Tag

Brújula

Browsing

El estilo pendular de Donald Trump en materia arancelaria lo estamos viendo ahora en su política migratoria. Primero promete mano dura; luego recula cuando la economía se complica y, al primer aplauso de su base, vuelve a tensar la cuerda.

Primer acto: redadas en Los Ángeles.
Más de 800 agentes de ICE irrumpieron en fábricas, hoteles y restaurantes al amanecer. Fox News y los aliados de MAGA – entre ellos el mismísimo Elon Musk ya con la cola entre las patas por el pleito de hace unos días – suben en sus pantallas y en las redes sociales fotos de patrullas encendidas y banderas mexicanas ondeando. Esto le permitió a Trump proclamarse como el “presidente de la Ley y el Orden” y señalar al gobernador de California, Gavin Newsom – el más fuerte contendiente del partido demócrata hacia las elecciones de 2028 – como cómplice de “ilegales”. Los duros de La Casa Blanca, Stephen Miller y Tom Homan, estaban felices con estas imagenes que les permiten asuzar sus propias banderas xenófobas y racistas.

Segundo acto: la economía al rescate.
Empresarios agrícolas y hoteleros buscaron a Trump para decirle que se estaban quedando sin trabajadores. Y es que tan solo en California hasta 60 por ciento de los jornaleros faltó al trabajo tras la primera ola de redadas; la cosecha de cítricos en Florida cayó y los restaurantes de Nevada cerraron turnos. La Secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, logró que Trump se diera cuenta de la inflación alimentaria que vendría si seguían las redadas. Trump reculó y pidió a ICE frenar operativos en los sectores críticos de servicios y agricultura.

Tercer acto: giro dominical.
Sólo días después, Trump escribió en Truth Social que las redadas se reanudaban y apuntarían a Los Ángeles, Chicago y Nueva York, a las que describió como bastiones demócratas que roban elecciones.

Tras bambalinas, el gabinete se sacudió. Mientras la Secretaria Brooke Rollins ruega clemencia para el campo, Stephen Miller exige un millón de deportaciones en 2025; y Trump, que suele actuar a partir de la última voz que escucha, reescribe el guion cada semana.

¿Puede realmente deportar a millones? El Departamento de Homeland Security reconoce más de diez millones de indocumentados. Deportar a un 10 por ciento obligaría a duplicar jueces, centros de detención y agentes. Se entiende que el “Big, Beautiful Bill” de Trump contempla un aumento masivo de presupuesto para llevar a cabo las deportaciones, así es que las cosas podrían complicarse si Trump se empeña en ello. No obstante, hay una ironía, las ciudades santuario que Trump quiere vaciar aportan una cuarta parte del PIB nacional y dependen de esa misma fuerza laboral.

Así regresamos al acrónimo que mejor describe la saga: TACO Trump —Trump Always Chickens Out, (Trump siempre se acaba echando para atrás). Cada amenaza refuerza su imagen de “duro”; pero cada repliegue expone su dependencia de la economía que dice proteger.

Gavin Newsom lo pintó en estos días como incoherente: un presidente incapaz de cuadrar seguridad con prosperidad. El asunto aquí es que el vaivén deja a los indocumentados en un limbo de terror intermitente; a los productores elaborando planes de contingencia y a los consumidores sin saber qué va a pasar con los precios de mucho de lo que consumen.

De aquí a 2028 seguiremos atrapados en esta telenovela de redadas y retractaciones de Trump. Lo que me lleva a preguntar ¿cuál es el Plan B del gobierno mexicano ante la disminución previsible de las remesas y el cierre de la válvula de escape que ha sido la migración?

Columna publicada en El Universal

Era cuestión de tiempo. Nadie debería sorprenderse y, sin embargo, somos muchos —me incluyo— los que estamos saboreando este reality show en tiempo real: Elon Musk contra Donald Trump; la dupla que conquistó Wall Street, Twitter y, de paso, el Despacho Oval, ahora se da con todo en prime time.

El conflicto estalló cuando Trump se molestó porque Musk impulsó al multimillonario Jared Isaacman para dirigir la NASA pese a haber donadomucho dinero a los demócratas. Pero fue en X donde se rompió el disfraz: Musk calificó de “abominación” el Big, Beautiful Bill (BBB) que el Senado votará en estos días —la Cámara de Representantes ya lo aprobó— e instó a sus 220 millones de seguidores a presionar a los senadores para echarlo abajo. El BBB, alega, disparará el déficit y, para colmo, borra los incentivos fiscales a la compra de vehículos eléctricos sobre los que ha construido Tesla. Para Trump, el BBB representa la columna vertebral de su gobierno. De su aprobación depende que le cumpla a sus seguidores sus principales promesas de campaña.

El hecho es que lo que empezó como diferencias presupuestales escaló a vendetta personal. Trump, desencajado, contraatacó: “Lo de Elon se agotó; le pedí que dejara sus atribuciones de adelgazar el gobierno. ¡Se volvió LOCO!”. Musk respondió acusándolo de estar en los archivos del depredaro sexual, Jeffrey Epstein; pidió revocar la presidencia a la que —presumió— nunca habría llegado sin su ayuda y, para rematar, vaticinó recesión por los aranceles trumpistas.

La popularidad no es el fuerte de ninguno, pero los números hablan: el índice fav/unfav de Musk es –13.8; el de Trump, –3.7, según Nate Silver. Es decir, Trump es “menos impopular”. Y Musk arriesga más: un reporte de la congresista Elizabeth Warren estima que, en 130 días de trumpismo, regulaciones a modo y contratos para Tesla, Neuralink, X y SpaceX hicieron crecer su fortuna en más de cien mil millones de dólares. Trump ya amagó con cerrar la llave si el pleito sigue.

Herido, Musk coquetea con fundar un nuevo partido. Eso fracturaría la base MAGA justo cuando muchos simpatizantes constatan que la “era dorada” sólo ha beneficiado a los amigos billonarios del presidente, mientras al estadounidense promedio le suben los precios y le bajan los empleos. Para Trump, el dinero que Musk meta —o saque— en las intermedias y el uso que dé a X son amenazas reales.

Cada uno sostiene la dinamita cerca de su pólvora. Si fueran racionales —virtud escasa en ambos— enfriarían el conflicto y volverían a una relación meramente transaccional: tú lanzas cohetes, yo te otorgo contratos. Musk ya borró varios tuits y se alineó con Trump en los disturbios de Los Ángeles; mientras tanto, en la Casa Blanca abundan halcones —Srio del Tesoro, de Estado, Stephen Miller, Steve Bannon— que no quieren ver a Musk de regreso en el círculo íntimo de Trump.

La guerra de titanes involucra mucho poder y mucho dinero. Los dos tienen capital de sobra pero cuando de calmar los ánimos se trata, a ambos les gana usar sus redes sociales como un arma letal. La lucha de titantes seguramente ha dejado muy sonrientes a líderes que se benefician de un Estados Unidos cada vez más caótico como Xi Jinping y Vladimir Putin.

