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Joe Biden demostró que es “un candidato prorruso controlado por el Kremlin”, bromeó este viernes la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, después de que el líder estadounidense se equivocara y presentara al líder ucraniano, Volodímir Zelenski, como “presidente Putin”.

La equivocación de Biden ocurrió durante la cumbre de la OTAN que se celebró esta semana en Washington, y que rápidamente le dio la vuelta al mundo, incluso ocupando un lugar destacado en los medios rusos, donde los comentaristas de la televisión estatal han retratado durante mucho tiempo a Biden, de 81 años, como un anciano senil que podría causar una Tercera Guerra Mundial, a diferencia de Putin, de 71 años, a quien retratan como un genio estratégico.

El error de Biden se da en un momento en el que se enfrenta al llamados de algunos compañeros demócratas para que abandone su candidatura a la reelección.

El presidente ha insistido en que sigue en la carrera y que es el único que podrían vencer a Trump en las elecciones de noviembre próximo.

“Nos dimos cuenta de que el mundo entero prestó atención a lo ocurrido (…) Está claro que fueron lapsus linguae”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, agregando que los errores de Biden son “un asunto interno de Estados Unidos”.

No obstante, afirmó que el Kremlin tomó nota de los comentarios irrespetuosos del líder estadounidense sobre Putin, a quien se refirió como “un loco asesino”. Según indicó, “esto es inaceptable para nosotros y no creemos que de ninguna manera haga quedar bien a un jefe de Estado estadounidense”.

Sergei Markov, exasesor del Kremlin, dijo que cualquiera puede cometer un error, pero que Biden parece cometer uno todos los días porque es un “retrasado”.

Ayer en una conferencia de prensa posterior, Biden tuvo varios tropiezos. No está claro que su actuación haya convencido a los escépticos de su partido de que es su mejor apuesta para derrotar al republicano Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre y servir otro mandato de cuatro años en la Casa Blanca.}

En la conferencia de prensa, Biden dio algunas respuestas o comentarios confusos, como el referirse a su vicepresidenta, Kamala Harris, como “vicepresidenta Trump”.

Hasta ahora, al menos 17 congresistas demócratas le han pedido que abandone y permita al partido elegir a otro abanderado.

A los demócratas les preocupa que los bajos índices de aprobación de Biden y la creciente preocupación de que sea demasiado mayor para el cargo puedan hacerles perder escaños en la Cámara de Representantes y el Senado, dejándoles sin control del poder en Washington si Trump gana la Casa Blanca.

Sin embargo, Biden dejó claro que no piensa dar un paso atrás. “Si aparezco en la convención y todo el mundo dice que quiere a otra persona, así es el proceso democrático”, dijo Biden, antes de pasar al susurro escénico que suele utilizar para dar énfasis y añadir: “No va a ocurrir”.

Biden encabezará un mitin este viernes en Detroit, donde su campaña dice que se centrará en los “peligros” de la agenda de Trump. La ciudad de Michigan es también la sede del sindicato United Auto Workers, cuyos líderes respaldaron a Biden pero ahora están evaluando sus opciones, según dijeron tres fuentes a la agencia Reuters.

Con la mayoría de los votantes estadounidenses firmemente divididos en bandos ideológicos, los sondeos de opinión muestran que la carrera sigue siendo reñida.

Un sondeo de NPR/PBS publicado el viernes reveló que Biden aventaja a Trump por un 50% a 48%, un leve aumento respecto a su posición antes del debate. Según una encuesta de Reuters/Ipsos publicada la semana pasada, ambos candidatos empataban al 40%.

Una de las principales voces del Partido Demócrata, Nancy Pelosi, hizo crecer este miércoles las especulaciones en torno a la candidatura presidencial de Joe Biden, que las encuestas, varios congresistas y hasta figuras que antes lo apoyaban, consideran condenada al fracaso.

“Amo a Joe Biden pero necesitamos otro candidato”, escribió este miércoles el actor George Clooney, en una columna publicada en el periódico The New York Times.

George Clooney, simpatizante de toda la vida del Partido Demócrata, recuerda un acto de recaudación de fondos para el presidente estadounidense que organizó a mediados de junio.

“Es terrible decir esto, pero el Joe Biden con el que estuve hace tres semanas no era el mismo” que el “Joe Biden de 2010, ni siquiera el Joe Biden de 2020. Era el mismo hombre del que todos fuimos testigos en el debate” con Donald Trump en junio.

Recordemos que aquella noche Biden se mostró muy confuso y cansado, se trabó al hablar y perdió el hilo de lo que decía varias veces.

La opinión de Clooney no es anecdótica, dado que Biden siempre contó con el mundo del cine como apoyo mediático y financiero.

Por su parte, en una entrevista con la cadena MSNBC, Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes, de 84 años, se negó a apoyar explícitamente a Biden en su candidatura de reelección para las elecciones de noviembre frente a su predecesor republicano.

“Es cosa del presidente decidir si va a presentarse”, declaró. “Todos le animamos a que tome esa decisión porque el tiempo apremia”, añadió.

Pero el demócrata de 81 años cree haber tomado ya una decisión. Biden escribió el lunes pasado una carta a los congresistas de su partido para decirles que estaba “firmemente determinado a seguir en la carrera” y pedirles que le “apoyaran”. Ahora quiere “pasar página”, como dijo el martes su portavoz Karine Jean-Pierre.

Por ahora siete demócratas de la Cámara de Representantes le han pedido públicamente que tire la toalla. A ellos se unió ayer por la noche un primer senador.

