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Cuando los reporteros le preguntaron, hace unos días, a la vocera de La Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, cómo planea el presidente Biden convencer a los votantes de reelegirlo a pesar de sus 80 años, ella contestó “Los 80 son los nuevos 40 ¿No lo sabían?”

Jean-Pierre admitió que esta es una pregunta que recibe mínimo una o dos veces por semana. Y es que, de acuerdo con una encuesta reciente de la Associated Press, actualmente un 77 por ciento de los estadounidenses, incluyendo un 69 por ciento de los demócratas, creen que Biden es ya demasiado viejo como para ser eficiente los cuatro años adicionales que tendría si es reelecto.

El problema no es solo que a Biden lo ven ya muy grande. A ello hay que sumar que su Vicepresidenta Kamala Harris, es muy poco popular. Menos incluso que Biden. Esto hace que los estadounidenses no la vean como una buena sucesora de Biden, si termina sus ocho años en La Casa Blanca, o si por su avanzada edad, eso no llegara a ocurrir.

De acuerdo con FiveThirtyEight, actualmente Biden tiene en negativos la aprobación de su gobierno (40% aprueba; 55% desaprueba). Estos son números que solamente se comparan con los de Trump y Carter – ambos presidentes perdieron su reelección.

Con todo y que Biden logró sacar adelante el Acta de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) lo que ha evitado la tan anunciada recesión que miles de economistas han pronosticado sin que ésta se materialice; los estadounidenses siguen desencantados con la economía porque la inflación – si bien ha bajado – sigue alta.

Actualmente hay mucha discusión dentro del partido demócrata y entre los analistas afines al partido respecto a si Biden debe o no buscar reelegirse. El columnista del Washington Post, David Ignatius, por ejemplo, cree que si bien Biden ha sido un muy buen presidente, si busca reelegirse va a acabar manchando su mejor acción: vencer a Donald Trump en 2020.

El escritor Franklin Foer que acaba de publicar The Last Politician, un libro sobre la presidencia de Biden, cree que hoy el presidente va a ser recordado por ser el viejo lobo que pudo hacerlo. Si contiende contra Trump de nuevo, ante los números de rechazo por su edad y el poco reconocimiento a lo logrado en su presidencia, puede perder este importante legado.

El estratega James Carville cree que una segunda campaña de Biden no entusiasma a los demócratas y con ello pone en riesgo el que salgan a votar en el 2024 lo que pavimenta la posibilidad de que los republicanos recuperen La Casa Blanca.

El periodista de MSNBC y columnista del Washington Post, Jonathan Capehart ha hecho el argumento contrario, que los demócratas deben apoyar tanto a Biden como a Kamala porque son los jefes del Ejecutivo ahora y pueden seguirlo siendo otros cuatro años. Critica que cuando Reagan era presidente y buscó la reelección a los 73 años, era el más viejo hasta entonces y que los republicanos no estaban atacándolo por su edad. Al contrario, lo apoyaron para que la agenda del partido pudiera seguir avanzando. Y eso, opina Capehart, es lo que deberían de hacer ahora los demócratas.

Si bien los demócratas no quieren que Biden busque la reelección, su enorme problema es que no tienen hoy a quien pueda entusiasmarlos a salir a votar para vencer a quien muy probablemente será el candidato de los republicanos, Donald Trump. Así que, o salen con una buena candidatura pronto, o más les vale respaldar a Biden, si no quieren perder La Casa Blanca el año próximo.

Columna completa en El Universal

Arizona; EUA: Ayer fueron las elecciones intermedias en Estados Unidos. Usualmente se sabe que éstas son un referéndum sobre el presidente que está en La Casa Blanca y que salvo muy contadas excepciones, el resultado favorece al partido que está en el gobierno. No obstante, las elecciones de ayer fueron mucho más que un referéndum sobre el desempeño de Biden. Aquí van cinco datos sobre el proceso electoral estadounidense:

  1. Un país dividido y enojado. Los estadounidenses están divididos entre los que creen que Joe Biden se robó la elección del 2020 y los que aceptan que no hubo fraude porque nunca se ha probado que lo hubo. Algunos demócratas votaron con preocupación por el futuro de su democracia pero los tres temas principales que llevaron a los estadounidenses a votar ayer fueron la inflación, la inseguridad y el aborto. Los tres son temas que tienen enojado al electorado, no motivados.
  2. Fue una noche en la que no todos los resultados se definieron la noche de las elecciones. Esto ocurrió en 2020 y se repitió anoche. Tiene que ver con la cantidad de votaciones anticipadas, más de 40 millones de votos. Muchos estados no permiten el conteo de votos antes del día de las elecciones. Lo lamentable es que como los demócratas son quienes más votan anticipadamente, muchos republicanos utilizan la ausencia de resultados la misma noche de las elecciones para argumentar fraude.
  3. La omnipresencia de Trump. Los negacionistas tuvieron un desempeño nada desdeñable. Casi una centena ganaron anoche. Increíble que sin presentar una sola prueba de fraude electoral, tantos estadounidenses le crean la gran mentira a Trump. Si bien Trump puede no ser tan popular y ni siquiera es seguro que lo quieran en la boleta electoral en el 2024, su manera de pensar y su estilo de política llegó para quedarse por un buen tiempo en el partido republicano.
  4. ¿Marea roja o riachuelo? Normalmente el partido en La Casa Blanca tiene malos resultados en las elecciones intermedias salvo contadas excepciones, como en el 2002 cuando el efecto patriótico del país que acababa de ser atacado en las Torres Gemelas, generó que George W Bush y los republicanos crecieran en esas intermedias. Era evidente que en medio de la inflación más pronunciada de los últimos 40 años, estas elecciones no serían fáciles para los demócratas. Sin embargo, la polarización es tan pronunciada, que lejos de ser una marea roja, ayer fue más un riachuelo para los republicanos.
  5. Para los demócratas los resultados de las elecciones de ayer muestran que se han alejado de las principales preocupaciones de los estadounidenses comunes y corrientes. El aborto logró movilizar a muchos electores en el verano, pero ante el panorama económico y de seguridad, el enojo demócrata tras la reversión de Roe v Wade que permite a los estados penalizar el aborto se desvaneció y ayer ya no tuvo la fortaleza para frenar el avance de los republicanos.

Columna completa en El Universal