Columna publicada en EL UNIVERSAL

Estamos en México más militarizados de lo que queremos reconocer. La más reciente señal de ello vino el domingo pasado mientras se desarrollaba la elección del Poder Judicial con la presencia de tres militares sentados en la mesa del Consejo General del INE, esa que los Consejeros llaman “la herradura de la democracia”.

La Consejera Carla Humphrey salió a preguntar a la Secretaria Ejecutiva del INE sobre la presencia de tres militares dentro de la mesa de la Sala de Consejo y se quejó por no haber recibido respuesta.

Resulta que en estas elecciones no hubo presencia ni de partidos ni pudieron ser los ciudadanos quienes contaran los votos, pero sí hubo presencia de militares. Y por alguna razón esto no es un escándalo.

Parece que nos esta pasando como a la rana a la que le calientan el agua poco a poco sin darse cuenta que la están cocinando, que la están matando.

Porque la presencia de militares en la vida cotidiana es cada vez mayor. Unos días antes, en la Ciudad de México, militares entraron a un concierto que se llevaba a cabo en el Multiforo Cultural Alicia, lo desalojaron y es la fecha que nadie sabe por qué lo hicieron ni quién les dio la orden.

Cuando era candidato en 2012, Andrés Manuel López Obrador prometió devolver a los soldados a sus cuarteles en medio año. Trece años después, no solo siguen fuera: tienen, según un recuento del CIDE, al menos 246 funciones de carácter civil, desde repartir libros de texto hasta administrar aeropuertos.

Hoy la Sedena dirige 12 terminales aéreas, incluido el Felipe Ángeles (AIFA). Mexicana de Aviación renació en 2023 como aerolínea del Estado bajo control militar. En 2024 perdió 3.4 millones de pesos diarios y en enero de 2025 cerró 8 de sus 17 rutas. Así que además de una mayor presencia, su desempeño administrativo deja mucho que desear.

En el Tren Maya, la Sedena tiene a su cargo tres tramos férreos, seis hoteles y cuatro edificios, con un presupuesto de obra que creció más de mil por ciento en un año. Y es que ahí hay otro foco rojo: la cantidad de dinero adicional que ha recibido el ejército en estos años. Dinero que obtiene sin licitación pública de por medio bajo el argumento de seguridad nacional. El gasto militar se disparó 150 por ciento desde 2018 y para 2024 las Fuerzas Armadas controlaron una quinta parte de toda la inversión pública federal.

Claudia Sheinbaum prometió revisar protocolos tras el episodio del Foro Alicia pero también recalcó que va a mantener la Guardia Nacional bajo la tutela de Sedena “por eficacia”.

El Ejército mexicano ha pasado de ser invitado ocasional de la esfera civil a dueño del salón. Y como buen propietario, coloca sus propios muebles: aeropuertos, aduanas, trenes, aerolíneas y ahora asientos en la herradura electoral. La pregunta ya no es si los uniformados deben regresar a los cuarteles, sino quién les pedirá las llaves cuando hayamos normalizado que todo México es, de facto, una zona militarizada.

Apostilla: La presidenta Sheinbaum celebra un ejercicio que fue sucio de principio a fin. Dice que hubo más votación que los votos que recibieron en la pasada elección el PRI o el PAN, lo que es una métrica tramposa por varias razones.

Primero porque si sumamos los votos del PRI y del PAN en 2024, dan casi 15 millones 400 mil votos, ósea recibieron más votos estos dos partidos que la totalidad de votos emitidos para todos los cargos del Poder Judicial.

Segundo, por el tamaño de votos nulos. El 22.5 por ciento de los votos fueron anulados, no sabemos en qué proporción fue como protesta a la elección y en qué proporción por lo complejo que resultaba votar. El tema aquí es que ese porcentaje de votos nulos no tiene precedente. En las elecciones presidenciales anteriores el voto nulo ha sido de menos del 3 por ciento.

Columna publicada en El Universal

Tenemos que partir de la base de que elecciones no equivale a democracia. Si democracia se redujera al simple hecho de votar tendríamos que decir que Rusia, Hungría, Venezuela, Nicaragua y tantas autocracias son democracias.

La verdadera intención de la elección del próximo domingo la dijo con todas sus letras su principal impulsor. Me refiero al hoy expresidente Andrés Manuel López Obrador cuando reiteró en diversas ocasiones que su legitimidad provenía del respaldo popular obtenido en las urnas, a diferencia de los ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial, quienes —según él— carecen de esa legitimidad porque no son elegidos por el pueblo.

Una de las declaraciones más claras sobre este tema la hizo en su Mañanera del 19 de junio de 2024: “Quiero dejar de manifiesto que la gente quiere participar y elegir a jueces, magistrados y ministros. Eso yo creo que está fuera de discusión. La mayoría de los mexicanos quiere participar para elegir a los jueces”.

Si la mayoría quiere la elección de ministros, jueces y magistrados ¿por qué estamos viendo acciones desesperadas del gobierno para lograr que salgan a votar aunque sea un 10 por ciento de los 99 millones de votantes que integran la Lista Nominal actual? ¿Por qué están repartiendo acordeones con los números que deben poner en las 10 boletas que en promedio recibirá quien acuda a votar?

Y ¿no debería entonces de haber un umbral mínimo de votación para considerar que la elección es válida? ¿un umbral de más del 50 por ciento, dado que el expresidente y padre de la elección de los integrantes del Poder Judicial, dice que la mayoría de los mexicanos quieren participar en esta elección?

Seamos claros: esto es una simulación. Es una farsa en la que el oficialismo ha querido involucrar a los ciudadanos. Nos ha colocado en un dilema: votar y con ello participar en la farsa de que este solo hecho es igual a democracia, o abstenernos y con ello dejar el campo libre al oficialismo.

La elección de jueces no es el final de la historia. Es el principio. Es aceptar que a partir de ahora los jueces responden a intereses, en el mejor de los casos, del oficialismo, en el peor a los de criminales. Así, la elección no es una solución al enorme problema de Estado de Derecho que sí existe. Es más bien un nuevo problema.

¿Qué va a pasar si en la elección solo participa una ínfima minoría? Tira la falacia de que los 35 millones de votos pro-Sheinbaum en 2024 fueron para desmantelar el Poder Judicial.

La elección nació mal, del ánimo de venganza y revancha de AMLO, y desde entonces todo ha empeorado. Tómbolas; movilización partidista; coerción y amenaza a funcionarios para salir a votar; cuotas a los gobernadores para que saquen a empleados con un acordeón a rellenar papeletas. Es una elección en la que resulta prácticamente imposible llegar informados a votar. Y una vez que se emitan los votos, vendrán nuevas trampas.

Y es que las boletas que no se usen no se van a destruir. Se enviarán junto con las actas a los 300 consejos distritales del INE, donde se realizará el conteo. Este procedimiento es distinto al de otras elecciones, ya que el escrutinio detallado no la hacen los ciudadanos en la casilla. La noche del 1 de junio no se darán a conocer ganadores ni tendencias. Será hasta el 15 de junio cuando concluya el cómputo nacional, se haga la declaración de validez y se entreguen constancias de mayoría a los “ganadores”. Pero desde ya pueden entregarnos la constancia a los perdedores: todos los mexicanos que creemos en la importancia de un Poder Judicial independiente y fuerte.

