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En Estados Unidos, los votantes que detestan a ambos candidatos a la presidencia, a Joe Biden y a Donald Trump, les llaman los doble-odiantes. Estos doble-odiantes están creciendo entre el electorado estadounidense principalmente por la caída estrepitosa en la popularidad de Biden. Las mas recientes encuestas apuntan a que representan entre un 16 y un 20 por ciento del electorado. En ese sentido, la actual elección se parece más a la de 2016, cuando un 18 por ciento de los votantes odiaba tanto a Hillary Clinton como a Trump.

Trump sigue siendo hoy tan impopular como cuando terminó su mandato en el 2021. Pero Biden ha pasado de ser un presidente medianamente popular, a ser el más impopular, a pesar de que la economía está en un muy buen lugar y de que su oponente tiene abiertos expedientes legales en su contra que lo deberían tener en la lona.

Pero entre la guerra en Gaza, las preocupaciones con la inflación, el caos en la frontera con México y la evidente edad avanzada, Biden puede muy bien perder la elección de noviembre próximo. Sus posibilidades de ganar dependen en gran medida de qué hagan estos doble-odiantes, en especial los que están en estados como Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Aunque también los de Arizona, Nevada y Georgia. Si estos ciudadanos salen a votar, aunque sea tapándose las narices, ¿a favor de quién se decantarán?

En el 2020, muchos republicanos decidieron votar por Biden ante el horror que les causaba Trump. En esa elección los doble-odiantes apenas eran el 3 por ciento del electorado ¿Ahora qué harán estos electores? Esa es la gran pregunta hacia noviembre en Estados Unidos.

En México también tenemos doble-odiantes. Son votantes que no están contentos con los partidos tradicionales y por ello, entre otras razones, no les gusta Xóchitl Gálvez. Entre las razones para cuestionar a Gálvez está la falta de experiencia. Pero tampoco aprueban cómo ha gobernado Morena y por ello no quieren que Claudia Sheinbaum, quien ha prometido ser el segundo piso de la autodenominada Cuarta Transformación, llegue a la presidencia.

¿Cuánto poder electoral tendrán en sus manos estos doble-odiantes? ¿Saldrán a votar? Si sí ¿por quién lo harán? ¿Quién será vista cómo la menos mala? ¿Qué papel jugará en este segmento Jorge Álvarez Maynez? Son preguntas cuya respuesta puede tener la clave de lo que ocurra en la elección de junio.

Apostilla: El cantante Frank Sinatra decía que no hay mejor venganza que ser exitoso. Andrés Manuel López Obrador no ha optado por ese camino. Ha preferido usar el poder aplastante del Estado, ahora en contra de una investigadora que le es incómoda, simplemente porque le ha puesto los puntos sobre la íes. Mi solidaridad con Ma Amparo Casar.

Columna completa en El Universal

Tras el primer debate entre los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la CDMX hubo quien vio a Clara Brugada, la candidata de Morena-PT-PVEM, como la ganadora. No por su espectacular desempeño frente a Santiago Taboada, candidato del PAN-PRI-PRD, y de Salomón Chertorivski, de MC. Más bien porque al ser la puntera y no haber recibido un nocaut durante los 90 minutos del encuentro, pues la conclusión de algunos fue que Brugada ganó.

Pero en los debates no solamente se gana durante los minutos que dura el encuentro. En especial con el formato de debates que tenemos en México. No son debates. No vemos a los candidatos teniendo que responder a las preguntas de los moderadores. Por el contrario. En el colmo de los colmos, a lo largo del debate los moderadores les preguntaban a los candidatos si querían responderles sus preguntas. Tampoco tienen que responder a los cuestionamientos que se hacen entre ellos. Son monólogos en los que ofrecen el oro y el moro y no tienen nada que perder.

Ya sabemos que prometer no empobrece pero en el caso de las campañas políticas en México, prometer es justo el juego de los candidatos. Podrían decir que si ganan van a hacer que lluevan chispas de chocolate sin que tengan que responder ¿cómo le vas a hacer? O ¿cómo lo vas a pagar?