“Creo que Donald Trump va camino de ganar estas elecciones, y tal vez de ganarlas de manera aplastante y llevarse el Senado y la Cámara de Representantes”, opinó el senador Michael Bennet en la CNN.

Y es que si hay tanta ansiedad en el Capitolio es porque muchos Congresistas temen que Joe Biden pueda hacerles perder su escaño en las elecciones legislativas de noviembre, que se celebran al mismo tiempo que las presidenciales.

Varios sondeos realizados desde el debate han alimentado estos temores, mostrando que Donald Trump mantiene o incluso amplía su ventaja sobre su rival demócrata.

En una carta pública a los demócratas en el Congreso, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se mantuvo firme contra los llamados a que abandone su candidatura y pidió poner fin a los llamados dentro del mismo partido sobre si debería permanecer en la contienda presidencial después de su mal desempeño en el debate.

“El tema de cómo seguir adelante ha sido bastante debatido ya por más de una semana, y es hora de ponerle fin”, escribió Biden en la carta de dos páginas, donde hizo hincapié en que el partido tiene “una tarea” primordial, que es derrotar al virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump, en noviembre.

Joe Biden, de 81 años, pidió a los congresistas demócratas que respalden su campaña de reelección o lo desafíen en la convención del partido en agosto, pero que pongan fin a las campañas que solicitan su dimisión.

Y es que Biden se encuentra bajo la lupa esta semana como anfitrión de una cumbre de la OTAN en Washington, entre temores de que Donald Trump gane las elecciones presidenciales de noviembre.

Adicional a la carta, en el programa de televisión “Morning Joe” de MSNBC, el demócrata dijo que está “seguro” de que “el votante promedio de ahí afuera todavía quiere a Joe Biden” para un segundo mandato, y reconoció estar “muy frustrado con las élites… del partido”.

“Cualquiera de estos tipos que creen que no debo postularme, que se postulen contra mí (…) que me desafíen en la convención” de agosto próximo, lo que reforzó con lo expuesto en la carta, donde fue claro al señalar: “me niego” a retirarme”, les dice.

Recordemos que el caos suscitado tras el debate contra Donald Trump, durante el cual se mostró muy confundido, se trabó al hablar y hasta divagó, el presidente lo achacó al desfase horario y a un resfriado.

En los últimos días cinco congresistas demócratas le han pedido públicamente que tire la toalla. El domingo, cuatro parlamentarios estimaron que es hora de que Biden se retire, según medios de comunicación estadounidenses.

A su regreso esta semana de un breve receso por el feriado por el Día de la Independencia, los congresistas demócratas deben decidir si respaldan al presidente o le piden que pase el testigo.

Después de un intenso día de mítines en el estado de Pensilvania (norte) el domingo, Biden no tuvo actos públicos programados para hoy lunes, que se espera que dedique a preparar la cumbre. Está previsto que la primera dama Jill Biden haga campaña en Georgia, Florida y Carolina del Norte.

El viernes el presidente retoma la campaña electoral en el estado de Michigan antes de viajar a su casa junto a la playa en Rehoboth, en Delaware.

“Esta semana va a ser absolutamente crítica”, declaró el domingo a CNN el senador demócrata Chris Murphy.

Cuando faltan solo cuatro meses para las elecciones y poco más de uno para la convención del partido, el tiempo apremia. Hay poco margen para reemplazar a Biden como candidato, y el presidente y su equipo parecen decididos a resistir el asedio.

“Tenemos 42 días para la Convención Demócrata y 119 días para las elecciones generales”, dijo Biden en la carta. “Cualquier debilitamiento de la resolución o falta de claridad sobre la tarea que tenemos por delante solamente ayuda a Trump y nos perjudica a nosotros. Es hora de unirnos, avanzar como un partido unificado y derrotar a Donald Trump”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció ante un aliado clave que tal vez no pueda salvar su candidatura si no puede convencer al público en los próximos días de que está preparado para el puesto, según reportaron varios medios estadounidenses este miércoles.

Hasta ahora, el mandatario se había mantenido públicamente firme en continuar con la campaña de reelección, pese a las críticas provenientes de sus propio partido después de su desastroso desempeño en el debate de la semana pasada con su rival, el expresidente republicano Donald Trump.

Según una información publicada primero por The New York Times, citando como fuente a un “aliado” del presidente cuya identidad no fue revelada, Biden reconoció los problemas con mantener su candidatura.

Aunque Biden “todavía está profundamente inmerso en la lucha por la reelección, entiende que sus próximas apariciones en televisión y en actos públicos tienen que ir bien” para poder revertir lo sucedido en el debate.

Para los próximos días se espera una entrevista con George Stephanopoulos de ABC News, el viernes, y también mítines en Pensilvania y Wisconsin, dos de los estados clave para definir al ganador de las elecciones del próximo 5 de noviembre.

La persona, señala The New York Times, habló bajo condición de anonimato para discutir “una situación delicada” y, según este diario, es el primer indicio que se hace público de que el presidente está considerando seriamente si podrá recuperarse después de una actuación devastadora en el debate de Atlanta.

Minutos después de que el diario publicara esta información, el subsecretario de prensa adjunto de la Casa Blanca, Andrew Bates, aseguró en un mensaje en redes sociales que “esa afirmación es absolutamente falsa”.

“Si The New York Times nos hubiera concedido más de 7 minutos para comentar, se lo habríamos dicho”, apuntó.