Columna publicada en El Universal

Xi Jinping declaró desde el primer momento que en una guerra comercial no hay ganadores. Aun así su gobierno respondió muy bravucón a la guerra comercial que anunció Trump en su Día de la Liberación con tarifas retaliatorias. Parecía que, sin dejar de lado un escenario complejo, China sería el único país con la economía lo suficientemente fuerte y con el esquema político claramente controlado para enfrentar la furia de Trump. Y es que la dependencia de EUA de las exportaciones chinas es mayor que la dependencia de China de las exportaciones estadounidenses. Ese déficit comercial es parte de la furia de Trump que lo llevó a arrancar esta guerra comercial.

Sin embargo hay datos que muestran la enorme vulnerabilidad de China a la guerra comercial de Trump. Desde ya hemos visto una enorme caída en las exportaciones de China a Estados Unidos. La baja es de 21 por ciento, comparando abril 2024 con mismo mes del 2025. Aun cuando China ha querido diversificar sus exportaciones a otros países, esto no ha sido ni será tan sencillo mientras Trump está negociando acuerdos bilaterales en los que tener comercio con China será una carta que enojará al presidente de EUA.

Por tamaño de población China debería de poder resistir las tarifas simplemente enfocándose en su mercado interno. El problema es que la economía de China está diseñada para vivir de sus exportaciones y manufactura y con un muy débil mercado de consumo interno.

A pesar de ser una potencia exportadora, la economía china lucha con el consumo interno debido a un sistema fiscal que grava fuertemente el consumo (alto IVA/impuesto sobre las ventas) y una red de seguridad social muy limitada (pensiones y seguro de desempleo modestos).

La falta de una red de seguridad social robusta y las pocas opciones de inversión seguras (antes era el mercado inmobiliario pero éste colapsó en el 2021) han llevado a una tasa de ahorro excepcionalmente alta entre la población china que ronda el 40 por ciento de los ingresos.

Así, las negociaciones entre Estados Unidos y China enfrentan dificultades fundamentales porque sus intereses son diametralmente opuestos: EUA busca reducir su dependencia de las exportaciones chinas y fortalecer su industria interna, mientras que China busca aumentar continuamente sus exportaciones para sostener su economía basada en la producción.

Ni uno de los dos países la tiene fácil ya que sus ciudadanos están acostumbrados al escenario actual. Podemos pensar que China puede aguantar más que EUA ya que el estricto aparato de seguridad y la censura del gobierno chino le otorgan una mayor capacidad para sofocar el descontento social y controlar la narrativa sobre los problemas económicos en comparación con países occidentales, pero el escenario no es nada sencillo. Ni siquiera para China.

Apostilla: En México hemos aceptado la corrupción y el cinismo de la clase política. Ver que lo mismo ocurre ahora en EUA, pero además sin el menor empacho de Trump y sus cercanos, no deja de llamar la atención. Como botón de muestra está su reciente viaje a Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos en donde se firmaron acuerdos de inversión y compra de armas, pero también recibió un Boeing 747 de súper lujo para usar como Air Force One mientras es presidente y después pasará a la biblioteca Trump, lo que le permitirá usarlo ya como civil.

El viaje ocurrió a unos días de que los hijos y el yerno del presidente cerraran sus propios negocios en precisamente esos tres países. Entre ellos está la inversión de 2 mil millones de dólares de los Emiratos Árabes a la criptomoneda Trump; mil millones de dólares de Arabia Saudita para el proyecto del Trump International Hotel and Tower en Dubai y un club de golf en Qatar de 5.5 mil millones de dólares que va a tener la marca Trump.

Columna publicada en El Universal

La razón que da el fondo para sacar su dinero de Pemex no es la corrupción. O no solo es la corrupción. Es la corrupción, sumado a la falta de interés por combatirla. El Consejo de Ética del Fondo Global de Pensiones del Gobierno Noruego que tiene inversiones en Pemex ha encontrado numerosas denuncias y sospechas de corrupción, pero, a pesar de contar con políticas anticorrupción, el Consejo considera que Pemex carece de la transparencia necesaria y una respuesta adecuada a los casos de corrupción.

La falta de información detallada sobre la implementación de sus programas anticorrupción y la respuesta a denuncias específicas llevó al Consejo Noruego a concluir que no hay garantía razonable de que Pemex tenga medidas efectivas para prevenir y abordar la corrupción. Es decir, la empresa mexicana es demasiado pasiva con respecto a la corrupción.

Para un movimiento, Morena, que se precia de haber llegado al poder para limpiar las escaleras de arriba para abajo, la corrupción está presente más que nunca y además el gobierno no demuestra tener el más mínimo interés por ponerle un freno.

Apenas hace diez días presentó el partido sus lineamientos ético-políticos de comportamiento. Muy rápido han sido puestos a prueba estos lineamientos y la calificación es absolutamente reprobatoria. En Cuautempan, Puebla, tienen a su Alcalde, Gerardo Cortés Caballero, fugado porque se le encontraron armas, drogas, cartuchos y vehículos en su domicilio. El partido no ha dicho nada sobre su militante-alcalde para condenar o reprobarlo.

Tienen a una gobernadora y a su esposo a quienes se les ha revocado la visa estadounidense – y esto no ocurre como un proceso meramente administrativo, como lo han querido vender y minimizar. Querer meter el problemita debajo de la alfombra con un “el amor al pueblo no entiende de visas ni de fronteras”, como dijo la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, es un abuso retórico que pretende hacer la vista a otro lado, como si le hubieran quitado una paleta de limón a un niño mal portado.

¿Cómo va a liderar Ávila la relación con California ahora con sus contrapartes en Estados Unidos? Tijuana y San Diego son ciudades pegadas, hermanas, en donde el cruce de la frontera ocurre de manera cotidiana. ¿Alguien dentro de Morena se puso a pensar en las consecuencias para los bajacalifornianos al momento de redactar su respaldo inmediato e incuestionable a la gobernadora?

La presidenta Claudia Sheinbaum ha estado reaccionando a todos estos escándalos de corrupción y/o colusión. Reaccionando, no actuando. No reprobando. Simplemente reaccionando y pidiendo tiempo y explicaciones a los involucrados. Al fondo Noruego, en el caso de Pemex, y a Estados Unidos en el caso de la visa de la gobernadora Ávila. Y de paso, pidió que el gobierno de Trump le avise si hay otros gobernadores en casos similares, a los que se les pueda también retirar la visa.

Sheinbaum dice que el caso de la gobernadora es un tema personal. ¿Personal? Vuelvo a preguntar ¿cómo va a manejar la relación bilateral de un estado fronterizo sin su visa? Y en el caso del fondo de pensiones del gobierno Noruego la culpa no puede ser solamente del pasado, como lo quiso minimizar la presidenta. En el periodo que menciona el documento hay casos que comprenden del 2019-2023 en los que se le pidió informes a Pemex y la paraestatal simplemente ignoró el tema. Quizás en Pemex pensaron que como solamente se trataba de 140 millones de dólares no tenía tanta importancia atender el asunto pero ¿y la reputación de Pemex? ¿Y las preguntas que esta acción del fondo pueda generar para otros inversionistas en Pemex?