Dado el esquema tan pobre de los debates, es muy difícil realmente que alguno de los candidatos cometa un nocaut. Es justo por ese miedo de los contendientes a que les saquen sus trapitos al sol o a que cometan un error que se han empeñado a un formato acartonado y aburrido.

Por ello, el post debate se vuelve interesante. Y en el caso del Debate Chilango la que ha tenido que salir a defenderse ha sido precisamente Brugada. En el encuentro del domingo, Taboada le señaló un inmueble que compró en $330 pesos y que encima de todo no lo declaró. Por el formato, después de que Taboada habló de este inmueble de Brugada el tema ya no se volvió a tocar. Los moderadores pasaron al siguiente tema y Brugada feliz de dejarlo ahí.

Pero ha sido en el post debate cuando la candidata de Morena ha salido a admitir que sí hay tal inmueble y que hubo un error ya que consignó primero solamente el costo de la escrituración de la propiedad en lugar del costo del inmueble y por ello aparece como que le costó $330 pesos. La explicación es mala ya que tampoco es creíble que escriturar un inmueble cueste trescientos pesos.

La periodista Laura Bruges publicó un hilo con información adicional sobre esta compra de Clara. La propiedad fue inscrita ante el Registro Público de la Propiedad del entonces DF en octubre de 1993 por la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT), hoy Instituto Nacional del Suelo Sustentable, dependiente de la SEDATU. Brugada adquirió este inmueble a precio de ganga a través de una compraventa el 29 de junio de 1994, y la vendedora fue la misma Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra. Ante tantas irregularidades, se explica porque Clara no declaró su compra.

En el debate Brugada cerró su participación preguntando ¿qué prefieres honestidad o corrupción? Como si el tema de la propiedad de $330 pesos y los señalamientos de malversación de fondos en su programa estrella como alcaldesa de Iztapalapa, las utopías, no se hubieran mencionado unos minutos antes.

Se mencionaron y se presentaron pruebas, pero con un formato acartonado como el que tenemos para nuestros debates, la información ha trascendido poco. Ya estará en Taboada aprovechar o dejar pasar estas irregularidades en el post-debate.

Columna completa en El Universal

Es una verdadera vergüenza el estado de nuestros partidos políticos. Estamos a tres días de las elecciones de este 2023, las gubernaturas en el Estado de México y Coahuila y las 25 diputaciones en este último estado. Las boletas electorales ya están impresas y hoy es el último día para hacer campaña. El domingo están llamados a votar 12 millones de mexiquenses y 2.3 millones de coahuilenses. Tanto en Coahuila como en el Estado de México las boletas electorales están ya listas.

En Coahuila va arriba en las encuestas desde el arranque de las campañas el candidato de la alianza PRI, PAN y PRD, Manolo Jiménez. Ahí, a diferencia del Estado de México, Morena y sus aliados no lograron ponerse de acuerdo y la boleta va a tener a otros tres candidatos. A Armando Guadiana, por Morena, Ricardo Mejía Berdeja, por el PT, y Lenin Pérez aparecerá dos veces en la boleta, una por el partido local Unidad Democrática de Coahuila y otra por el PVEM.

Pues resulta que aun así, con las boletas ya impresas y listas para la votación del domingo, las cupulas de los partidos Morena, PVEM y PT llegaron a un acuerdo que al parecer no les pareció importante negociar o planchar con sus candidatos locales.

Mario Delgado, posiblemente pensando que es muy inteligente, logró que las dirigencias del Verde y del PT salieran a anunciar con él que sus candidatos declinaban en favor del candidato de Morena, de Guadiana. Más tardaron en hacer su rimbombante declaración, que Lenin Pérez y Ricardo Mejía en salir a decir que ellos siguen en la boleta y que no declinan en favor de nadie.

Y es entendible. Tanto Pérez como Mejía han crecido mucho más allá de los partidos que están declinando por ellos, el PT y el Verde respectivamente. En la última elección el PVEM en Coahuila obtuvo el .85 por ciento de la votación. Ahora Lenin Pérez lo ha crecido al 7% según la encuesta de ayer publicada por El Universal. Del lado del PT, el partido obtuvo un 1.5 por ciento en la elección del 2017. Ahora Mejía Berdeja lo ha crecido al 13 por ciento.