Pero tras la publicación de la prestigiosa cabecera neoyorquina, la cadena CNN publicó un artículo similar, citando también a fuentes cercanas al mandatario.

El canal afirmó que el presidente ha reconocido en privado a “un aliado” que los próximos días son fundamentales para poder salvar su candidatura a la reelección presidencial y que comprende lo que lo impulsaría a aceptar que “simplemente no está funcionando”.

Sería un escenario en el que “las encuestas están cayendo en picado, la recaudación de fondos se está agotando y las entrevistas van mal”, dijo esa persona. “Él no es ajeno”, “ve el momento”, “tiene los ojos claros”, agregó.

Y es que Biden ha sido duramente criticado por su actuación en el debate en el que proyectó una imagen envejecida, con voz ronca y dificultades para concluir algunas de sus frases, aumentando las dudas entre los votantes y miembros del Partido Demócrata sobre su capacidad para seguir gobernando y enfrentarse a Trump.

El presidente, de 81 años, reconoció el martes que “casi se queda dormido” en el debate contra Trump y atribuyó el cansancio a los viajes que había realizado solo días antes a Italia para la cumbre del G7 y a Francia para el 80 aniversario del desembarco de Normandía.

La campaña por la reelección del presidente Joe Biden y el Comité Nacional Demócrata reportaron haber recaudado 264 millones de dólares en el segundo trimestre del año, un monto impresionante que podría calmar las ansiedades demócratas tras la débil actuación del mandatario en el debate.

El total anunciado este martes incluye 127 millones de dólares recaudados solo en junio y la campaña dice que recaudó más de 33 millones en el día del debate y los días subsiguientes.

Biden tiene además disponibles 240 millones en efectivo, más de los 212 millones que reportó tener el mes pasado.

La jefa de campaña, Julie Chavez Rodriguez, calificó los montos como “prueba de la creciente y comprometida base de partidarios que están firmemente detrás del presidente”.

El anuncio ocurre en momentos en que la campaña de Biden trata de aliviar los temores entre algunos demócratas, quienes han cuestionado si el presidente puede ganar las elecciones de noviembre tras un debate en que parecía ronco, perdió el hilo de sus declaraciones y dio respuestas enredadas.

Algunos líderes de la campaña desde entonces han tenido múltiples llamadas, pidiéndoles paciencia a donantes y partidarios. Funcionarios de la campaña insisten sin embargo que “de ninguna manera” se ha hablado de la posibilidad de que Biden abandone la contienda o de una reestructuración del equipo.

El expresidente Donald Trump, quien aceptará la nominación republicana en la convención del partido este mes en Milwaukee, todavía no ha anunciado cuánto dinero recaudó en ese trimestre. Un vocero dijo que la campaña divulgará las cifras “cuando estemos listos”.

Biden tenía una enorme ventaja sobre Trump en cuanto a recaudación de fondos en la etapa temprana de la campaña, pero recientemente Trump ha reducido la brecha.

En abril, mes incluido en el reporte difundido por los demócratas el martes, Biden y el CND reportaron haber recaudado más de 51 millones de dólares, mucho menos de los 76 millones que Trump y el Partido Republicano reportaron haber recaudado ese mes.

Trump reportó además haber recaudado 141 millones mayo, incluyendo decenas de millones en contribuciones que entraron después de que el exmandatario fue declarado culpable de pagar dinero para acallar noticias desfavorables.

Pero, aún con las recaudación de fondos que reporta, ¿la candidatura de Joe Biden tiene futuro? En Broojula, Gerónimo Gutiérrez, socio consultor de Beel Infrastructure Partners y exembajador de México en Estados Unidos, nos habla sobre Biden y su futuro político.

Más de 30 congresistas demócratas apoyaron este viernes un proyecto de resolución en la Cámara de Representantes que rechaza las propuestas de diversos republicanos para activar una acción militar contra los grupos del narcotráfico en México.

“En meses recientes hemos visto un aumento alarmante de declaraciones que amenazan con normalizar la noción de invadir México”, señaló el representante Joaquín Castro, de Texas, uno de los autores del proyecto de resolución, presentado este viernes.

Ese proyecto “reafirma el compromiso de Estados Unidos con el respeto a la soberanía de México y condena los llamados para una acción militar en México sin el consentimiento de México y sin la autorización del Congreso”, añade el texto.

El demócrata explicó que una guerra con México causaría una pérdida devastadora de vidas y sería desastrosa para millones de mexicanos y estadounidenses.

“Esta resolución envía un mensaje firme de que Estados Unidos respeta la soberanía de México y que el Congreso no apoya los llamados peligrosos para una guerra en nuestra frontera sur”, agregó.

En tanto, la representante Nydia Velázquez, de Nueva York, reconoció que el uso de la fuerza armada de Estados Unidos en México sería un desastre con consecuencias graves para ambos países y para el mundo.

“Antes de que la idea de operaciones militares en México progrese más, necesitamos que los responsables sensatos de políticas en ambos partidos hablen claro e indiquen que el Congreso no apoyaría esto”, añadió.

Por su parte el representante Raúl Grijalva, de Arizona, afirmó que los llamados para una intervención militar unilateral contra una nación soberana son contraproducentes y son un obstáculo para soluciones reales.

Y es que recordemos que en marzo pasado, el senador Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur, señaló que preparaba un proyecto de ley que “preparará el escenario” para el uso de la fuerza militar estadounidense en México.

