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Las campañas que supuestamente no son campañas de las corcholatas de Morena han costado más de 8 millones de pesos en su arranque, tan solo en un recuento de dos redes sociales. Confieso que no conocía la Biblioteca de anuncios de Meta, la empresa dueña de Facebook e Instagram, hasta ayer que leí la nota de Zedryk Raziel en El País. Los datos que ahí muestra sobre lo gastado por los aspirantes de Morena son para preguntar ¿quién pompó?

Y es que supuestamente tienen cinco millones de pesos para sus 70 días de promoción para convertirse en los defensores de la 4T, ósea en la persona que será candidat@ presidencial en el 2024. Pero si desde ya están desembolsando estos dinerales solamente para redes, hace falta que expliquen de dónde sale tanto dinero.

Y es que aun cuando hay claridad sobre el dineral que le han invertido tan solo en Meta, no hay mayores datos respecto de quién paga. Para darle la vuelta a la exigencia de Meta de acreditar la personalidad de quien contrate un anuncio o campaña, se han creado organizaciones o colectivos proselitistas para encabezarlas.

Haremos Historia, Vamos con Claudia, Claudia Va, La Transformación Sigue, Poder Morenx; Ahora #EsAdán; Que siga López; Agusto del Chairo; #MejorMarcelo; MarceLovers…son solo algunos de los sitios proselitistas creados. Hay que agregar a esto las campañas en favor de alguna corcholata pagadas por diputados, senadores o gobernadores y medios morenistas. Ahí está la que pagó desde ayer el diputado Mario Peraza, para darle la bienvenida a Yucatán a la ex Jefa de Gobierno o la pagada por la Senadora de Morelos, Lucy Meza, para promover fotos de ella con Sheinbaum en su gira del domingo pasado por el estado. En el caso de Layda Sansores, hay varios medios (Primicia del Sur; La Redacción del Campechano; Informe Maya) que publican fotos de ambas políticas en campañas pagadas en Meta.

Y es justo Claudia Sheinbaum la que más ha gastado, invirtiendo en los últimos 90 días 5 millones de pesos. Le sigue Adán Augusto con 1.2 millones de pesos y en tercer lugar Manuel Velasco con 1.1 millones. Repito la pregunta ¿quién pompó?

Porque esto es solamente Facebook e Instagram. Twitter tenía datos de pagos de publicidad en su Centro de Transparencia de Anuncios pero desde noviembre del 2019 los dejó de publicar por una prohibición a estos anuncios en la plataforma. Raro porque no hace falta un análisis sesudo para darnos cuenta de que en Twitter también han invertido las corcholatas. Desde el 6 de junio que renunció Ebrard a la SRE, abrir Twitter equivale a abrirle las puertas a las campañas Morenistas. La cantidad de anuncios es desbordante y esos montos no están incluidos en este recuento de Raziel.

Así que estos millones simplemente descuadran las cuentas entre el dinero gastado en dos redes sociales y lo que Morena les ha dado a las corcholatas para gastar como total para todos los gastos de estas pre-precampañas. No incluyen ni las demás redes (Tik Tok y Twitter) ni la cantidad de espectaculares y bardas pintadas promocionando a los aspirantes morenistas. Mucho menos la cantidad de eventos y mítines.

¿Por qué creeremos que serán Jefes del Ejecutivo confiables si desde tanto tiempo antes están rompiendo las reglas de forma tan burda y descarada?

¿Qué va a hacer el INE cuando Meta le entregue, conforme mandata la ley, toda esta información para que haga la revisión de gastos?

Columna completa en El Universal

La colonia se llama Ladrón de Guevara. Un nombre ni mandado a hacer para lo que fue utilizada. Ahí se repartió dinero a quienes acudieron a un mitin que no es mitin; para una campaña que no es campaña; para un candidato que no es candidato.

Me refiero al evento del martes pasado de Adán Augusto López, quien dejó la Segob para buscar ser el próximo presidente de México. Según la crónica de Antonio Baranda para Reforma, durante 45 minutos se entregaron dos billetes de 100 pesos a cada asistente que hizo fila atrás de un auto Nissan Tilda color guinda (ni modo que fuera de otro color) después del mitin.

El político que rechazó la de por sí irrisoria cantidad de 5 millones de pesos del partido para 70 días de proselitismo (que no es proselitismo) porque dijo que haría una campaña (que no es campaña) austera, regala billetes. El político que dice que la raíz de todos los males es el amor al dinero, regala billetes para ganar simpatías.

Esta es una de tantas ironías – quizás cinismo sería una mejor palabra – del movimiento que López Obrador ha bautizado como la 4T.

Pero hay más.

¿Qué tan metido en el gobierno de su papá tiene que estar Andrés Manuel López Beltrán para que Marcelo Ebrard haya pensado que ofrecerle una secretaría de estado en su futuro gabinete le compraría las llaves del corazón de AMLO?

Hay investigaciones periodísticas de Mexicanos Contra la Corrupción que han documentado la red de poder que ha tejido el segundo hijo del presidente durante el gobierno de su padre. Lo que AMLO prometió no ocurriría en su gobierno, porque no es como los del pasado, se rompe brutalmente con ‘Andy’ que ha logrado para sus amigos contratos en lo que iba a ser el NAIM, el aeropuerto en Texcoco, de acuerdo con los reportajes de Montserrat Peralta, Julio Astorga, Isabella González y Mario Gutiérrez Vega para Latinus. Si hay en este gobierno nepotismo y si hay mafia del poder, pero con nuevos integrantes. Ebrard lo sabe y por ello pensó que ofrecerle una Secretaría inventada, la de la 4T, sería la forma de ganarse al gran elector de estas campañas.

Porque esa es otra de las ironías de este gobierno. Su austeridad sale carísima. Resulta que ahora hay que financiar con recursos públicos y adicionales, no transparentes, estos 70 días de campañas que simplemente están hechos para ver quién es el más leal a un solo individuo, a Andrés Manuel López Obrador.

Ni Ebrard, ni Sheinbaum, ni Monreal, ni Adán Augusto están pensando en ganar la popularidad de los ciudadanos. Nosotros valemos gorro. Lo que importa es que AMLO vea en estos 70 días cuál es la mejor corcholata para sucederlo. Que este juego de ganarse al presidente cueste una millonada, es lo de menos. Ha transcurrido un lustro de destrucción en el sistema de salud; cultura; educación y un largo etcétera, sin consecuencias políticas. Así que, ¿qué tanto es tantito más? Que desde ahora se le dé carpetazo al sexenio y lo único que importe sea quién será el próximo inquilino de Palacio no parece importar a una clase gobernante que ha decidido estar en modo campaña desde tanto tiempo antes.

La más grande ironía de la autollamada Cuarta Transformación es que lo único que realmente parece haber transformado es la aceptación de lo que antes fue tan rechazado, que los llevó al poder. Ahora, los ciudadanos que los eligieron asumen como una acción natural y casi inevitable lo que antes parecía insoportable. Me refiero a ver con ojos de aceptación las violaciones flagrantes a las leyes de quienes juraron cumplirlas y hacer que se cumplan.

Columna completa en El Universal