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Vivimos en los tiempos de los Fake News. De por sí teníamos ya un reto con la información en tiempos electorales y ahora llegamos al 2024 con dos ingredientes que harán el reto de informar e informarnos uno mucho más complicado.

Con las redes sociales sabemos que la información viaja a una gran velocidad. Y dentro de esta información bien se dice que mientras la mentira ya corrió y le dio la vuelta al mundo, la verdad apenas se está amarrando las agujetas. Pero tenemos que pensar ahora en el enorme reto que representa la Inteligencia Artificial (IA).

En estos días, a manera de advertencia sobre lo que se viene, el New York Times publicó imágenes verdaderas a la par de otras generadas con IA. Intentar diferenciar cuál es la auténtica de la ficticia es casi imposible.

La información académica sugiere que la población de mayor edad es la que tiende a compartir más videos falsos y los más jóvenes son los que más fácil se creen lo que ven en redes sociales, en especial en TikTok.

En México no tenemos tanto dato como el que hay en Estados Unidos respecto a estos temas pero, si nos guiamos por las tendencias de aquel país, el problema no son solamente los Fake News y la IA, también la simple amenaza de su existencia genera retos. De acuerdo con una encuesta de Axios, 53 por ciento de los estadounidenses creen que la desinformación generada con IA tendrá un efecto en el resultado de sus elecciones de noviembre próximo. Esto en si es un círculo vicioso que genera desconfianza en los medios de comunicación, tradicionales o no.

Otro reto al que nos enfrentamos desde ya con la IA y la desconfianza que genera es que cuando un político es captado en una situación reprobable, su argumento puede ser escudarse en decir que dicha información es falsa y que fue creada o generada con Inteligencia Artificial. Eso vimos en el caso Martí Batres con una grabación de WhatsApp en la que hablaba de como fortalecer a Clara Brugada frente a Omar García Harfush en sus aspiraciones por la CDMX, a pesar de lo que “la Jefa” Claudia Sheinbaum quisiera. La respuesta inmediata de Batres para defenderse fue decir que esa grabación fue hecha con IA.

A todo esto hay que agregarle el ingrediente en México de un López Obrador y su partido, Morena, que no tienen ni empacho ni la menor preocupación por los daños que una campaña plagada de mentiras y falsedades pueda tener para el país. Por el contrario, lejos de querer robustecer a los medios de comunicación establecidos y a los periodistas con años de carrera, tenemos a un presidente que no se cansa de atacar. Ha ocurrido a lo largo del sexenio pero se ha recrudecido conforme llega el final de su mandato.

La Mañanera de AMLO en la que habló de que los dueños de Imagen y Fórmula no le hacen caso respecto a sacar a Ciro Gómez Leyva, o el enojo de esta semana con Azucena Uresti por no explicar a qué circunstancias se refiere en su mensaje anunciando su salida de Milenio TV son dos claros y burdos ejemplos del enorme desdén por un periodismo serio e informado en México, en especial en tiempos electorales.

La situación pinta para pasar de complicada a complejísima por la tecnología en sí misma y por un mandatario que, cegado de poder, no solo no alcanza a dimensionar el tamaño del reto, además está listo con su cajita de cerillos, aventándolos a la hoguera de las Fake News, los Deep Fakes, y demás herramientas de desinformación.

Columna completa en El Universal

Washington D.C. – Me encuentro en la OEA, la Organización de Estados Americanos, en el marco de la formación del Comité de Integridad de Medios y el consenso es que la desinformación es uno de los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad. Esta desinformación viene de muchos frentes. En el caso de México uno de los más grandes ataques a la verdad está en el presidente Andrés Manuel López Obrador. Su actual lucha por mandar al diablo a las instituciones electorales, empezando por el INE me parece un ejemplo lamentable de ataque a la verdad y de desinformación.

Parece increíble que ante la barbaridad de problemas y retos que enfrenta México hoy, el presidente López Obrador decida dedicarle tanto esfuerzo a desmantelar lo que él mismo ayudó a crear. Si Zacatecas arde; si hay falta de medicinas; si estamos por entrar a un nuevo conflicto comercial con Estados Unidos y Canadá; si están asesinado a periodistas, activistas y a miles de ciudadanos en México…todo eso pasa a segundo plano. El presidente está empecinado con destruir al INE y, de paso, lo hace mintiendo sobre lo que es la institución y sobre sus costos.

Este INE es hoy lo que es en gran parte por exigencias de Andrés Manuel López Obrador. Desde que perdió las elecciones del 2006 el eterno candidato y hoy presidente se ha dedicado a reclamar modificaciones a las leyes electorales que fueron incluidas en la Constitución en el artículo 41 en el año 2007 precisamente para saciar sus peticiones.

Entre ellas estuvo las restricciones a hacer campañas que duraran más de noventa días con precampañas que no excedieran las dos terceras partes del tiempo previsto para las campañas. López Obrador pidió, exigió, estas adecuaciones a las leyes electorales aduciendo igualdad para los candidatos del partido en el poder y aquellos de la oposición.

