en 2.1 billones de pesos; está actualmente en 13.3 billones de pesos, esto representa el 51.3% del PIB. ¿No que no nos íbamos a endeudar? El tipo de cambio lo recibió el presidente López Obrador elevado, en 20 pesos con 17 centavos. Y  sin embargo, actualmente está peor, en MXN$ 21.60. Las gasolinas que a la fecha promete el Presidente que no van a subir de precio, no han hecho más que costar más. Han subido un 17% sólo en el último año. A finales del 2020 las gasolinas estaban en MXN$ 17.80. Actualmente el precio promedio, es de MXN$ 20.79. ¿Y qué decir de la luz? La luz también ha subido. La tarifa de alto consumo, DAC, al arranque del sexenio estaba en MXN$ 4.95 el kw/hr y actualmente está en MXN$ 6.29 el kw/hr. La tarifa de consumo básico también se ha incrementado. Al arranque del sexenio, estaba en 79 centavos el kw/hr y actualmente está en 85 centavos el kw/hr.

El manejo de la pandemia ha sido tan lamentable que en América Latina somos el país que más muertes por millón de habitantes presenta. De acuerdo con datos de la John Hopkins, en México, tenemos 99.7 muertes por millón de habitantes, mientras que Brasil, que es el país que más muertes por millón de habitantes presenta, tiene 61 muertes por millón de habitantes. Con esos datos no nos podemos confiar de la palabra del presidente López Obrador que pide que no nos preocupemos por la nueva variante omicron y que mejor vayamos hoy al Zócalo a escuchar mariachi y a bailar rumba.

Columna completa en El Universal

Parecieran contradictorios los resultados de las encuestas que vemos cuando el sexenio cumple la mitad de su trayecto. Tres años en el poder; muy malos resultados y la popularidad de Andrés Manuel López Obrador está en 60 por ciento. ¿Cómo explicar la diferencia entre lo que dicen las encuestas y la realidad?

En la de Buendía y Laredo publicada esta semana aquí, en El Universal, vemos que lo mejor que ha hecho AMLO de acuerdo con los encuestados son los apoyos para adultos mayores y los programas sociales. En eso mismo coincide la encuesta de Lorena Becerra en Reforma.

También hay más encuestados que dicen que el presidente ha manejado bien la educación, la salud y el combate a la COVID19. ¿Cómo se puede explicar esto cuando en educación transcurrieron 17 meses sin clases presenciales, de total abandono, y el regreso se hizo apresurado y sin estrategia?

¿Cómo hablar de que en salud se han hecho bien las cosas ante la escasez de muchos medicamentos, no solo los oncológicos, aunque en estos es inhumana la desatención? Hay datos del CONEVAL de la disminución en un 38 por ciento en la atención de la salud pública y el aumento en un 26 por ciento de la privada, ósea consultorios y farmacias.

Para quienes estaban inscritos en el Seguro Popular, se los cambiaron por el INSABI que simplemente no ha funcionado y ha dejado a más personas sin seguro para tratarse al momento de enfermar. Según CONEVAL en 2018 había 20 millones de personas sin afiliación a un sistema de salud; ahora hay 35 millones. Muestra clara de que el INSABI ha sido un fracaso.

Y esto ha ocurrido en medio de una pandemia.

Si en 2018 una persona gastaba 2 mil 358 pesos para un servicio de salud, en 2020 el gasto aumentó a 3 mil 299 pesos. Esto es un golpazo del 40 por ciento en la bolsa de los mexicanos. Pero aún así, más personas responden que el presidente ha manejado bien la pandemia que las que contestan que lo ha hecho mal. En la de Reforma es de dejar boquiabierto que un 53 por ciento responde que AMLO ha buscado evitar que aumenten los contagios y muertes por coronavirus frente a un 43 por ciento que opina lo contrario. Para un presidente que se ha negado a lo más elemental, el uso de cubrebocas, estos números son de llamar la atención.

Entonces si las encuestas muestran algo distinto que la realidad hay que pensar que hay una tercera variable: el discurso. Tres años de AMLO como presidente y la gente le cree lo que dice. Le sigue creyendo.