En agosto, en el curso de un debate entre varios aspirantes a la candidatura presidencial republicana en 2024, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, indicó que apoyaría “desde el primer día” una acción militar en México contra los cárteles de la droga.

Tras 15 intentos para ser elegido líder de la Cámara de Representantes estadounidense, y con solo 269 días en el cargo, los legisladores destituyeron a Kevin McCarthy como su líder, luego de aprobar con 216 votos a favor y 210 en contra la moción para removerlo.

Así, McCarthy se convirtió en el primer presidente en la historia en ser apartado del cargo, debido a las presiones de los republicanos radicales agrupados bajo el llamado “Freedom Caucus”.

McCarthy ya había logrado no enfrentar este proceso de destitución en junio pasado, pese al enojo de sus compañeros radicales. Los legisladores afines a Trump se había venido sintiendo traicionados por McCarthy dados los acuerdo y negociaciones que alcanzó con los demócratas

La gota que derramó el vaso fueron las negociaciones que rozando la fecha límite, permitieron el sábado una prórroga de 45 días para dotar de recursos al gobierno, en el que se renuncian a los grandes recortes que se solicitaban.

Los radicales lo consideran demasiado “moderado”. Las diferencias entre los partidarios y los detractores de McCarthy reflejó las rencillas internas del partido.

Nacido en California hace 58 años, ejerció como líder de la minoría republicana en la Cámara Baja desde 2019, con la demócrata Nancy Pelosi como presidenta. Desde 2014 y hasta entonces, con los republicanos dirigiendo la Cámara y John Boehner y Paul Ryan como “Speakers”, ocupó el cargo de “número dos” de esta cámara.

En agosto de 2014 cuando asumió ese puesto hizo historia al alzarse con él tras solo siete años y medio en activo dentro de los pasillos del Capitolio.

Al respecto, la Casa Blanca confió en que la Cámara de Representantes elija “pronto” a su sustituto.

“La población estadounidense merece un liderazgo que ponga los temas que afectan a sus vidas en el centro”, indicó en un comunicado la portavoz presidencial, Karine Jean-Pierre.

El presidente Joe Biden, en su opinión, “ha demostrado que siempre está dispuesto a trabajar de buena fe con los dos partidos en el Congreso en nombre de los estadounidenses”, añadió la vocera de la Casa Blanca.

La presidencia interina quedará ahora en manos del legislador Patrick McHenry, representante del décimo distrito de Carolina del Norte y conocido por haber sido uno de los principales negociadores conservadores del aumento del techo de la deuda nacional, que se rubricó “in extremis” en junio, días antes de que el Tesoro considerara que se iban a agotar las reservas para seguir pagando las cuentas.

Cuando los reporteros le preguntaron, hace unos días, a la vocera de La Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, cómo planea el presidente Biden convencer a los votantes de reelegirlo a pesar de sus 80 años, ella contestó “Los 80 son los nuevos 40 ¿No lo sabían?”

Jean-Pierre admitió que esta es una pregunta que recibe mínimo una o dos veces por semana. Y es que, de acuerdo con una encuesta reciente de la Associated Press, actualmente un 77 por ciento de los estadounidenses, incluyendo un 69 por ciento de los demócratas, creen que Biden es ya demasiado viejo como para ser eficiente los cuatro años adicionales que tendría si es reelecto.

El problema no es solo que a Biden lo ven ya muy grande. A ello hay que sumar que su Vicepresidenta Kamala Harris, es muy poco popular. Menos incluso que Biden. Esto hace que los estadounidenses no la vean como una buena sucesora de Biden, si termina sus ocho años en La Casa Blanca, o si por su avanzada edad, eso no llegara a ocurrir.

De acuerdo con FiveThirtyEight, actualmente Biden tiene en negativos la aprobación de su gobierno (40% aprueba; 55% desaprueba). Estos son números que solamente se comparan con los de Trump y Carter – ambos presidentes perdieron su reelección.

Con todo y que Biden logró sacar adelante el Acta de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) lo que ha evitado la tan anunciada recesión que miles de economistas han pronosticado sin que ésta se materialice; los estadounidenses siguen desencantados con la economía porque la inflación – si bien ha bajado – sigue alta.

Actualmente hay mucha discusión dentro del partido demócrata y entre los analistas afines al partido respecto a si Biden debe o no buscar reelegirse. El columnista del Washington Post, David Ignatius, por ejemplo, cree que si bien Biden ha sido un muy buen presidente, si busca reelegirse va a acabar manchando su mejor acción: vencer a Donald Trump en 2020.

El escritor Franklin Foer que acaba de publicar The Last Politician, un libro sobre la presidencia de Biden, cree que hoy el presidente va a ser recordado por ser el viejo lobo que pudo hacerlo. Si contiende contra Trump de nuevo, ante los números de rechazo por su edad y el poco reconocimiento a lo logrado en su presidencia, puede perder este importante legado.

El estratega James Carville cree que una segunda campaña de Biden no entusiasma a los demócratas y con ello pone en riesgo el que salgan a votar en el 2024 lo que pavimenta la posibilidad de que los republicanos recuperen La Casa Blanca.

El periodista de MSNBC y columnista del Washington Post, Jonathan Capehart ha hecho el argumento contrario, que los demócratas deben apoyar tanto a Biden como a Kamala porque son los jefes del Ejecutivo ahora y pueden seguirlo siendo otros cuatro años. Critica que cuando Reagan era presidente y buscó la reelección a los 73 años, era el más viejo hasta entonces y que los republicanos no estaban atacándolo por su edad. Al contrario, lo apoyaron para que la agenda del partido pudiera seguir avanzando. Y eso, opina Capehart, es lo que deberían de hacer ahora los demócratas.