Con estas declinaciones de las cúpulas partidistas, los políticos se dejan ver de cuerpo entero. Lejos de hacer estos anuncios pensando en que buscan mejorar la calidad de vida de los Coahuilenses o de que las preocupaciones de los ciudadanos son las suyas también y por ello están pidiendo el voto popular, lo que estamos viendo es la desfachatez de los partidos negocio que claudican su participación en las elecciones porque ya lograron demostrarle a Morena que son pequeños pero con peso para la alianza rumbo al 2024. Eso es lo que verdaderamente les importa. La calidad de vida de los coahuilenses les vale un comino.

Tan es así que unos minutos después de la declinación del PVEM en Coahuila, salió Mario Delgado a decir que el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, podría estar incluido en la encuesta de Morena como una corcholata más para contender en el 2024.

Apostilla: En el boletín de prensa que publicó ayer Mario Delgado sobre estas declinaciones apuntó que en “la Alianza Juntos Hacemos Historia debe prevalecer la unidad ante cualquier interés personal. Ningún ego desmedido, ninguna vanidad fútil, ningún interés de grupo puede estar por encima del proyecto de transformación nacional.” Vaya palabras que eligió el presidente de Morena. ¿A quién estará describiendo?

Columna completa en El Universal

  1. ¿Qué va a hacer Ricardo Monreal?

Andrés Manuel López Obrador adelantó su sucesión demasiado. No quiso esperar porque su preferida para sucederlo en la presidencia, Claudia Sheinbaum, necesita tiempo para poder posicionarse ante la opinión pública. Ricardo Monreal ha dicho, ante esta sucesión adelantada, que él quiere ser el candidato de Morena. Esto, que ha sido una traición a los ojos de López Obrador, es lo que Monreal considera que merece después de tantos años de trabajo para AMLO. Fue su coordinador en la campaña del 2012 y en 2018 aceptó que le quitaran la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la CDMX y se la diera AMLO a Sheinbaum. Ahora, que AMLO se la quiere volver a dar a Sheinbaum, pero para la presidencia, la gran interrogante es si Monreal vuelve a aceptar hacerse a un lado, quizás a cambio de la candidatura por la CDMX, o se sale de Morena y busca ser el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano.

Actualmente Monreal tiene el poder de la dirigencia del Senado. Falta ver qué tan leales le son los legisladores de Morena en la Cámara Alta o si, al oler a un interlocutor que ya no tiene el oído del presidente, hasta el poder que tiene en el Senado se le esfuma.

  1. ¿Qué va a hacer Marcelo Ebrard?

El hoy canciller cedió la candidatura presidencial del PRD en el 2012 a Andrés Manuel López Obrador con un cálculo de que en la siguiente ronda López Obrador le daría a él la candidatura. Como sabemos, en 2012 AMLO perdió. Fundó Morena. Ganó en 2018. Y ahora, en lugar de apoyar a Ebrard, lo denuesta. La más reciente demostración de que Marcelo no es ni siquiera el Plan B de López Obrador ocurrió esta semana cuando revirtió públicamente la decisión de Ebrard de no enviar representante a la toma de protesta del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

La pregunta durante la conferencia mañanera en la que López Obrador revirtió públicamente la decisión de Ebrard fue fuego amigo para que el presidente pudiera dejar en claro quién manda aquí…y quién no. Antes de esto, el presidente le retiró a Ebrard la encomienda de comprar las vacunas contra el COVID19 que venía haciendo bastante bien desde finales del año pasado. Le cambió la jugada al canciller y también declarado aspirante a la presidencia en el 2024 y decidió que a partir de ahora ese trabajó será de la Secretaría de Salud.

Como Ebrard no pinta ni para ser Plan B y tampoco le puede ofrecer la candidatura a la Jefatura de Gobierno, que ya encabezó, la gran interrogante de este año será si Ebrard deja de lado su aspiración presidencial o si se va con la oposición. Pero ahí viene la siguiente pregunta.

  1. ¿Logrará la oposición una sola candidatura?