Le creen cuando a pesar de lo mencionado arriba, en uno de sus trece spots AMLO dice: “La atención médica, los medicamentos gratuitos, ya son derechos constitucionales. Son una realidad”.

Y si. Eso dice la constitución, pero la realidad es otra. Imagino que quien llega a buscar su medicamento gratuito y no lo encuentra, busca como pagarlo de su bolsillo o pide prestado y piensa que tuvo mala suerte de no encontrar lo que el presidente dice que ahí esta.

Con tan pobres resultados tener una aprobación del 60 por ciento en promedio está magnífico para López Obrador. Todo indica que lo que dice en las mañaneras y sus mensajes en los spots de cara al informe de hoy se lo creen muchos mexicanos. Al presidente le creen sus otros datos, aun si la realidad reflejada hasta en sus bolsillos, es otra.

 

Columna completa en El Universal

Hay tres tipos de reacciones a las encuestas de opinión respecto a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Por un lado están los que aplauden que el presidente tenga tanta aprobación; por el otro los que se impresionan que ante tanto error, siga teniendo popularidad elevada; y, por último, los que descalifican a las encuestas como inválidas. ¿Por qué creerles si a mi nunca me han encuestado?, es la duda de algunos.

Lo cierto de las encuestas es que 1) para el país es mejor tener un presidente con alto nivel de aprobación que con bajo, tomando en cuenta que 2) alto nivel de aprobación no necesariamente significa buenos resultados, pero, como dirían los economistas, la popularidad es una condición necesaria más no suficiente para que las cosas caminen en mejor dirección.

Dicho lo anterior, ante un político como Andrés Manuel López Obrador, que llevaba años queriendo ser presidente y finalmente lo logró con una votación muy favorable, el estar perdiendo popularidad no parece que lo va a llevar a un análisis de lo que está haciendo bien y mal, para corregir lo segundo. Parece más un político que, ante la pérdida de popularidad, dobla sus cartas hacia la ruta que le está quitando simpatías y simplemente excusa sus fracasos en conspiraciones en su contra. Lejos de buscar mayor legitimidad democrática – que sería lo deseable – aumenta su impulso autoritario.

En estos días, más de una casas encuestadoras muestran una baja en la popularidad del presidente debido, principalmente a dos razones: su mal manejo de la violencia hacia la mujer y su falta de cumplimiento en materia de combate a la corrupción.

Lejos de preocuparse y corregir, ayer el presidente anunció que la venta de los boletos de la rifa del avión presidencial arrancará el lunes 9, mismo día del movimiento #UnDiaSinNosotras. Así o más claro.

En el combate a la corrupción en el sector salud, el presidente tiene un Secretario de Salud ausente; escasez de medicamentos y explicaciones francamente hostiles hacia, por ejemplo, los padres de niños con cáncer a quienes acusa de dejarse manipular por alguna fuerza contraria al presidente cuando lo único que piden es medicinas para salvar la vida de sus hijos.

En cuanto a sus planes de apoyos a poblaciones vulnerables (algunos dirían que son planes de generación de clientelas), el tiro le está saliendo por la culata. En Sembrando Vida es tal el fracaso que su paisano tabasqueño, Javier May, le renunció. El presidente declaró que no acepta esta renuncia, pero ahora tendrá que permitir que May avance y no sea obstaculizado por la Secretaria del Bienestar, María Luisa Albores.

El fin de semana en Tabasco, la tierra del presidente, sus paisanos lo abuchearon y le reclamaron que las ayudas prometidas no les están llegando.

La respuesta de López Obrador ante estos reclamos y ante la baja en su popularidad es de campeonato: “Estamos bien, tenemos mayoría, la gente nos está apoyando. Y también hay desgastes porque imagínense enfrentar a los conservadores corruptos que no quieren dejar de robar, están molestísimos, no los calienta ni el sol, y desquiciados”.

La baja en la aprobación presidencial es lo de menos. Su respuesta y su falta de autocrítica para mejorar, al ver que hasta sus aliados más fieles y naturales le reclaman los fracasos, es lo que llama la atención.

 

Columna completa en El Universal