Lo que vemos actualmente es que en México el problema no es solo la corrupción. Queda claro que el problema también está en la respuesta que da el gobierno a ella.

Columna publicada en El Universal

Claudia Sheinbaum acusó recibo de los escándalos de los morenistas que dejan mal parado al partido que la llevó a la presidencia. Eso de que “no somos iguales” se ha venido desmoronando con cada arropamiento a Cuauhtémoc Blanco; con cada intento de Félix Salgado Macedonio de ser gobernador de Morelos; con los viajes en Business Class de Noroña; los vuelos en helicóptero de Ricardo Monreal; con los actos anticipados de campaña de Andrea Chávez; el descaro de Rubén Rocha de presumir credencial y de Andy López Beltrán de abrazarlo.

Por ello, el fin de semana pasado presentó la presidenta un documento con lineamientos ético-políticos para los militantes de Morena en el marco de su Consejo Nacional. En el documento de once cuartillas se establecen diez puntos claves que buscan definir el comportamiento y la ética de las y los militantes de Morena.

Una de las frases célebres del padre fundador de Morena, de AMLO, es “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Y precisamente para hacer patente que eso de cumplir con la ley a él no le venía bien es que tenemos elecciones para renovar a la mitad del Poder Judicial este próximo 1o de junio. El enojo de López Obrador ha llevado a Morena a avalar un golpe a uno de los tres poderes del Estado.  Pero aun así, en Morena sienten que son un partido distinto por haber publicado un documento que prohíbe lo que desde antes se supone que los funcionarios públicos no deberían de hacer.

Hay una máxima del Derecho que dice que a los ciudadanos les está permitido todo aquello que no esté prohibido por la ley y a los funcionarios públicos les está prohibido todo aquello que no les autorice una ley.

Pero aun así, con este documento Morena avaló el fin de semana pasado que no se pueden usar recursos públicos para beneficio personal, familiar, gremial o de grupo con fines distintos a sus actividades oficiales.

Rechaza el amiguismo, el compadrazgo, el influyentismo. Pregunta entonces: ¿Por qué está Rutilio Escandón de cónsul en Miami? ¿Qué credenciales tiene más allá de ser cuñado de Adán Augusto López?

Quiero imaginar la cara de los Monreal y Salgado Macedonio al leer el documento que “prohíbe” el nepotismo. O la de Andrea Chávez, Yazmine Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres, cuando leen que Morena no permite los actos anticipados de campaña.

Sheinbaum acusó recibo de que todos estos actos desprestigian a Morena. La gran pregunta es si los aludidos en el documento acusarán recibo también o simplemente agacharán la cabeza unos momentos y regresarán a su modus operandi. Llama la atención que se crea que por publicar once cuartillas con lineamientos sobre qué conductas deben tener sus militantes, éstos las van a adoptar.

Del acuse o no de recibo que hagan los morenistas sabremos si este documento representa el golpe de mando de Sheinbaum o un acto desesperado que termina por mostrar que la presidenta sigue sin poder mandar dentro del partido que la llevó a la presidencia.

Columna publicada en El Universal

El Papa Francisco lideró a la Iglesia en un momento en el que dos extremos luchaban por el rumbo que debía seguir esta institución milenaria a la cual pertenecen más de mil millones de personas. Por un lado estaban los que abogaban por un rumbo progresista y del otro los que querían mantener a la Iglesia anclada en el conservadurismo.

Esta columna no se enfocará en la discusión del dogma o del discurso del recién fallecido Papa, sino en otro aspecto que me parece sumamente interesante de su papado tomando en cuenta que la política actual atraviesa un proceso similar al de la Iglesia: ¿Cómo lidiar con los extremos ideológicos y sociales?

Los conservadores dentro de la Iglesia cuestionaban la apertura del Papa Francisco con la comunidad LGBTQ+, con los divorciados o la inclusión de mujeres en puestos clave dentro de la Curia Romana a través de la figura de la dubia, en las que básicamente cuestionaban si el Papa entendía qué hacía con esta apertura y los cambios que impulsaba de figuras clave dentro de la jerarquía católica. El Papa, en lugar de enfrascarse en discusiones con esta corriente, decidió ignorar estas dubia.

El Papa parecía entender muy bien que si él personalmente se enfrascaba en discusiones con quienes lo cuestionaban dentro de la Iglesia por progresista, les daba oxígeno. Él era popular con los católicos de la calle y eso le bastaba para decir y hacer lo que creía que era correcto. A sus opositores no los aplastaba con el poder que da el papado. Mejor los ignoraba.

“La Iglesia debe curar heridas y aliviar corazones”, dijo casi al principio de su papado. Así priorizó un rol pastoral sobre el doctrinal-punitivo, dirigiéndose implícitamente a conservadores empeñados en que la doctrina era inamovible. El hoy fallecido Papa no se envolvía en la bandera de que él, por ser el jerarca más poderoso, podía imponer su voluntad. Más bien actuaba como él consideraba era correcto. “¿Quién soy yo para juzgar?” fue su respuesta cuando le preguntaron sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo y con eso abrió una tolerancia inédita dentro de la Iglesia sin tener que imponer su visión ni cambiar un solo documento oficial.

Justo en el momento en que en EUA se quiere imponer una forma única de pensar, de hablar y de convivir – el discurso unitario impuesto por el poderoso – ha muerto un hombre que pudo haber actuado con esa misma imposición pero que prefirió predicar con el ejemplo al tolerar a quienes no pensaban como él. Un proceso muy similar hemos vivido en México en donde la falta de tolerancia con los contrapesos nos tiene en la antesala de una elección para limpiar el Poder Judicial de quienes no se han alineado con el poder.

José Mario Bergoglio, el Papa Francisco, fue un gran maestro de cómo debe el poder, ya sea religioso pero también político, lidiar con los extremos.

Apostilla 1: El presidente Donald Trump, que quiere meter su cuchara en todo, ahora está buscando que el próximo Papa sea estadounidense y cercano a él. Se trata del cardenal Raymond Burke, de Wisconsin. Burke realizó críticas sistemáticas al Papa Francisco durante su pontificado. Incluso lo consideró un hereje por sus posturas contrarias a la Iglesia Católica. Apenas en enero pasado elogió a Trump en una manifestación de la “Marcha por la Vida”. Veremos si también en el Vaticano se impone la voluntad de Trump.

Apostilla 2: Donald Trump ha sugerido en estos días que Jerome Powell, el chairman de la FED, es un perdedor que con su negativa a bajar las tasas de interés podría llevar a la economía de EUA a una recesión. Así, el hombre que generó mediante sus caóticas tarifas la caída de las bolsas y la inestabilidad financiera que estamos atravesando, ya encontró a quien culpar de su desastre.

Columna publicada en El Universal

Mientras el mundo financiero y comercial se tambaleaba por los aranceles anunciados por Trump, el presidente decidió irse a jugar golf a uno de sus campos. Esto, que en cualquier otra presidencia en Estados Unidos habría sido inimaginable, para Trump es no solo aceptable sino hasta digno de aplaudir.