El PRI es una manzana envenenada. Al PAN no le alcanza sólo y al PRD menos aún. Por eso está la apuesta de que definan una candidatura común en donde idealmente pudieran convencer a Movimiento Ciudadano de ir con ellos también. La situación se ve muy complicada porque los liderazgos del PRI y PAN parecen no entender lo débil que están y lo mal vistos que son sus partidos por la ciudadanía. Se arrebatan rebanadas muy pequeñas de poder. Aún así, en estos momentos hay trabajo dentro y fuera de los partidos para intentar esta candidatura única. Pero…

  1. ¿Quién es viable para esa candidatura?

Este es el gran problema. Actualmente no hay una sola figura que pueda hacerle contrapeso al presidente López Obrador. Cuando en estos momentos una respuesta a esta pregunta depende de la decisión que tome Monreal, pero sobretodo Marcelo Ebrard, nos damos cuenta de la enorme debilidad de nuestra clase política.

Columna completa en El Universal

Al Gran Museo del Mundo Maya llegó Andrés Manuel López Obrador como el claro puntero. El favorito para ganar. Nada nuevo en su posición respecto a los primeros dos debates. Pero Anaya y José Antonio Meade sí llegaron en una situación distinta. Llegaron a matar para defender quien puede quedarse con el segundo lugar que tenía Anaya desde el arranque y que fue perdiendo desde el primer escándalo de presunto lavado de dinero y la famosa nave industrial.

El odio entre Ricardo Anaya y el PRI, y viceversa ha demostrado ser mucho más fuerte que sus ganas de enfrentarse al primer lugar. Aun cuando saben que el segundo lugar no llega a Los Pinos, Anaya se ha dedicado desde el primer momento de su campaña a señalar al PRI y al gobierno de Peña Nieto como corruptos incorregibles. El enemigo a vencer.

Y José Antonio Meade también ha dedicado sus baterías en atacar a Ricardo Anaya. Por eso, cuando sale, hace casi una semana, el video de Juan Barreiro, Anaya señala al gobierno como el encargado de enviarle dicho golpe. No presenta prueba alguna de su señalamiento. Tampoco voltea siquiera a ver a AMLO como la posible fuente del ataque.

Aun cuando ya se dieron cuenta que golpearse entre sí tiene como efecto subir las preferencias de López Obrador, volvieron a la misma estrategia en los días previos y durante el tercer debate.

Así escuchamos a Anaya anoche en Mérida. Volvió a denunciar un acuerdo entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Acuerdo del cual no tiene ninguna prueba y que parece más bien ser patadas de ahogado de quien parece asumirse perdedor de la elección.

Habló al momento de cerrar el debate de transformar el enojo en esperanza, pero lo hace unos minutos después de enojarse y atacar justamente a sus contrincantes.

José Antonio Meade hizo lo mismo. Cuando le quedaban 3 segundos de intervención, en una ocasión dijo que los aprovechaba. Lo que hizo fue desaprovecharlos volviendo a atacar a Ricardo Anaya diciendo que de todos los presentes él era el único indiciado. En la otra ocasión los volvió a desaprovechar felicitando a selección mexicana. Ni al caso.

Los ataques a Andrés Manuel López Obrador merecerían una respuesta puntual y no un simple voto de confianza sobre su honestidad. Está bien que denuncie el tremendo robo de medicamentos en el país. Lástima que no hay claridad de que con solo acabar con ese robo alcanza para el programa de salud que propone quien sería su Secretario de Salud, de ganar la presidencia.

Ricardo Anaya también le pidió que contestara sin chistes ni payasadas si cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México le otorgó contratos de manera directa por 170 millones de pesos al empresario José María Riobó. La respuesta de AMLO: “Yo no soy corrupto”, sin más explicación de por medio, es insuficiente.

 

Columna completa en El Universal

En los resultados que da a conocer hoy Massive Caller Ricardo Anaya se ubica por primera vez arriba del 30 por ciento de las preferencias electorales, siete puntos atrás de López Obrador. 30.24% para él; 12.48% para Meade; 37.77% para AMLO; 5.09% para Zavala; 1.95% para El Bronco y 12.45% de indecisos.