Si bien los demócratas no quieren que Biden busque la reelección, su enorme problema es que no tienen hoy a quien pueda entusiasmarlos a salir a votar para vencer a quien muy probablemente será el candidato de los republicanos, Donald Trump. Así que, o salen con una buena candidatura pronto, o más les vale respaldar a Biden, si no quieren perder La Casa Blanca el año próximo.

Columna completa en El Universal

El equipo de reelección para 2024 del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este viernes que tanto él como su Partido Demócrata recaudaron 72 millones de dólares durante el primer trimestre desde el lanzamiento de la campaña, lo que refuerza sus esfuerzos por lograr un segundo mandato.

Biden, que lanzó su campaña el 25 de abril, disponía de 77 millones de dólares en efectivo a finales de junio entre varias entidades de recaudación de fondos afiliadas y el Partido Demócrata.

Estos fondos le permiten lanzar anuncios en los estados indecisos políticamente competitivos y empezar a formar un equipo antes de la que podría ser la contienda más cara de la historia, de 1,000 millones de dólares.

El candidato favorito de los republicanos, el expresidente Donald Trump, recaudó más de 35 millones de dólares entre abril y junio, según un funcionario de la campaña. Otro aspirante republicano, el gobernador de Florida Ron DeSantis, recaudó 20 millones en el mismo periodo, según su equipo.

Biden tiene además una ventaja clave ante sus posibles oponentes republicanos: el respaldo y la capacidad de recaudación de fondos de su partido.

No se espera que enfrente un serio desafío por la nominación, ya que sus aliados dirigen las operaciones del Comité Nacional Demócrata. Los republicanos, por su parte, están gastando parte de sus fondos en luchar entre ellos.

Las cifras de recaudación de fondos del mandatario, vigiladas muy de cerca, se consideran una prueba del entusiasmo tanto entre las bases como entre los donantes ricos por Biden, de 80 años, que luchó contra las dudas sobre su edad al decidir volver a presentarse en 2024.

Sus cifras se comparan con los 105 millones de dólares recaudados por el entonces presidente Trump y el Comité Nacional Republicano en el segundo trimestre de 2019, así como los 86 millones del presidente Barack Obama y el CND en 2011.

Aunque Trump lanzó su campaña en junio de ese año, ya había comenzado a recaudar dinero, mientras que Obama lanzó su campaña el 4 de abril. Eso significaba que Obama tenía más tiempo que Biden para recaudar dinero para el trimestre, aunque había límites más bajos en lo que los donantes estaban autorizados a contribuir bajo la ley en ese momento.

La congresista republicana María Elvira Salazar y la demócrata Verónica Escobar presentaron este martes un proyecto de ley de reforma migratoria que incluye vías para regularizar a los más de 11 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos.

La propuesta legislativa, presentada ante la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, incluye también más fondos para seguridad fronteriza, reformar la manera en la que las personas pueden pedir asilo, al igual que reforzar la seguridad en la frontera.

Salazar, quien representa al distrito 27 de Florida, dijo que el paquete legislativo representa un momento “histórico” en el que “dos legisladoras deciden trabajar en uno de los temas más polarizadores para el país”.

La idea, dijo la republicana, es “dar dignidad a los indocumentados”.

Bajo la propuesta, las personas que se encuentran en una situación migratoria irregular en Estados Unidos, que hayan vivido por cinco años el país y que no tengan antecedentes penales pueden entrar a un programa que les ofrece permiso de trabajo y de viaje por siete años.

En ese periodo, deberán pagar una suma de 7,000 dólares en “restitución” al gobierno. Estos fondos, explicó la congresista, se usarán para “asegurar la frontera” y para compensar a los ciudadanos estadounidenses que consideren que han sido reemplazados en sus puestos de trabajo por migrantes indocumentados.

Durante el periodo del “estatus de dignidad”, como se le llama al tiempo que gozarán delpermiso, las personas no podrán tener acceso a servicios o programas sociales, explicó Salazar y, después de completar los siete años, deberán esperar otros cinco para solicitar la ciudadanía estadounidense.

El proyecto de ley contempla a su vez ofrecer un camino a la ciudadanía para las personas que estén en el programa de acción diferida para los llegados en la infancia (dreamers) y los beneficiarios del estatus de protección temporal (TPS).

Con respecto a la situación en la frontera sur, la propuesta de ley propone la creación de unos “campus humanitarios” para detener a quienes buscan pedir asilo en Estados Unidos, y donde deberán esperar a que un oficial de asilo resuelva su caso en un periodo de 60 días.

A su vez, contempla destinar más fondos para la seguridad fronteriza, incluyendo unos 10 mil millones de dólares para expandir y mejorar los puertos de entrada.

Este proyecto de ley llega dos semanas después de que la administración de Biden levantara el Título 42, que permitía las expulsiones exprés en la frontera, e impusiera mayores restricciones al acceso al asilo para los migrantes que llegan mediante la aplicación del Título 8.

La negociación en Estados Unidos sobre el techo de la deuda entre la administración del presidente Joe Biden y el Congreso se ha estancado, según admitieron este viernes ambas partes.

El principal interlocutor en el equipo negociador republicano, el legislador Garret Graves, indicó hoy al salir de una reunión que han decidido apretar el botón de “pausa” porque las discusiones no estaban siendo “productivas”.