Recuerdo cuando a George W. Bush se lo acabaron los medios por su mal manejo – lento y deficiente – de la tragedia del huracán Katrina que devastó Nueva Orleans. Bush no visitó inmediatamente la zona afectada por el huracán Katrina en tierra. Inicialmente la sobrevoló en helicóptero desde Mobile, Alabama, cuatro días después del desastre. Desde ese sobrevuelo, hizo declaraciones sobre la gravedad de la situación, pero la visita presencial a Nueva Orleans y otras áreas devastadas ocurrió días después y ante fuertes críticas sobre su insensibilidad y hasta racismo, ya que la población más afectada era de raza negra.

Algo similar le ocurrió a Barack Obama con el derrame de petróleo de British Petroleum en el Golfo de México (Sí, de México, no de América) en el 2010. Su reacción al derrame de BP le mereció fuertes críticas, principalmente por la percepción de que su gobierno no hizo lo suficiente ni con la rapidez necesaria para contener el desastre ambiental y mitigar sus efectos.

Y es que en ese momento Obama rechazó los llamados para detener la expansión de su programa de perforación petrolífera en aguas profundas, argumentando que el Golfo de México podía seguir desempeñando un papel importante en el futuro energético de Estados Unidos, siempre y cuando se garantizara que no ocurriría otro desastre similar.

Muchos consideraban que, tras un desastre ambiental de tal magnitud, la administración debería haber impuesto una moratoria más estricta o incluso una suspensión definitiva de las perforaciones en aguas profundas para evitar riesgos futuros. El manejo del derrame generó un desgaste político para Obama, con una caída en su popularidad por debajo del 50 por ciento por primera vez en su presidencia y una percepción pública de insuficiente liderazgo.

En el caso de Trump, su manejo caótico de la implementación de tarifas el 2 de abril provocó una pérdida de valor económico multimillonaria en los mercados globales que se alivió parcialmente tras la pausa de 90 días anunciada el 9 de abril. Esta volatilidad, incertidumbre y pérdida de dinero es responsabilidad única y exclusiva de Donald Trump. No fue un fenómeno meteorológico, como en el caso de Katrina, ni un derrame de una empresa privada, como en el caso de BP. Fue algo enteramente provocado por Trump.

Mientras los mercados financieros se desplomaban y aumentaban las críticas por el impacto económico de sus políticas, Trump se refugió en su club privado Mar-a-Lago en Florida y pasó gran parte del tiempo en su campo de golf. Además, fue a un torneo de golf patrocinado nada más y nada menos que por Arabia Saudita.

La desconexión del presidente con la situación económica que enfrentan millones de estadounidenses mientras él disfrutaba de su campo de golf en medio de la crisis bursátil y la incertidumbre económica que él provocó es demencial. Pero aun así, sus simpatizantes han dicho que lo que Trump ha hecho es jugar ajedrez en tercera dimensión y que es un genio en acción.

Son tiempos de cínicos.

Columna publicada en El Universal

Con base en cómo fue Trump 1.0 muchos han dicho y repetido hasta el cansancio que al presidente hay que tomarlo en serio pero no literal. Ahora que ha impuesto tarifas y sacudido los mercados financieros del mundo, la pregunta es si se debe de seguir aplicando la misma premisa con Trump 2.0.

¿Qué sigue ahora que Trump lleva una semana firme con sus tarifas? ¿Hay que tomarlo en serio y literal? ¿Apostar a que corregirá? O ¿qué estrategia es la mejor para los países y las empresas?

La respuesta a estas preguntas no es sencilla en primerísimo lugar porque no hay claridad ni en Trump ni en su gabinete de qué es lo que buscan con los aranceles. Por un lado tanto el presidente como su Secretario del Tesoro, Scott Bessent, han dicho que son una herramienta de negociación. Pero por el otro, tanto Trump como su asesor en la materia, Peter Navarro y el Secretario de Comercio, Howard Lutnick, han dicho que no son negociables. Que son la respuesta a una emergencia nacional ante décadas en que el mundo ha abusado de EUA.

Lo que ha resultado de estos mensajes contradictorios ha sido una enorme incertidumbre. Y por ello países y empresarios han decidido adoptar distintas posturas.

Por un lado están aquellos que han decidido confrontar a Trump. Ahí en primerísimo lugar está China que, si no hay un arreglo de último minuto, ya desde hoy enfrenta tarifas del 104 por ciento. La apuesta de Xi Jinping es que las tarifas de Trump no son una herramienta de negociación y que llegaron para quedarse. En ese sentido han preferido tomar a Trump en serio y literal y cree que, aun cuando una guerra comercial les cuesta a todos, ellos van a acabar ganando.

En una situación similar está Canadá cuyas tarifas retaliatorias entraron en vigor desde el mes pasado. Europa está en medio. El bloque ha decidido aplicar tarifas retaliatorias en algunos productos pero a la vez ha estado buscando negociar con Trump.

México está cien por ciento en modo negociador. El gobierno de Sheinbaum le apuesta a que México puede lograr colocarse como el país menos dañado en la guerra comercial.

Ha sido muy interesante ver la respuesta de los grandes empresarios estadounidenses. Hasta el momento han optado por no confrontar a Trump pero tampoco parece que le van a dar al presidente lo que él más quiere: mover sus inversiones de regreso a EUA. Hay demasiada incertidumbre.

La apuesta que han hecho hasta ahora es esperar en el corto plazo a ver si el desplome de las bolsas, el incremento de precios a sus consumidores y la presión política de los estadounidenses hace cambiar de opinión a Trump. Si eso no funciona, siempre está el Poder Judicial que podría cuestionar y potencialmente invalidar las acciones del presidente si determina que están basadas en una declaración de emergencia nacional injustificada o ilegal. Recordemos que las tarifas están sustentadas en la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA) que requiere una emergencia nacional válida.

En el mediano plazo está la posibilidad de que los electores le den un revés a los republicanos en las elecciones intermedias y con ello el freno venga del poder legislativo.

Es decir, los empresarios están a la espera de una rampa de salida.

Trump ha sido un político con un teflón fuertísimo. Todo lo que a otros políticos los habría sacado de la jugada, a él no solo no lo ha debilitado, lo ha fortalecido. Este teflón podría muy bien estar basado en que con él le ha ido bien a la economía norteamericana. Ahora que esto esta cambiado ¿se sostendrá el teflón? ¿lo seguirán apoyando miles de estadounidenses al ver que aumentan los precios sin que suban los salarios? ¿le tendrán la paciencia a un Trump que declara desde su campo de golf que no sean débiles, que aguanten la tormenta?

Veremos.

Columna completa en El Universal

“La historia no se repite

pero a veces rima”

Mark Twain

 

Llegó el Día de la Liberación en el que deben entrar en vigor desde el primer minuto de hoy aranceles que buscan que EUA se libere de su dependencia a productos hechos en el extranjero.

Para México las acciones de Trump nos colocan en terreno desconocido y peligroso. Cuando Trump llegó a La Casa Blanca la primera vez en 2016, el escenario era, comparado con el actual, maravilloso. Trump anunció una guerra comercial con China y eso hacía de nuestro país el mercado más atractivo del mundo porque somos como China un país manufacturero, por nuestra ubicación geográfica y nuestro acuerdo de libre comercio.