Pero ahora como presidente no ha hecho más que adelantar los tiempos electorales de tal forma que desde antes de la mitad de su sexenio ya había abierto sus cartas para su sucesión. Los citados noventa días se pueden quedar en el olvido. Hoy López Obrador aplaude que su corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, viole las leyes al llevar meses en abierta campaña por la presidencia cuya fecha es todavía en…¡550 días!

Él fue uno de los impulsores de la regla aduciendo piso parejo pero ahora que está en el poder la desdeña y además miente al decir que la oposición ha orquestado una tomadura de pelo colectiva para convencer a la población de defender al INE.

El presidente quiere polarizar y poner de un lado al INE con las élites y del otro al pueblo. Se olvida que el INE no son los consejeros y sus sueldos. El INE son los múltiples ciudadanos que en cada elección se presentan para recibir y contar los votos de todos los demás ciudadanos. Por eso el respaldo que tiene la institución, con todo y sus defectos. Y por ello el presidente parece empeñado en engañar con que la mayoría de la gente quiere la reforma al INE, como declaró en su mañanera esta semana. Hasta número le puso: 80 por ciento de la gente está en favor de la reforma del presidente, según el presidente.

La amenaza a la integridad de la información en México viene en primer lugar de un presidente que lejos de querer resolver los enormes problemas que nos aquejan, encuentra problemas en donde se ha trabajado años por crear soluciones.

Apostilla: Las marchas a veces se perciben como fútiles. “¿Qué se logra con salir a las calles?” “La democracia se defiende en las urnas, no en las calles.” Estas y otras excusas he escuchado para desestimar salir a la calle a exigir respeto a las instituciones y a nuestros derechos. Irán y China son ahora el mejor ejemplo de que las exigencias desde las calles sí llevan a un cambio en los gobernantes, por más autócratas o dictatoriales que sean. En Irán se tambalea la existencia de la Policía de la Moral a la vez que sigue el grito al fin de la teocracia. En China se han relajado las medidas de COVID cero. Ambas son ganancias obtenidas a través de manifestaciones en las calles.

 Columna completa en El Universal

Desde las campañas de desinformación que salen de Rusia para justificar la invasión de Ucrania, la gran farsa de que Joe Biden se robó la elección del 2020 en Estados Unidos, hasta las constantes falsas premisas que nos receta el presidente López Obrador en sus mañaneras, como que Estados Unidos y Canadá se quieren quedar con el petróleo de México. Estos son ejemplos de que vivimos tiempos de mentiras flagrantes con prácticamente cero costos para los mentirosos.

Y sin embargo, el campeón de las teorías de la conspiración en Estados Unidos, Alex Jones, acaba de perder un juicio por difamación que lo obliga a pagarle $45.2 millones de dólares a los padres de uno de los niños asesinados en la escuela Sandy Hook, en la matanza de 2012.

Finalmente vemos que a un mentiroso le cuesta jugar con la verdad y promover mentiras.

Jones ha negado en su muy escuchado medio, Infowars, que en diciembre del 2012 un joven de 20 años, Adam Lanza, llegó a la escuela Sandy Hook, disparó y mató a 20 niños, alumnos de primaria de seis y siete años, y seis adultos. Jones ha divulgado que los niños aludidos nunca existieron y que los padres de éstos son actores contratados por el gobierno para que éste pueda justificar aprobar reglas más estrictas para la compra y portación de armas.

Más allá del doble dolor de perder a un hijo y que este comunicador use su espacio en medios para decir que ese día tan tremendo nunca ocurrió, el problema ha sido mayor ya que los escuchas de Jones —que han crecido exponencialmente a partir de la negación de Sandy Hook— se han abocado a acosar a los padres.
Ahí está el caso de Veronique De La Rosa, la madre de Noah Pozner, la menor de las víctimas, quien ha tenido que mudarse de ciudad 10 veces desde la matanza y ahora vive aterrada, escondida, por el acoso de quienes creen que ella es una actriz contratada por el gobierno. Así que no solo debe de vivir con el tremendo dolor de haber tenido que enterrar a su hijo, además debe vivir con miedo y escondida, sin poder visitar la tumba de su hijo. Todo por las mentiras que ha divulgado Alex Jones.

El conductor de Infowars defiende sus dichos aduciendo que se trata de libertad de expresión, que protege la Primera Enmienda. Sin embargo, difamar no es libertad de expresión y por ello un jurado en Texas acaba de determinar el pago de $45.2 millones de dólares para cubrir daños y perjuicios para la familia de uno de los niños asesinados. Todavía quedan pendientes 3 juicios más por resolver. Eso ocurrirá hasta septiembre.
El otro campeón de las mentiras es Donald Trump, cuya casa en Florida fue redada por el FBI esta semana. El expresidente también está siendo arrinconado por impulsar la mentira de que Biden le robó la elección.

Dos bocanadas de aire fresco para el impulso a la verdad en tiempos de mentiras virales.

Columna completa en El Universal