Y desde la misma Presidencia también se admitió la falta de avances: “Hay diferencias reales entre las partes en temas de presupuesto y las conversaciones serán difíciles. El equipo del presidente está trabajando arduamente para lograr una solución bipartidista razonable que pueda ser aprobada por la Cámara y el Senado”, dijo un funcionario de la Casa Blanca.

El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, culpó de este impás a Biden por no haber abordado el asunto antes con el líder de la Cámara de Representantes, el conservador Kevin McCarthy.

“Esperó meses antes de aceptar negociar con McCarthy un acuerdo sobre el gasto. Ellos dos son los únicos que pueden llegar a un pacto. Ya es hora de que la Casa Blanca se ponga seria. El tiempo es oro”, señaló este viernes en Twitter.

El tiempo juega en su contra porque el límite actual, de 31.4 billones de dólares, fue alcanzado el pasado enero. El gobierno está recurriendo actualmente a dinero en sus reservas para pagar las deudas que ha contraído, pero el Departamento del Tesoro estima que esas reservas se agotarán el 1 de junio.

Pese a lo que se informó, Biden se mostró convencido esta semana de que se llegaría a un pacto, incluso canceló un viaje que iba a efectuar a Papúa Nueva Guinea y Australia tras la cumbre del G7 en Japón para volver antes a Washington y proseguir las negociaciones.

En Broojula, Ana Paula Ordorica te presenta un resumen sobre lo que sucede en torno a la gira de Biden y su cancelación de visitar Papúa Nueva Guinea. Brenda Estefan, analista internacional, comenta sobre el tema.

En el bando progresista, hay ya quien le pide a Biden que use la potestad que le confiere la enmienda constitucional número 14 para elevar el techo de deuda sin pasar por la aprobación del Congreso.

El senador Bernie Sanders admitió este jueves que no es “la solución perfecta”, pero que hacerlo “permitiría a Estados Unidos seguir pagando sus cuentas a tiempo y evitar una catástrofe económica y recortes devastadores para algunas de las personas más vulnerables del país”.

Biden y los líderes del Congreso se reunieron por última vez en la Casa Blanca para hablar sobre el límite de deuda este martes, y a la salida de esa cita McCarthy recalcó que todavía están “lejos” de cerrar una solución satisfactoria para todos.

La ciudad estadounidense de Chicago será la sede de la Convención Nacional Demócrata en 2024, evento que sirve para elegir oficialmente al candidato de ese partido para las elecciones presidenciales.

El Comité Nacional Demócrata (DNC), el órgano ejecutivo del partido, anunció en un comunicado la selección de Chicago como sede de la convención y lo enmarcó en la apuesta de los demócratas por recuperar los estados del medio oeste del país.

El estado de Illinois, donde se ubica Chicago, forma parte de la llamada “pared azul” que fue fundamental para que el demócrata Joe Biden ganara a su contrincante republicano, Donald Trump, en las elecciones de 2020.

Ese bloque, que está compuesto por 18 estados y el Distrito de Columbia, fue predominantemente azul entre 1992 y 2012; pero, en las elecciones de 2016, Trump logró hacerse con la victoria en varios estados considerados bastiones demócratas.

Biden, que centró su campaña de 2020 en apelar a la clase trabajadora, logró recuperar muchos de esos estados de la “pared azul”.

“Chicago es una excelente elección para la Convención Nacional Demócrata de 2024”, dijo Biden, según recoge un comunicado del DNC y en el que el mandatario consideró que los demócratas podrán usar esa ocasión para mostrar el “histórico progreso” que han hecho en los últimos años con nuevas políticas económicas y de infraestructura.

La cita en Chicago será entre el 19 y el 22 de agosto de 2024, una vez que ya haya concluido el proceso de primarias y se sepa quién será el candidato demócrata para los comicios de noviembre.

Biden lleva meses diciendo que tiene intención de optar a la reelección, pero aún no ha anunciado oficialmente su candidatura. Ayer, un periodista de la cadena NBC le preguntó si tenía pensando presentarse a las elecciones y, como ha hecho en otras ocasiones, reiteró su intención de volver a competir.

“Planeo presentarme, pero aún no estamos preparados para anunciarlo”, dijo escuetamente el presidente.

La convención demócrata de 2020 en la que Biden fue elegido se celebró en la ciudad de Milwaukee, en el estado de Wisconsin; pero, como se produjo en medio de la pandemia de COVID-19, estuvo rodeada de medidas de seguridad para evitar el contagio del virus y buena parte de su programación fue virtual.

De hecho, Biden dio su discurso para aceptar la nominación del Partido Demócrata, uno de los momentos más emocionantes de las convenciones, desde un centro de convenciones en la ciudad de Wilmington, Delaware, donde tiene su residencia familiar y donde pasó buena parte de la campaña en 2020.

El 118 Congreso estadounidense inicia dará inicio mañana martes con una nueva relación de fuerzas entre sus dos cámaras, además de la previsión de que los dos últimos años de mandato del presidente, Joe Biden, se vean obstaculizados por la oposición republicana.

Cuando los conservadores lograron el control de la Cámara Baja en las elecciones de medio mandato de noviembre pasado, recuperaron el poder de marcar el calendario legislativo, al gestionar qué proyectos de ley van a ser debatidos y cuándo, y con esto se hicieron fuertes frente a un Senado dominado aún por los demócratas.