Si, había la amenaza de destruir el TLCAN, pero esto pronto cambió a una renegociación que finalmente funcionó bien y se transformó en el TMEC. Pero ahora la situación es distinta. Estos aranceles por el Día de la Liberación no tienen nada que ver con si México detiene los flujos migratorios, o si logramos un mejor combate al tráfico de fentanilo. Estos aranceles tienen que ver con un Donald Trump que está empeñado en cambiar la lógica del comercio global para regresar a Estados Unidos a una gloria del pasado.

Increíble que con una economía en bonanza; con desempleo en su punto más bajo y con una inflación controlada, Trump hable de que llevará a EUA a una época dorada. Como dicen los americanos: “Cuidado con lo que deseas”. Y es que no hay nada que indique que la medicina que le está dando Trump a la economía vaya a mejorar a un paciente que está en este momento sumamente saludable. Es como querer aplicarle quimioterapia a alguien que no tiene cáncer.

Si volteamos a ver al pasado, ha habido seis momentos desde 1776 en los que EUA ha iniciado guerras arancelarias. Los resultados no fueron buenos y por ello es fácil anticipar que las cosas no pintarán bien ahora tampoco. Las tarifas históricamente han resultado en aranceles retaliatorios, aumento en los precios a los consumidores, daño a varios sectores en especial el agrícola y al final un castigo político para el partido que implementó las tarifas.

Le pasó a John Quincy Adams que perdió frente a Andrew Jackson tras la firma de la ley arancelaria en 1828. Luego le ocurrió al representante William McKinley que tras aprobar la ley que lleva su nombre en 1890, perdió su escaño y su partido, el Republicano, se fue de tener una mayoría de 7 escaños a perder y darle a los demócratas mayoría de 147 asientos en la Cámara de Representantes. McKinley, como dato, es el político al que Trump tanto le gusta referir y en su admiración lo llevó a cambiar el nombre de la montaña más alta de EUA de Denali a Mount McKinley.

También le ocurrió a Herbert Hoover en la elección de 1932 tras haber respaldado la Tarifa Smoot-Hawley de 1930. Perdió frente a Franklin D. Roosevelt que logró arrasar en esas elecciones.

Y si nos acercamos más al presente, en 2018, la guerra comercial de Trump les costó varios escaños a los republicanos en las elecciones intermedias de 2018. Ahora la calificadora Moody’s ha hecho un ejercicio de simulación usando una tarifa universal del 20 por ciento con respuesta retaliatoria de otros países a productos estadounidenses. Esto, de acuerdo con Moody’s, acabaría con 5.5 millones de empleos para llevar el desempleo a 7 por ciento y causaría una caída en el PIB de EUA de 1.7 por ciento.

Ante ese escenario habría sí que hacer algo radical para curar una economía que entonces sí estaría enferma. Por alguna razón estos liderazgos populistas gustan de crear problemas en donde no los hay. En el caso de Donald Trump que está queriendo coquetear, pese a la prohibición constitucional, con un tercer mandato, si se empeña en estas tarifas, el Día de la Liberación puede ser el principio de la liberación, en efecto, pero de él para EUA.

Al tiempo.

Columna publicada en El Universal

Las grandes obras del sexenio pasado son grandes elefantes del presente que debemos seguir pagando los mexicanos. El gobierno decidió que quería hacer un tren y fueron carretadas de dinero para el tren; decidió que quería cancelar el aeropuerto que anunció su predecesor y mejor construir uno que anunciara él y han sido carretadas de dinero para la cancelación y la nueva construcción; decidió que México debía de refinar a pesar de lo pesado que es nuestro crudo y… han sido carretadas para construir una refinería, no importa que se inunde frecuentemente; que no logre refinar y que cuando lo consiga, sea más caro hacerlo.

Conocemos esta historia de pies a cabeza. Los políticos queriendo marcar su legado con grandes obras no es exclusiva de México. Bent Flyvberg es profesor de la Universidad de Oxford y de Copenhague. Se ha dedicado a estudiar grandes proyectos. Escribió un libro, How Big Things Are Done, que nos permite entender qué es lo que hace que un proyecto fracase o tenga costos exorbitantes y tiempos muy retrasados de entrega.

Es la historia de la Opera de Sídney. El proyecto comenzó con un presupuesto de 7 millones de dólares australianos y un plazo de cuatro años, pero terminó costando 102 millones y tardó 14 años en completarse. El gobierno quería arrancar la construcción antes de las elecciones de marzo de 1959. Por ello aprobó un presupuesto intencionalmente bajo y comenzó la construcción rápidamente, antes de que los diseños estuvieran finalizados.

Esta prisa política por iniciar la construcción tuvo consecuencias devastadoras. El arquitecto, Jørn Utzon, tuvo que abandonar no solo el proyecto a mitad de camino, también el país a escondidas y con su prestigio acabado.

También está el “Tren a Ninguna Parte”. Un proyecto que comenzó en 2008 con un tren que saldría del centro de Los Ángeles y dejara a los pasajeros en Union Square de San Francisco en 2 horas y media a un costo de $86 dólares. Sonaba extraordinario. El presupuesto era de $33 mil millones de dólares y el tren iba a estar listo en el 2020. Se hizo un referéndum. Los californianos aprobaron un proyecto que se vendió como visionario y…hoy sigue siendo un proyecto inacabado cuyo costo ya va arriba de los $100 mil millones de dólares y se ha modificado: ahora solamente conectará dos pequeñas ciudades, Merced y Bakersfield. Por eso es conocido como el tren a ninguna parte.

Hay obras exitosas como el Empire State Building en Nueva York o el Museo Guggenheim de Bilbao. ¿Qué hizo que estos grandes proyectos fueran exitosos? Tuvieron una cola corta. Lo que mata los grandes proyectos son las colas largas.

Las colas largas se generan por una planeación inadecuada; por contratar a amigos y no a expertos; por querer apegarse a tiempos políticos y no a tiempos de obra; por pensar que se va a hacer un proyecto único y visionario sin voltear a ver lo que ya se ha hecho similar y entender aciertos y errores en esos proyectos.

Mi conclusión tras leer a Flyvberg es que los políticos son políticos y no constructores. En el mejor de los casos les gana esta idea de que van a lograr dejar un proyecto “único”, el “primero en…” y, como implementan su sueño con el dinero ajeno, no son rigurosos en hacer una gran obra que tengan una cola corta.

La presidente Sheinbaum ha anunciado ahora más de 3 mil kilómetros de vías férreas para trenes de pasajeros y otras obras de infraestructura. Valdría la pena que revisara el libro de Flyvberg. Ver experiencias internacionales e identificar qué es más eficiente. En las grandes obras la participación de los expertos de la iniciativa privada es fundamental y la realización de proyectos conjuntamente con la IP es la mejor estrategia.

Ese puede ser un buen segundo piso para la autodenominada 4T.

Apostilla: En el tema de grandes obras de infraestructura, el documental de Enrique Cárdenas para el Centro de Estudios Espinosa Yglesias sobre el aeropuerto de Texcoco y su cancelación no tiene desperdicio. Una recomendación para mis lectores. Está en YouTube.