Massive Caller ha sido contratado por el PAN quien le ha pagado un millón de pesos para la realización de encuestas. Esto me lo confirmó José Carlos Campos, director de la empresa.

La casa encuestadora ha estado siguiendo la evolución de las preferencias presidenciales desde noviembre del 2017. Su metodología, me comenta su director, les permite entregar resultados mucho más rápido y a menor precio que las encuestadoras tradicionales. Esto es así porque su encuesta es exclusivamente telefónica, con robots haciendo las llamadas.

Por esto, tras el primer debate de Palacio de Minería, pudieron dar a conocer tendencias sobre quién lo había ganado 15 minutos después de haber terminado el encuentro entre los candidatos. Las encuestas tradicionales tardan aproximadamente 5 días para procesar esta información y a un precio más elevado.

En promedio, contratar una encuesta con Massive Caller cuesta entre 50 y 70 mil pesos, dependiendo si se trata del ámbito municipal, estatal o federal. Una encuestadora tradicional cobraría alrededor de medio millón de pesos por estudio, según el mismo Campos.

A partir del primer debate, la casa encuestadora anunció que daría a conocer encuestas diarias con las preferencias rumbo a las elecciones del 1º de julio. La de hoy acerca a Anaya a AMLO de tal forma que puede generar dudas sobre su confiabilidad.

El millón de pesos que el PAN le pagó a Massive Caller es por un paquete de encuestas. Campos argumenta que aun cuando el PAN es quien los ha contratado, sus resultados no se ven comprometidos. Para muestra, la encuesta publicada 15 minutos después del primer debate en donde a la pregunta de ¿quién cree que ganó el debate presidencial? resultó ganador AMLO para el 40.9% de quienes vieron el encuentro, con Anaya un punto detrás, en 39.7%. Meade obtuvo 9.2%; Zavala 7.3% y El Bronco 2.9%.

 

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Todo iba bastante bien en el discurso de Andrés Manuel López Obrador el viernes pasado en el marco de la 81 Convención Bancaria que se celebró en Acapulco. El puntero en las encuestas hizo hasta reír a los presentes cuando, en un ejercicio de autocrítica, se burló de sus pausas al hablar. De que él no es alguien que hable de corrido.

 

También relajó el ambiente ver a AMLO sentado tan cómodo en la silla, que hasta la guayabera se le abrió y los ahí presentes pudimos ver el ombligo del Peje, literal, en una imagen que muy rápido se volvió viral en las redes.

 

Y de pronto, ya para cerrar su intervención, a la pregunta de si reconocería o no los resultados de la elección del 1º de julio, soltó su frase del tigre: Yo tengo dos opciones, Palacio Nacional o Palenque, Chiapas. Si pierdo limpio, me voy a Palenque; pero si pierdo por fraude, también me voy a Palenque y a ver quién amarra al tigre. Yo ya no lo voy a amarrar.

 

¡Zaz! AMLO dejó su lado de amor y paz por unos segundos y la crema y nata del mundo financiero nacional pudo ver al López Obrador de siempre. Al que amenaza que o gana él o viene la hecatombe. Como en 2006; como en 2012.

 

Si todo iba tan bien ¿por qué la regó al cierre del evento AMLO? ¿En qué estaba pensando?

o-o-o

 

En la misma Convención, José Antonio Meade fue recibido y despedido con aplausos de pie. Al ser asistente constante por los últimos veinte años, Meade jugaba de local entre los banqueros.

 

Su exposición tiene, como él mismo, un diagnóstico claro y certero de en dónde está México. La pregunta es, ante esta claridad en el panorama ¿por qué no se han aplicado las medidas y los remedios que propuso en un país en donde él, de una u otra forma ha participado en la elaboración e implementación de políticas públicas?

 

En este sentido, Meade habla como oposición, pero aun sin ser militante del PRI sigue siendo cercano al partido en el poder que es el peor evaluado entre la ciudadanía.

 

Y ya de paso, otra pregunta ¿por qué no ha presentado su declaración 3 de 3? AMLO y Anaya ya lo hicieron. ¿Por qué no lo hace Meade, que es el político que ha estado en el servicio público por décadas sin nada que ocultar?

 

 

Columna completa en El Universal