En los pasados comicios los republicanos obtuvieron 222 escaños en la Cámara de Representantes, 9 más que sus rivales, mientras que los demócratas mantuvieron el Senado inicialmente con 51 puestos, si bien la senadora Kyrsten Sinema los abandonó en diciembre para registrarse como independiente.

Los republicanos han prometido actuar para que el gobierno “responda al pueblo estadounidense”, luchar por los derechos constitucionales de la gente, realizar una vigilancia “rigurosa” y “exigir transparencia”.

Estarán liderados por Kevin McCarthy, hasta ahora líder de la minoría y que pese a las rencillas internas parece tener asegurados los 218 votos requeridos para hacerse con el puesto de “Speaker”. Si algunos congresistas no acuden a la votación o votan “presente” el umbral mínimo para lograr la presidencia de la Cámara Baja descendería.

En estos dos próximos años cruciales antes de las elecciones presidenciales de 2024, para las que el exmandatario republicano Donald Trump ya se ha postulado y no parece cuestionarse que Biden también lo hará, este último finalizará así su mandato con una virulencia creciente desde el bando contrario.

Los republicanos ya tienen en su punto de mira indagar en las razones que llevaron a registrar la mansión del expresidente Trump en agosto o los supuestos negocios de la familia Biden con adversarios del país aprovechando sus lazos políticos.

Y en esa misma línea planean no dar continuidad al comité legislativo que investigó el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio estadounidense, que recomendó al Departamento de Justicia procesar a Trump y consideró a este último máximo responsable de esa insurrección.

Pero el cambio en este nuevo ciclo no será solo de color político. El nuevo Congreso contará con un récord de 149 mujeres (106 demócratas, 42 republicanas y una independiente), 124 de ellas en la Cámara de Representantes.

Las mujeres ostentarán el 28.5% de los escaños y el 25% de los del Senado y para el Centro para la Mujer y la Política Estadounidenses (CAWP) serán el grupo más diverso hasta ahora a nivel racial y étnico, con nuevos récords de representación entre las mujeres latinas o hispanas (19) y negras (27).

No estará en su primera fila su congresista más ilustre, la demócrata Nancy Pelosi, hasta ahora presidenta de la Cámara Baja y que tras la derrota en los comicios de noviembre anunció ese mes que deja lugar a las nuevas generaciones y que solo mantiene su escaño como representante por California.

Bajo su batuta el partido de Biden ha negociado algunos de los logros de los que más se ha enorgullecido en la anterior legislatura, como la Ley para la Reducción de la Inflación o la que promueve la fabricación nacional de microprocesadores para mejorar la posición estadounidense frente a la competencia china.

Los demócratas en el Congreso dieron a conocer la semana pasada miles de páginas de las declaraciones de impuestos del expresidente Donald Trump, las cuales brindan un panorama más detallado de sus finanzas correspondientes a seis años, que abarca su periodo en la Casa Blanca, cuando mantuvo la información privada.

Los documentos incluyen las declaraciones individuales de Trump y de su esposa, Melania, junto con las de las entidades de negocios del exmandatario de 2015 a 2020.

Las declaraciones muestran que Trump aprovechó el código fiscal para reducir sus obligaciones tributarias y revelan detalles de sus cuentas en el extranjero, contribuciones caritativas y el desempeño de algunas de sus empresas más conocidas que habían permanecido en gran medida fuera del escrutinio público.

La divulgación de los documentos culmina una disputa judicial que se extendió durante años, desde la campaña presidencial hasta el Congreso y la Corte Suprema, debido a que Trump rechazó de manera persistente los intentos de que dieran a conocer detalles de su historial financiero, contrario a la práctica de transparencia de sus predecesores de la era posterior al Watergate.

La difusión de los documentos se dio pocos días antes de que los republicanos retomen el control de la Cámara de Representantes y semanas después de que Trump anunciara otra campaña por la Casa Blanca.

De acuerdo con los documentos, Trump limitó su responsabilidad fiscal compensando sus ingresos con pérdidas corporativas, así como con millones de dólares en gastos de negocios, depreciación de activos y otras deducciones.

Aunque Trump pagó 641,931 dólares en impuestos federales sobre la renta en 2015, el año en el que emprendió su campaña para la presidencia, sólo saldó 750 dólares en 2016 y 2017, según un informe difundido la semana pasada por la Comisión Conjunta sobre Impuestos, una entidad legislativa apartidista.

Pagó casi 1 millón de dólares en 2018 y sólo 133,445 en 2019 y nada en 2020, año en el que buscó infructuosamente la reelección. Los documentos también detallan los bienes de Trump en el extranjero.

De acuerdo con las declaraciones, Trump informó tener cuentas bancarias en China, Irlanda y Gran Bretaña en 2015 y hasta 2017, incluso cuando era el comandante supremo. Sin embargo, a partir de 2018, sólo informó de una cuenta en Gran Bretaña.

Las declaraciones también muestran que Trump recurrió a créditos fiscales en el extranjero por impuestos que pagó de sus diversos negocios en el mundo, como sus acuerdos de licencia por su nombre en proyectos inmobiliarios y por sus campos de golf en Escocia e Irlanda.

En varios años, Trump aparentemente pagó más impuestos en el extranjero que impuestos netos federales sobre la renta en Estados Unidos, debido a sus ingresos en diversos países, como Azerbaiyán, China, India, Indonesia, Panamá, Filipinas, San Martín, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.