Columna publicada en El Universal

Ayer tuve la oportunidad de apoyar al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en el lanzamiento del Comité Especial para la Inversión y Relocalización de Empresas. Es un esfuerzo importante encabezado por el empresario Max El Mann para responder a los aranceles de Estados Unidos.

México debería lograr detener y hasta evitar estos aranceles que propone Donald Trump. No con tarifas retaliatorias sino con argumentos de sentido común. Tomo datos que me parecen fundamentales de Pedro Casas Alatriste, Director de la American Chamber of Commerce.

Medir la relación comercial como suma-cero en dónde un país tiene déficit (el perdedor) y el otro un superávit (el ganador) es no ver la película completa. En 2023, de los 560 mil millones de dólares en exportaciones de México a Estados Unidos, 220 mil millones provinieron de la manufactura, maquila y servicios de exportación. El 80 por ciento de esa cantidad (176 mil millones de dólares) se originó en empresas estadounidenses que operan en México. A pesar de que Trump habla de un déficit comercial de 152 mil millones de dólares de Estados Unidos con México, la realidad es que gran parte de este comercio es intraempresarial, un modelo de coproducción, no un verdadero déficit.

Y es que la coproducción es el motor manufacturero entre Estados Unidos y México. Por cada dólar que Estados Unidos importa de México, 12.9 centavos son valor agregado estadounidense, frente a 4.8 centavos para el resto del mundo y solo 1.4 centavos para China. Además nuestro país es el principal comprador de exportaciones de pequeñas empresas estadounidenses. México compró más de 110 mil millones de dólares en bienes de pequeñas empresas estadounidenses en 2022, más que China, Japón, Corea, Suiza, India, Holanda y Alemania juntos.

Por ello, lejos de querer poner tarifas al comercio, sería mejor facilitar los intercambios comerciales entre empresas de EUA que mandan productos a México y viceversa.

Si vemos las exportaciones de EUA al resto del mundo, México y Canadá le agregan un 24 por ciento de valor mientras que China nunca ha llegado a agregarle más del 2 por ciento del valor.

Todos estos datos apelan al sentido común de porque la integración de ambos países debería no solo continuar sino fortalecerse. Pero sabemos que Trump no está interesado en ver estos datos. Y por ello la importancia del lanzamiento del Comité Especial para la Inversión y Relocalización de Empresas.

El comité busca hacer algo como lo que en su momento hizo ProMexico: promover inversiones en el país mediante el acompañamiento de empresas interesadas en traer su dinero al país. El trabajo será en equipo entre el CCE, el Consejo Asesor para el Desarrollo Económico Regional y Relocalización, el CADERR, que encabeza Altagracia Gómez; la Secretaría de Economía y la Cancillería. Pretende sumarse a los objetivos del Plan México.

En su mensaje el día de ayer Altagracia Gómez aplaudió esta iniciativa y dijo que el CADERR no se había equivocado al haber sumado al CCE al Plan México. Habló de esquemas de inversión mixta y de la importancia de que la IP y el gobierno trabajen juntos.

Es buena noticia que a la incertidumbre que genera Donald Trump se le de respuesta. Este lanzamiento ocurre un día después de que la OCDE advirtiera que el PIB de México podría contraerse un 1.3% en 2025 y un 0.6% en 2026.

Los empresarios en México muchas veces pecan de voluntarismo. Creen que porque quieren algo, van a lograr crecimiento e inversiones. Veremos si en esta ocasión las múltiples mancuernas reunidas en la presentación de este Comité logran un mejor panorama para la economía del país en un entorno muy, muy complicado.

Columna publicada en El Universal

Hoy tenemos a una presidenta con una popularidad récord. Datos de diversas encuestas, como Buendía & Márquez en estas páginas y de El Financiero, indican que su aprobación llegó al 78-80 por ciento durante sus primeros 100 días en el poder. A nivel internacional es una estrella. No se ha aventado los papelones de Petro, Zelensky ni Trudeau, a quienes les ha salido carísimo el mal manejo la relación con Trump. Por el contrario, Sheinbaum crece cada vez que habla por teléfono con Trump ya que ha logrado desactivar sus amenazas de forma elegante y hasta tersa.

Y, sin embargo, su poder está puesto a prueba de manera constante.

Esto a pesar de que la oposición está aplastada. La misma encuesta de Buendía y Márquez refleja una situación crítica para los tres partidos de oposición: MC, PRI y PAN. Si hoy fueran las elecciones intermedias, Morena lograría el 58 por ciento de los votos. Si se suman PT y PVEM, llegarían en coalición al 68 por ciento. La oposición se quedaría con 13 por ciento para MC, 10 por ciento para PRI y 9 por ciento para el PAN. MC ya rebasó al PRI y al PAN pero como sea, los tres partidos están hechos añicos.

Y esto sin tomar en cuenta el balance de opinión que existe sobre estos partidos. El PAN tienen negativo 42 y el PRI negativo 49. En contraste, Morena tiene positivo 54. Así, la oposición está fragmentada, debilitada y sin liderazgos atractivos para la ciudadanía.

Popular dentro y fuera de México: esto pintaría un escenario que debería ser ideal para Claudia Sheinbaum. Y sin embargo, su liderazgo está constantemente siendo cuestionado.

¿Cómo puede una presidenta que ganó con más votos que López Obrador y que tiene una popularidad más alta que la que él tuvo en todo su sexenio verse retada a cada rato? ¿Cómo si no hay una oposición que la amenace o la cuestione?

La oposición a Sheinbaum está dentro de Morena.

El fin de semana trascendió por el desaire que las figuras más importantes de Morena tuvieron con la presidenta. El Zócalo se suponía que se llenaría para mostrar unidad de los mexicanos ante los aranceles de Trump. Cuando en la llamada que tuvo la presidenta de México con el de Estados Unidos logró que éstos se desactivaran por un mes más, la cita en el Zócalo se transformó en un evento partidista. La mujer que sabe lidiar con maestría con Donald Trump recibió la espalda de las figuras más importantes de Morena, empezando por el hijo del presidente López Obrador, Andy López Beltrán.

Podríamos pensar que ante la andanada de problemas que enfrenta México y la presidenta esto es una nimiedad, pero en realidad demuestra que esa popularidad y esa aceptación, tanto dentro como fuera de México, son una condición necesaria más no suficiente para afianzar a Sheinbaum con el poder que otorga la silla presidencial.

Y es que antes de darle la espalda en el Zócalo, Monreal, Adán Augusto, Esquer y Velasco, le dieron la espalda a Sheinbaum en el Congreso con la iniciativa para luchar contra el nepotismo cuando la patearon para que entre en vigor hasta el 2030.

Lejos de apoyarla en los retos enormes en materia de seguridad, economía y la relación con EUA, la presidenta está teniendo que luchar con los morenistas. A pesar de ser una rockstar dentro y fuera de México, son sus partidarios los que la están poniendo constantemente a prueba.

¿Cuándo y cómo les va a responder Sheinbaum a quienes en Morena buscan debilitar su poder? ¿Debe hacerlo? Son dudas para momentos críticos para México.

