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Nunca había sonado tan bien que alguien dijera que va a hablar sobre la paz mundial. Pero eso fue lo que dijo que hará el presidente Andrés Manuel López Obrador en su discurso del 16 de septiembre. Y que siempre ya no hablará sobre lo que él considera es la soberanía amenazada por Estados Unidos con el llamado a consultas en el marco del TMEC por la política energética del gobierno mexicano.

Finalmente vemos una transformación positiva en el presidente que autodenomina su gobierno como el de la Cuarta Transformación.

La expectativa sobre lo que diría el presidente el 16 de septiembre era que apelaría a el segmento de su base electoral que aplaude todo lo que signifique ser anti-Yankee para encender los ánimos nacionalistas. Lo haría sin tomar en cuenta que esto pondría en peligro uno de los pilares que ha sostenido a la economía mexicana por casi tres décadas: el TLCAN, hoy TMEC, la gran herramienta de desarrollo económico de México.

Estados Unidos es la palanca que ha permitido a México desarrollarse y es la apuesta correcta para pensar en el desarrollo futuro del país. Si esto era cierto en 1994, cuando se firmó el TLCAN – antecesor del TMEC – lo es más cierto ahora que la lógica con la que se mueve el mundo ha dado un giro de 180 grados.

Hasta antes de la invasión Rusa a Ucrania, la lógica del mundo sobreponía la economía sobre la rivalidad geopolítica. La pregunta que se hacían los países en su toma de decisiones era ¿en dónde es más barato y eficiente producir? Poco importaba si esas inversiones se iban a países en los que se violaban los derechos humanos o no se respetaban las libertades. Por ello dinero estadounidense se fue a China, por ejemplo. Ahora la lógica ha cambiado. La geopolítica se antepone a la economía. Las nuevas preguntas que se hacen los gobiernos son ¿en dónde es más seguro producir o comprar? ¿Debemos comerciar con países que consideramos una amenaza?

Por ello el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que hoy la libertad es más importante que el libre comercio. Y es la razón por la cual estamos viendo a Europa desvincularse de los energéticos rusos a pesar del dolor de cabeza económico que implica. Vaya, hasta se ha decidido que en aras de generar conciencia sobre la importancia de ahorrar luz, Paris – La Ciudad de la Luces -, apague la Torre Eiffel una hora antes cada noche.

Los conceptos de ‘friendshoring’ y ‘nearshoring’ son la gran oportunidad para nuestro país. Si antes era claro que la apuesta de México debía ser con Estados Unidos, ahora esto es aún más importante. Pretender incendiar los ánimos nacionalistas de algunos segmentos de la población mexicana era la apuesta más absurda y riesgosa que podría haber tomado el presidente López Obrador.

Las ganancias políticas habrían sido una victoria pírrica ante un México que, desvinculado de la economía estadounidense estaría en peores condiciones de las que estamos ahora. Si bien nos va, si nos ponemos las pilas y nos vinculamos a la economía estadounidense, tendremos un sexenio de crecimiento cero.

Qué bueno que imperó la sensatez. Hemos visto una buena transformación en el presidente López Obrador.

Columna completa en El Universal

Amanecemos el día después de la rifa y el avión sigue ahí, sin venderse, depreciándose. Pero el presidente López Obrador estará muy contento con haber hecho de su capricho una realidad. A la imposibilidad de vender el avión, siguió la ocurrencia a la cual se sumaron partidarios y empleados del presidente. El absurdo llegó al grado que en el discurso previo al arranque de la rifa, el director de la Lotería Nacional, Ernesto Prieto, lloró emocionado por la iniciativa y liderazgo de AMLO.

El espectáculo de la venta/rifa del avión presidencial ha sido un triunfo para un AMLO que ha tenido a México atento de esta ocurrencia y distraídos del problemón de salud; economía e inseguridad en el que nos encontramos. Por eso, a la vez ha sido una derrota para México. Una derrota en donde posiblemente muchos de los que coincidimos con el presidente en que no puede haber un pueblo pobre con gobernantes viviendo como jeques árabes, vemos con sorna el show de la rifa.

En lugar de que su diagnóstico sirva para acabar con ese México de privilegios, el ridículo que vimos desde hace meses y cuya cúspide posiblemente fue ayer en el edificio de la Lotería Nacional, ha disuelto ese mensaje tan importante. Y además, ha exacerbado la división en la opinión pública.

Otro triunfo para AMLO será su consulta sobre llevar a juicio o no a los expresidentes. Será otro espectáculo que ayude a seguir distrayendo de lo importante. Por ello será un éxito para el presidente. Y también un fracaso para México porque, lejos de reforzar el Estado de Derecho que está tan maltrecho, lo debilita.

Al igual que la rifa del avión, la consulta también exacerba la división social. Se fortalece el discurso de nosotros (los impolutos) contra ustedes (los corruptos). Ya veremos ahí también a los miles de incondicionales partidarios del presidente sumándose a una iniciativa que bien se sabe que no logrará nada para hacer de México un país ni más justo, ni menos corrupto.