Los documentos muestran que las “donaciones caritativas” de Trump representaron sólo una fracción de sus ingresos. En 2020, el año en el que el coronavirus golpeó la economía, Trump no informó sobre ninguna donación caritativa. En 2019 y 2018 informó haber extendido cheques por unos 500,000 dólares en donaciones. En años previos, las cantidades fueron mayores: 1.8 millones de dólares en 2017 y 1.1 millones en 2016.

Se desconoce si las cantidades informadas incluyeron la paga presidencial de 400,000 dólares anuales, que como candidato dijo que no cobraría y afirmó haber donado a diversas dependencias federales.

La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, la primera mujer en ocupar ese cargo, confirmó este jueves que dejará de ser la líder demócrata de la Cámara, mientras se prepara todo para el traspaso de dicho puesto al representante Hakeem Jeffries.

Pelosi, una liberal californiana de 82 años que ha sido presidenta de la Cámara en dos ocasiones, dijo que seguirá en el Congreso, representando a San Francisco, como ha hecho durante 35 años.

Hizo el anuncio un día después de que los republicanos se aseguraran una escasa mayoría en la cámara tras las elecciones de mitad de término de la semana pasada.

Jeffries, de Nueva York, sería el primer legislador negro en liderar una de las bancadas de los principales partidos en el Congreso. El actual número 2 de los demócratas en la Cámara de Representantes, el dirigente de la mayoría Steny Hoyer, respaldó a Jeffries para el puesto de dirigente del partido y dijo que él tampoco buscaría un puesto de liderazgo en el próximo Congreso.

Al respecrto, el presidente Joe Biden calificó se refirió a Nancy Pelosi como la líder de la Cámara Baja más importante de la historia.

“La historia la señalará como la presidenta de la Cámara de Representantes más importante de la historia: es la primera, la última y siempre para el pueblo”, apuntó el presidente en un mensaje en Twitter.

“Cuando pienso en Nancy Pelosi, pienso en dignidad”, añadió el mandatario demócrata, quien aseguró que Estados Unidos tiene con ella “una deuda de gratitud por su servicio, patriotismo y dignidad”.

Pelosi reflexionó que ya es hora para que una nueva generación lidere el caucus demócrata del Congreso.

El pasado 7 de noviembre, fecha en que ocurrió el ataque a su marido a finales de octubre en el domicilio familiar de San Francisco por parte de un hombre que la buscaba a ella, adelantó que ese hecho iba a influir en la decisión sobre su futuro político.

En su mensaje de hoy, Pelosi calificó la Cámara de Representantes de “terreno sagrado” y recordó su primera visita al Capitolio de niña, cuando su padre prestó juramento como miembro de la Cámara.

Contó que trabajó con tres presidentes estadounidenses, el republicano George W. Bush y los demócratas Barack Obama y Biden, pero no mencionó al presidente Donald Trump, que recordemos fue destituido dos veces por la Cámara bajo su liderazgo.

Sin embargo, sí se refirió al ataque del 6 de enero de 2021 en el Capitolio por parte de los partidarios de Trump.

“La democracia estadounidense es majestuosa, pero es frágil. Muchos de nosotros aquí hemos sido testigos de nuestra fragilidad de primera mano, trágicamente en esta cámara. Y por eso la democracia debe ser defendida siempre de las fuerzas que desean dañarla”, dijo Pelosi.

Los estadounidenses esperan el resultado final de las elecciones de mitad de término en Estados Unidos, aunque el presidente Joe Biden celebró lo que, según él, es un éxito de los demócratas para evitar la “ola roja” republicana de la que tanto se hablaba.

“No ocurrió”, dijo Biden en una conferencia de prensa la noche de ayer, su primer discurso desde el cierre de la jornada electoral. “Fue un buen día, creo, para la democracia”.

Según avanza el recuento de votos, es muy probable que los republicanos obtengan la mayoría en la Cámara de Representantes, pero con una victoria mucho menor de la que esperaban ellos y las encuestas.

Si se cumplen las predicciones actuales, son las elecciones de mitad de mandato en la que el presidente y su partido tienen un mejor resultado en dos décadas.

En el Senado, los demócratas ganaron un escaño muy disputado, el de John Fetterman en Pensilvania. Así, la composición final depende ahora de tres escaños: Arizona y Nevada, donde el recuento de votos podría tardar varios días, y Georgia, donde está prevista una segunda vuelta para el 6 de diciembre.

Resultados AQUÍ

Biden prefirió no esperar a los resultados definitivos para celebrar que su partido ha evitado un golpe mucho mayor del que se preveía después de que los republicanos volcaran la campaña en su incapacidad para gestionar la creciente inflación.

Ayer mismo, Biden reiteró su “intención” de presentarse a un segundo mandato en 2024, una decisión que, prometió, tendrá tomada “a principios del próximo año”.

Y es que buena parte de las miradas ya están puestas en el 2024 y en la próxima campaña presidencial.

Trump, que había apostado por una victoria contundente para anunciar su candidatura a la reelección, tuvo que reconocer que los resultados de las elecciones del martes fueron “algo decepcionantes”.

Aunque tardó poco en corregir y a través de su red social, Truth Social, aclaró que “fue una victoria muy grande”.

El expresidente ha prometido un “anuncio muy grande” el próximo 15 de noviembre, aparentemente buscando adelantarse a uno de sus posibles rivales por la nominación republicana, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Sin embargo, DeSantis salió fortalecido de las elecciones, después de conseguir la reelección por un holgado margen.