Columna publicada en El Universal

Ya se impusieron los aranceles. Ahora es el momento para que el gobierno piense y actúe para hacer de la economía mexicana más fuerte y competitiva porque el modelo de desarrollo de los últimos 30 años se terminó con el manotazo de ha dado Donald Trump.

Como bien sabemos, nuestra economía depende de la estadounidense. Pero ahora tenemos que ponernos las pilas y salir adelante sin ese enorme motor de desarrollo.

Sin embargo, en lugar de pensar en fortalecer el Estado de Derecho y en hacer del país uno atractivo para las inversiones a pesar de Donald Trump, tenemos a un gobierno que va derecho y no se quita en el intento por complicar las cosas a quienes aún le siguen apostando a México.

Un sector fundamental es el de las manufacturas. Mientras en Canadá el Primer Ministro Justin Trudeau anuncia medidas para ayudar a los sectores productivos que se verán afectados por los aranceles, aquí en México el sector maquilador y manufacturero tiene que lidiar con el SAT que los quieren hacer pagar un doble IVA y además busca cobrarles 44 mil millones de pesos tan solo por los periodos del 2019 al 2023 por cambios en las reglas del pago de impuestos.

Estamos hablando de 6 mil 800 empresas que, a pesar de ser formales, de pagar impuestos y de generar empleo para 3.3 millones de personas, ahora tienen que defenderse del cambio de reglas que el SAT decidió aplicar. El asunto ha escalado hasta la Suprema Corte.

Conforme a las reglas definidas por las autoridades, por años las empresas maquiladoras tenían que hacer algo conocido como ‘La vuelta en U’ que les permitía importar insumos para fabricar productos libres de impuestos pero implicaba sacar su mercancía a Estados Unidos y regresarla a México literalmente dando una vuelta en U en la frontera.

Como ’La vuelta en U’ era muy costosa, la autoridad introdujo una facilidad administrativa para que pudiera hacerse de manera virtual (en una computadora) y no física (sube las televisiones a un camión, paséalas del otro lado de la frontera y regrésalas a México). El llamado retorno virtual funcionó como un mecanismo sumamente exitoso que permitió a las maquiladoras crecer hasta ser parte fundamental del motor de desarrollo para México.

De pronto, el SAT decidió cambiar las reglas y definió que se debe de pagar impuestos tanto a la importación como a la venta, ósea una doble tributación. El tema ha estado en litigio y, como decía, ha escalado hasta llegar a la Suprema Corte. La semana pasada la Ministra Yazmine Esquivel presentó dos proyectos -cosa por demás rara – uno a favor del SAT y otro en favor de las empresas manufactureras.

La votación no logró una definición y ahora habrá que esperar a que la Ministra Esquivel presenté un nuevo proyecto y éste se vote. Mientras eso sucede el sector manufacturero está atorado en medio de dos enormes incertidumbres. La primera es la que nada tiene que ver con México: el desplante de Trump de ponernos aranceles. La segunda pieza de enorme incertidumbre es esperar a ver qué pase en la Suprema Corte.

¿Será la actual Corte la que vote el asunto, en donde hay expertos en temas fiscales como Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Javier Laynez? O ¿decidirá Esquivel esperar a que se vayan los expertos en junio para entonces poder presentar su proyecto ante la nueva Corte? Esto le daría un golpe muy fuerte a la industria maquiladora pero, una vez más, el SAT le estaría dando un triunfo (pírrico) al gobierno para poder sacar recursos de donde puedan para sus arcas cada vez más vacías.

¿De verdad creemos que el horno está para estos bollos?

Apostilla: la respuesta a los aranceles de Trump de “nos vemos el domingo en el Zócalo” son la mejor señal de que el gobierno auténticamente cree que el horno está para bollos.

Columna publicada en El Universal

La iniciativa fue buena pero al final los mostró de cuerpo entero. Quieren parecer diferentes, impolutos, impecables, pero les gana el agandalle y la trampa. Me refiero a las iniciativas que envió Claudia Sheinbaum al legislativo el pasado 5 de febrero. Fueron dos. Una para prohibir la reelección consecutiva y otra para prohibir el nepotismo electoral. Aquí me escribiré sobre esta segunda.

La de nepotismo pretende que, para cubrir con el requisito de idoneidad, los aspirantes a un cargo de elección popular no tengan o hayan tenido en los tres últimos años vínculos matrimoniales ni de parentesco o de consanguinidad civil.

La presidenta describe al nepotismo como una forma de corrupción porque la persona en el cargo puede aprovecharlo para otorgar empleos o favores a familiares y amigos sin considerar su idoneidad.

“Al ser el nepotismo una forma de abuso de poder que socava la confianza en las instituciones y promueve desigualdades, es necesario prohibir esta práctica para eliminar cualquier sesgo o sospecha de ilegitimidad en los cargos de elección popular.” Eso dice el documento que envió el Ejecutivo al Legislativo.

En un país en el que los Monreal (PRD-Morena) se han “adueñado” de Zacatecas; en el que los hermanos Villarreal (PAN) se han alternado la alcaldía de San Miguel de Allende, Guanajuato; en el que Samuel García (MC), gobernador de Nuevo León buscó impulsar a su esposa como alcaldesa de Monterrey; en donde los Yuñez (neo-Morenista) dominaron por años Veracruz y un largo etcétera, la iniciativa se antojaba positiva.

Pero cuando algunos en Morena y sus aliados se dieron por enterados pegaron el grito en el cielo. En especial el Partido Verde. Ese finísimo partido que ha hecho mucho por llenarse sus bolsillos de billetes verdes y prácticamente nada por la ecología del país.

Si la reforma llegaba al legislativo, no la votarían porque dejaría fuera a la esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, quien también es del Verde y actualmente es senadora, Ruth González. Ella quiere suceder a su esposo en las elecciones del 2027.

Del lado de Morena la iniciativa pondría en aprietos la candidatura de Felix Salgado para suceder a su hija Evelyn en Guerrero. Salgado le heredó la candidatura en el 2021 a su hija cuando el INE le canceló su derecho por irregularidades en la comprobación de gastos y por denuncias de abuso sexual, y ahora quiere ser gobernador en el 2027.

El Senador Saúl Monreal quiere suceder en su cargo al actual gobernador de Zacatecas, David Monreal, pero con esa prohibición quedaría fuera.

Así que ahora, para mostrarse de cuerpo entero, exactamente como son, decidieron mover la entrada en vigor de la reforma para el 2030 y así todos tranquilos y orgullosos de su “lucha” contra el nepotismo. Aprueban la reforma pero la patean al 2030 para dejar una nueva camada de nepotismo al frente de distintos estados.

Con esta reserva el Verde se sumó a la propuesta. Votaron todos a favor. Así que no pueden ser señalados de estar con el nepotismo. Aja.

Apostilla: Ricardo Anaya tiene razón cuando dice que la reforma es incompleta. Debe de incluir al Ejecutivo (cof, cof Andy) y prohibir el nepotismo cruzado para que no haya familias completas trabajando en distintas carteras del gobierno.

Columna publicada en El Universal