Vivimos en lo que la periodista española Ana Alonso ha llamado el nuevo autoritarismo de la mentira. AMLO dice y propone lo inviable y no hay quien lo desmienta o le ponga un freno. Cabe preguntarnos ¿qué es más peligroso en este momento, el discurso de odio del presidente o el clima de fanatismo que lo rodea?

Para AMLO ambos, el discurso de odio y el fanatismo, representan triunfos; para México fracasos.

Apostilla: El laboratorio mexicano Landsteiner Scientifics llegó a un acuerdo con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) que está financiando la investigación del Instituto Gamaleya de Moscú, para la distribución de 32 millones de dosis de la vacuna Sputnik V.

En estos días el prestigiado journal The Lancet ha publicado los avances favorables de los estudios Fase I y II de esta vacuna. La tecnología utilizada por los rusos para su elaboración es a través de un adenovirus humano a la que ya han recurrido de forma exitosa en otras vacunas como la del Ébola por más de cincuenta años.

Entre las cien mil personas que participaran en la Fase III de pruebas de la Sputnik V, la idea es que se incluya a cientos de voluntarios mexicanos para enfatizar su seguridad.

Entonces el reto será que una vez que se concluyan los estudios de Fase III y se compruebe científicamente su seguridad y eficacia, la COFEPRIS la apruebe rápido para que pueda estar disponible para la población. Recordemos que entre más opciones de una vacuna segura logre México, más rápido podrá el país salir adelante de la pandemia.

Columna completa en El Universal

El gobierno se asume como transformador. Lo que antes se hacía, ahora ya no se repite. “Somos diferentes, salvo algunas excepciones”, podría ser su mantra. Por ejemplo, cuando de traer asilado a México al hoy ex presidente de Bolivia, Evo Morales, se trata.

“México se ha caracterizado por su tradición en materia de protección a asilados a lo largo de su historia. Se ha mostrado como un Estado incluyente y solidario cuyas puertas han estado abiertas para quienes han tenido la necesidad de abandonar sus países”, dijo el canciller Marcelo Ebrard.

Ahí estuvo ausente el clásico del presidente López Obrador de que ahora las cosas se hacen distinto; de que “no somos como los de antes”. Para justificar el asilo a Evo Morales sí funcionaron las reglas del pasado.

En el comunicado de la cancillería se citaron la Convención sobre Asilo de La Habana de 1928 y la Convención sobre Asilo Diplomático firmada en Caracas en 1954 como sustento para otorgarle asilo a Evo Morales. Además, se mencionó que la legislación mexicana también reconoce el otorgamiento de asilo político en su Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político de 2011.

El comunicado de la cancillería hizo mención del derecho internacional que reconoce que un individuo puede solicitar a un Estado del que no es nacional, como consecuencia de situaciones que surjan en el Estado de su nacionalidad, el reconocimiento como asilado. Pero, en este gobierno, una cosa son las peticiones de los guatemaltecos, hondureños, cubanos y hasta africanos que llegan a Tapachula a solicitar asilo y se les responde con la fuerza de la Guardia Nacional, y otra es la misma petición, pero de Evo Morales a quien se le trajo a México como si la austeridad fuera una palabra que no pronunciara a diario el presidente López Obrador en sus conferencias mañaneras.

Y es que, en cuanto a la austeridad, ésta se implementa para recortar recursos para medicinas; para sueldos de la burocracia; para la Conafor y los incendios que debió combatir en los meses de sequía; para los traslados de elementos de seguridad que no pudieron llegar a atender las llamadas de auxilio a los familiares de los nueve asesinados en Sonora de la familia LeBarón sino hasta varias horas después.

Pero para trasladar a Evo Morales de Cochabamba a México, hubo jet privado y, después de un largo viaje cuyos costos seguramente no se harán públicos, hubo también recursos para que se le trasladara a un lugar seguro en la CDMX en helicóptero.

En cuanto a los principios de la diplomacia mexicana, ahí el gobierno se apegó a un fragmento del artículo 89 de la Constitución, la no intervención, pero para el caso Venezuela y el no reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino. Para el caso boliviano prefirió el gobierno de la 4T brincarse al siguiente renglón del mismo artículo y apegarse a la lucha por la paz y la seguridad internacionales, apoyando a Evo Morales a salir de Bolivia para evitar una guerra civil en aquel país.

Esto no es una defensa a un Golpe de Estado. Es una denuncia a un discurso selectivo de un gobierno que a diario se dice ser diferente pero demuestra ser más de lo mismo: un puñado de políticos que, mediante el poder, empujan su ideología y buscan agandallarse todo –el ejecutivo; el legislativo; el judicial y los órganos autónomos. Y en el camino, abrazan a sus similares, como a Evo Morales quien pudo haber abandonado el poder en enero del 2020 como un gran presidente para Bolivia pero prefirió intentar el agandalle.

Por cierto, en su tuit de despedida, Evo prometió volver con más fuerza y energía. A ver qué papel juega el actual gobierno mexicano en esta promesa de Morales.

 

Columna completa en El Universal